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Horizonte 2020: El cambio "disruptivo" y "radical" que los colegios jesuitas catalanes impulsan en la educación

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En este sistema piloto se abandona las clases magistrales y se trabaja en base a proyectos. Los grupos son de 60 alumnos pero con tres docentes; desaparecen los pupìtres y hasta se derriban paredes porque se cambia también el concepto de aula tradicional. El director general de la Fundación Jesuitas Educación, Xavier Aragay, contó en entrevista con En Perspectiva los principales fundamentos de esta transformación. 

Lea la transcripción de la entrevista con Xavier Aragay, director general de la Fundación Jesuitas Educación

La iniciativa partió de un proceso “muy participativo” denominado Horizonte 2020, en el cual se pensó “la escuela del futuro”, dijo Aragay. En una serie de encuentros todos los actores de la educación, incluidos los alumnos, compartieron su diagnóstico sobre la educación y qué escuela querían tener en el futuro. “La escuela hoy está muy saturada porque la sociedad delega en ella muchísimas funciones”, dijo Aragay, “el sistema educativo como lo conocemos ha llegado al límite”, por lo cual se decidió implementar “un cambio disruptivo, radical”.

“El camino es volver a los básicos de la educación: estamos educando personas, no estamos llenando cerebros de contenidos”, dijo Aragay. “Creemos que hay otra forma de aprender y de formarse donde el alumno no sea un sujeto pasivo de una actividad que protagoniza el profesor (…) se trata de poner al alumno en el centro del aprendizaje”, continuó.

Los grupos que están participando del plan piloto tienen un mínimo de clases tradicionales, magistrales, en materias como educación física o idiomas, y la mayor parte del horario de clase la pasan trabajando en proyectos en los cuales se interconectan conocimientos de otras materias. La idea es que “el alumno los vaya descubriendo como un reto y que vaya descubriendo las conexiones que los contenidos tienen entre sí”.

Se trata de grupos de 60 alumnos que tienen tres profesores cuyo rol ya no es “transmitir el conocimiento, sino que preparar las actividades, dinamizar y acompañar el aprendizaje”.

El cambio implicó hasta una transformación física: ya no hay pupitres y pizarrón, sino sillones, pufs, paredes de colores y despachos, amplios espacios de trabajo donde los alumnos avanzan en los proyectos asignados. “Echemos abajo las paredes que limitan nuestros conocimientos, que no nos permiten hacernos las preguntas más importantes”, dijo Aragay, y agregó que “ya no se aprende estando quieto, el alumno ya no tiene por qué estar quieto”.

Aragay dijo que el sistema mantiene algunos aspectos del modelo tradicional porque “cualquier cambio es un proceso (…) se transita por una zona de cambio, se llega a un modelo que ya no va a ser estático y va a estar siempre en proceso de renovación”. En los centros educativos también conviven grupos que siguen aplicando el modelo tradicional y otros que utilizan el sistema piloto. “Hay personas a las que la convivencia les sorprende, es que cambiarlo todo a la vez es imposible”, dijo Aragay. “La convivencia no solamente es buena sino que además sirve para que se alimenten” entre sí los dos modelos, agregó.

Lea la transcripción de la entrevista con Xavier Aragay, director general de la Fundación Jesuitas Educación

Foto en Home: Imagen de uno de los videos de presentación del programa Horizonte 2020 de Fundación Jesuitas Educación. Crédito: Jesuïtes Educació

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