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Entrevista central, viernes 16 de junio: Pablo Rosselli

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EC —Ahí juega el turismo.

PR —Ahí el turismo es una explicación clave, porque tuvimos una temporada turística récord en materia de visitantes y prácticamente récord en términos de gasto de los turistas.

También juega una recuperación importante de las ventas de bienes durables, de automóviles y de electrodomésticos.

RA —¿Y qué paso con el comportamiento de los componentes de la demanda agregada, como el consumo, la inversión?

PR —La inversión privada bajó 1 % con relación a un año atrás, cuando miramos inversión en activos fijos. La inversión total subió porque hay una acumulación de stocks en la economía, que es propio de cuando la economía se acelera.

Como otros hechos importantes, en el sector externo de la economía tuvimos un aumento fuerte de las exportaciones en términos reales, de bienes y servicios, subieron 4,9 % respecto a un año atrás. Eso recoge esencialmente lo que decíamos recién del turismo.

También subieron fuertemente las importaciones, 3,6 %, con lo cual la expansión de la actividad económica esencialmente recogió el dinamismo del consumo privado.

El consumo privado subió 4,3 % en términos interanuales, contra un año atrás. Esperábamos un crecimiento importante del consumo, pero terminó siendo mayor de lo que teníamos proyectado. Eso recoge dos hechos que están interrelacionados, que son una recuperación de la confianza de los consumidores –el índice de Equipos y la Universidad Católica muestra que los consumidores han retornado a una zona de moderado optimismo–, y el aumento del salario real. Como la inflación bajó rápidamente en el último año, el salario real está subiendo a razón de 3 %, y ese también es un elemento clave para la reactivación del consumo, para la reactivación del comercio.

EC —¿Y cómo están jugando el marco regional y el marco internacional? Lo pregunto porque el ministro Danilo Astori esta semana, en su presentación pública, señaló que la región está complicada, destacó eso.

PR —Sin dudas en la región estamos viendo dificultades. De todas maneras, allí tenemos una diferencia de apreciación con lo que señalaba el ministro, porque la perspectiva y el desempeño de las economías de Argentina y Brasil hoy por hoy están siendo sensiblemente mejores que lo que teníamos en los últimos dos años. El PBI está creciendo. Es verdad, como lo ilustró la presentación del ministro, que las proyecciones de crecimiento para Argentina y Brasil se están revisando sistemáticamente a la baja…

RA —Lo que él mostraba en el gráfico era eso, apuntaba a las expectativas de crecimiento y mostraba cómo más o menos desde setiembre hasta ahora se han ido reduciendo. De todas formas, el desempeño está siendo mucho mejor que el que se veía hace dos años.

PR —De todos modos, si se cumplieran esas proyecciones de crecimiento revisadas a la baja, igual marcan un mejor panorama para Argentina y Brasil. Brasil está saliendo finalmente de una de las recesiones más profundas que tuvo durante los últimos 100 años, Argentina está saliendo de una recesión más moderada, pero recesión al fin, y Uruguay se está viendo sumamente favorecido por la caída del dólar en la región, un poco en Brasil, pero fundamentalmente en Argentina. Y la temporada turística récord que tuvimos en materia de visitantes y casi récord en materia de gasto tiene mucho que ver con la apreciación de la moneda argentina, con la inflación en dólares que se observó en Argentina. Con lo cual a nuestro juicio es claro que Uruguay se está favoreciendo de ese panorama regional.

Como también se está favoreciendo de un panorama internacional de retorno de capitales a los mercados emergentes, porque se han ido consolidando una vez más expectativas de que la suba de tasas en Estados Unidos va a ser lenta. Y tuvimos en estos días una repercusión importante de ese clima de bonanza, que es la exitosa emisión de deuda en pesos nominales que hizo el gobierno.

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EC —Veamos las perspectivas. ¿Qué es lo que cabe esperar para 2017, 2018, 2019?

PR —Antes de conocer el dato de ayer veníamos trabajando con una proyección de crecimiento para este año de 2,4 %, que si uno contempla que tenemos la parada de la refinería de Ancap, se trataba más bien de una proyección de crecimiento en torno al 3 % en el conjunto del año. Para el año que viene teníamos una proyección de crecimiento un poco más moderada, de 2,2 %. Seguramente vamos a estar revisando al alza nuestras proyecciones. Todavía estamos mirando los números.

Está claro que se está abriendo un panorama de mayor crecimiento en Uruguay. Teníamos una proyección de 2,5 % para 2019, sin contemplar el eventual inicio de obras de UPM, que podría ocurrir ese año, con lo cual hay una perspectiva de más crecimiento. Hay que tener claro, de todos modos, que el crecimiento que estamos avizorando es un crecimiento fuertemente apoyado en la demanda interna y en el consumo, porque Uruguay se ha quedado caro en dólares y eso probablemente implique algunas similitudes con lo que observamos en los años 90, cuando la economía crecía a un ritmo más o menos fuerte, pero la rentabilidad en los sectores exportadores y competitivos de importados era relativamente baja.

Otra similitud que podríamos tener es que por lo menos por ahora no estamos viendo una recuperación en el mercado de trabajo, del empleo, que en parte recoge que el Uruguay está caro, en parte recoge que el empleo siempre demora en responder a la reactivación.

RA —Ustedes siempre insisten en la volatilidad que tienen las cifras del mercado de trabajo. La última anda en el entorno del 9 %, parece una cifra alta con relación a lo que veníamos teniendo en los últimos años, y sobre todo con este panorama de la economía que luce bastante mejor de lo que se podía prever.

PR —Exactamente. Pero probablemente tengamos por delante por lo menos algunos meses de desempleos arriba del 8 %, que son altos en una comparación internacional y bastante más altos que los más bajos de 6 % que vimos en los momentos de mayor crecimiento.

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EC —Después del alto nivel de conflictividad que se había dado en 2015 cuando se discutió el presupuesto quinquenal y se lo consideró austero por los sindicatos, y del ajuste fiscal del año pasado, marcado por un contexto regional que había empeorado, la Rendición de Cuentas, esta que acaba de conocerse, la que marca los gastos para 2018, era esperada con expectativa, con incertidumbre, con inquietud. Vamos a meternos en su análisis.

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EC —Un comentario general a propósito del panorama fiscal en el que se ubica esta Rendición de Cuentas.

PR —Esta Rendición de Cuentas se ubica y refleja un panorama de restricciones fiscales muy fuertes que tiene el país. Para retomar la expresión espacio fiscal, que tantas veces han usado los equipos económicos de los últimos gobiernos…

EC —…"espacio fiscal", una creación de los equipos económicos recientes…

PR —…una creación o una forma de ilustrar cómo se justifican decisiones de presupuesto. Ese espacio fiscal en nuestra opinión es negativo por donde se lo mire, no había o hay espacio para aumentar el gasto público en Uruguay. Si nos paramos en el momento de la Ley de Presupuesto de 2015, cuando este gobierno empezó, podemos observar que la economía creció menos de lo que se preveía, pero el gobierno igual obtuvo más ingresos de lo previsto, producto sobre todo de las medidas de ajuste fiscal que se implementaron el año pasado. Los gastos del gobierno superan en 1,5 % del PBI a los gastos proyectados en 2015. El gobierno recortó inversiones y obtuvo algunas rebajas en la cuenta de intereses, pero aun así el resultado fiscal es medio punto peor que el que estaba previsto en 2015.

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