Blogs

¿Por qué a mí?
Un infierno llamado vestuario

Facebook Twitter Whatsapp Telegram

Por Carol Milkewitz ///

Cansada del gimnasio, me anoté en el club para hacer natación, buscando la frescura y la libertad del agua, pero me reencontré con el infernal mundo del vestuario.

Desmiento el mito de que nadar es bueno para la espalda. Ir a la piscina significa cargar la mochila, agacharse y atravesar mil obstáculos solo para ver si hay un lugar donde guardar con candado mis valiosas pertenencias: un shampoo de oferta y la jabonera que le robé a mi hermano. Conseguir un casillero es más difícil que encontrar estacionamiento en el shopping el Día de los Descuentos.

Por fin, a lo lejos, veo uno libre. Pido permiso, le tiro la crema de enjuague a una, la levanto, le tiro los lentes de agua a la otra. Llego. En ese momento entiendo por qué estaba vacío: la puerta no cierra.

¿Qué importa? Tengo problemas peores: la toalla que traje, en realidad no la traje. Pensé que la apronté, pero no la apronté. Ahí empieza el peor escarnio de mi vida. Trato de cubrirme con la puerta del locker roto, haciendo malabares para que no me refleje el espejo de enfrente y entonces veo una cara conocida: mi ex suegra.

—¿Cómo estás, querida?
—Ahh jaja mmjakdf —trato de vocalizar.
—¡Qué bueno que hayas empezado natación!
—Ahh jaja mmjakdf —le repito.
—Te va hacer bien para las piernas —dice mirándome de arriba abajo.

Lo único que quiero es huir. Me pongo la malla lo más rápido que puedo, entro a la ducha y ahí llego a la conclusión: vos vas al club con la intención de algún día ser aceptada en sociedad, con la esperanza de algún día ir a una fiesta y ponerte un vestidito ajustado, o ir a la playa y usar un bikini con cierta seguridad. ¿Y para lograr ese objetivo qué te hacen hacer? Exponerte frente a todo el mundo, cuando todavía ni estás en forma porque no empezaste natación.

Parezco una alienígena con la gorra blanca de licra tironeándome el pelo. Salgo del vestuario, mezcla de guardería y playa nudista, y entro por fin a la tan esperada piscina.

***

¿Por qué a mí? es el blog de Carol Milkewitz, una veinteañera en la eterna búsqueda del equilibrio entre el estudio, el trabajo y la vida social. Por el momento, sale más bien poco. El último lugar al que fue con música, comida y alcohol: el supermercado. Actualiza los viernes.

Comentarios