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El libro de Jorge
Objeto: Clavo

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Traducciones del alemán

Objeto: Clavo

La codicia y los clavos se usan con pudor, sin decir nada. Se meten dentro de algo y se tapan y no se vuelve a nombrarlos; no queda bien. Nadie se siente cómodo si le recuerdan las puntas que fueron martilladas en el alma de la madera para armar y sostener las estanterías del negocio.

En cada escalera y en cada andamio hay decenas de intenciones, hundidas a golpes, que yacen en la sombra, firmes, aguantando todo, pero secretamente. Clavar es un acto brutal, se cumple aplastando cabezas. Por eso nunca se dibujó una estampa del carpintero San José enarbolando el martillo; en cambio, el martirio de Jesús culmina según el relato de los evangelios al ser clavado en la cruz, como si la ingratitud de todos no hubiera sido su peor herida. No; fue necesario recurrir a cuatro clavos para mostrar que sufría hasta morir de dolor. Todavía ahora, para vengarse del dios de las tormentas se levanta hacia el cielo un clavo sin vaina y no es de gente buena mirar los pararrayos, y menos señalarlos con el dedo; salen verrugas.

Si de pronto, en una casa, la madera se hiciera transparente y se vieran los clavos, el espectáculo sería inaguantable, nos encontraríamos rodeados por una jaula de puñaladas yendo y viniendo, y terminaríamos sangrando antes de tocar ninguna de esas puntas afiladas.

Seguramente los espantosos prejuicios que rodean a todo lo sexual provienen del horror que causa la presencia de un clavo. (Véase: Delbrück en su obra “Geschichte DerKriegskunst”, capítulo VI: Prolegómenos para una historia de la vestimenta).

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El libro de Jorge es el blog de Carlos Maggi en EnPerspectiva.net. Actualiza los viernes con uno de los textos de El libro de Jorge, volumen que editó originalmente el Club del Libro del programa radial Discodromo en agosto de 1976. El próximo viernes 16 de octubre publicaremos Objeto: Cuchara.

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