Concurso de Cuentos

Cuentos de Navidad
Conocé a los nominados por el jurado y votá por tu cuento favorito

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El Concurso de Cuentos de En Perspectiva te invita una vez más a ser parte del jurado y votar para definir el “premio de los oyentes”. Hoy desde las 10 hs están publicados en EnPerspectiva.net los “cuentos de Navidad” nominados por el jurado, y al final de la página el formulario para votar.

Tienen tiempo para elegir su favorito hasta el próximo jueves a las 11 hs. Al día siguiente, el viernes, en La Mesa conoceremos: los cuentos preferidos por cada uno de los cuatro tertulianos, los tres ganadores según el voto del jurado y el cuento elegido por la audiencia.

Concurso de Cuentos de En Perspectiva 2016

Edición: Noveno llamado, noviembre de 2016
Consigna: Cuentos de Navidad
Jurado: Juan Grompone, Mauricio Rosencof, Alcides Abella, Ana Ribeiro y Gonzálo Pérez del Castillo

Cuentos nominados

Título: Un instante
Seudónimo: Adso de Melk

En 1882, Alberto, mi padre, fue invitado por la Edison's Electric Company a pasar Navidad junto a su familia, en una sencilla residencia de la quinta avenida de NY.

Nuestra expectativa era enorme. Mi hermana Sibyla y yo éramos niñas y poco comprendíamos lo que estaba ocurriendo. Ya en la fiesta, nos encontramos con decenas de invitados y un enorme árbol navideño. En un momento, el adusto anfitrión pidió la atención del público, el cual inmediatamente se agrupó junto a su figura. En ese momento, se produjo un silencio expectante y confuso. Tras unas palabras y como un acto de magia, decenas de bombitas Edison se encendieron frente a nosotros. Aquel árbol, que hasta ese momento me parecía la cosa más hermosa que había visto, iluminado, lograba una perfección hipnótica.

Ya pasaron sesenta años de aquel evento, sin embargo, nunca pude olvidar el suspiro de mi padre en ese instante, fuego de la ciencia que nos quemó los ojos, apuesta emprendedora y visionaria de Edward Hibberd Johnson.

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Título: Navidad
Seudónimo: Alejandra de Malvín

Desenmascarar a mi tío fue, durante mucho tiempo, uno de mis deseos más intensos de Navidad.

Por años nos reunimos con los ocho hermanos de mi padre y sus familias, a celebrar la Navidad, en un caos de asado, helados y ensalada de frutas. Y año a año Carlitos nos “regalaba” un Papá Noel diferente. Una vez apareció montado en un caballo, otra venía caminando y las más vino en bicicleta bajo el rayo del sol. Recuerdo especialmente cuando llegó arrastrando un paracaídas y nos convenció que se había tirado de un avión que acababa de pasar.

Mientras mis primos abrían sus regalos yo revisaba sus zapatos, la bolsa o sus bolsillos buscando cualquier pista que me ayudara a confirmar mis sospechas.

Por suerte, nunca lo logré.

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Título: Papá Noel, se busca
Seudónimo: Anastasia

A falta de pocos días para la Navidad, el “Chato Díaz “exhaló el último suspiro. Fue el velorio más concurrido en la historia del pueblo. Ese singular personaje, simpático, de barba y panza auténticas, cumplió dignamente, durante muchos años, el papel de Papá Noel. El Negro Comesaña vio su oportunidad. Quería volar más alto. Prontamente se apersonó ante las autoridades del Club de Leones. Le habían ganado de mano. Allí estaban el Tito y el Cacho, sus compañeros Reyes Magos, en procura del puesto. Se miraron con desconfianza. La decisión fue salomónica: los tres iban a salir juntos a regalar golosinas y pequeños presentes para los niños. Se colocaron las barbas postizas, los almohadones en su panza, y se pusieron el disfraz, sin mirarse, enojados. Así recorrieron las calles en un antiguo carruaje. Fue un error. Los niños comentaban jocosos: “miren, miren, ahí van los Reyes Magos vestidos de Papá Noel”.

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Título: Natividad
Seudónimo: Borges

Sábado 24, al fin llegaba el día. Agarré el auto y salí de Montevideo rumbo a casa. La ansiedad del reencuentro hacía que el solitario viaje fuera más largo aún, pero al fin el paisaje en la ventana me indicaba que ya estaba por llegar al pueblo. Y esos lugares conocidos de a poco me despertaban viejos recuerdos. Las discusiones filosóficas sobre la existencia de Papá Noel, que teníamos entre los primos mientras abríamos los regalos, los inigualables postres de la abuela de receta indescifrable, las lecciones de vida del abuelo, que ahora que ya no está me doy cuenta de lo mucho que me gustaría volver a escucharlas…

¿Cómo pude pasar tanto tiempo lejos?

Ya no importa. Cuando vi los dos brillantes ojos de la muerte dirigiéndose hacia mí, fue demasiado tarde para pisar el freno.

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Título: Detective
Seudónimo: Capitán Marvel

Cuando creo, creo. Pero cuando desconfío, bueno, cuando desconfío, soy bastante desconfiado.

Para mí que ese Papá Noel grandote y gordo, que se pasea alrededor del árbol de Navidad y habla con todos los chiquilines en el shopping, no es el verdadero. Así que me paré atrás suyo, metí despacito, despacito, mi mano por debajo de su casaca y encontré un cuerpo flaco, re-flaco.

¡Ja!¡Es un Papá Noel mentiroso! ¡No es gordo! ¡No es gordo!

El único verdadero es el que todas las Noches Buenas se desliza por la chimenea de nuestra casa y me trae juguetes. ¡Sí! Igualitos a los que están en las jugueterías del shopping…

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Título: La carta
Seudónimo: Enridel 1

Querido Papa Noel.

Te escribo esta carta porque sé que en el polo norte no hay señal de internet, que no tienes ni celular, ni Tablet, ni computadora, por eso es que no te mando ningún mail, SMS, o WhatsApp.

Espero que te encuentres bien y que no haya mucho frio por ahí, acá recién empezamos el verano y hace calor.

Como el año pasado no me trajiste todos losregalos que te pedí, es que en todo este año no hice rezongar a mi mama y en la escuela la maestra me dijo queme porté muy bien, por lo tanto te pido para estas navidades lo siguiente:

-Una muñeca.

Y nada mas, porque mi papa me dijo que por allá donde vives, hay crisis económica y como yo sé que tienes a como mil niños para hacerle regalos, es que solo quiero una muñeca. Igual tengo a los Reyes Magos que viven en otro lado y vienen dentro de poco.

Muchas gracias

Lucia. 7 años

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Título: La pesadilla
Seudónimo: Ganesha

—José, tuve una pesadilla acerca del nacimiento de nuestro hijo. Vi gente con ropa rara, que iban en carros sin caballos, por ciudades iluminadas con mil soles, comprando regalos envueltos en brillantes colores, puestos debajo de un árbol, adentro, afuera adornados con estrellas del cielo que brillaban. La gente estaba feliz, sonrientes en torno a una mesa con muchos manjares. Incluso había un señor de barba blanca vestido de rojo que repartía los regalos. ¿Sabes que no vi ninguno para nuestro hijo? No sé si lo conocen porque nunca lo nombraron. También pienso que si hubiera estado en esa fiesta, se habría sentido un intruso. ¡Qué pena sentí, José! Todo era hermoso, estaban felices, pero yo sentí ganas de llorar contemplando aquello. ¡Qué tristeza para Jesús, ser ignorado en su cumpleaños! Pero cuando desperté era solo un sueño y me alegré mucho… hubiese sido terrible si fuese verdad.

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Título: Aprendizajes
Seudónimo: Gregar

Sería la última Navidad que festejáramos en casa de tía Eli.

Al llegar, una fragancia dulce e ineludible nos dio la bienvenida desde los jazmines.

En el comedor el árbol agobiado por guías de luz y globos multicolores competía con un aroma a pino más neutro.

Sobre la mesa un mantel inmaculado acababa de despojarse de papeles azules que lo preservaban y sostenía un candelabro inútil y lustroso junto a doce copas labradas y rematadas con un borde dorado.

Los aromas eran en clave de fiesta y todo lo demás junto a la vajilla Willow procedía del viejo bargueño.

La misa criolla insistía con sus glorias, mientras en la cocina el chancho lucía dos narinas prominentes y pelos como resortes. El adobo invadía todo el lugar pero solo el guiño triste del cerdo nos incomodaba.

Aún guardo el olfato intacto. La tía, siempre sabia, me condujo a través de la magia de los olores.

En el arbolito me dejó dos tomos de regalo; gracias a ellos aprendí que además de perfumado, el mundo es ancho y también ajeno.

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Título: Son los padres
Seudónimo: Hipo

Federico tenía un fervoroso deseo para esa Navidad: que Papá Noel dejara en su arbolito un PlayStation 4. Desconocía, o acaso se renegaba creer el nefasto rumor de que todo aquello fuera una invención de la gente adulta.

Ese año, sin que nadie lo viera, escribió dos hojas argumentando por qué merecía y pretendía el mencionado regalo. Guardó celosamente la carta y en la misma Noche Buena la dejó en el árbol. En estoica vigilia la contempló hasta que el sueño lo venció, durmiéndose sobre un almohadón en el piso.

En la madrugada, su padre dejó una bicicleta, que si bien no era nueva del todo, estaba en perfecto estado. Federico divisó la maniobra fraudulenta disimuladamente, permaneció inmóvil, se acomodó en el almohadón y durmió nuevamente.

Al despertarse, tomó lasdos hojas que había escrito, las guardó y en una nueva hoja escribió: “una bicicleta azul”.

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Título: Plan
Seudónimo: Ilusión

Me enojé mucho con mi amigo Juan. No me cree. Dice que su hermano mayor le contó que no existe.

Pensamos un plan, a la hora de los regalos nos vamos a esconder. Así lo vemos y sabrá que su hermano le mintió.

Son las 12, estamos debajo de la mesa. Sentimos ruidos, ahí viene.

—¡Mamá! ¿Qué haces?, ¿y Papá Noel?
—¿Qué hacen acá? Los buscó afuera, no los encontró y dejó sus regalos.
—Ahhh. Viste Juan, tu hermano no sabe nada.

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Título: Sin título
Seudónimo: Los exámenes

Los exámenes médicos concluyentes: prediabetes, hipertensión.

Vendió los renos y el trineo, se mudó al Caribe.

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Título: El regalo de Navidad
Seudónimo: Marina

La mujer preparó la lámpara cuidadosamente. Mientras trabajaba, le gustaba pensar quién recibiría ese regalo. La empaquetó en una caja con un cartel que anunciaba que era una artesanía uruguaya que sobrevolaría el océano desde Montevideo a París y que llegaría antes de la Navidad. Imaginó las campanas sonando a las 12 de la noche y el frío de otras latitudes.

El dueño de la tienda colocó la lámpara en un soporte reservado para que la tenue luz con reflejos verdes iluminara los cristales de nieve que se acumulaban lentamente en la vidriera.

La turista rusa fue la primera en detenerse y exclamar: Ochen horosho. La joven japonesa de las mayas de intensos colores dijo en voz baja: Kirei. El argelino-francés pasó sin detenerse, pero el brillo verde que captaron de reojo sus pupilas lo acompañó todo el día.

El turista sueco que compró la lámpara la depositó furtivamente bajo el árbol con un cartel de Feliz Navidad en español que él no sabía pronunciar.

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Título: Navidad 2016
Seudónimo: Muérdago

El jefe del operativo mascullaba su bronca por la inoportuna tarea que le habían asignado esa madrugada del 25, solo atemperada por la esperanza de un aguinaldo extra, con el producido de lo que suponía serían abundantes multas. Era la primera Navidad con tolerancia cero al alcohol.

En plena rambla de Carrasco, frente a un atolladero de dos cuadras, un joven inspector le grita:

—Hay un veterano canoso que se niega a la espirometría, viene solo y sin libreta.

—Ya sabés lo que tenés que hacer, aplicale la multa correspondiente y dejá retenido el vehículo respondió el mandamás.

—Sí, jefe— contesta el joven— Pero, ¿qué hacemos con los renos?

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Título: Coloreando el cielo
Seudónimo: Pirómano

La mesa ya estaba lista para la venta, los cuetes estaban ordenados según su fuerza de explosión. Era la primera vez que, con mis amigos, nos poníamos a vender y sabíamos que el lugar elegido era estratégico. Nunca pensé que nos fuera a ir tan bien, trabajamos todo el día. Si no fuera porque mamá nos trajo algo para comer, no hubiéramos almorzado. Empecé este cuento, no para contarles nuestro éxito en el negocio, sino para expresar mi satisfacción a la media noche. Nunca había contemplado los fuegos artificiales con tanto regocijo. Mientras explotaban y coloreaban el cielo, yo pensaba: “ese seguro lo vendí yo”.

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Título: Pocas palabras
Seudónimo: Tayom

Giró el vaso de whiskey en su mano, contemplando los destellos dorados que emitía el licor. Paseó su mirada alrededor; estaba lleno de gente a la cual quería, solo hacía falta una persona para completar la escena. Desde su separación hacía cuatro meses, parecía que las cosas ya seguían otro rumbo y no había posibilidades de reconciliación. Sonó su celular y lentamente lo retiró de su bolsillo. Un mensaje. “¡Feliz navidad! Quisiera estar ahí contigo, te extraño”. Una sonrisa curvó sus labios y ahí estaba, en esas escasas palabras, lo que para él significaba la navidad: Esperanza.

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Título: Complicidad
Seudónimo: Urón

Entre tantos besos y abrazos se olvidó que estaba triste.

Cuando todos se fueron y la casa quedó en silencio, creyó oír una voz familiar que le decía: “¡Feliz Navidad!”.

Cerró los ojos, suspiró y sonriéndose apenas respondió muy bajito: “¡Feliz Navidad, viejo!”.

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Título: Al Viento
Seudónimo: Ventolina

Ahora vivimos con una señora junto con otros niños, pero hasta el año pasado vivíamos con tía Eulalia. Ella siempre hablaba muy bien. Por ejemplo, cuando llegábamos de la escuela, decía que ella no sentía rabia porque rabia tienen los perros, lo que ella sentía era indignación. Y que nosotras la molestábamos, porque no teníamos respeto ni nada por el estilo. Pero el año pasado empezó a hablar raro, salía a la calle y se perdía, por eso el doctor del Maciel le dijo que era de los nervios. Empezó a ir a la iglesia, cosa que nunca y el cura le dijo que venía el tiempo de Al Viento y que ella tenía que empezar una vida nueva y hacer algo, por ejemplo, un pesebre. Tía Eulalia compró unas figuritas de yeso y se pasaba con ellas todo el día, cambiándolas de lugar y mirando por la ventana. Hasta que el 24 de diciembre juntó todas las figuritas en una bolsa, salió a la calle y no volvió más. Dicen que se enloqueció, pero yo no creo. Para mí que se avivó y se fue nomás.

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La votación para el Premio de los oyentes cerró el jueves 15.12.2016. El viernes 23.12.2016, durante La Mesa de los Viernes de En Perspectiva, daremos a conocer los resultados de la votación y también los premios otorgados por el jurado.

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Foto: Desfile del Día de Acción de Gracias en la 6a Avenida, Nueva York, EEUU, 24 de noviembre de 2016. Crédito: Eduardo Munoz Alvarez/Getty Images/AFP.

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