A. Económico

Paraguay informó una expansión del PIB de 6 %: ¿En qué se sustenta un crecimiento tan intenso?

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Esta semana en Paraguay se divulgaron las cifras de PIB correspondientes al segundo trimestre, y marcaron un crecimiento de nada menos que 6,2 %.

Emiliano Cotelo (EC): En tiempos en los que nuestros vecinos Argentina y Brasil siguen en recesión y en el que la propia economía uruguaya se encuentra prácticamente estancada, nos pareció que valía la pena analizar con mayor detenimiento ese número. ¿En qué se sustenta un crecimiento tan intenso? ¿Cómo se perfilan las perspectivas para delante? Les proponemos conversarlo con la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte.

Romina Andrioli (RA): Tamara, recién Emiliano destacaba que el PIB de Paraguay creció 6,2 % en el segundo trimestre. ¿Esa venía siendo la tónica de la economía? ¿O es un dato que sorprende?

Tamara Schandy (TS): Al igual que Uruguay, Paraguay venía de una década de crecimiento súper fuerte de la economía y se enfrentó a partir de 2013-2014 con un contexto internacional más negativo, especialmente por la caída de los precios internacionales de muchos de sus productos de exportación.

En ese marco en los últimos tiempos se había observado un crecimiento más moderado, aunque también importa destacar que el enlentecimiento había sido menos pronunciado que el que vimos en Uruguay. Concretamente, en 2015 el PIB había registrado un crecimiento promedio de 3,1 % y en el primer trimestre de 2016 la variación interanual había sido de 1,5 %.

El 6,2 % aparece entonces como un dato bastante extraordinario, pero no podríamos decir que fue una sorpresa porque en Paraguay se computa un índice mensual de actividad económica que venía adelantando una aceleración fuerte… y porque estamos comparando con el segundo trimestre de 2015, que por algunos motivos particulares había sido especialmente bajo.

RA  –  ¿En qué sectores se ve el mayor dinamismo?

TS  –  El dato fue muy bueno en muchos sectores. Cuando pensamos en Paraguay, lo primero que viene a la mente es pensar en la agricultura y la ganadería. La agricultura creció aproximadamente 3 % en la comparación interanual, que es un poco menos de lo que se veía en trimestres previos pero sigue siendo un buen ritmo dada la coyuntura de precios internacionales que tenemos actualmente. En la ganadería, en cambio, hubo un salto muy importante. El PIB sectorial creció 14,4 % en relación al mismo trimestre del año anterior… y el comunicado oficial muestra como eso viene de la mano de un crecimiento muy fuerte de la producción de carne. La faena fue casi 30 % superior a la del segundo trimestre de 2015 (que no había sido buena). Las exportaciones de carne de Paraguay además vienen creciendo muchísimo en volumen. En este período que estamos mirando, en particular, las exportaciones a Chile subieron más de 20 % en volumen. Chile de hecho pasó a ubicarse como el principal mercado de la carne paraguaya en monto. Paraguay hoy tiene ventas a Chile mayores a las que tiene Uruguay; se transformó en un competidor muy duro en ese mercado para nuestro país.

RA  –  ¿Y qué sucede en otros sectores, Tamara?

TS  –  Empecé por esos sectores porque son los que uno asocia tradicionalmente a Paraguay, pero en realidad en otros sectores también hay tasas de crecimiento inusualmente altas.

El de electricidad gas y agua, que al igual que en Uruguay es bastante volátil dependiendo de las condiciones climáticas, tuvo crecimiento interanual de 20 %.

La industria manufacturera creció 10,6 %, con variaciones bastante intensas en muchas ramas.

Y también hubo otro enorme crecimiento en el PIB de la construcción. Puntualmente las estadísticas informaron una suba de 23 % respecto del mismo trimestre de 2015. Con eso, en el promedio de los primeros seis meses del año la construcción tuvo una variación de 13 %. Es una tasa muy pero muy significativa, pero que era en buena medida esperada. De hecho, el Banco Central de Paraguay hace proyecciones sectoriales de PIB y en sus últimos números ya preveía un crecimiento de 8 % para el promedio del año.

En parte es porque en 2015 algunos proyectos grandes se habían frenado ante la mayor incertidumbre derivada del contexto internacional y ahora volvieron a encauzarse… Pero es un fenómeno bastante generalizado: hay impulsos tanto desde la construcción privada como de la obra pública.

RA  –  ¿Es importante el movimiento de la obra pública?

TS  –  Sí, es súper fuerte. Las cifras fiscales muestran que la inversión de la administración central hasta julio fue aproximadamente 30 % superior a la de igual período de 2015.

RA  –  ¿Cómo es el panorama fiscal de Paraguay? ¿Hay holgura para sostener tasas de crecimiento tan grande en las inversiones?

TS  –  Paraguay tiene un resultado fiscal deficitario, pero bastante más acotado que el de otros países de la región. En el año móvil cerrado a julio, el déficit fue de 2,1 % del PIB.

Paraguay tiene una Ley de Responsabilidad Fiscal, que entre otras cosas establece un límite al déficit de 1,5 % del PIB. El déficit actual es algo mayor a este umbral, pero el presupuesto 2017 que se acaba de elevar al Parlamento vuelve a apuntar a un déficit de 1,5 % del PIB…o sea que sigue habiendo un compromiso de encauzar el desequilibrio fiscal a los parámetros de la ley.

Por otro lado, en las estadísticas se ve que el gasto está bastante enfocado en la inversión… El consumo del gobierno, de hecho, está cayendo en términos reales.

Y otro elemento que parece pertinente señalar es que en los últimos años Paraguay ha empezado a emitir deuda en los mercados internacionales de capitales, cosa que antes no hacía y que resulta en que tiene nuevos fondos disponibles para gastar.

RA  –  Y la deuda pública es muy baja, ¿verdad?

TS  –  Sí, es particularmente baja en la comparación regional. La deuda bruta está algo por encima del 20 % del PIB, cuando en Uruguay está alrededor del 60 % y en Brasil es superior al 70 % del PIB.

RA  –  ¿Y cómo está Paraguay de competitividad? Te lo pregunto porque supongo que dólar también estará bajando, como en toda la región.

TS  –  Sí, el dólar bajó 7 % desde los niveles que había alcanzado a fines de enero.

Pero la situación no es muy análoga a la que tiene Uruguay por varios motivos. El primero es que la inflación es ahora y ha sido en los últimos años mucho más baja que la que tuvo Uruguay. Estamos hablando de tasas de 4 % en 2014 y de 3 % en 2015 y en el último dato que tenemos de 2016. Eso hace que los costos en dólares no suban tanto como en Uruguay, aún con evoluciones “parecidas” del tipo de cambio.

La segunda gran diferencia, que es fundamental, es que el punto de partida de esta apreciación es muy distinto al de nuestro país. En Uruguay el tipo de cambio real bilateral frente a Estados Unidos es entre 25 % y 30 % inferior a su media histórica… y frente a Brasil la brecha de Uruguay es también mayor a 25 %. En Paraguay, esos desequilibrios están alrededor del 10 %. O sea, su moneda está algo más fuerte que lo  que ha sido su valor promedio histórico frente a esas referencias (de Estados Unidos y Brasil), pero está mucho menos caro en términos relativos de lo que está Uruguay.

Y lo tercero es que con niveles de inflación tan bajos, la política económica ha tenido mayores márgenes de libertad. Me refiero, en particular, a que desde principios del año pasado el Banco Central viene recortando la tasa de política monetaria para enfrentar el contexto de fuerte suba del dólar en Brasil y de freno de la demanda doméstica. Probablemente con este repunte de la economía no se justifique una mayor flexibilización, pero hasta ahora hubo espacio para cuidar bastante el valor del dólar.

RA  –  Para terminar, Tamara, ¿qué perspectivas se están manejando para los próximos trimestres?

TS  –  No son de mantenimiento de tasas de 6 % como la que recién vimos, porque en parte esta cifra reflejó comportamientos inusuales en varios sectores (como el de energía) y porque estábamos comparando con un trimestre particularmente flojo en 2015… pero son perspectivas bastante buenas.

Las proyecciones oficiales del Banco Central apuntan a un crecimiento de 3,5 % para el conjunto de este año y el Ministro de Hacienda incluso declaró hace poco que a su juicio la economía podría llegar a crecer un 4 % en el promedio de 2016.

Las últimas proyecciones de los analistas locales que releva la encuesta de expectativas del Banco Central apuntan a un crecimiento más bajo (3 %), pero parece importante advertir que la última encuesta es de agosto y por tanto es previa a que se conociera este dato del PBI del segundo trimestre.

En cualquier caso, se trata de un panorama bastante positivo, tanto en términos absolutos como también –por supuesto- en la comparación regional.

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