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El libro de Jorge
Objeto: Casa

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Traducciones del alemán

Objeto: Casa

Si bien se hallan cavernas naturales, donde el agua no puede caer desde el cielo, los verdaderos espacios impermeables son inventados y hechos a mano por el hombre. En tales artefactos waterproof (en inglés en el original) el líquido está preso, y solo corre por un sistema circulatorio a la manera arterial, quedando el agua en libertad por chorros controlables a robinete y en sitios determinados con toda precisión, comúnmente embaldosados de blanco a efectos de que se vean más fácilmente.

Los caparazones resistentes a la humedad no pueden definirse por el tamaño ni por la forma ni por el color. Las hay más altas que una montaña y a ras del suelo, piramidales, prismáticas, cúbicas, cónicas, rojas, amarillas, encaladas, duras como piedra o hechas de tela fina que tiembla con el viento y aún las hay de madera o de barro o de hielo, tapadas de metal, con tierra cocida o paja peinada con raya al medio y en tobogán.

Solo la interrupción total de la lluvia, llamada técnicamente “al abrigo” o “a cubierto’’ permite definir estas concavidades: si apoyan en el mar se llaman “barco’’ o “barcazas” y si están ancladas en tierra, “casas” (aunque tengan bar). En esta última hipótesis la cubierta superior se denominó sin excepción: “techo”.

Una definición psicológica de la casa puede hallarse en la escuela de Marburgo.

El muy negativo Weininger, Otto, al desarrollar su tesis antifeminista sostiene que la mujer actúa sobre el hombre mediante un sistema de cárceles superpuestas que van de la vivienda al útero y propone la demolición universal y la radicación masiva de las poblaciones en los desiertos y a la intemperie, a efectos de evitar toda arquitectura. “A pretexto de algo tan simple como no mojarse con la lluvia –dice este autor– la mujer atrapa al hombre entre paredes, después lo cobija por segunda vez en un lecho y al sumergirlo y cubrirlo consigo misma logra convertirse en la casa donde primero se domicilia cada uno; desde entonces todo hombre se sentirá ante una mujer como un inquilino mal pagador. Es a este malestar –concluye Weininger– que suele llamársele amor filial o, más simplemente, amor.

Sin compartir la tesis anticonceptiva del pesimista citado, cabe apuntar su razón cuando destaca que todo en el ser humano es claustro, desde la gula de quitarse el hambre engullendo, hasta la sed metafísica de mojar la lapicera; que no hay sacar sin meter y que se sale a la vida para entrar a la muerte, yendo de un hueco a otro en una loca carrera de refugios inútiles, porque se habrá de terminar completamente destapado, con la osamenta al aire, tirados en un hueco.

Discutible o no por su formulación agresiva, la tesis de Weininger aporta al conocimiento del objeto casa un elemento esencial a la luz de los actuales planteamientos freudianos de la cuestión. ¿Qué otra explicación que una raíz erótica puede hallarse al sueño absurdo de la hipoteca propia? (Véase: “Tótem y Tabú” y ‘‘El significado de los sueños”).

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El libro de Jorge es el blog de Carlos Maggi en EnPerspectiva.net. Actualiza los viernes con uno de los textos de El libro de Jorge, volumen que editó originalmente el Club del Libro del programa radial Discodromo en agosto de 1976.

El próximo viernes 13 de noviembre publicaremos, de las Traducciones del árabe, Objeto: Gota de agua.

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