Editorial

¿Para qué escribo editoriales?

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Por Emiliano Cotelo ///

En esta tercera época de En Perspectiva, la que iniciamos en abril de 2015, una de las señas de identidad es la consolidación de un espacio, a las 8 de la mañana, destinado a columnas de opinión y editoriales. En particular, los viernes quien opina soy yo, el director del programa. Esto último no es una novedad. Un editorial a mi cargo existió en otros momentos a lo largo de estos 31 años: en alguna etapa con frecuencia semanal, como ahora; en otros tiempos, con presencia esporádica, sobre todo ante situaciones puntuales que me movilizaban de manera especial.

El año pasado retornamos a la regularidad: cada viernes hago una pausa en mis otras líneas de trabajo (las noticias, las entrevistas, las tertulias) y les planteo mi punto de vista sobre alguno de los temas que han estado en la agenda en los días previos.

¿Por qué?

Por un lado, porque muchos oyentes lo reclamaban. Pero, sobre todo, por tres razones más, estrechamente vinculadas entre sí.

Primero, por un pequeño acto de resarcimiento y justicia con los diferentes actores que convocamos a lo largo de las mañanas, de lunes a viernes. Tanto a nuestros entrevistados como a los integrantes de las mesas les requerimos mucha exposición cuando demandamos que se pronuncien sobre determinado asunto, o cuando los interpelamos por su actuación pública en algunas áreas de la vida del país. En cierto modo, corresponde que yo también me exponga por un rato, al involucrarme en algunos de esos debates en los que generalmente suelo jugar como un testigo privilegiado.

Segundo, por un ejercicio de transparencia. El periodismo independiente que nos proponemos no impide, obviamente, que yo vaya formándome mi propia visión sobre las cuestiones que abordamos. No soy un robot. Saco mis propias conclusiones y me parece bueno que ustedes las conozcan, sobre todo si sirven para complementar o redondear otras formas de cobertura que hemos realizado en la semana.

Por último, hago editoriales para obligarme a pensar y, sobre todo, para provocarme a mí mismo. Puede llamarles la atención esto que voy a decir pero lo cierto es que no deben tomar mis editoriales como piezas acabadas y definitivas. No lo son ni siquiera para mí mismo. Para escribir cada uno de estos artículos hay que ordenar datos que han estado circulando, repasar antecedentes, cotejar diferentes enfoques y hacer algunas consultas adicionales. A partir de ese material se redacta un guión de cinco o diez minutos. Pero después que puse el punto final no dejo de pensar; todo lo contrario. Y ha pasado que algunas repercusiones de mis dichos me hacen dudar de la opinión que he expuesto y algunas veces termino cambiándola.

No me da ninguna vergüenza admitirlo.

En especial, me resulta muy enriquecedor el foro de debate que se genera en nuestro sitio web, www.enperspectiva.net, con los comentarios que van publicando los lectores de cada uno de estos textos o los oyentes de las grabaciones correspondientes.

Al igual que con el programa en general, en esta sección, con la mirada más constructiva posible, lo que yo quiero es fomentar la reflexión, sacudir preconceptos, derribar muros y quitar anteojeras. Pero no sólo apuntando a las cabezas de ustedes, sino, en primer término, a la mía.

Así que –les aseguro– espero con gran interés el intercambio que se genera a partir de este momento cada viernes. Muchas veces, esta nota es, apenas, el comienzo de mi comprensión del tema.

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Emitido en el espacio En Primera Persona de En Perspectiva, viernes 16.09.2016, hora 08.05

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