A. Económico

Vuelven a escalar las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China

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La “guerra comercial” entre Estados Unidos y China tuvo una nueva escalada el viernes, con el gobierno de Trump haciendo efectiva la imposición de aranceles sobre diversos productos chinos; y China respondiendo con nuevas tarifas que afectan a Estados Unidos por un monto similar.

Emiliano Cotelo (EC): ¿Qué es lo que está en juego en este conflicto? ¿Cuáles son los riesgos? ¿Cómo puede impactar en nuestro país? Les proponemos conversar sobre este tema con la economista Alicia Corcoll, de la consultora Deloitte.

Romina Andrioli (RA): Alicia, comencemos ubicando a los oyentes en este conflicto. El problema arrancó a inicios de marzo, cuando el gobierno de Estados Unidos anunció la introducción de aranceles sobre las importaciones de acero y aluminio desde China… pero hoy por hoy el conflicto escaló bastante más allá de eso, ¿verdad?

Alicia Corcoll (AC): Correcto. A principios de marzo Estados Unidos anunció un arancel de 25% para las importaciones de acero y un 10% para el aluminio. Era genérico, pero afectaba a China entre otros países… y China anunció como represalia la aplicación de aranceles a unos 130 productos norteamericanos por un valor de aproximadamente US$ 3.000 millones.

A partir de allí hubo una serie de amenazas cruzadas, pero a mediados de mayo las aguas parecían empezar a calmarse. China buscó aplacar algunas de las demandas de Estados Unidos comunicando que dejaría sin efecto los aranceles a las importaciones de sorgo y que reduciría los aranceles a las importaciones de autos desde 25% a 15%. Además, durante esos días ambos gobiernos hicieron una declaración conjunta indicando que no se impondrían nuevos aranceles y que China, incluso, se comprometía a incrementar la compra de bienes y servicios desde Estados Unidos.

Pero la calma duró pocos días. El 23 de mayo Trump anunció que estaba estudiando poner un nuevo arancel de 25% a las importaciones de autos y autopartes y también declaró que entrarían en vigor –divididos en dos lotes- aranceles sobre importaciones valoradas en unos US$ 50.000 millones… Ante eso, China amenazó con imponer tarifas adicionales recíprocas por un monto similar.

RA – Y el primer lote, de unos US$ 34.000 millones, fue lo que entró en vigencia el viernes pasado… ¿Cuáles fueron las principales reacciones?

AC – Es difícil aislar éste de otros elementos que motivan movimientos en los mercados, pero en general los analistas internacionales vienen marcando que esta llamada “guerra comercial” es uno de los principales motivos detrás de la volatilidad que han tenido las bolsas en lo que va de 2018 y de las pérdidas que acumulan de marzo a esta parte. En los últimos días, en particular, las reacciones vienen siendo especialmente fuertes en Asia. La semana pasada la bolsa de China cayó un 3,5% y eso arrastró bajas de alrededor de 2% en otras bolsas de la región.

Al mismo tiempo, Romina, también se están observando caídas relevantes en los precios de varios commodities. El viernes puntualmente la cotización de la soja tuvo un rebote, pero venía de acumular caídas realmente fuertes en las últimas semanas a medida que nos acercábamos al 6 de julio, fecha en que entraba en vigencia este primer gran lote de aranceles por parte de Estados Unidos (y la consecuente represalia por parte de China). De hecho, el precio de la soja está actualmente en el entorno de los US$ 315 por tonelada, que es de los valores más bajos en 10 años.

RA – Y todavía faltan algunos capítulos más de esta historia, porque en las próximas dos semanas entra en vigencia el otro lote de aranceles, pero también porque la Unión Europea está amenazando con tomar medidas contra Estados Unidos, ¿verdad?

AC – Así es. Recordemos que después de que la administración de Trump aplicara los aranceles al acero y al aluminio, la Comisión Europea ya había respondido con represalias por un valor de US$ 3.300 millones aproximadamente… Pero la semana pasada hubo otras novedades: la Comisión Europa advirtió que, si Estados Unidos sigue adelante con su intención de imponer aranceles a sus importaciones de autos europeos, lanzaría nuevos aranceles sobre Estados Unidos, afectando productos por un valor de US$ 294.000 millones.

Y respecto al tema China, también hay que tener presente que Trump había ido todavía más lejos y además de esos US$ 50.000 millones en dos lotes a los que nos estábamos refiriendo recién, amenazó con imponer aranceles sobre más productos… Se habla de unos US$ 500.000 millones afectados, lo que supone un monto prácticamente igual al total de lo que compra Estados Unidos desde China.

RA – Alicia, ¿cuán grande es el déficit de Estados Unidos con China?

AC – En 2017 Estados Unidos cerró con un déficit comercial total del orden de los US$ 550.000 millones (un 2,8% de su PBI). En ese número, hay unos US$ 340.000 millones aproximadamente que se derivan del déficit comercial con China.

Por supuesto que se trata de una cifra grande, y ha venido subiendo sistemáticamente en las últimas dos décadas desde que China entró a la Organización Mundial de Comercio y cambió su relacionamiento con el resto del mundo… Pero como mencionamos alguna otra vez en este espacio, no hay que perder de vista que resulta poco informativo mirar los déficits bilaterales. El comercio no es un juego de “suma cero”, en el que uno gana y el otro pierde, como lo plantea frecuentemente Trump. La teoría económica lo que indica justamente es que la posibilidad de importar es algo positivo, que aporta al bienestar de los consumidores y que permite a las empresas especializarse en lo que son relativamente más competitivas.

Mirado de esa forma, lo que en general marcan los economistas es que este giro proteccionista que está adoptando Trump lastima, en primer lugar, al propio Estados Unidos. Incluso si no hubiera habido represalias del resto de los países, imponer aranceles supone encarecer productos para el consumidor americano y encarecer insumos importados para su industria.

RA – ¿Cuáles son los riesgos para el resto de la economía mundial? ¿Se han revisado los pronósticos de crecimiento?

AC – Por el momento no ha habido grandes ajustes en términos de proyecciones de los principales organismos multilaterales, que siguen contemplando que el PBI mundial crecería en torno de 4% anual en 2018 y 2019… En parte puede ser un tema del timing de divulgación de sus proyecciones, porque de hecho éste era un riesgo sobre el que en general venían advirtiendo… y que ahora se está materializando.

Para Uruguay, sin duda es una mala noticia que este conflicto avance y que se abra una perspectiva de menor crecimiento en Estados Unidos, en China (países que hasta ahora vienen siendo un motor clave de crecimiento en el mundo) y eventualmente también en otros países.

RA – Igual hay una nota positiva en el tema soja, ¿no? Recién comentabas la caída de los precios internacionales, pero se habla de que nuestra región se vería beneficiada si China pasa a comprar una mayor proporción de soja en estas latitudes en lugar de en Estados Unidos.

AC – Sí. Hay expectativa de que la medida china de poner aranceles al ingreso de soja estadounidense haga que terminen volcándose a comprar soja de otras zonas del mundo. Obviamente por un tema de volúmenes nunca podría sustituirse la soja norteamericana, pero esta situación sí podría dar lugar a una demanda incrementada en nuestra región.

De hecho, estamos hoy en día con cotizaciones locales y regionales de la soja superiores a la referencia internacional de Chicago. Mientras en Chicago, como decía antes, la soja está en el entorno de los US$ 315 por tonelada, en Uruguay se ubica en unos US$ 325. Por supuesto que también ha bajado, pero menos… Que haya una diferencia a favor de Uruguay es muy poco habitual; lo normal es que el precio local se compute como Chicago menos una prima (que suele variar en magnitud pero que siempre suele ser positiva).

Ahora, al margen del tema soja, reitero que para Uruguay es una mala noticia el avance de este conflicto entre las grandes economías mundiales. Más allá de los potenciales impactos sobre el crecimiento mundial, a una economía pequeña y dependiente del mercado externo, un giro a prácticas proteccionistas en el mundo la perjudica… Y para países con poco peso individual como el nuestro, también es negativo el deterioro que se está percibiendo a nivel de las reglas y prácticas en materia de comercio exterior, con las grandes economías saliéndose de las normas generales de la Organización Mundial del Comercio.

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