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El libro de Jorge
Objeto: Gota de agua

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Traducciones del árabe

Objeto: Gota de agua

La tierra se expresa por manantiales y hace memoria en los aljibes quietos; mientras tanto, el rocío está en todo; se trata, simplemente, de saber exprimir el licor de esa alegría naciente.

Abundante, ofrecida, riquísima, la linfa del mundo fluye sin fondo llevando en su trama la embriaguez de vivir.

Está prohibido nombrar de golpe el agua, hay que decir primero la sed.

Todo lo que toca el agua está bautizado y tiene que ver con el reino de Dios, porque en el dibujo de la mojadura se retrató la madre de todo lo que crece.

Es tan importante el agua, que se ha inventado, religiosamente, una palabra para cada uno de sus movimientos; hay 1.200 verbos que dicen del modo más carnal: sale jugo, entra jugo; así, si el cielo se humedece, se nubla; si aparecen trozos de agua en el aire, llueve; la tierra se embarra, las costas se inundan y los barcos naufragan; y cuando el líquido nace del propio sólido que se está mojando, se funde o se derrite; salvo que el sólido esté vivo, porque en tal caso transpira aunque también puede sangrar, llorar y otras variantes de menor elegancia que hablan de embeberse o desaguarse según sean las puertas y el sentido del tránsito, desde el primer trago, que se llama mamar, hasta el último secarse que es el morir; porque no en vano esqueleto quiso decir ‘‘seco” desde su origen griego. Siempre se engendra regando, siempre se muere en un desierto.

El agua es tan suntuosa que ya no puede mojarse de tan empapada que está; por eso, en medio de la peor tormenta, el mar sigue tan campante, completamente impermeable. ¿Qué es para un millonario el vuelto de unos níqueles?

El agua tampoco se deshidrata; antes de padecer esa humillación, desaparece. El agua no se marchita, ni se apergamina, ni puede arrugarse; es la juventud; todo en ella se muestra fuente y esencia florida.

El mundo entero la codicia y vive sediento de su compañía. Hasta las piedras se rajan sin ella y la arena delira, absorbente y tomadora. Todo se calcina y agrieta bajo el sol y mendiga refrescarse. Mientras tanto, en el cutis pulido de una gota se refleja y tiembla la vibración nupcial de la materia. Cada gota es un camello que lleva a través de la sequía el principio de los jardines; basta un rayo de luz para ver los siete colores. ¿Quién que pueda sentir un cacho de agua entre las manos podrá descreer del milagro, si lo está tocando? Deberían conservarse en algún lugar del sentimiento restos de inocencia que nos obligaran a rezar cada mañana agradeciendo el uso de semejante hermosura.

¿Qué es un diamante comparado con una gota de esa esencia con la cual estamos hechos y que tiene la bondad increíble de ser la más abundante, siendo la más preciosa? Ni Alá alcanzó la virtud de una humildad tan perfecta.

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El libro de Jorge es el blog de Carlos Maggi en EnPerspectiva.net. Actualiza los viernes con uno de los textos de El libro de Jorge, volumen que editó originalmente el Club del Libro del programa radial Discodromo en agosto de 1976.

El próximo viernes 20 de noviembre publicaremos, de las Traducciones del alemán, Verbos: Mover y conmover.

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