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Entrevista central, martes 25 de agosto: Andrés Levín y Rodrigo de Armas

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Entrevista con el ingeniero Andrés Levín, director y cofundador de Qoollet, y Rodrigo de Armas, fundador de UyRobot.

Vea el video de la entrevista

EN PERSPECTIVA
Martes 25.08.2015, hora 8.15

ROMINA ANDRIOLI (RA) —Silicon Valley es para quienes trabajan en informática, internet y telecomunicaciones algo así como el paraíso en la Tierra.

Empresas como Google, Facebook, Microsoft, Apple, Twitter, PayPal y tantas otras tienen sus oficinas centrales en esa localidad ubicada en San Francisco, California. Algunas de ellas son ciudades en sí mismas. No es extraño entonces que un grupo de jóvenes emprendedores uruguayos que han iniciado sus propias empresas en este rubro hayan participado con tanto entusiasmo en un seminario organizado y financiado por la Embajada de Estados Unidos, la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) y la Universidad de Berkeley para recorrer todos los rincones de ese paraíso y aprender cómo acercar esa realidad a sus propios emprendimientos.

Esta mañana vamos a conocer esa experiencia de la mano de dos de los emprendedores que forman parte de ella. Para eso recibimos a Andrés Levín, ingeniero de sistemas egresado de la Universidad ORT, cofundador y director de Qoollet, y a Rodrigo de Armas, estudiante de Ingeniería en Computación en la Universidad de la República (Udelar) y fundador de UyRobot.

NICOLÁS BATALLA (NB) —Andrés, ¿qué es Qoollet?

ANDRÉS LEVÍN (AL) —Qoollet es una idea que nació hace poco más de un año, básicamente con la ley de inclusión financiera, que estimula mucho los medios de pago electrónico. El problema que todos tenemos es el efectivo en la calle, no andar con efectivo encima, que viene relacionado con temas de seguridad. Entonces tuvimos la idea de crear una billetera electrónica con la finalidad de poder pagar bienes y servicios con el celular.

NB —¿Qué es lo que se puede pagar, por ejemplo?

AL —Vas a poder pagar todo.

NB —Todo.

AL —Sí, la idea es que vayas al shopping y compres ropa con el celular, vayas a un restaurante y pagues con el celular. Por el hecho de ser un instrumento validado, regulado por la ley de inclusión financiera, va a aplicar los descuentos de IVA, al igual que las tarjetas de débito.

RA —No está en funcionamiento todavía.

AL —No, estamos próximos al lanzamiento. Estimamos un mes, más o menos.

RA —¿Se va a poder usar con cualquier proveedor de telefonía celular?

AL —Sí, es independiente. Básicamente es una aplicación móvil que bajás del store, tanto de Apple como de Android, y listo, la podés usar.

NB —¿Se necesita tener una cuenta bancaria? ¿Cómo es eso?

AL —Sí, el target, nuestro usuario, va a ser un usuario bancarizado. A partir de ahí operás con tu cuenta de banco como centro de origen de dinero y gastás con el celular. Consideramos que tiene varias ventajas. Además no es solo en el punto de venta, vas a poder pagar en sitios web, algo que hoy también es un problema por el hecho de tener que meter datos privados en una página web, muchas veces te sentís desconfiado o no sabés cómo se van a tratar o a manejar esos datos. Con nuestra solución básicamente no existe ese problema porque no se intercambian datos entre el usuario y el sistema, sino que es una comunicación que hacen sistema con sistema entre nuestro sistema y el del sitio web.

NB —Siempre estamos hablando de pagos de servicios, no de transferencias entre particulares.

AL —Sí, vas a poder transferir persona a persona también. Va a tener muchas funcionalidades, la idea es ser bien disruptivos en lo que es medios de pago, rodear la experiencia de pago o de compra –es más lindo decir comprar que pagar– de toda una experiencia y un conjunto de servicios que no sean solo facilitar la compra.

RA —Rodrigo, ¿qué es UyRobot?

RODRIGO DE ARMAS (R de A) —UyRobots es básicamente una empresa que quiere acercar la robótica a la educación. Estamos intentando hacerlo por dos puntos diferentes. Uno de ellos es comercializar un robot, el robot Butiá. El robot Butiá fue un desarrollo de Facultad de Ingeniería, somos parte del grupo que lo desarrolló desde 2009, hace cinco o seis años que lo estamos desarrollamos como un robot pensado para la educación.

RA —¿Qué particularidades tiene el robot Butiá?

R de A —Lo que tiene de particular es que fue desarrollado en Uruguay, pensado específicamente para la realidad de la educación uruguaya. En 2009 se empezaron a repartir las computadoras del Plan Ceibal, y en esa época se vio que una de las partes más caras de un robot era el tema de los cómputos y que lo teníamos resuelto porque cada niño tenía una computadora. Entonces era dotar a esa computadora de todos los componentes extra necesarios para que fuera un robot.

Se pensó desde ese punto de vista en el 2009, se empezó a trabajar en un robot que fuera una plataforma que pudiera tener la computadora arriba y que agregara sensores […] para transformarlo en un robot. De ahí pasó mucho tiempo, se fue mejorando, mejorando. Principalmente se formó una comunidad, logramos tener una cantidad de usuarios que fueron mejorando la plataforma hasta que al día de hoy es un robot que está en una versión estable, que funciona muy bien. Y decidimos ser un spin off, no abrirnos pero empezar a comercializar ese robot ya que no podíamos llegar a la educación privada.

RA —¿Qué implica comercializarlo? ¿Es para los colegios privados?

R de A —Es comercializarlo en general. En un primer momento empezamos a hablar con los colegios privados, pero es comercializarlo en general, privado, público.

NB —Eso es lo que ustedes llaman el Kit Butiá.

R de A —Exacto.

NB —Proveen esa infraestructura a la cual se le conecta la ceibalita. ¿Qué funcionalidades puede llegar a tener el robot?

R de A —Nosotros proveemos el robot y la capacitación. No es como un robot aspiradora que vas y comprás en un supermercado, sino que viene todo un paquete que es el robot y la capacitación para que pueda ser utilizado en clase. Y en realidad el robot cuando lo comprás no hace nada, no tiene ninguna funcionalidad, sino que los niños lo programan para que realice diferentes tareas.

RA —En eso está la gracia del asunto.

R de A —Exacto.

RA —Eso es la capacitación que ustedes brindan.

R de A —Exacto, brindamos capacitación para que los docentes puedan usar el robot en el aula como una herramienta más, como usan el pizarrón, como usan un proyector; que tengan el robot para ayudarlos a enseñar diferentes temas que no tienen por qué tener que ver directamente con la robótica.

RA —¿Qué puede enseñar el robot Butiá?

R de A —Por ejemplo, una maestra quería enseñar cómo afectaba la contaminación lumínica a los animales nocturnos. No tiene nada que ver con robótica. Pero transformaron el robot en un murciélago, entonces ese murciélago tenía que ir hasta una cueva y quedarse ahí. Modelando esa realidad con el robot lograron que el robot fuera hasta la cueva. Luego pusieron esa contaminación lumínica, esa luz, y entonces el robot se perdía y no entraba a la cueva. Con ese pequeño ejemplo, ese modelado de la realidad, aprendieron sobre contaminación lumínica, aplicaron matemática, programación, robótica, aplicaron un montón de temas, algunos que tienen que ver con la robótica y otros que no, pero todos conceptos que pueden ser aplicados de una forma lúdica.

NB —Ustedes dos fueron elegidos, junto con otros ocho uruguayos, para participar en esta actividad por ser emprendedores. ¿Qué creen que los define como emprendedores?

AL —Creo que el hecho de emprender es una aventura en muchos aspectos, básicamente es tener el coraje y las ganas. Uno de nuestros amigos, Alejandro Lozdziejski, de Sur 3D, lo define muy bien: es la pasión. Tenés que estar apasionado por algo y ambicionar y sentirte seguro de que lo vas a poder lograr, cien por ciento convencido. Hay muchos obstáculos en el medio, miedos, temores que te vienen, ¿se va a poder?, ¿no se va a poder?, pasa el tiempo…

RA —Frustraciones también, me imagino.

AL —También, sí, sí…

RA —Caídas, levantadas…

AL —Mucho de lo de emprender tiene fallas en el medio. Esas fallas son justamente lo que te enseña, la gracia está en volver a pararte y seguir caminando.

RA —Trasladémonos a Silicon Valley. ¿Cómo definirían Silicon Valley? ¿Qué es Silicon Valley? ¿Es, como dijimos al arranque, algo así como el paraíso en la Tierra para quienes están en el mundo de las tecnologías de la información?

R de A —Sí, Silicon Valley es bastante el paraíso en la Tierra. Se formó un ecosistema alrededor de la parte sur de San Francisco que logra que todo lo relacionado con la tecnología pase por ahí. Todo no, pero gran parte de eso pasa por ahí. Entonces es fácil acceder y conocer de primera mano lo que está sucediendo en cada momento.

NB —¿Qué es lo que conforma Silicon Valley?

AL —El hecho de que haya universidades de renombre, por ejemplo, creo que todo arranca por ahí. Están Stanford, Berkeley, entonces realmente se forma gente de negocios en el área.

RA —Porque son universidades que promueven este tipo de desarrollos tecnológicos.

AL —Exacto, promueven, estimulan el emprendedurismo y capacitan a la gente para que sea emprendedora, sobre todo para que tenga éxito como emprendedora. Y allí van naciendo, nacen los Google, los Facebook, Apple, están todos ahí. Y el hecho de que ellos estén ahí hace que alrededor se formen cosas satélites de su funcionamiento para estimular todo lo que es emprendedurismo. Se brinda un ecosistema que facilita mucho el emprender. Eso no quiere decir que emprender allá sea más fácil que acá; emprender es difícil en cualquier lado, pero sin duda el contexto es mucho más favorable.

RA —En una explicación de qué conforma Silicon Valley se marcaba que, además de estas universidades que ustedes decían que hacen a este ecosistema, que lo promueven, hay “una cultura que no condena el fracaso” y un entramado de incubadoras, de aceleradoras, de inversores ángeles, de fondos de inversión y de grandes compañías. ¿Cómo describen el ambiente como tal? ¿Qué es lo que vieron, qué se respira en el lugar?

AL —Básicamente es eso, adonde vayas ves gente joven que está en eso, emprendiendo, buscando hacer su negocio, buscando relaciones. La gente es muy abierta a hablar. De hecho nosotros como parte del ejercicio de lo que hicimos en la universidad teníamos que hablar con gente en la calle, y hablás con gente y está casi en la misma que vos, buscando hacer un negocio. Un día íbamos caminando, volviendo ya de las actividades, les preguntamos a dos personas dónde había un lugar para comer, y ahí mismo empezamos: “Che, ¿de dónde son?”, “Somos de Uruguay”, “¿Qué están haciendo?”, “Ah, mirá, yo tengo una startup acá que se dedica a eso”. Ahí intercambiamos tarjetas, ya quedamos en comunicación con la posibilidad de eventualmente hacer algo juntos. O sea… se vive en el día a día.

R de A —Sí, en el día a día toda la gente está como pendiente de qué estás haciendo. Una conversación típica es: “Hola, ¿cómo andás? ¿Qué hacés?”, y el ¿qué hacés? no es salí a jugar al fútbol, es qué hacés, en qué estás trabajando, estoy trabajando en tal cosa.

RA —Mucha gente joven decían. Eso lo resaltan como un factor importante.

AL —Sí, casi toda es gente joven intentando hacer algo. Básicamente importa lo que tú decías de no condenar el fracaso. Eso es muy importante, y de hecho a la hora de ir a buscar una inversión en Silicon Valley casi lo primero que te preguntan es “¿cuántos fracasos acumulás?”, ¿cuántas cicatrices tenés? [Risas.]

NB —¿Eso se ve también como un valor?

AL —Sí.

R de A —Es algo bastante importante allá. Si ya fracasaste muchas veces estás más cerca.

NB —La visita incluye la posibilidad de conocer la sede central de empresas que son muy familiares para nosotros acá, como Facebook, Google, Twitter. ¿Qué les dejan esas experiencias, qué les llama la atención, pensando que ya son empresas grandes, constituidas, que están en etapas totalmente distintas de la etapa en la que están ustedes en este momento?

AL —Lo que se ve básicamente son ciudades. Trasmiten también la cultura organizacional de ellos, el ambiente de trabajo que crean. La prioridad que tienen y que queda claro que es que la gente que trabaja ahí esté bien. Intentan sacarte todos los problemas de la cabeza, que no te preocupe nada que no sea trabajar para la empresa. Te solucionan el tema comida…

RA —Eso lo vieron por ejemplo en Facebook. ¿Cómo es trabajar en Facebook?

R de A —No sé exactamente cómo es trabajar en Facebook, pero es como decía Andrés, tratan de solucionarte todo y que tu lugar de trabajo sea igual o mejor que tu casa.

RA —Tienen para ir a restaurantes gratis, a peluquería gratis…

R de A —Sí, sí, dentro de Facebook hay restaurantes de todo tipo de comida gratis, heladerías, panaderías, lugares de juegos, bicicletas para recorrer…

RA —Les proporcionan las bicicletas…

R de A —Te proporcionan las bicicletas, además tienen bicicletería…

AL —Te arreglan la bicicleta.

R de A —Te arreglan la bicicleta…

NB —Te cambian la cadena.

R de A —¡Exacto! … arreglan bicicletas, promueven mucho las reuniones en lugares poco convencionales, en un parque, abajo de un árbol, en una mesa afuera. Tratan de que el ambiente sea lo más distendido posible.

RA —Salas de videojuegos, ¿no?

R de A —Sí, salas de videojuegos.

NB —Leí en una nota de El Observador, de una periodista que los acompañó en el viaje, que la filosofía es que los trabajadores de Facebook estén allí el mayor tiempo posible. Que no tengas la necesidad de irte a tu casa para que pases ahí, si podés, todo el día. ¿Ustedes comparten esa filosofía? ¿Cómo lo ven desde acá, conociendo la cultura uruguaya, que es totalmente distinta de eso?

RA —Hasta podríamos agregar: ¿no es contraproducente tener al empleado tan contemplado?

AL —Son empresas muy abiertas, eso no quiere decir que parte de tu contrato con la empresa sea estar todo el día. Al revés, tienen libertad de horario. La gente está ahí porque le gusta estar ahí, no porque tiene que cumplir con ese trabajo y sea necesario para crecer en la empresa y te vaya bien. Son empresas muy orientadas a resultados.

RA —También hay mucha competencia, ¿no?

AL —Sí, sí, sin duda, entre las empresas de Silicon Valley. Eso se nota también en los aspectos de seguridad que rodean una visita. Está muy restringido: no saques fotos, acá no se puede entrar… Porque se roban gente entre ellos, entonces buscan espiar cualquier ventaja para robar un talento.

***

NB —Una parte importante de la actividad incluía seminarios y charlas. ¿Con qué se encontraron ahí?

AL —En la Universidad de Berkeley –habla por sí solo el renombre que tiene– nos encontramos con docentes muy buenos, que acarreaban esto de ser ellos mismos emprendedores, haber fracasado muchas veces, haber tenido éxito muchas veces. Para que se hagan una idea, era gente que había tenido 15 startups, tres o cuatro de ellas fracasaron, tres o cuatro de ellas tuvieron éxito…

RA —¿Qué es una startup?

AL —La startup básicamente es el emprendimiento en sí, que se diferencia de una compañía ya formada en el sentido de que todavía está en el proceso de búsqueda de cuál es su modelo de negocio, su producto ideal, su servicio ideal –para no hablar solo de startups de productos–. Cuando el emprendimiento está en ese proceso de búsqueda y afinación anterior a ser una compañía es una startup.

NB —¿Sus proyectos entran dentro de esa categoría de startup?

R de A —Sí, sí.

AL —Sí, son startups.

R de A —El mío, por ejemplo, es algo que en Uruguay no había, todavía estamos buscando el modelo de negocios, cómo hacerlo sustentable, y eso es básicamente lo que busca una startup. Luego de encontrar ese producto o servicio que puede ser vendido hay que ver cómo hacer que eso sea sustentable en el tiempo. En esa búsqueda muchas veces hay que iterar, iterar e iterar; creo que una de las cosas más importantes para el emprendedor y para el emprendimiento, para que tenga éxito, es estar preparado para hacer cambios de timón muchas veces en esa búsqueda. Básicamente es eso lo que lo diferencia de una empresa ya constituida o de una empresa tradicional que ya sabe: “el modelo de negocio para vender tal producto es este”, y así funciona.

NB —Y en ese contexto, ¿cuál es el rol que juegan las aceleradoras?

R de A —Básicamente, como dice el nombre, tratar de acelerar ese proceso, que si vas a fallar, falles lo más rápido posible. Es bueno fallar rápido porque es fallar lo más barato posible, que te cueste poca plata si el fallo es al poco tiempo.

NB —¿Eso quiere decir tirarte al agua rápido?

AL —Significa descubrir si vas en el camino correcto o equivocado lo más rápido posible. Sea con tu producto o con tu servicio. El mensaje es: tené éxito rápido, pero si vas a fallar, fallá más rápido todavía.

RA —Ponerte a prueba más rápido y exigirte más para probar también más y acercarte más a ese modelo de negocios que estás buscando.

R de A —Exacto. Las aceleradoras te proveen un programa, actividades y un seguimiento en un lapso corto, de cuatro o cinco semanas, seis, cada aceleradora tiene su metodología de trabajo. Pero siempre hay un mes, dos meses, tres tal vez, un período en el cual tenés que poder probar eso, si va en el camino correcto o no. Ellos te proveen la infraestructura y la gente necesaria para que puedas centrarte en eso, en descubrir eso. Gente que sabe del tema de empresas, de clientes, de negocios trata de ayudarte para que lo hagas lo más rápido posible.

RA —A cambio se quedan con parte del “paquete accionario” de la empresa, de la startup.

R de A —Sí; depende mucho de cada aceleradora, de cada incubadora, cómo es el trabajo, pero por lo general se pide un pequeño porcentaje de equities y de parte de la empresa.

RA —Recién usaste incubadora como sinónimo de aceleradora. Acá incubadoras sí tenemos; ¿aceleradoras?

R de A —No son sinónimos. Funcionan de manera parecida pero tienen tiempos diferentes. La aceleradora es un mes, dos meses; en una incubadora capaz que tenés un proyecto a seis meses, un año. Puede ser una etapa posterior a la aceleración.

AL —Básicamente la aceleradora tiene un fin, como que egresás de la aceleradora, tenés que llegar al estadio de ser capaz de tomar determinadas decisiones en ese tiempo, muy corto tiempo. La aceleradora te da todo lo que necesitás para lograr eso. Después depende de vos.

La incubadora es más un espacio de trabajo donde también tenés acceso a cosas que te facilitan, pero no tenés ese egreso pronto con ese objetivo tan claro, sino que es: desarrollate, yo te brindo el contexto adecuado para que te desarrolles.

NB —¿En qué medida lo que vieron en el viaje, y sobre todo en las charlas y los seminarios, es aplicable a lo que hacen acá en Uruguay?

AL —Creo que todo. Lo que pudimos ver y extraer de lo que nos dieron en la universidad es una metodología. El 90 % de las startups fallan, en general ese es el ratio de éxito.

RA —¿Que falla quiere decir que directamente no sale al mercado, por ejemplo?

AL —Muere, nunca llega a ser una empresa, una compañía.

NB —Ahí lo importante es que la muerte de la startup no sea la muerte del emprendedor.

AL —Exacto, eso es fundamental, de eso se trata. La metodología trata de acercarte lo más posible al éxito, de enseñarte cosas que la experiencia les ha dado, sobre todo en un ambiente como el de Silicon Valley, con ese volumen de startups. Es una experiencia muy valiosa, te dan las herramientas para acercarte lo más posible a ese éxito o recuperarte rápido de un fracaso.

RA —Según una crónica que publicó el diario El Observador, en una de las charlas que mantuvieron al visitar algunas de las empresas instaladas en Silicon Valley hablaron con Jonathan Nelson, CEO de la generadora de startups Startaup’s Founder. Y Nelson dijo en un momento: “Aquí viene gente con proyectos preguntando dónde está el árbol de dinero. Se piensan que hay un árbol que en lugar de hojas tiene plata, que es solo golpear con un palo y llenar su bolsita. Y eso no es así”. ¿Esa es efectivamente la fantasía de las empresas tecnológicas como las que ustedes representan?

R de A —Mía no, pero creo que a veces hay un concepto así, de que Silicon Valley es como la fuente de dinero o donde sucede todo. Sucede gran parte, pero hay mucho más que lo que nosotros vemos y ese 90 % de la gente que falla está. No son Google, no son todos Facebook, hay incubadoras y aceleradoras como acá con gente todo el día metiéndole 24 horas a un emprendimiento que tal vez nunca va a salir a la luz. Está lleno de ese tipo de gente. Es muy grande, nosotros vemos la parte exitosa, pero también está todo el resto y no está el árbol de dinero, no es que vas y va a ser todo fácil y vas a salir con una startup con millones de dólares invertidos y funcionando.

RA —Teniendo en cuenta eso y las experiencias que recogieron, ¿con qué volvieron en la mochila, en la valija, que digan “esto me sirvió y lo voy a poner en práctica en cada uno de mis emprendimientos”?

R de A —Una de las cosas que vi fue que todo lo que acá nos brindan en las incubadoras como herramientas teóricas, que te dicen “esto se hace así”, allá se ve en empresas y en emprendimientos. Ves que realmente se hace así, que la parte teórica tiene aplicación práctica directa y funciona. Básicamente me volví con eso, vi en la práctica todo lo que venía leyendo y aprendiendo teóricamente.

NB —Una de las cosas que te interesaron fue una forma específica de trabajar que se llama design thinking, ¿no?

R de A —Sí, me llamó mucho la atención ver en PayPal cómo aplicaban esas metodologías de trabajo.

NB —¿Qué es el design thinking?

R de A —Básicamente preguntarle todo el tiempo al cliente o al futuro cliente qué piensa, mostrarle las mejoras que puede tener el producto, las mejoras que va a tener el producto, estar en contacto siempre con los clientes o futuros clientes.

AL —Un error muy común es que uno tiene una idea y arranca con un embalaje enorme a desarrollarla, “esta es la mejor idea del mundo”. Apasionado por su idea y convencido del éxito, desarrolla todo, pero nunca se preguntó: ¿esto le va a gustar a alguien o es una idea mía, que a mí me encanta? O ¿alguien va a pagar por esto? Eso pasa muchas veces, que algo es muy lindo pero nadie va a pagar por eso. El design thinking trata de eso: invertí un poquito, mantené el centro de la idea, pero preocuparte de que la gente lo quiera y esté dispuesta a pagar por eso. Y si no, corregí para adecuarlo a las necesidades de la gente. Para acercarte al éxito es muy importante solucionar un problema de alguien con un producto o servicio.

RA —¿Volvieron con negocios concretos del viaje? No sé si era el objetivo, pero ¿surgió alguna posibilidad, alguna oportunidad?

AL —El concreto de la vida de una startup es muy difícil de definir. Hasta que no esté cocinado, lo único concreto es el pasado. Buenas oportunidades sí, la red de contactos generada allá es muy buena.

R de A —En mi caso también fue más que nada la red de contactos que se generó. Si bien nada en concreto, ningún negocio en concreto para el emprendimiento, sí una cantidad de contactos y de gente que en un futuro puede llegar a servir.

RA —¿Qué tan lejos estamos acá en Uruguay de algo como ese ecosistema de emprendedores de Silicon Valley? ¿Cómo ven el ambiente del emprendedurismo aquí?

AL —Nos vamos acercando. El hecho de que existan organismos como la ANII, que empiecen a aparecer lugares de cowork, incubadoras y aceleradoras aquí en Uruguay acerca mucho, nos acerca mucho a lo que es Silicon Valley. También necesitamos crear confianza. En Silicon Valley, si bien no es ir y pegarle al árbol de dinero, se podría decir que el árbol de dinero está porque muchos inversores están concentrados ahí. Eso no quiere decir que sea fácil ir y conseguir dinero allá. Entonces hay que generar credibilidad en cuanto a que el emprendedor uruguayo es de buena calidad. Y a eso nos estamos acercando con todo lo que se está dando, las universidad están cada una con su centro de innovación y emprendedurismo capacitando a la gente para eso. Creo que el futuro que se está viniendo en Uruguay para el emprendedurismo es excelente.

R de A —Sí, además de las incubadoras, ANII, ese tipo de cosas, el tema de las universidades es fundamental. Como decía Andrés al principio, es Silicon Valley porque está Stanford, está Berkeley, está Singularity, hay muchas universidades que fomentan eso y ponen mucho de sí para que eso suceda. En Uruguay se está logrando que las universidades vean el emprendedurismo y al emprendedor como algo positivo, como algo que puede traer crecimiento al país. Eso se está logrando, falta mucho pero se ha logrado mucho en este último tiempo.

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Transcripción: María Lila Ltaif

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