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Disputatio periodística
El off the record

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Por Darío Klein ///

Los periodistas somos ocultadores profesionales. El secreto es una parte esencial del trabajo periodístico. Sin él, no habría noticias ni información y, por tanto, tampoco una ciudadanía bien informada, y sin una ciudadanía bien informada no hay democracia posible. Pero de eso ya hemos hablado. Avancemos…

Simplificando procesos que son bastante más complejos, los periodistas tenemos dos formas primarias de conseguir noticias: fuimos testigos de algo o alguien nos lo contó. Aunque tal vez para algunos suene extraño, la primera opción es la menos común, sobre todo en un país en el que el periodismo de declaraciones se ha transformado en un culto.

Centrémonos en la segunda. Ese alguien que nos cuenta algo, en la jerga periodística es llamado “fuente” o “fuente de información”. Hay fuentes institucionales, mediáticas, documentales o personales. Y es la relación con estas últimas la que me interesa abordar aquí. Volvamos así a la belicosa frase del principio.

Para informar, los periodistas realizamos pactos con nuestras fuentes. Marcelo Jelen no se equivocaba en Traficantes de Realidad, cuando provocaba así: “por más que los periodistas proclamen lo contrario, el ocultamiento determina su tarea tanto como la difusión (…) este hecho no es malo ni bueno: simplemente, es”.

Es decir, para conseguir una noticia a veces aceptamos ocultar otra. Por ejemplo, el nombre de nuestra fuente o algún otro dato específico. De eso se trata el off the record. El problema es que, tal vez por problemas de traducción, en Uruguay tanto periodistas como fuentes no siempre tenemos o dejamos claro de qué hablamos cuando hablamos “off the record”. Y, para que la cosa funcione bien, es clave que ambos lo definamos.

Según los distintos manuales de estilo de medios y agencias (en este caso de Associated Press), hay tres formas de brindar información:

On the record: la información puede ser usada sin limitaciones, citando a su proveedor con nombre y apellido.
Off the record: la información no puede ser publicada.
On background: la información puede ser publicada pero solamente bajo ciertas condiciones negociadas con la fuente. Generalmente, la fuente no quiere que su nombre sea publicado, pero acepta que se describa su posición de alguna manera (ej: fuentes ministeriales, fuentes judiciales, allegados a tal persona).

Es muy común la confusión entre el off the record y el on background. Muchas veces, cuando una fuente plantea “te digo esto pero off the record”, en realidad no está sugiriendo que el periodista no publique esa información, sino que no quiere ser citado.

Pero, también es importante que fuentes y periodistas tengan claro que off the record no significa censura. El manual de estilo de El País de Madrid lo explica de esta manera: “el hecho de que una información haya sido facilitada por una fuente con la petición de que no sea difundida (en la jerga, una información off the record) no impide su publicación si se obtiene honestamente por otros medios. De otra manera, esa confidencialidad supondría una censura externa para una información que está al alcance del periodista”.

Volviendo a Jelen, la clave de esta relación entre fuente y periodista se resume en una frase: “máxima difusión con el mínimo de ocultamiento”. Si lo que el actor de la información pide ocultar es mayor o más importante que lo que revela, la relación no funciona. El fin del vínculo es comunicar, no acallar.

Además, de no mediar pacto alguno, el periodista presupondrá siempre que la información es publicable. Esa es la base de la relación. El periodista lo es siempre, incluso en sus ratos libres. Cualquiera sea el pacto al que el periodista accedió con la fuente, este debe respetarse a cualquier precio. El periodista debe estar dispuesto a ir a la cárcel, si es necesario, para proteger a su fuente. Para proteger su secreto.

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