A. Económico

La inflación llegó a 8,5 % en junio: ¿Cuáles son las perspectivas para los próximos meses?

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Los datos divulgados el viernes por el Instituto Nacional de Estadísticas marcaron que la inflación del mes de junio se ubicó en 0,45 %. Con ese registro, los precios al consumo acumularon una suba  de 5,6 % en el primer semestre del año y de 8,5 % en los últimos doce meses…

Con estos datos sobre la mesa, vamos a conversar de la evolución reciente de la inflación y de las perspectivas para los próximos meses, con la economista Florencia Carriquiry, de la consultora Deloitte.

Florencia, ¿Cómo vieron ustedes esa suba del IPC de 0,45 % el mes pasado? Fue un dato que en general estuvo en línea con lo que manejaban los analistas ¿verdad?

FC: Sí. Fue un dato bien alineado con lo que estábamos esperando…  De hecho, nuestro pronóstico puntual para junio era de un 0,42 %… y la mediana de la encuesta de expectativas del BCU estaba en 0,4 % también….

Con este registro, la inflación anual volvió a subir, por cuarto mes consecutivo y se alejó todavía más del rango meta… De hecho, desde los niveles de 7,4 % que llegaron a verse en febrero, hemos visto una suba en estos cuatro meses de más de 1 punto… Como decía Emiliano, en los últimos doce meses a junio la inflación alcanzó a 8,5 % concretamente.

Además, Romina, ese aumento de la inflación tiene que ver con una intensificación de las presiones inflacionarias más persistentes… no responde a factores puntuales, transitorios. En ese sentido, el indicador de inflación subyacente que elaboramos en Deloitte viene subiendo también desde febrero y en junio se ubicó en 9,8 % en términos anuales.

En definitiva, como comentábamos el mes pasado, lo que estamos viendo es que a las presiones domésticas, que se asocian en buena medida a que las subas de salarios siguen siendo muy fuertes y a que el gasto público también ha venido subiendo a un ritmo importante, se agregó desde el año pasado la suba del dólar. No hay que perder de vista que en los últimos doce meses el dólar acumuló un incremento de más de 15 %.

RA: Ahora… esa suba del dólar pega en la inflación pero al mismo tiempo es necesaria para que Uruguay mejore su competitividad… ¿verdad? 

FC: Sí. Claramente…. Es notorio que la tensión entre los objetivos de mejorar la competitividad, moderar la inflación y preservar el salario real es cada vez más fuerte… En la situación actual, nosotros entendemos que los tres objetivos no parecen alcanzables…  El contexto actual exige que Uruguay mejore su competitividad… hoy estamos muy caros frente a varias referencias relevantes… en particular frente a Brasil estamos en niveles de competitividad históricamente bajos… y eso es un riesgo importante para la actividad económica (y por ende para el empleo)… De hecho en estos días conocimos cifras de exportaciones preocupantes que marcaron un descenso de más de 30 % en junio y de más de 15 % en lo que va del año…  Para mejorar nuestra competitividad, entonces, el dólar debe seguir subiendo… Ahora, eso sin dudas tiene impactos en la inflación, que ya está en niveles altos…

RA: ¿Qué herramientas tiene el gobierno frente a este dilema entonces?

FC: A ver… hasta el momento el gobierno ha procurado contener la suba de los precios al consumo sobre todo a través de las tarifas…Y la baja del petróleo y la buena generación hidráulica que tuvimos hasta lo primeros meses de este año contribuyeron en esta estrategia. El mes pasado comentábamos que la evolución de los precios administrados ha sido clave para que la inflación no subiera más en el último año… De hecho, los precios administrados aumentaron en promedio menos de 4 % en los últimos doce meses…  Ahora, como siempre advertimos, esta estrategia sólo podía ser efectiva de forma transitoria… No podemos pensar que las tarifas pueden permanentemente abaratarse en términos reales… Y hoy es claro que con la actual situación fiscal y teniendo en cuenta la suba del petróleo (y del propio dólar) de los últimos meses y las pocas lluvias que se están registrando desde el otoño, ya no hay espacio para seguir por este camino… Incluso, ya se está hablando de la necesidad de aumentar tarifas de combustibles próximamente…

En definitiva, Romina, como hemos señalado otras veces, nosotros entendemos que para aliviar la tensión inflación-tipo de cambio de forma efectiva, es importante que la política fiscal y la política salarial contribuyan a moderar las presiones inflacionarias… En otras palabras se requiere más austeridad fiscal y se precisa también una moderación de los salarios… Sin dudas eso supone renuncias e implica decisiones políticamente difíciles… pero en nuestro entender los costos de no hacer esos cambios son mayores; podemos terminar viendo dificultades más importantes a nivel de la actividad económica y en última instancia enfrentando una pérdida de empleos innecesariamente alta.

RA: Frente a este panorama entonces, Florencia, ¿Cómo están viendo las proyecciones para adelante?

FC: Si bien como decía recién el dato de junio estuvo en línea con lo que esperábamos, de todas maneras hay varios elementos que nos han llevado a corregir levemente al alza las proyecciones… Por un lado, estamos corrigiendo al alza nuestra proyección de valor del dólar al cierre del año, hacia niveles de 28 pesos y, por otro lado, hay una serie de medidas que también suponen algunas décimas más de inflación en lo que resta del año…. Me estoy refiriendo por un lado a un probable aumento de combustibles al reciente incremento del IMESI al tabaco y a la eliminación de la exoneración del IVA que regía para las carnes de pollo y cerdo, por ejemplo… Considerando todos estos elementos, estamos trabajando ahora con un pronóstico de entre 8,5 % y 9 % para el cierre de este año y en principio algo menor para 2016… De todas formas, para el año próximo será clave ver que se plantea a nivel de  la Ley de Presupuesto y como terminan dándose las negociaciones salariales que comienzan en próximas semanas.  Si no vemos una moderación significativa en estos frentes, nos parece que hay riesgos de que veamos una inflación incluso mayor el año próximo, aún cuando la actividad económica se siga desacelerando.

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