Ciencia y Tecnología

Energía solar cambió la vida en Cerros de Vera

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Este año, Cerros de Vera se transformó en el primer pueblo de Uruguay en autoabastecerse de electricidad generada por paneles solares. En Perspectiva conversó con Pablo Medeyros, responsable de la Unidad de Energía de CSI-Ingenieros, y con el maestro Jorge Morales, director de la Escuela 25 de Cerros de Vera, quienes contaron cómo funciona este sistema cuya instalación revolucionó al pueblo.

EN PERSPECTIVA
Lunes 03.08.2015, hora 10.26

EMILIANO COTELO (EC) —El 2015 no será un año cualquiera en la historia de Cerros de Vera. Este pueblo de 160 habitantes del departamento de Salto acaba de convertirse en el primero del país que se autoabastece de electricidad a partir de paneles solares fotovoltaicos.

¿Qué innovaciones supone un sistema como el que fue instalado allí? ¿Cómo cambió la vida de los pobladores de Cerros de Vera?

Vamos a conversarlo, por un lado, con el ingeniero Pablo Medeyros, responsable de la Unidad de Energía de CSI-Ingenieros, la empresa que realizó la obra, y por el otro, con el maestro Jorge Morales, director de la Escuela 25 de Cerros de Vera.

Para empezar, Cerros de Vera es una localidad ubicada en el sureste del departamento de Salto…

JORGE MORALES (JM) —Está a 140 km de la ciudad de Salto y a 110 km de Tacuarembó, más o menos.

EC —Sí, son esas las distancias, pero no son distancias lineales ni los caminos son fáciles.

JM —No, desde cualquiera de las dos ciudades hacés un máximo de 50, 60 km sobre la ruta y después entrás en los caminos vecinales, que están bastante dificultosos de transitar. Pero hay que llegar de alguna manera.

EC —¿Cuánto lleva llegar de Salto hasta allí?

JM —Te implica dos horas y media, y más también. Dos horas y media es el mínimo.

EC —¿Hay transporte colectivo?

JM —Lunes y viernes tenemos una empresa de ómnibus que llega en horas de la mañana y se va, es el destino. Llega a las 10 y a las 11 ya se va para atrás.

EC —Viven unas 60 familias en viviendas de Mevir.

JM —Sí, tenemos un complejo de Mevir de 42 viviendas. Y después hay una zona que se está poblando ahora con casitas, de parejas jóvenes, por suerte, que están decidiéndose quedarse en la campaña y están construyendo en un predio fiscal.

EC —¿A qué se dedica la población de Cerros de Vera?

JM —Mayoritariamente, el 80 % de la población, son empleados de estancia, peones rurales, capataces de estancia; hay algunos funcionarios públicos, policías, gente de la empresa que está trabajando en la obra tercerizada para UTE. En su mayoría están relacionados con las estancias, zafrales; ahora estamos con la zafra de la esquila, las comparsas de alambrado. Ese es mayoritariamente el trabajo que hay en la zona.

EC —Hasta ahora Cerros de Vera se abastecía de energía eléctrica con generadores diésel que funcionaban las 24 horas. ¿Qué implicaba eso?

JM —Teníamos problemas de bajones de tensión, nosotros que estamos lejos de la usina notábamos el bajón de tensión cuando había un pasaje de un motor a otro. A veces había alguna dificultad, porque en ese pasaje a veces tenías un breve período en que te quedabas sin energía. Más allá de todo el ruido que generan tremendos motores funcionando las 24 horas del día.

EC —¿Cómo es eso del ruido? Porque vi en algunas crónicas de prensa que se destacaba ese problema.

JM —Imaginate que tengas al costado de tu casa dos camiones prendidos todo el día. Eso sería. Es bastante molesto para las personas que no están habituadas. Acá la gente hace muchos años que los tenía y como que te acostumbrás, pero era un ruido constante y bastante molesto, bastante pesado. Eso ha sido un cambio brutal.

EC —En Cerros de Vera no existía el silencio.

JM —[Se ríe.] No, era una campaña sin silencio.

EC —Ahora, a partir de este acuerdo entre la Dirección Nacional de Energía, del Ministerio de Industria, Energía y Minería, UTE y Mevir, se implantó el sistema de generación de energía eléctrica a partir de paneles solares fotovoltaicos.

Ingeniero Medeyros, ¿qué fue concretamente lo que se puso en marcha?

PABLO MEDEYROS (PM) —El proyecto consistió en generar la menor cantidad posible de horas de funcionamiento de los generadores diésel. No solamente por los aspectos de confort de la gente, porque realmente son importantes, porque un pueblo como Cerros de Vera no puede tener ese nivel de ruido que tenía, sino también porque la generación en ese sitio con combustible diésel implica una logística y unos costos muy elevados. Entonces el concepto partió de lo siguiente: tener una unidad de generación con una serie de paneles, unos 180 paneles de 2 m2 cada uno, instalados en un predio adjunto al pueblo, que reciben la energía solar durante las horas de sol. Esa energía tiene un poquito de variación, en función de las horas de sol el funcionamiento puede variar un poco, pero por lo general en el horario de buena insolación cubre perfectamente la demanda del pueblo y genera excedente. Hay horarios en que la energía solar es más que lo que el pueblo consume.

Ese excedente se acumula en unas baterías especiales, que están dentro de un contenedor junto con todo el sistema de control. Esas baterías durante el día van completando su carga, generando una reserva para las primeras horas en que no hay sol. Entonces cuando el sol cae o cuando la demanda supera la producción del sol –podría pasar, de repente en un día muy frío, que antes de terminar el día la demanda del pueblo fuera mayor que la producción en ese momento de energía solar– se complementa la energía solar con las baterías.

El tercer componente es el que ya estaba, el generador diésel. El generador diésel sigue cumpliendo un rol muy importante en el sistema, un sistema de triple fuente, sol-baterías-diésel. Lo primero que tiene que cumplir ese sistema es asegurar la disponibilidad de energía en cualquier condición. Es decir, si por un accidente, por ejemplo por lluvias, por un problema de baterías o por lo que fuera, el sistema solar o el sistema de baterías salieran de funcionamiento, el diésel va a dar el componente que esté faltando. Entonces asegura que, no importa la condición climática, el pueblo tenga su energía disponible y pueda ocuparse de eso.

Por último es también muy importante ese tipo de generación para asegurar la vida útil de las baterías. Las baterías modernas de alta acumulación y altos ciclos de carga y descarga –estamos hablando de cargar todos los días por lo menos una vez el contenedor lleno de baterías– requieren de un seguimiento para que no descarguen más de cierto porcentaje para que su vida útil sea larga, ya que son un componente costoso. Eso también lo asegura el generador diésel, porque el sol no lo puede asegurar, seguimos con el capricho de que el sol sale cuando tiene ganas y está nublado cuando tiene ganas. Esas cosas no las podemos resolver y las resuelve el generador diésel que ya estaba.

EC —Maestro Morales, ¿qué está mostrando la práctica? ¿La realidad qué dice, cuántas horas por día terminan funcionando los motores?

JM —Yo he notado que los motores están funcionando tarde, muy tarde. Evidentemente, por lo que decía el ingeniero, la energía solar ha ocupado todo el día y gran parte de la noche, porque yo los escucho porque me acuesto muy tarde, tipo 10, 12 de la noche empiezan a funcionar. La semana pasada fui a hablar con el presidente de la comisión de fomento, que justamente es uno de los muchachos que están trabajando para UTE, y noté que siendo temprano, tipo 4 de la tarde, estaban funcionando los motores. Era porque ya habíamos tenido dos días muy nublados, supongo que el día anterior también había estado funcionando durante el día. Escuchando lo que decía el ingeniero ahora toma un poco de forma lo que escuchaba de los motores y lo que había visto del funcionamiento.

EC —En épocas normales, ¿cuántas horas se estima que van a funcionar los motores por día?

JM —Otra ventaja, además de las horas que funciona, es que los generadores ahora cuando funcionan –normalmente funciona uno solo a plena carga o en algunos casos uno complementado– es que funcionan a plena carga y no a cargas muy parciales, como trabajaban. Eso hacía que los rendimientos del combustible también fueran muy bajos. Hoy los generadores funcionan a plena carga cuando se requiere de ellos, porque no solamente van a dar la carga de energía, sino que van a recuperar las baterías que están en situación crítica.

El funcionamiento de los generadores hace acompasar la climatología. Es decir, en invierno tenemos un nivel de radiación muy inferior, una cantidad de horas de radiación muy inferior, y en verano tenemos un nivel de radiación muy superior. Entonces quizás ahora en julio, agosto tengamos más horas de funcionamiento que las esperadas de promedio diario, pero en general estos equipos no deberían superar en promedio unas tres, cuatro horas de funcionamiento diario, contra las 24 horas de antes, y a plena carga contra carga reducida. Quiere decir que también hay un ahorro en los kilovatios por litro de gasoil que se produce.

EC —¿Por qué se optó por la energía fotovoltaica, por qué no por ejemplo por la energía eólica?

JM —El primer problema era de plazos que definen las soluciones. Las energías renovables tienen sus caprichos, ligados a la climatología o al viento o a la insolación. En el Uruguay y en casi todo el mundo la insolación es una materia ya estudiada en profundidad, y nosotros los que diseñamos instalaciones solares conocemos casi sin lugar a dudas cuál va a ser el desempeño de una planta solar, según el punto del país donde se instale.

En cambio generar un proyecto de energía eólica que sea aceptable para la inversión, que tenga un buen retorno o que produzca suficiente energía para que pague la inversión que se hizo, requiere no menos de un año de estudio del recurso, es decir, cómo funciona el viento durante un año entero en el sitio donde se quiere colocar el equipo. Entonces diseñar una instalación de partida sin tener esa información es un muy mal diseño, uno toma unos riesgos tremendos si no sabe cuál es el rendimiento que va a tener el equipo. Si el equipo produce la mitad de lo que uno pensaba, el costo final es el doble por cada kilovatio que produce la instalación. Entonces, si bien el llamado era abierto a eólica y/o solar, la decisión de presupuestar una instalación solar se basó en eso, en que teníamos un plazo para ponerlo en funcionamiento y asegurar el desempeño, que no es solamente el plazo. Durante un año tenemos que ser responsables del funcionamiento de esa instalación y de su desempeño. Y eso con un aerogenerador no es sencillo si uno no tiene toda esa historia del viento.

EC —¿Qué tan rápido se recupera la inversión en función de lo que puede ahorrarse utilizando un sistema como el que hasta ahora funcionaba, basado en gasoil?

JM —Ese es un número que no es corto. A diferencia de las energías solares estándar que se utilizan en el país, que son conectadas a la red de UTE y con el respaldo de la red de UTE disponible permanentemente, por tanto uno puede producir excesos, volcarlos a la red y tomar los faltantes cuando los precisa, en Cerros de Vera eso no se podía lograr, porque si excedíamos la generación no teníamos adónde volcarla, no se la podía acumular si no teníamos baterías. Eso hizo que la instalación tuviera que tener el tercer componente, que son las baterías. Y las baterías son costosas, porque tienen que tener una vida útil no inferior a 10 años, y los períodos de repago de estas instalaciones normalmente andan en ese entorno, siete, ocho, quizás diez años.

Pero si uno hace otro análisis que no es el meramente económico, estas instalaciones tienen un montón de ventajas, y además una vida útil muchísimo más prolongada, lo que quizás a un inversor privado no le interese tanto, porque es difícil que la gente mire proyectos de más de 25 años cuando hace una inversión privada. Pero cuando el Estado hace una inversión en infraestructura puede pensar en infraestructuras que tienen una vida útil de 25, 30 años, como sería el caso de Cerros de Vera.

EC —Maestro Morales, ¿cuáles son las ventajas? ¿Cómo lo viven ustedes desde el pueblo? Hace un rato usted destacaba el silencio, la posibilidad de saltearse el ruido permanente de los generadores diésel que había caracterizado la vida en Cerros de Vera durante tantos años. Ahora esos motores se prenden solo un rato, en la noche, etcétera. ¿Qué otras ventajas han visto?

JM —Más allá de lo que planteaba el ingeniero, algo de lo que hemos trabajado con los chiquilines en la escuela es todo el tema de las energías limpias. Se terminó el tema de la contaminación del aire, producto de los motores diésel, algo que para nosotros desde el punto de vista educativo es muy importante. Más allá de eso, en el funcionamiento yo no he notado los bajones de tensión que teníamos antes. En un principio, cuando el equipo empezó su período de prueba, cada tanto teníamos problemas con los cortes, pero eran evidentemente problemas de mantenimiento, de comienzo de funcionamiento, como toda cosa nueva que siempre tiene sus detalles. Una vez que el equipo se instaló y empezó a trabajar no tuvimos más cortes de luz, no tenemos problemas con los bajones de tensión, que en la escuela nos ocasionaron un problema que nos quemó las computadoras. Eso se terminó. Desde el punto de vista del funcionamiento ha sido un avance importantísimo.

EC —¿Y desde el punto de vita del precio por mes de esa energía eléctrica para los habitantes?

PM —En el Uruguay no existen tarifas diferenciales por sectores o por regiones, no importa el origen de la energía que estás volcándole a un cliente, la tarifa es exactamente la misma. Un cliente de Cerros de Vera no paga ni más ni menos que otro cliente urbano de Montevideo o Salto que esté en las mismas condiciones del pliego tarifario, porque existen distintos tipos de clientes. Pero no importa si ese cliente tiene un generador diésel en la puerta de su casa para atenderlo, que le sale mucho más caro a la UTE, o si es una conexión de una línea que viene de Salto Grande y que por ser hidráulica y estar volcando agua, como en este momento, el costo variable es cero.

EC —O sea que para la gente de Cerros de Vera no había antes una tarifa distinta de la del común de los consumidores y ahora tampoco. Desde el punto de vista de la tarifa no ha cambiado nada.

PM —No, no debería cambiar nada, porque ese es el reglamento tarifario que rige la Dirección Nacional de Energía y el reglamento de tarifas del Uruguay. También se avanza en ir eliminando en el país ese tipo de generadores que a UTE le generan un tremendo problema, no solamente por los costos de generación, porque estamos hablando de llevar el combustible a Cerros de Vera, que desde Salto está a más de dos horas y media, como decía el maestro, y desde Tacuarembó a una hora 40 en camioneta –no en un camión con combustible, sino por los problemas de contaminación, de riesgo, y porque operar una estación diésel requiere también un control horario más riguroso. En los horarios de funcionamiento de energía solar estas plantas son automáticas y se monitorean desde Montevideo y desde el propio Cerros de Vera. Hay una aplicación web que nos pasa toda la información de cómo está funcionando el equipo y cuál es el estado de carga de las baterías, si hay algún problema de frecuencia, si hay algún grupo de paneles que tiene algún problema de carga o de levantamiento de energía. Hay todo un sistema de control que funciona sobre todo el sistema, no solamente sobre el sistema solar incorporado, sino también sobre los sistemas diésel, porque hoy tenemos un sistema de control que despacha las tres fuentes en forma independiente o simultánea según lo que se precise.

EC —Maestro Morales, ¿ha cambiado la vida del pueblo en cuanto a que se considera una localidad líder en el desarrollo de estas tecnologías? ¿Tienen visitantes interesados por conocer cómo es esto, cómo funciona?

JM —La gente lo ha tomado con muchísima responsabilidad, sobre todo. Es un desafío importante para la gente y se lo ha tomado así. Están muy conscientes de que la localidad es pionera en esto y por eso se pusieron mucho la camiseta de este proyecto. Sobre todo pensando en que hay un montón de localidades rurales en nuestro país que están alejadas como nosotros, que tienen las mismas dificultades que tenemos nosotros, y que el hecho de que te llegue la energía de la UTE, de la forma que sea, sea solar, sea a través de las líneas o con motores, te cambia la vida. Te cambia la vida en todo sentido. Yo trabajé en un montón de escuelas en las que no teníamos luz eléctrica hace unos años y era una cosa; vos vas ahora a esas mismas escuelas que tienen energía eléctrica y es otra cosa, es otro el aire que se respira. Parece mentira que seamos tan dependientes. Y la gente se puso esa camiseta pensando que ojalá este proyecto sea positivo para la UTE, para el ministerio, para Mevir y que se pueda repetir en otras localidades.

EC —Justamente, ingeniero Medeyros, ¿qué posibilidades hay? ¿Se va a replicar esta experiencia en otros lugares?

JM —Es una decisión del conjunto de promotores que son el ministerio, UTE y Mevir en este caso. Seguramente se van a tomar algunos proyectos similares y se van a ejecutar. No son tantos los sitios adonde no llega la red y que tengan una masa de gente suficientemente importante como para llegar a una instalación de este tipo, como para pensar en instalaciones de 30 años de vida útil.

Quiero aprovechar para agradecer especialmente a la gente que vive en Cerros de Vera por lo hospitalaria que fue durante la obra, la disponibilidad que tuvo para cedernos el centro comunal para que cuando las personas de la obra tenían que pernoctar tuvieran un sitio y también por ayudarnos a cuidar la instalación. Porque yo vi un compromiso impresionante en esos gurises el día de la inauguración, me emocionó hasta las lágrimas ver a esos muchachos sintiéndose tan a gusto y tan honrados con lo que estaban haciendo en ese momento. Realmente quiero agradecerle a toda la gente de Cerros de Vera por la colaboración que nos dio y por el espíritu que le puso a este tema.

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Transcripción: María Lila Ltaif

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