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El panorama económico en Argentina en la antesala de las elecciones

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¿Cuál es el escenario económico enfrentará el próximo gobierno?

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EMILIANO COTELO (EC): Como ustedes saben, en Argentina también habrá elecciones este domingo. Todos los analistas políticos en el país vecino coinciden que el estado de la economía ha jugado este año un papel central en el proceso político. De hecho, en la recesión y en la suba del dólar encuentran dos de las principales explicaciones para el sorpresivo resultado que tuvieron las PASO (las elecciones primarias que se hacen en Argentina) el pasado agosto. 

¿Cómo ha evolucionado el contexto desde entonces? ¿Qué marcan los últimos indicadores? ¿Cuáles son las claves del escenario económico que recibirá el próximo gobierno en Argentina? Lo conversamos a partir de ahora con la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte. 

ROMINA ANDRIOLI (RA): Tamara, te propongo comenzar por la actividad económica. Ayer se conoció que sólo en agosto hubo una caída de 1 % y que en la comparación con agosto de 2018 la actividad económica en Argentina tuvo una caída de casi 4 %. ¿Sorprende la magnitud de la baja? ¿Qué expectativas hay para el cierre de 2019? 

TAMARA SCHANDY (TS): Era esperado que los nuevos indicadores iban a mostrar que agosto fue un muy mal mes. Recordemos que el 11 de agosto fueron las PASO y que el lunes 12 el mercado abrió con una crisis financiera importante, con un fuerte incremento del dólar y caídas de los bonos y las acciones realmente significativas. Era esperable que ese clima iba a afectar la marcha de la actividad económica, como de hecho ya había sucedido con los últimos episodios de desorden financiero. Estoy hablando, por ejemplo, de la corrida cambiaria en mayo del año pasado y del segundo tramo que tuvo esa corrida el pasado octubre: en ambos momentos la economía real se resintió bastante con el stress financiero. Por eso no debe sorprender lo que están mostrando los indicadores ahora. 

De hecho, la caída del EMAE (que es un índice general) no es tan pronunciada como la que muestran algunos otros indicadores específicos. Por ejemplo, hay indicadores de la marcha de las ventas en el comercio minorista que están marcando caídas interanuales de dos dígitos en agosto.  

Volviendo al panorama general, la encuesta de expectativas que hace el Banco Central en el mercado apunta a una caída del PIB de casi 3 % para el promedio de este año. Nosotros en Deloitte pensamos que va a ser un poco más fuerte, pero el diagnóstico extendido es que Argentina ha tenido una recaída en materia de actividad económica y que la recesión va a ser más larga y profunda de lo que se pensaba hace algunos meses. 

RA: Las últimas veces que hemos conversado sobre Argentina ustedes han hecho bastante énfasis en que la situación aún es muy frágil y que no se puede descartar un agravamiento de la crisis. ¿Cuáles son los hitos más importantes a monitorear luego de estas elecciones? 

TS:  Hay varios temas, pero la situación fiscal y de deuda es clave. Está absolutamente instalada en el debate político la idea de que el próximo gobierno va a tener que encarar una reestructura de la deuda pública, porque no puede pagar los vencimientos que tiene por delante. En estos días analistas argentinos estimaban públicamente que con los intereses y amortizaciones planificadas para 2020 las necesidades de financiamiento del año que viene son de más de US$ 40.000 millones de dólares (y eso sin contar lo que eventualmente se necesite para cubrir el resultado primario del año, que seguramente va a ser negativo). Argentina hoy no tiene un acceso al financiamiento como para conseguir esos montos. Y tampoco los puede pagar con reservas (se estima que las reservas de libre disponibilidad son de menos de US$ 18.0000 millones). Entonces y volviendo a tu pregunta, hay varias claves a monitorear luego del resultado electoral: (1) qué tipo de reestructura de deuda le va a proponer el gobierno a los inversores; (2) si el gobierno va a sostener el ajuste fiscal para llegar a mostrar superávit primario o no; (3) si el gobierno va a tratar de conseguir el apoyo del fondo o no y (4) si el gobierno va a abrir la puerta para eventualmente financiar parte de las necesidades de fondos con emisión monetaria. Esas son 4 claves muy importantes. 

RA: ¿Qué escenario manejan a nivel del tipo de cambio? Sé que es una variable particularmente difícil de proyectar, pero para Uruguay es clave desde la perspectiva del turismo (en los dos sentidos), del comercio de frontera y también de varios sectores industriales que exportan a Argentina. 

TS: Nosotros tenemos la visión de que Argentina va a seguir teniendo un tipo de cambio “alto”. Obviamente que en la medida que es un país que hoy tiene niveles de inflación de más de 50 %, la noción de qué es alto va cambiando. A lo largo de 2020 el tipo de cambio podría seguir subiendo en forma relativamente importante y aún así no implicar una pérdida de competitividad de Uruguay si es que en Argentina parte de esa depreciación nominal se la come la inflación.

Pero también puede haber devaluación superior a la inflación y que Argentina se abarate todavía más en dólares. Para nosotros ésa es una posibilidad. Argentina no está muy muy barata respecto a parámetros históricos. Con los AR$ 63 de ayer, el tipo de cambio real está 16 % arriba de su media histórica. Luego de la devaluación de 2001, por ejemplo, llegó a estar en un nivel que hoy sería equivalente a casi AR$ 100. Entre 2003 y 2005, durante la primera parte del gobierno de Néstor Kirchner, el tipo de cambio real fluctuaba en valores que hoy serían equivalentes a unos AR$ 70. Obviamente no digo esto como referencia de lo que va a pasar, sino como parámetros para ilustrar que no estamos hoy con un dólar especialmente alto, aunque sí nos impacte el valor nominal arriba de AR$ 60 y aunque sí sea un dólar sustancialmente más alto del que estuvimos acostumbrados a ver en los últimos años. 

RA: Aún así, el Banco Central está interviniendo fuertemente en el mercado. En lo que va de esta semana vendió US$ 1.200 millones y desde las PASO lleva vendidos unos US$ 6.000 millones. ¿Tiene sentido pensar en moderar la suba del dólar con una situación tan frágil de las reservas? ¿Hasta cuándo es sostenible esa intervención? 

TS: No es demasiado sostenible. El Banco Central está tratando de velar por cierta estabilidad nominal. Como decía antes, la inflación en Argentina está en niveles sumamente altos. Y obviamente no hay recetas “fáciles” de cómo tiene que actuar la política monetaria. El mercado claramente está esperando que el dólar siga subiendo. El dólar “blue” está en AR$ 70. Eso significa que la brecha con el oficial está en 12 %. Es baja frente a los picos que supimos ver durante el gobierno de Cristina Fernández, pero es la más alta desde que volvió el cepo este año. Otras referencias, como el dólar “contado con liqui”, están con brechas de más de 20 % (en torno de 30 % ayer). 

RA:  – ¿Endurecer el cepo puede ser una opción? 

TS:  – Puede ser. De hecho hay bastante especulación en estos días de que eso pueda suceder incluso antes del cambio de gobierno. 

Si no pasa ahora, igual y como les decía hay muchos frentes de incertidumbre. Sin financiamiento externo, con dificultades para pagar la deuda, con recesión y con reservas cayendo, el nuevo gobierno tendrá un panorama difícil en materia económica. Podría apelar a más un cepo más restrictivo. También podríamos ver más controles de precios, retenciones, controles de capitales.

Ahora, tampoco es que Argentina esté condenada a eso. Recibiendo una economía con un tipo de cambio real más alto y un resultado primario que hasta hace pocos meses venía mejorando en forma importante, puede haber un escenario en el que el nuevo gobierno logre una reestructura exitosa de la deuda pública y empiece a mostrar mejores números fiscales (la inflación tiene muchas cosas malas, pero ayuda a licuar gasto público),  y con el tiempo podría ir sacando las restricciones cambiarios y a los movimientos de capitales. 

Si, en cambio, vemos un relajamiento fiscal y/o una mala solución a la necesidad de reestructurar la deuda, el panorama ciertamente puede seguir complicándose. Podemos ver más medidas heterodoxas (como las aplicadas en el pasado o de otro tipo) y a Argentina sin crecimiento económico todavía por más tiempo. De hecho, en un escenario como ése y dadas las restricciones imperantes, no podríamos descartar un mayor descontrol de las variables nominales.

En definitiva, nuestra visión es que el problema fiscal está en el centro del escenario económico en Argentina. Por eso hacia tanto énfasis en las claves a monitorear en ese frente en particular, porque a nuestro juicio allí se va a jugar buena parte del partido del próximo año. 

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Foto: Ronaldo Schemidt / AFP

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