La audiencia opina…

Amor romántico y violencia de género

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El origen de la violencia de género está en los valores patriarcales que transmite la sociedad, incluso a través de la familia, sostiene Hebert desde la audiencia.


Emancipación de la mujer:

“El derecho al voto o la equiparación de los derechos civiles
pueden ser buenas exigencias, pero la verdadera emancipación
no surgirá de las urnas de votación ni de los juzgados
sino del alma de la mujer”.

Emma Goldman (1906)

La familia es una institución aceptada como pilar del sistema social. Allí se enseñan normas de conducta además de servir como protección de sus miembros. Su función socializadora es de vital importancia para el desarrollo de valores a los menores que aprenden de su vínculo con los mayores. Siendo el segundo organismo de importancia, después de la Iglesia, tiene en común la regulación social del patriarcado. En el momento en que esta pierde relevancia, permite espacios para que la mujer se embarque en profesiones. Los hospitales y el cuidado de los niños que habían estado en manos de monjas y madres. Lo paradójico es que la mujer continúa en su papel de cuidado y protección.

Las fábricas ya habían conocido su irrupción en el mercado laboral, la industria textil en especial. Lo que aparece como una necesidad de mano de obra barata, ha sido el comienzo de una socialización de contactos que ha llevado a algunas mujeres a puestos claves en el tejido estructural de los países, en los últimos años. No es una obligación sino la opción de poder salir de su casa y competir en sus conocimientos a la medida del hombre. Al mismo tiempo que tiene nuevas oportunidades, desde cierto poder que no identifico, se trata de alimentar de valores románticos. Una manera astuta de seguir con la dominación. O sea que existe una contradicción entre emancipación, el trabajo, el estudio, por ejemplo, y la asimilación de conductas de otro tipo de sociedad.

El amor romántico

“Siempre caído en el pasado vuelves a estar sobre mí.
Los errores que he llorado vuelvo a repetir.
Tengo atrapado el corazón entre el instinto y la razón,
entre el pensamiento y los sentimientos.
El corazón me dice sí y la razón me grita no…”

(“Amores y pasiones”, Pimpinela)

El Romanticismo es un acontecimiento sociocultural originado en Alemania y en el Reino Unido a finales del siglo XVIII, como reacción al racionalismo de la Ilustración, dando prioridad a los sentimientos. Se manifiesta de manera particular en las artes y es una manera de sentir y concebir la vida.

En el continente latinoamericano su llegada es tardía, lo mismo que la Ilustración que no ha podido totalmente establecer predominio de la fuente de la razón y su método deductivo como herramienta de conocimiento. La música como el bolero y el tango ha sido un típico exponente del amor romántico. El cambio progresivo de los valores de igualdad ha originado que estos géneros musicales hayan perdido popularidad entre la población joven.

La familia tiene su cara oculta, no es sólo un lugar de afectos y de apoyo mutuo sino también, en algunos casos, un ámbito de humillación, de atropello y violencia física y sexual. Durante mucho tiempo he oído el discurso de que ellas manipulan y mienten lo que es parte de su idiosincrasia. En una palabra, para el patriarcado, son inferiores, cosa que en algunos países está establecido en su legislación. La creencia de sentirse superiores hace que no se soporte la reciprocidad de las relaciones humanas. Los varones pueden ser cordiales en el trabajo pero tiranos en sus casas.

En el amor romántico, los hombres y las mujeres tienen diferentes expectativas. El final, ante la crisis, se transforma en el trágico “cautiverio”. Es el momento en que la violencia se legitima en mitos que escuchamos en los repertorios de los cancioneros y mensajes de series televisivas –donde la intriga es parte del desarrollo del argumento– como “El amor todo lo puede”, “Es entrega, renuncia de sí misma”, “Es sufrimiento”, “Se mata y se muere” y más. Y la reiterativa “Sin ti no soy nada”. Lo importante para el patriarcado es que deba servir y que no se transforme en un ser independiente. Y es por eso que enfermeras, maestras, trabajadoras sociales, cajeras de los supermercados y otras tareas reciben salarios inferiores a las profesiones de los hombres.

La separación

Te fuiste, como la noche cuando llega el día;
como un suspiro que se va y no vuelve,
te fuiste, cuando pensaba que eras toda mía;
mía nada más, nada más mía.

Amor por qué has herido así mi corazón tan tuyo,
amor por qué sangraste así;
la vida que te di, no ves que mi dolor puede
volverse orgullo
y tú no vuelvas a saber de mí.

Yo sé que mi pecado fue quererte mucho
y no esperaba de la vida este dolor,
dentro de mí tu dulce voz escucho;
como un eco que me rompe el corazón

(“Te fuiste”, Los panchos)

Una pregunta dirigida al hombre cuando fracasa la pasión romántica, que produce frustración y desengaño: ¿por qué no se separa? Insultos como "zorra", "inútil", "torpe", "sucia" y otros son típicos cuando la relación sucumbe en sus cimientos. Entonces queda al descubierto que es una manifestación de poder y dominio.

Ambos están convencidos de que no podrán amar con la misma intensidad a otra persona. La idealización del otro hace que no se descubran los defectos. Acompaña el mito de la media naranja, es la persona que está predestinada para toda la vida. Es eterno.

“El siglo XIX es una vuelta al amor cortés o de romance. Forma parte
del movimiento artístico y literario de la época. Pero, como en Tristán e Isolda,
si hay amor hay tragedia. La reunión de los conceptos amor y muerte
es propiamente masculina y de base misógina; incapaces de resolver la paradoja
de amar a quien a la vez se oprime, los románticos prefieren a veces el suicidio
como solución al problema. O el crimen contra la mujer”.

"Diccionario ideológico feminista", Victoria Sau.

Sin duda heredamos estos mitos, que siguen presentes para acreditar el control. ¿Se puede amar a quien se ofende? ¿Se puede humillar? Hombres en todo el mundo, al igual que sus víctimas, lo creen así.

La socialización comienza en el momento del nacimiento y perdura todo el tiempo, estando ambos géneros destinados a tareas diferentes. Para ella el amor es el centro de su vida. Y casarse. Cosa que está cambiando. Pero a qué costo.

La Carta de Derechos de las Naciones Unidas aprobó en el año 2003 postulados sobre la eliminación de toda forma de discriminación contra la mujer.

Y para los que plantean que la violencia de género es una parte de la general, cosa cierta, hay que comprender que los protagonistas en la mayoría son varones. Estos matan y lo hacen también entre ellos. Es un tema de poder además de económico. Es un tema cultural.

Fuente:
“El amor romántico como coartada”. E. Bosch, V. Ferrer, V. Ferreiro y C. Navarro.
www.anthropos-editorial.com

Hebert Abimorad
Vía correo electrónico


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