Concurso de Cuentos

Cuentos con fantasmas: Los ganadores del mes de mayo para leer y escuchar

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Viernes 26 de mayo

La Mesa de los Viernes dio a conocer los ganadores de la segunda convocatoria al Concurso de Cuentos de En Perspectiva de 2017. En esta oportunidad, la consigna fue escribir “Cuentos con fantasmas”. El honorable jurado encargado de evaluar los trabajos presentados estuvo integrado por Juan Grompone, Mauricio Rosencof, Ana Ribeiro, Alcides Abella y Gonzalo Pérez del Castillo.

Los cuentos ganadores serán premiados por Don Baez, prendas de lana fina uruguaya, Ediciones de la Banda Oriental, vinos finos de bodegas Giménez Méndez y una orden de compra de 5 Océanos.

A continuación, los cuentos preferidos de los miembros del jurado.

Cuento elegido por: Alcides Abella
Título: Es mi madre que regresa
Autor: Leonardo Goyret
Seudónimo: Uriel

Sí, ella ha regresado. Volvió con su mismo andar, con su voz clara, con su sonrisa buena. La que alegraba todas mis mañanas. La que traía luz a cada día.

Esta noche volvió. Aquí está, conmigo.

De estos años que pasaron, le cuento lo mejor. Para que crea que estoy bien. Que es cierto que tuve algunas penas, pero ya se fueron. Ahora estoy bien. Y más con ella, aquí a mi lado.

No le digo toda la verdad. Es que no quiero verla triste. Mi sueño es que sonría otra vez, como en aquellas mañanas de mi infancia.

Tanto deseo verla así que, si es necesario, seré de nuevo un niño pequeño en su regazo. Y tardaré en dormirme todo el tiempo que pueda, mientras me arrulla con aquella canción en la que decía mi nombre y me llamaba su pedazo de cielo.

Que nadie venga ahora a decirme que no es cierto. Que ella no está. No, yo sé que sí.

¿Y si es solo un fantasma? Así también la quiero. Y no pido más.

¿Acaso no me entienden? ¿Por qué no me entienden?

Con ella mis penas ya no son las mismas.

***

Cuento elegido por: Ana Ribeiro
Título: Belquis, a las cinco en punto de la tarde
Autor: Ulises di Candia
Seudónimo: Escoba del 15

Los terceros viernes de cada mes, a las cinco en punto de la tarde, Carmencita tiene el té pronto, la mesa servida, los escones tibios, las cucharitas de plata que la abuela trajo de Bolivia perfectamente alineadas y el juego inglés de porcelana del casamiento reluciente. Y al lado, la mesita de paño verde con la baraja y el frasco de caracoles para contar los tantos.

A las cinco en punto aparece Belquis, pálida y puntual, y se sienta en la mesa a tomar el té y jugar la partida de cartas como desde hace diecinueve años.

A las siete y cuarto de cada viernes penúltimo, luego de la previsible derrota, Belquis pregunta una vez más:

—¿Me vas a dejar ganar algún día?

—No —dice Carmencita, cruel como siempre.

—Me voy, estoy cansada —dice Belquis flotando malhumorada y desaparece llevándose consigo el olor dulzón de los junquillos.

Carmencita la ve irse y piensa que su mejor amiga es también la última.

***

Cuento elegido por: Juan Grompone
Título: Aquel jazmín
Autor: Alfredo Peyroulou
Seudónimo: Nostálgico

Nos conocimos un verano y en la primera cita le regalé un jazmín.

De allí en más, en nuestro medio siglo de convivencia, el aroma a jazmín nos hacía revivir en cada diciembre aquel momento de mágico encanto.

Este invierno, ella partió para siempre, y yo quedé sumido en la tristeza propia de la soledad.

Anoche, me visitó en un sueño fantástico; pude sentir el calor de su piel, ver el brillo de sus ojos, oír el candor de su risa y hasta percibir el aroma de un jazmín que traía entre sus manos.

Cuando en el lecho vacío, mis ojos llenos de lágrimas, despertaron por la mañana, grande fue mi sorpresa al encontrar un jazmín junto a su retrato sobre mi mesa de luz.

***

Cuento elegido por: Gonzalo Pérez del Castillo
Título: Sin título
Autor: Alicia Fernández
Seudónimo: Canopus

La guardia estaba complicada, sobre todo por la situación crítica de Mariana. Llevaba días internada en la unidad de cuidados intensivos, una moto la atropelló al salir de la escuela. Había hablado largamente con sus padres, una y otra vez, aquella noche ambos la acompañaban. El cansancio me estaba venciendo y me recosté un rato. No se cuanto tiempo dormí. Bruscamente desperté y la vi sentada a los pies de mi cama. Me miraba fijamente, en su boca se dibujaba una sonrisa. Sentí miedo, cerré los ojos un instante, cuando volví a abrirlos, ya no estaba. Me levanté rápidamente, encendí la luz que estaba junto a la puerta y corrí hacia la unidad de la que me separaban pocos pasos. El corazón de Mariana había dejado de latir.

***

Cuento elegido por: Maurico Rosencof
Título: Yo también me quiero hamacar
Autor: Lucía Tipa Bastón
Seudónimo: Bastona

Otrora, edificio del hogar de niños del pueblo. Actualmente, placita de juegos.

Estaba desierta cuando ellas llegaron aquella mañana invernal.

En ese tiempo, mi hija apenas sobrepasaba los dos años.

Eligió jugar en las hamacas. Eran cuatro, de esas pequeñas, bastante despegadas del piso y con pasador de seguridad.

Generalmente, jugaba en todas. Esa mañana, el circuito arrancó por la de color verde.

En lo mejor del vaivén, la hamaca contigua, de color rojo, comenzó a moverse muy despacio.

Estaba vacía. Nadie la empujaba. No soplaba ni la más leve brisa.

A pesar de ello, el ímpetu fue aumentando y la hamaca roja se elevó al cielo, ante los estupefactos ojos de mi hija y su niñera.

Seguramente, hastiada del solitario balanceo, fue bajando el ritmo con parsimonia, hasta detenerse por completo.

Quizás, reprimidas ansias de un tiempo lejano.

La placita de juegos continuaba desierta.

Mi hija no cesaba de repetir: “hamaca roja, hamaca sola”.

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Cuentos ganadores

Tercer premio

Título: Sin título
Autor: Alicia Fernández
Seudónimo: Canopus

La guardia estaba complicada, sobre todo por la situación crítica de Mariana. Llevaba días internada en la unidad de cuidados intensivos, una moto la atropelló al salir de la escuela. Había hablado largamente con sus padres, una y otra vez, aquella noche ambos la acompañaban. El cansancio me estaba venciendo y me recosté un rato. No se cuanto tiempo dormí. Bruscamente desperté y la vi sentada a los pies de mi cama. Me miraba fijamente, en su boca se dibujaba una sonrisa. Sentí miedo, cerré los ojos un instante, cuando volví a abrirlos, ya no estaba. Me levanté rápidamente, encendí la luz que estaba junto a la puerta y corrí hacia la unidad de la que me separaban pocos pasos. El corazón de Mariana había dejado de latir.

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Segundo premio

Título: Pequeños detalles
Autor: Ana Fernández
Seudónimo: Chance

Me senté como siempre, en el banco de siempre, frente a la casa misteriosa. Esa mañana nublada noté que el portón estaba abierto. En la ventana superior, una cortina vieja apenas se movió. No era el viento. Las telarañas en la puerta y en las ventanas no delataban intrusos.

“Qué raro” dijo mi vecino de banco, que recién entonces noté. “¿Vio esa cortina?”

No sé cuando apareció, pero se ve que conocía el lugar.

“Si, claro”, le dije.” Hace mucho que vengo acá y nunca vi un signo de vida en esa casa”.

“Los fantasmas son así” me dijo. “Apenas se muestran en los detalles”.

El sol apareció con todo su esplendor y ya calentaba fuerte en el banco. Mi sombra intensa me lo decía.

La de mi vecino nunca apareció.

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Primer premio

Título: Madre
Autor: Ernesto Verga Altesor
Seudónimo: Zeta

Caminaba por la playa cuando escuchó los gritos desesperados de la mujer: “Mi hijito, mi hijito… salven a mi hijito!”. Se la veía de un azul morado, frío y transparente.

El joven distinguió un bulto adentrándose en el río y, a poco de la orilla del arroyo, uno pequeño que giraba a capricho de la corriente delatando dos manitos que procuraban aferrarse al aire.

Sin dudarlo, pese a saber que el Solís Chico es implacable allí donde besa al río, el muchacho se lanzó al agua desafiando remolinos y arenas movedizas. En dos zancadas sobrehumanas alcanzó el cuerpecito y, envolviéndolo entre sus brazos, regresó a la orilla para depositarlo sobre la arena. Estaba vivo.

Recuperado el aliento, volteó en busca de la madre. La playa estaba desierta.

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Premio de los oyentes

Título: Yo también me quiero hamacar
Autor: Lucía Tipa Bastón
Seudónimo: Bastona

Otrora, edificio del hogar de niños del pueblo. Actualmente, placita de juegos.

Estaba desierta cuando ellas llegaron aquella mañana invernal.

En ese tiempo, mi hija apenas sobrepasaba los dos años.

Eligió jugar en las hamacas. Eran cuatro, de esas pequeñas, bastante despegadas del piso y con pasador de seguridad.

Generalmente, jugaba en todas. Esa mañana, el circuito arrancó por la de color verde.

En lo mejor del vaivén, la hamaca contigua, de color rojo, comenzó a moverse muy despacio.

Estaba vacía. Nadie la empujaba. No soplaba ni la más leve brisa.

A pesar de ello, el ímpetu fue aumentando y la hamaca roja se elevó al cielo, ante los estupefactos ojos de mi hija y su niñera.

Seguramente, hastiada del solitario balanceo, fue bajando el ritmo con parsimonia, hasta detenerse por completo.

Quizás, reprimidas ansias de un tiempo lejano.

La placita de juegos continuaba desierta.

Mi hija no cesaba de repetir: “hamaca roja, hamaca sola”.

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Los premios
Los ganadores recibirán, cada uno, prendas uruguayas de lana fina de Don Baez, cinco libros de la Colección Lectores de Ediciones de la Banda Oriental y vinos finos de bodegas Giménez Méndez y una orden de compra de 5 Océanos.

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Mesa relacionada
La Mesa de los Viernes: Cuentos con fantasmas: Ganadores del segundo llamado del Concurso de En Perspectiva 2017

Enlaces relacionados
Cuentos con fantasmas: Conocé a los nominados por el Jurado

Ganadores de las ediciones anteriores del Concurso de Cuentos de En Perspectiva, para leer y escuchar

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Secretario del Jurado: Ricardo Soca
Locución: Rafael Mandressi, Rosario Castellanos
Producción cuentos versión audio: Javier Castro
Guión: Rodrigo Abelenda
Puesta al aire: Ariel Gómez

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Crédito imagen: Rachel Titiriga.

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