Concurso de Cuentos

Cuentos de Villanos
Conocé a los nominados por el jurado y votá por tu cuento favorito

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Ahora el Concurso de Cuentos de En Perspectiva también invita a ser parte del jurado. Desde este mes, elegimos el "premio de los oyentes". Debajo están publicados los 12 "cuentos de villanos" nominados por el jurado y al final de la página el formulario para votar. El próximo jueves 18 de febrero, al término del programa, se dará por cerrada la votación. ¡Que se exprese el soberano!

Concurso de Cuentos de En Perspectiva 2016

Edición: Primer llamado, febrero de 2016
Consigna: Cuentos de villanos
Jurado: Juan Grompone, Mauricio Rosencof, Gonzalo Pérez del Castillo y Alcides Abella

 

Cuentos nominados

Título: Villano
Seudónimo: Asperger

En silencio, observando todos pensamos. Algunos piensan en la vida, en la belleza, en el hoy, en el ayer o en el mañana, yo pienso solo y únicamente en cómo matarte.

***

Título: Sin título
Seudónimo: Coterráneo

La gente se detenía en el puesto que había instalado un ciego justo frente a la ventana de la oficina de Jonathan, pero lo extraño era que el gesto que hacían no era el de dejar limosna, sino justamente lo contrario. Le están robando, pensó, y decidió entrometerse. Al salir entendió la situación. El cartel decía “Un pequeño gesto por la humanidad, sírvase un bombón”.

—No entiendo —le dijo al no vidente.
—No es de entender, nadie pide explicaciones, pero sírvase uno que le cuento —dijo ofreciéndole una caja con golosinas envueltas en papeles bordó.
—Está muy sabroso —comentó mientras terminaba de saborear el último trozo.
—Disfrútelo porque será el último —replicó.
—¿Cómo?
—He descubierto la forma de hacer de este planeta un lugar mejor: voy eliminando a las malas personas una por una.
—Usted es un psicópata.
—Quizás, pero me reconocerán como un genio más adelante.
—¡Policía, policía!
—Quizás prefiera pasar sus últimas horas buscando ayuda en un hospital —sugirió, mientras juntaba sus cosas.

***

Título: De arrabal
Seudónimo: Rosamunda

Entró el guapo al boliche, más pendenciero que nunca.

Se había puesto una flor roja en el ojal para distinguirse de los demás; quería que lo vieran.

Y lo vieron.

Le dispararon justo allí, en el ojal florido.

La flor se le incrustó en el pecho.

Pétalos líquidos se escurrieron, lánguidos…

***

Título: De pescadores
Seudónimo: El Loco Antonio

La caña firme en su posa caña, estrella y sedal cuidadosamente regulados. El sol se oculta en el mar mientras la brisa lo humedece todo. El niño juega en la arena y se detiene a veces a observar el fuego que comienza a arder suavemente.

El pique es brutal, la caña se arquea casi hasta el límite y la corrida de tanza parece interminable. La lucha se prolonga, su final es incierto, hasta que por fin, la enorme corvina negra queda inmóvil en la arena, exhausta, vencida.

—¿La vamos a dejar ir, verdad papá? —pregunta el niño notando que el pez parecía recuperarse. El fuego arde ahora intensamente.

—Vamos hijo, ya tenemos la cena.

***

Título: Mal bicho
Seudónimo: Saltamonte

Cierra el libro y con caminar resuelto se dirige a su celda, tras de sí el llavero murmura:

—Buenas noches.
—Hasta mañana.

A tientas deja el libro bajo la almohada, sobre ella su cabeza, cerrando los ojos con el último tintinear de llaves.
Libera su cuerpo en el ambiente y procura como todas las noches narcotizarse en recuerdos.

Se vio ingresar en el bar de camioneros en aquella noche húmeda del 82, la barra llena ahogada por el murmullo azul de pesado hedor a tabaco negro.
La ubicó inmediatamente: se cerró detrás de ella la puerta de servicio que le marcó el rumbo de la mesera.
Traspuso la puerta, pero amortiguando con la mano extendida el golpe.

Todo fue rápido, el patio oscuro, el puñal, las huellas, la sentencia y el despertar entre rejas.

Agotado de tanto mortificarse, lo vence el sueño como todas las noches, pero en su inconsciente sigue gritando: ¡Yo no lo hice! No fui yo, yo nooo…

—¿Está loco? —pregunta el novato.
—Lee demasiado —responde el llavero.

***

Título: La muerte de un villano
Seudónimo: Jaén

Nunca le tembló el pulso ni la voz cuando hubo de dictar sentencia. Su gesto más común era dirigir la mirada al cielo, como para dar cuenta de esa especie de complicidad con el altísimo. Muchos le creían virtuoso y portador de un sentido de justicia del que en realidad carecía. Caminaba lento, llevando por detrás un séquito de estandartes. Aun los más encumbrados se postraban ante él, besándole graciosamente la mano y el anillo. Manejaba con gran arte los recursos del verbo, siendo esto fundamental para los buenos fines de su oficio. No ostentó ninguna clase de lujos, eligiendo vivir como un asceta, y sin blandir jamás la espada. Muchos valientes sintieron pánico tan sólo ante su presencia. Algunos dicen que jamás se arrepintió por tanta muerte, siendo la causa de la propia el irreversible paso del tiempo. Se marchó en 1498, legando al mundo las destrezas de sus oscuras razones. Se llamaba Tomás, fray de Torquemada.

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Título: Sin título
Seudónimo: Maluco

El tipo estaba en el callejón, recostado contra la pared. Medía dos metros, era ancho de hombros, estaba despeinado y sucio. Sus ojos achinados, las cejas profusas y el pelo que le tapaba las orejas le daban un aspecto sombrío. Vio que se acercaba un muchachito joven, menudo, de cara inocente, que llevaba un vistoso reloj en la muñeca. Lo interceptó y le dijo en forma amenazante que le entregara el reloj. El muchachito no perdió la calma. Le respondió que no, que a él no podía robarlo. ¿Y por qué no? —le preguntó el tipo. Tú no sabes quién soy yo —respondió el muchacho—. Por acá a mí todos me conocen, me respetan y me temen. No te atreverías. Si no me crees, sígueme y lo verás. El tipo lo siguió. Se dirigieron a un grupo de hombres que estaban en el callejón y a medida que pasaban, todos bajaban la vista y retrocedían para darles paso. El tipo no se dio cuenta de que a quien ellos temían era a él, y no al muchacho.

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Título: Cuestión de lindeza
Seudónimo: María Lucía

Fue a causa de su lindeza, dice la leyenda. Eulogio Medina era un espécimen raro entre el gauchaje: alto, rubio, de ojos azules. Su madre, una lavandera analfabeta. Su padre quizás fuera un gringo de paso. Eulogio cautivaba a los paisanos en las pulperías con su prosa exquisita. Y en los bailongos las gurisas suspiraban embobadas. Gozaba de popularidad. Anacleto Suárez era un tipo poco agraciado. Feo, rústico, de pocas palabras; eso lo volvió envidioso y pendenciero. Era un resentido. Fue precisamente en un baile donde los ánimos se caldearon. Anacleto había bebido demás, como siempre, y por una sonsera invitó a pelear al afamado galán. Se trenzaron cuchillo en mano. Fue una lucha pareja, pero Eulogio llevó la peor parte: un profundo corte en la cara le dejó una horrible cicatriz. Su rastro se perdió para siempre en la inmensidad de la campaña. Anacleto no pudo saborear la victoria. Nunca consiguió novia. Murió solo, odiado por todos.

***

Título: La revancha
Seudónimo: Mara

La luna llena iluminaba la habitación de la cabaña. El cuerpo desnudo de la joven, herido en su más sagrada intimidad, yacía sobre la cama. Se oían sus sollozos. A un lado, el hombre tomaba un descanso luego del violento acto. Su respiración aún era entrecortada. Después de un largo rato pareció recuperarse. Se acercó lentamente a su víctima. Ella lo miraba con ojos suplicantes, sollozando sin parar, llena de miedo, de terror. Cuando él ya se abalanzaba sobre su indefenso cuerpo, unos ladridos lejanos lo paralizaron por un momento. La distracción le fue fatal. Su cabeza estalló por el golpe. Su cuerpo quedó tendido en el suelo, inerte. Parada frente a él, la joven aún sostenía entre sus manos la enorme concha marina.

***

Título: Cyber Villano
Seudónimo: Peiranienses

Miró la pantalla por última vez, todos los números de las cuentas estaban correctos.

Le dio al “Enter” y toda la plata se perdió en las Caimán.

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Título: Sin título
Seudónimo: Roma

¡Doctor, por favor, tiene que salvarlo! ¡Mi hijo no puede morir! Tiene que saber que a mí la muerte me persigue. Mi tercer hijo murió a los pocos días de nacer. No se imagina el dolor que sentí, aunque ese dolor fue poco comparado con lo que me esperaba. Dos años más tarde mis otros dos hijos se enfermaron de difteria y ambos murieron. Fue muy fuerte, me quería morir. ¡Sentir esa impotencia ante el destino! No quería tener más hijos para ahorrarme el dolor de perderlos, pero mi marido insistió y al año quedé nuevamente embarazada. Como todo salió bien, a los cinco años tuvimos a Edmundo y un año más tarde a Paula. Pero Edmundo no había cumplido los seis años cuando murió de sarampión y hace tres años perdí a mi marido. Ya no soporto más muertes, doctor. ¡Tiene que salvarlo!

Señora Hitler, Adolfo tiene una enfermedad pulmonar. Va a necesitar mucho reposo. No podrá ir al liceo por varios meses, pero él es joven y si Dios quiere se salvará, vivirá una vida plena y el mundo sabrá quién es.

***

Título: ¿Será un cuento de villanos?
Seudónimo: Una más

El hombre levantó la mirada lentamente… tan lento subió sus párpados que congeló el aire de la sala. Ella miró aterrada a sus hijos que estaban sentados a la mesa. Ellos la miraron con esa mezcla de espanto, enojo, y resignación con los que miran los que no conocen otra cosa… y luego… el sabor de la sangre, las lágrimas y la impotencia.

Más tarde, cuando los niños dormían, él la tomó con violencia, ella silenciosa como siempre se fue a otra parte, su mente vagaba lejos, era lo que le quedaba, sentía que su cuerpo no le pertenecía, pero intentaba seguir siendo la dueña de su mente.

Y así un día y otro también desde hacía demasiado tiempo, parió cinco hijos y se enamoró de todos ellos; cada uno de ellos era especial, su hija mayor la miraba siempre con una tristeza que a ella le apagaba el alma. Era más chica que su hija cuando los obligaron a casarse, él era mayor de edad, ella menor, no hubo discusión. Y ahora —le dijo su madre— manda él.

***

La votación para el Premio de los oyentes cerró el jueves 18.02.2016 a las 11 hs. El viernes 19.02.2016, durante La Mesa de los Viernes de En Perspectiva, daremos a conocer los resultados de la votación y también los premios otorgados por el jurado.

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Foto: Hombre disfrazado de Darth Vader el día del estreno de Star Wars: The Force Awakens en Singapur, 16 de diciembre de 2015. Crédito: Mohd Fyrol/AFP Photo.

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