Blogs

El diario del lunes
Interpelación sí, show no

Facebook Twitter Whatsapp Telegram

Por Fernando Butazzoni ///

En estos días todos hemos escuchado reflexiones poco edificantes sobre la falta de sentido de las interpelaciones realizadas en el Parlamento a ministros de Estado. Desde distintos ámbitos de la sociedad se ha machacado una y otra vez con que en realidad se trata de una pérdida de tiempo o, a lo sumo, de un mero ejercicio de retórica.

Creo que es un error descaecer ese instituto de la democracia. Las interpelaciones a los ministros son necesarias, saludables y, en ocasiones, también son útiles. Pero para que eso ocurra deben alinearse varios planetas: la seriedad del interpelante, la disposición del interpelado y la inteligencia general de los señores legisladores.

Nada más frustrante que una interpelación pour la galerie, nada menos conducente que la indiferencia de la población ante eso que debería ser un acontecimiento político y termina convertido en una maratón discursiva. Los ciudadanos tienen pleno derecho a exigir siempre, pero especialmente tienen la potestad de demandarle a sus representantes que actúen con rigor, que su sintaxis sea la adecuada y que, si van a interpelar, pues que interpelen. Como contraparte, todos tenemos la obligación de reclamarles a los ministros interpelados que sean claros, concisos y veraces.

¿Es tan difícil cumplir con esos requerimientos de la vida cívica? A juzgar por la sostenida práctica del Uruguay en los últimos treinta años, con tristeza habría que responder afirmativamente a esa pregunta. Desde el restablecimiento de la democracia, el país ha vivido muchas instancias de ese tipo. Ninguna alcanzó ni por asomo el fuste y la trascendencia que tuvo en otros tiempos.

Hay un problema de lógica política que debería ser revisado en profundidad por todos los partidos, incluido el que hoy está en el gobierno. La dramática disminución de las capacidades intelectuales de los principales actores del sistema afecta severamente al país en su conjunto, pues por acción u omisión son ellos los que trazan el derrotero de la sociedad. A veces parece que esos trazos son meros garabatos.

Así como todos nos sentimos algo abochornados por el triste espectáculo de la pugna presidencial en los EEUU, con zancadillas, insultos, golpes de escena y bravatas de diversa calaña, así deberíamos de sentirnos cuando en nuestro país quienes nos representan no dan la talla y pretenden convertir los honorables recintos del Palacio Legislativo en un set de televisión.

***

El diario del lunes es el blog de Fernando Butazzoni en EnPerspectiva.net. Como no podía ser de otra manera, actualiza todos los lunes.

Comentarios