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Entrevista central, viernes 7 de octubre: Javier Miranda

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EC —Algo así. Usted mismo hacía un análisis recién en el que incluía como causas de este fenómeno de violencia e inseguridad una cantidad de factores que no se arreglan con esas leyes, si es que esas leyes salen. ¿Entonces?

JM —Principio tienen las cosas. Yo quiero profundizar los espacios de diálogo, no solo sobre leyes represivas o sobre cómo es la actuación de seguridad pública, sino que tengan que ver con grandes pactos sociales en materia de sociedad, de inclusión social, de cohesión social, que me parecen fundamentales.

EC —¿Le va a proponer eso al presidente de la República?

JM —Al presidente de la República, a los partidos políticos, permanentemente. Pero no es Javier Miranda, insisto, esto es la presidencia del FA con el FA, por supuesto doy el debate dentro de mi fuerza política, intento […] y generarlo. Por supuesto, lo voy a ir generando, voy a intentar propender a eso. Creo que la democracia se construye así. Lo que no quiero es que me empiecen a sacudir sábanas con fantasmas: ya empezamos a volver, vayamos a una elección anticipada, con un mecanismo que es absolutamente constitucional.

EC —¿Qué fantasma es ese? Vamos por partes: Bonomi va a ser interpelado en los próximos días, pero además primero el senador Jorge Larrañaga y después Pedro Bordaberry anunciaron que pedirán la censura del ministro y que, buscando que se concrete la remoción, están dispuestos incluso a llegar, por la vía de los artículos 147 y 148, hasta las últimas consecuencias: la disolución de las cámaras, si es necesario.

JM —Así dicho, no pasa nada. El tema es de contexto. Porque eso viene luego de que el senador Lacalle Pou en Flores dijera “hay que ayudar a terminar el gobierno”, como si estuviera en peligro la finalización del gobierno. Se continúa generado una sensación, un estado, una corriente de opinión de que el Gobierno está sumamente debilitado, aislado, la sociedad no le responde, está disgustada con el Gobierno y quiere voltearlo.

Lo que hicimos el miércoles fue iniciativa de la presidencia del FA, me encargué de redactar el texto y de revisarlo permanentemente, y de convocar a las bancadas, porque me parecía que había que salir como fuerza política para trasmitir justamente lo que dice el texto: serenidad, razonabilidad. Creo que nos falta razonabilidad en el debate político, me parece que estamos camiseteando demasiado. Estamos muy apurados en llegar a 2019.

EC —¿Usted piensa, como dijeron algunos dirigentes del FA, que detrás de iniciativas como esta de Larrañaga y Bordaberry hay una movida de la derecha regional que trata de sacar a los gobiernos elegidos en las urnas por el pueblo?

JM —Ni tan calvo ni con dos pelucas. Lo que ha pasado en la región es altamente preocupante, evidentemente puede uno arrancar en Honduras, pero claramente lo que sucedió con el presidente Lugo implicó un movimiento para derrocarlo; lo de Brasil claramente, estuve mucho en Brasil en todo el período previo a la caída de Dilma y se veía venir, había carteles en Brasilia –los vi personalmente– frente a Itamaraty proponiendo golpe, en fin. Por eso, no creo en brujas pero que las hay las hay. En todo caso me quiero cuidar.

EC —¿Esa puede ser una bruja?

JM —No, no, lo que digo es que efectivamente ha habido movimientos en países de la región que fueron a desestabilizar gobiernos; no digo que se esté desestabilizando el Gobierno uruguayo. Me preocupa generar corriente de opinión contraria: no quiero que se instale esta sensación de que el Gobierno está tambaleando, de que aquí el Gobierno no llega al fin del período. Eso es lo que me preocupa, porque le hace mal a la institucionalidad democrática. Y no solo le hace mal a la institucionalidad democrática, nos hace mal en otros frentes que son fundamentales. ¿Cuáles son nuestras preocupaciones centrales? El trabajo seguramente; por supuesto la seguridad, la educación, sin duda, pero el trabajo es lo que cotidianamente preocupa a los uruguayos, a la población en general. Si generamos inestabilidades vamos a tener repercusiones en materia económica. Mire Brasil. Esto se retroalimenta, la inestabilidad económica produce inestabilidad política y la inestabilidad política favorece la inestabilidad económica. Y la inestabilidad económica, que no es un fin en sí mismo, es un medio para la satisfacción de los derechos de las personas, es un tema central.

El presidente de la República va dentro de ocho, diez días a China. No es menor la visita del presidente de la República a China. Usted entrevistó ayer al presidente de la Cámara de Comercio Uruguay-China, nos estamos jugando mucho ahí. Generar la percepción de incerteza política y en consecuencia jurídica en el país genera problemas serios que luego repercuten en la vida cotidiana de las personas. Eso es lo que no se puede permitir. Por eso había que salir a generar una contracorriente.

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