Entrevistas

Roberto Markarián (rector de la Udelar): "La reconversión del Clínicas y su integración al Sistema Nacional de Salud es una de las principales metas del ejercicio de mi cargo”

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El rector de la Universidad de la República (Udelar), Roberto Markarián, habló en una entrevista con En Perspectiva sobre el futuro de ese edificio y los cambios que traerá su incorporación al Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS). Las autoridades de la educación y el Ejecutivo están de acuerdo en que para integrarse al SNIS el Clínicas precisa una reforma edilicia pero además exige modificar la forma en que se administra, y la intención es realizarlos sin afectar la representatividad de su Comisión Directiva.

¿A quién pertenece el Hospital de Clínicas? ¿Al Ministerio de Salud Pública (MSP) o a la Universidad de la República (Udelar)? La discusión es vieja, dominó la agenda pública en 1950, tres años antes de su inauguración.

Finalmente, y después de intensas manifestaciones estudiantiles, “el Clínicas” quedó bajo la égida de la Facultad de Medicina de la Udelar.

Más cerca en el tiempo, hace 10 años, con la reforma de la salud del primer gobierno de Tabaré Vázquez, la discusión reapareció. Las autoridades se preguntaban si el Hospital de Clínicas no debería formar parte del Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS).

Ahora la tercera administración frenteamplista parece decidida a tomar este camino. Y encara una reconversión que no abarcaría solo lo institucional. El gobierno también prevé una inversión importante en la mejora de la planta física de este gigante de 110.000 metros cuadrados y 20 pisos que acumula un deterioro importante.

¿Cuál va a ser el futuro de ese edificio, quizás el más grande de Uruguay? ¿Qué cambios traerá su incorporación al SNIS?

Vamos a averiguarlo con el rector de la Udelar, Roberto Markarián.

EMILIANO COTELO:
Que el Hospital de Clínicas debe reformularse no es una novedad. Ha habido muchas discusiones al respecto. Hasta se llegó a pensar en algún momento en la posibilidad de dinamitarlo y hacer otro nuevo allí o en otro lugar. Por eso le pregunto: ¿cuándo empezó este proyecto de reconversión?

ROBERTO MARKARIÁN:
El proyecto de reconversión empezó hace mucho tiempo. No me animo a decirlo en detalle porque yo soy rector desde hace ocho o nueve meses y desde que volví a intentar ser rector y en este caso ser elegido puse el tema del Hospital de Clínicas y su integración plena al SNIS como una de las metas principales del ejercicio de mi cargo. Y es lo que estoy haciendo.

Así que para la administración actual el tema es nuevo y le hemos dado un impulso muy grande, al extremo de reunir información que estaba dispersa por allí respecto a las cuestiones de la administración del hospital y del edificio mismo. Por suerte hemos logrado hacerlo en poco tiempo y estamos en condiciones de mostrar por lo menos el conjunto de la información disponible y tener capacidad de resolución sobre qué querríamos hacer con ambas cosas, la administración y el edificio.

EC – ¿Qué instituciones están trabajando en el proyecto?

RM – En primer lugar, las partes de arquitectura. Tenemos dos aparatos centrales, uno que se llama Plan de Obras de Mediano y Largo Plazo, que se dedica a las obras nuevas, y una Dirección Nacional de Arquitectura, y la parte de arquitectura del propio hospital. Hemos logrado reunirlas y hacer un informe único, muy claro. El informe no ha sido aprobado por los organismos universitarios, pero está claro que es una excelente base para elaborar posiciones en lo inmediato.

Por otro lado, la dirección y la Comisión Directiva del hospital están trabajando en la elaboración de una ordenanza del hospital nueva, distinta, que tiene que ser propuesta por la Facultad de Medicina al Consejo Directivo Central (CDC). El hospital es muy grande, 110.000 metros cuadrados son 11 hectáreas, con 11 manzanas edificadas una arriba de la otra, por lo tanto el hecho de que sea el CDC el que tiene que aprobar la reglamentación parece una cosa bastante razonable. Eso fue resuelto cuando la Ley Orgánica, a fines de los años 50.

EC – Pero también están trabajando el MSP, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) y la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE). ¿Cómo es este sistema interinstitucional?

RM – Desde antes de que asumiera el actual gobierno el MTOP estuvo trabajando en torno al estudio de la posibilidad o no de reconvertir el edificio, mejorar sus características, poner dinero, hacer construcciones nuevas dentro de la misma estructura. Inmediatamente después tanto el MSP como el MEF se interesaron en el asunto, en las entrevistas que tuve con ambos ministros, Basso de Salud Pública y Astori de Economía, hablamos del tema, y por suerte muy rápidamente –hará 10 días– nos reunimos los tres ministros y yo con algunos asesores del ministro de Economía para tratar la temática general. Esta incluye del lado del gobierno lo que tiene que ver con el edificio y con la integración al SNIS, y yo introduje un tema nuestro en el cual ellos en principio no tienen incumbencia directa, el problema de la administración del hospital y las formas de gobernarse el hospital, de tener una auténtica dirección hospitalaria, distinta de lo habitual en la institución universitaria, que básicamente es una institución de enseñanza superior.

EC – Se trata de una reforma que tiene dos grandes capítulos, lo edilicio y lo institucional, y a su vez dentro de lo institucional cambios hacia dentro del Clínicas y hacia fuera.

RM – Exactamente, así lo hemos entendido, así se lo dijimos. Cuando Astori planteó que hay dos problemas, uno que tiene que ver con la integración al sistema y otro que tiene que ver con el edificio, yo agregué que hay un tercer problema, que es el problema de la administración interna del hospital. Y hubo acuerdo en que efectivamente son tres temas.

EC – Empecemos por lo institucional hacia fuera. ¿Ya está decidido que el Hospital de Clínicas pase a formar parte del SNIS?

RM – A nivel de las cabezas de gobierno y de nuestra institución, sí. En cuanto a tener un texto explícito, aún no hemos llegado a lo que querríamos. Hay acuerdos de diverso tipo por los cuales el hospital le presta apoyo al SNIS, recibimos dinero por ese apoyo que prestamos, hemos logrado acercar, equiparar un poco algunos salarios a los salarios de la salud pública general. Pero la integración plena, que quiere decir que somos un efector de salud, eso no está hecho y espero que se logre rápidamente, más o menos en concordancia con la resolución que se tome sobre la financiación de las obras.

EC – Pero eso está resuelto: el Hospital de Clínicas va a ser un efector del SNIS. Va a ser algo similar a una mutualista.

RM – Sí, a otra escala. Nosotros no damos todos los servicios que da una mutualista, pero a la vez somos mucho más grandes. Así que creo que la comparación es válida, aunque no sea precisa técnicamente.

EC – Justamente, ¿qué lugar ocupará el Hospital de Clínicas dentro del SNIS? Por ejemplo, ¿para qué público objetivo está pensado?

RM – En eso estamos en conversaciones en particular con la dirección del Hospital Maciel. Mañana vamos a visitar el Hospital Maciel para interiorizarnos más en este asunto –lo dirige un hijo de uno de los grandes cerebros del Hospital, el doctor Villar– para ver cómo hacemos una distribución. Si es geográfica, para saber qué zonas va a atender cada uno de los grandes hospitales de Montevideo (el Maciel, el Pasteur y el Clínicas), u otras formas que se pudieran dar.

Está claro que el Hospital de Clínicas, por tener una cantidad de servicios muy especializados, tiene una escala nacional que los otros hospitales no tienen, por lo cual ese aspecto también va a tener que ser contemplado. El tamaño del hospital y su riqueza interna complican un poco la integración. Espero que se arregle, porque son problemas técnicos sencillos. Si hay voluntad política… y claramente la hay, mis reuniones a nivel político fueron todas en el mismo sentido.

EC – ¿Cuántas personas podrá atender el Hospital de Clínicas? Veía en algunos de los documentos que han circulado que estaría en condiciones de atender a entre 60.000 y 100.000 usuarios del SNIS.

RM – Creo que la cifra es mayor que esa. Si uno mira las estadísticas de los últimos años, el número es superior a 150.000 personas que van una vez o se quedan internadas un montón de días, el número es muy variable. Quizás si uno lo lleva a una unidad técnica dé ese número un poco más bajo, pero la cantidad de gente que se atiende por año en el Hospital de Clínica es cercana a los 200.000. Querríamos mantener esa atención con mejor calidad, con mejor internación.

Está claro que la parte de internación tiene grandes deficiencias. Por más que yo resalto muy fuertemente –y eso es parte de la razón por la que estamos insistiendo en que recuperemos este edificio– que las partes que han sido arregladas, también con mucho dinero, con capacidad, con cabeza técnica, están sensacionales, hay que ir a varios de los pisos inferiores. A partir del cuarto, porque el cuarto está arreglado de los dos lados –el hospital tiene un eje y dos alas–, es un lujo, es mejor que el Británico, ahora que la gente compara todo con el Británico.

EC – Sí, es de las características chocantes que tiene el Hospital de Clínicas de un tiempo a esta parte: en algunos de sus sectores parece un hospital o un sanatorio del siglo XXII y en otros es Sarajevo.

RM – Hay pisos que son de puro depósito, por ejemplo. Es increíble, pero eso está así. Creo que las […] han sido dadas en el piso quinto o sexto, y eso hay que arreglarlo, hay que tener la decisión de hacerlo, y la hemos tomado creo que a cabalidad. Yo y mi equipo, la dirección del hospital y el decano de la Facultad de Medicina estamos todos entusiasmados en que podamos en poco tiempo –poco tiempo acá son cinco años, semejante obra no se hace de un día para el otro– tener más de la mitad del edificio a nuevo y funcionando perfectamente.

EC – Pero en cuanto a la incorporación del Hospital de Clínicas al SNIS, ¿eso implica que se va a especializar en brindar algunos servicios en particular?

RM – No, el hospital va a seguir siendo un hospital de segundo y tercer nivel, como se llama en la jerga de salud pública, y va a mantener la especialización de diversos sectores en los que hay cosas únicas en el país. Obviamente los CTI, la cirugía cardíaca, la parte de medicina nuclear, que ha tenido un inmenso aporte recientemente, fui a la inauguración de los aparatos maravillosos que están hacia el estadio, a la derecha. Tecnología ultramoderna, que permite seguir los fluidos, los líquidos que se mueven dentro del cuerpo, por ejemplo. Me pareció una maravilla ver aquello. Son aparatos únicos o que están asociados al Centro Uruguayo de Imagenología Molecular (Cudim), que al está al lado. Así que va a ser una mezcla de hospital de internación corta, por la especialización, y de gran especialización en diversos terrenos.

EC – Y al integrar el SNIS, ¿el Clínicas va a financiar una parte de su presupuesto con cápitas pagadas por el Fonasa, como ocurre con las mutualistas, etc.?

RM – Sí, cápitas como las de las mutualistas. Creo que no es exactamente así, pero la idea es que se cuente el número de gente que se asiste y en virtud de eso ASSE haga aportes importantes a la salud que la Udelar brinda. Eso nos significará un cierto desahogo, dado que actualmente el 90% del presupuesto del hospital está sostenido por las finanzas universitarias.

***

EC – ¿El hecho de que el Hospital de Clínicas pase a formar parte del SNIS obliga a cambios internos, a cambios en el funcionamiento del hospital?

RM – Quizás “obligar” no sea el verbo. Hay una determinación tomada por el hospital y por la autoridad central de la Udelar de que el hospital se dirija de una manera un poco más centralizada, que la dirección, que no es una sola persona, es una dirección colectiva pero pequeña –va a tener entre tres y cinco asesores inmediatos– tenga una capacidad de resolución muchísimo más inmediata que la que tiene un decano de una facultad. Porque un hospital es una cosa donde pasan cosas urgentes, cosas del momento, del instante, donde la dirección tiene que hacer cosas. Así que vamos a tomar medidas para que, sin eliminar los organismos colectivos –la marcha global de la institución va a ser tomada por la comisión directiva–, en lo ejecutivo haya mayor velocidad, mayor ejecutividad. Esa está propuesto, está en discusión, mañana se reúne la Comisión Directiva del hospital para discutir esto, y espero que el miércoles el Consejo de Medicina lo lleve al CDC. Estamos en el […].

EC – Veía declaraciones de Álvaro Danza, que es asistente académico suyo, exconsejero de la Facultad de Medicina por el orden docente, que decía que el hospital “no se puede gobernar como una pequeña facultad”. Y el presidente del Sindicato Médico, Julio Trostchansky, dijo en Brecha: “No estamos dispuestos a que bajo la bandera del cogobierno universitario mantengamos una situación catastrófica desde el punto de vista asistencial, de insalubridad y de terribles condiciones para los pacientes”, donde los procesos de asistencia sean “mucho más lentos que en otros lugares”, incluso en comparación “con el sector público”.

Ahí Trostchansky y de algún modo Danza tocan un punto sensible, el cogobierno, y cuánto se altera o no en su esencia con estos cambios que se están pensando.

RM – El punto es sensible, pero no rechaza el cogobierno. El cogobierno es la manera en que todos los participantes de un proceso colaboran en la construcción de las políticas y en el control de su aplicación. Esa es la definición de cogobierno. Eso no quiere decir que los nueve miembros de un organismo, los 20 miembros del CDC, en el caso del organismo que yo presido, tengan que estar todo el día pensando en todos los problemas. Tiene que haber gente que piense todos los problemas todo el día, en el caso del CDC es el rector, aquí presente; en una facultad es el decano, y en el caso del hospital tiene que ser el director del hospital.

La diferencia es que los problemas urgentes que yo tengo o que un decano tiene son muy distintos de los que tiene un director de hospital. Porque una cosa es dirigir un instituto de enseñanza donde básicamente hay que mantener buenos profesores, salones limpios, tener una buena biblioteca y buenos laboratorios para la investigación, y otra cosa es dirigir un lugar donde hay centenares, 300, 250 enfermos internados y se atienden centenares de miles de personas por año. Es tan distinto que tiene que ser distinta la administración.

EC – La clave, según lo que usted dice y según dice el documento que se ha estado elaborando, que he visto en algunos trascendidos, es darle más competencias al director general y redefinir la Comisión Directiva, que pasaría a ser un órgano político destinado a establecer el rumbo estratégico y supervisar y evaluar el desempeño institucional. ¿Cómo es eso?

RM – Acompaño a pleno esa definición. El rumbo estratégico es definir qué características tiene el hospital, cuánto va a crecer, cuántos pisos va a tener, cómo se va a contratar el personal de limpieza, cosas generales. Contratar a tal persona para la limpieza es tarea de otra persona. Y decidir que este lugar está sucio y hay que limpiarlo tiene que ser tarea de otra persona, no tiene por qué hacerlo la Comisión Directiva. De eso se trata. Y un hospital tiene que estar limpio, más limpio que una facultad.

EC – ¿Estos cambios institucionales hacia fuera y hacia dentro podrán llevarse a la práctica? La pregunta viene por la resistencia que ya se ha venido viendo, hay gremiales que se han manifestado en contra, incluso han anunciado largas luchas para frenar buena parte de esta reforma.

RM – Sobre eso tengo que decir lo siguiente. Primero, que la estructura de la Comisión Directiva no va a variar en nada. Va a haber un representante de los trabajadores del hospital, dos representantes de los docentes y un representante del área salud. Porque queremos que participen los enfermeros, los odontólogos, que ahora no están representados, así que por el lado de la representatividad en el organismo no hay ninguna diferencia. Que va a haber protestas, es casi obligatorio; si en tanto tiempo –tú hiciste la historia desde el año 50– hubo dificultades para cambiar el hospital, ahora que lo estamos cambiado me parece muy natural que haya protestas. Que haya ajustes, creo hay que oír la voz de todos. Que haya manifestaciones importantes, esperemos que sean las menos posible, estamos muy abiertos a oír opiniones. Por ahora las resoluciones se están tomando por mayorías muy amplias, las protestas quedan asentadas, diría que es lo normal en cualquier organismo colectivo como los que hay en este país, en particular en la Udelar.

EC – ¿Hay un cuidado especial por incorporar a estos ámbitos de discusión esas voces discrepantes, por ejemplo estos sindicatos o gremios, de modo que no terminen convirtiéndose en un obstáculo para el cambio?

RM – Están integrados. En las comisiones que han elaborado esos documentos que se acaban de leer están representados los funcionarios. No recuerdo los detalles de cada votación, pero muchas cosas las incluyeron ellos mismos, y a algunas cosas se les ha bajado el nivel o el ritmo ante planteos de ellos, porque podían ser inaplicables si les pusieran grandes trabas. Creo que estamos yendo bien, y por ahora, más allá de protestas que reconozco que hay, creo que esas protestas han tomado un vuelo mayor de lo que realmente está sucediendo.

En el último mes, cuando se aceleró esto en particular porque el Poder Ejecutivo ha manifestado su intención de apoyar el proceso –eso me parece que es evidente a esta altura–, hemos andado muy rápido. La ordenanza del hospital, que es el documento interno para dirigir el hospital, se está discutiendo en dos o tres semanas. Estoy esperando que llegue al CDC para pasarla a División Jurídica para que me haga un texto “artículo 1, artículo 2, artículo 3”, porque eso lo tienen que hacer los abogados, no los matemáticos como yo. Creo que vamos bien, con protestas razonables. En una institución como la universitaria uno tiene que estar asimilado a recibir protestas, a abrir el juego de opiniones y a oír y a resolver oyendo a todo el mundo. Por mayoría como en cualquier lado, porque tampoco puede ser que porque haya uno en contra todo se tranque.

EC – Hablemos de la planta física del hospital. ¿Ustedes consideraron la posibilidad de demoler el Clínicas y empezar de nuevo, que en distintas ocasiones llegó a manejarse?

RM – La consideramos pero la descartamos casi de pique, porque las opiniones de los entendidos nacionales son todas coincidentes en que se puede construir dentro del edificio, que es lo que estamos haciendo ahora por razones hasta presupuestales. Además la experiencia que tenemos de los pisos que están en muy buen estado muestra que efectivamente es así. Sería muchísimo más costoso conseguir un terreno, en primer lugar, porque para empezar a construir se construye en algún terreno, y construir un edificio nuevo que recuperar inteligentemente este. Está claro que no hay que recuperar todo el edificio para internación, para eso tendrá que ser la mitad del edificio, habrá que ver cómo se utiliza el resto. Hay ideas muy claras en estas propuestas.

EC – Rosario Castellanos estuvo conversando con los responsables del proyecto arquitectónico, estuvo observando los croquis, los planos que ya se han elaborado. Contanos, Rosario.

ROSARIO CASTELLANOS:
El sábado me reuní con Ana Pertzel, Adriana Gorga y Gonzalo Lorenzo, tres arquitectos que de alguna forma representan las unidades que se han conjuntado para tratar el problema de la refuncionalización de este notable edificio del Hospital de Clínicas. Afortunadamente todos ellos coinciden en que demolerlo sería un enorme disparate.

Digo por qué. El edificio fue concebido por el arquitecto Carlos Surraco, que ganó el concurso correspondiente en el año 1929, y ya entonces aplicó todo lo que en ese momento se entendía que eran los últimos argumentos, elementos e ideas con relación a lo que debía ser un conjunto hospitalario. La enorme fachada al norte, con forma de peine, aprovecha la mejor orientación, que tienen todas las salas de internación. Otro aspecto fundamental es que se pensó en un “predio de salud”. Cuando a fines del siglo XIX la comisión que decidió que había que hacer un centro hospitalario y universitario compró una quinta civil de 12 hectáreas, porque entendía que no se trataba de ubicar solo un hospital, sino un conjunto de edificios que hicieran a la salud. Además estaba ubicado en el borde de la ciudad, con excelentes conexiones con otro hospital como el Pereira Rossell, pero también con el resto del país a través de muy buenas avenidas. Y, por supuesto, junto a un parque, que en ese momento no tenía servicios como el Estadio Centenario, que se construyó después y que vino de alguna forma a “molestar” la situación del Hospital de Clínicas.

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Esos arquitectos me decían que ellos empezarían por cuatro operaciones ancla. La primera sería la reorganización del predio, de este predio salud, en el cual no solo está el Hospital de Clínicas, sino que están el Instituto de Higiene, la Facultad de Odontología, el Comedor Universitario, a los que el MSP agregó Traumatología y el Cudim, y la propia Udelar en este momento está construyendo otro edificio sobre la avenida Ricaldoni, para desalojar del Clínicas una serie de escuelas, lo que va a liberar uno de los pisos bajos que va a resultar fundamental en esta refuncionalización.

La segunda operación sería jerarquizar el acceso para que cuando uno entra tenga la sensación de que está ingresando a un hospital. Hoy el estacionamiento está confundido, cuando hay partido parece el estacionamiento de los que van al Estadio Centenario. Todo eso ha venido a desjerarquizar el predio como lo que debería ser: un predio de salud. Por otro lado, se aprovecharía el centro de la manzana y la condición de que son varios los edificios relacionados para hacer un gran centro de servicios comunes: calderas, tanques de agua, etcétera, para liberar espacio de los demás edificios y recuperar un centro de manzana que está muy degradado y poco utilizado.

EC – Eso sería en la parte de atrás del edificio del Hospital de Clínicas.

RC – Exacto, sobre el sur, en el centro de la manzana.

Tercero, están pensando en la reorganización de los servicios en los diferentes pisos, colocar todo lo que tiene que ver con el acceso a los servicios, donde hay más acceso del público, como las policlínicas, etcétera, en las plantas más bajas. Esa es una de las ventajas de sacar las escuelas que van al edificio nuevo, que están ocupando un piso relativamente bajo. Allí se van a redistribuir todos estos servicios que tengan que ver con la administración del hospital o con las policlínicas.

Luego, en seis plantas de las altas irá la internación. Si bien hoy por hoy las salas ya son bastante más chicas que las que originalmente se habían pensado para el Hospital Pasteur, el Maciel o el Pereira, ahora se convertirían en habitaciones de una cama, de dos camas y aún de alguna más, con baño privado, tal cual se ha hecho en otros hospitales. Tú hablabas de características chocantes por aquello que se había arreglado; yo digo que ese es el mejor argumento para defender la absoluta vigencia y posibilidad de refuncionalización de este edificio. Claro que se puede convertir en un hospital del siglo XXI. Estoy convencida de ello porque lo he visto hacer en el Pereira Rossell, que es muy anterior, y en el Maciel, que también es anterior. Se ha logrado convertir esos hospitales en algo mucho más moderno. Y estoy segura de que con tiempo, porque son muchos metros cuadrados, este edificio va a dar que hablar en cuanto a las posibilidades que tiene en esa notable planta que Surraco pensó hace tantos años.

EC – No recorriste toda la altura del edificio. ¿Qué va a pasar con los pisos más altos?

RC – Todavía está por definirse. Más allá de que el Centro Nacional de Quemados (Cenaque), que es una maravilla, está en un piso bastante alto.

RM – Se está pensando en que parte de la administración sea puesta en pisos altos. Y hay efectivamente cuatro o cinco pisos que están quedando sin definición y que van a entrar en las tratativas que estamos llevando adelante con el Poder Ejecutivo, que es el que va a tener que ver de dónde sale el dinero para hacer semejante obra.

EC – Hay oyentes que aportan sus ideas. Por ejemplo, alguien cuyo celular termina en 576 propone que en la parte más alta, en la cima del edificio, “se construya un observatorio con servicios por ejemplo de restaurante, todo administrado por el Clínicas, como forma además de nutrirse de recursos, de obtener financiamiento para después costear otra parte del presupuesto”.

RM – Puede ser una buena idea. En momentos creativos me he puesto a pensar seriamente en qué hacer con las últimas plantas; algo parecido a esto es posible. Como rector tengo que tener cuidado de no tirar ideas que después pueden ser absurdas desde el punto de vista arquitectónico o técnico. Pero está claro que el hecho de que sea un edificio tan alto posibilita pensar en esas cosas.

EC – Es una altura singular en Montevideo, si la juntamos con la ubicación en la ciudad.

RM – Exactamente, como hay tanto vacío alrededor luce más el edificio. En la embajada británica hay una foto de la embajada que fue hecha por los años 20. Creo que la embajada se terminó en el 28, estaba sola en ese momento, el edificio de la embajada que norteamericana, que estaba enfrente, no estaba, no estaba el estadio –o sea que es anterior al 30–. La foto está sacada como si fuera desde el estadio, desde un avión, desde el edificio del Hospital de Clínica. Es maravilloso ver en lontananza el Hospital Pereira Rossell, que ya estaba hecho, aquí la embajada y el resto pelado, vacío. Es extraordinario. Esa es la vista que se tiene ahora desde el Hospital de Clínicas. Así que su utilización como panorámica no cabe duda de que puede corresponder.

***

EC – ¿Qué necesidades implica esta reconversión, institucional y física del Hospital de Clínicas, desde el punto de vista de los recursos?

RM – Los cálculos que se han hecho por distintas vías dan cifras relativamente coincidentes. El MTOP consultó a empresarios uruguayos e hizo sus propios estudios, se formó un equipo –creo que antes incluso de asumir el nuevo gobierno–, y los técnicos de la Udelar hicieron también sus estudios.

Para recuperar 15 pisos, para ponerlos a pleno, en excelente estado, con esas salas de dos personas de las que hablaba Rosario, necesitamos entre 80 y 100 millones de dólares. Esa es la cifra básica. Si se agregan a esto la reconversión del terreno, el tener un predio de salud enjardinado, bonito, estacionamientos, que son costosísimos, y terminar los otros seis pisos que quedarían libres, se precisan 100 millones más.

EC – ¿Cuál es el plan, entonces?

RM – Las discusiones que hemos tenido a nivel del gobierno, del Poder Ejecutivo, han apuntado a lograr que se financien los 100 millones iniciales en el transcurso de los próximos cinco años, con alguna inversión inicial que nos permita hacer una entrada hospitalaria. Para eso vamos a solicitar de inmediato que se incluyan en el presupuesto nacional que empieza el año que viene unos 10 millones de dólares anuales.

EC – Esos 10 millones de dólares permitirían la reforma de la entrada y ¿de qué más?

RM – Y de un par de pisos, los pisos de emergencia, y quizás hacer alguna sala de cirugía rápida asociada a la emergencia en las dos plantas, el basamento y el primer piso.

Luego está el problema de los estacionamientos, al que la gente le quita importancia, dice que no tiene nada que ver con el hospital. Pero tiene que ver con el hospital. Porque la cantidad de autos en Uruguay se ha duplicado en cinco años, por tanto mucha más gente tiene auto y el auto ocupa un espacio y tiene que estacionar. La Intendencia exige hacer estacionamientos cuando habilita grandes edificios, nos exige, por tanto, hacer estacionamientos para el edificio que estamos construyendo frente al estadio. Queremos construir o tener estacionamiento para entre 1.000 y 2.000 autos.

EC – Eso puede ser por un lado una inversión, pero al mismo tiempo una fuente de recursos para el Hospital de Clínicas.

RM – Está claro que no es obligación de la Udelar hacer estacionamientos. Por lo tanto estamos pensando seriamente en recurrir a medios privados o a otras fuentes, lo tenemos completamente abierto.

EC – Están considerando la posibilidad de ir por la vía de una concesión.

RM – Efectivamente. No solamente estamos yendo por esa vía, estamos teniendo entrevistas con empresarios para discutir esos asuntos, para ver qué capacidad de inversión hay, qué interés en empresarios que se dedican a esas cosas. Lo estamos haciendo con total tranquilidad, porque nadie puede decir que estamos vendiendo algún patrimonio de la finalidad que tiene la institución.

EC – Ya se han escuchado protestas. Por ejemplo, a propósito de la eventualidad de que se utilice el sistema de participación público-privado (PPP) para algunas de estas obras que se están manejando.

RM – Efectivamente, he visto esas protestas. Están basadas en un cuidado que yo tengo, que es que el privado no pase a dominar a la institución. Pero está claro que se pueden hacer buenas discusiones, elaboraciones. También se puso el grito en el cielo cuando Mario Wschebor empezó a tratar con el BID para construir la Facultad de Ciencias. Al final todo se hizo con total tranquilidad y el banco aceptó las condiciones que puso la Udelar o la Facultad de Ciencias. Ahora estamos en las mismas, la PPP de por sí no es mala, es una ley que tiene tres cuartos dedicados a los procedimientos para hacer la inversión. Habrá que discutir. Si hay que discutir eso lo vamos a discutir, manteniendo nuestros principios, Ley Orgánica y ordenanza del hospital.

EC – ¿Y de dónde saldrá el dinero para el primer tramo de la reforma, el que requiere unos 80 a 100 millones de dólares?

RM – Por las discusiones que hemos realizado con el MEF, el MTOP y el MSP, en una reunión conjunta, en la que el ministro de Economía estuvo acompañado de dos asesores –uno era el subsecretario de Economía y Finanzas, Ferreri–, la disposición a financiar eso diría que es completa. No se firmó ningún documento, pero vi la disposición de los tres ministros.

EC – ¿Pese a los llamados a la prudencia fiscal, y en particular en cuanto a inversiones, que ha hecho el MEF?

RM – La palabra “fiscal” parece ser la clave allí. El gobierno no quiere comprometer dineros propios en el momento en que empiecen las obras. Eso hace que tenga que haber una inversión inicial privada.

Yo estoy razonando como razonan ellos, porque lo pregunté explícitamente. Acababa de aprobarse el proyecto de financiación de una cárcel por este procedimiento, y, mirando las noticias de prensa, deduje que lo que se hacía era pagar a largo plazo –28 años–, pero el que pagaba era el Estado uruguayo. Lo único que en el momento, ahora, cuando se hace la inversión, el Estado no gasta nada.

EC – ¿Ese sería un instrumento también para estas obras?

RM – Ellos lo plantearon como una posibilidad. Quedamos en discutir cualquier posibilidad, en particular tomar otros préstamos o discutir con privados la posibilidad de que ellos inviertan. En esta semana tengo previsto entrevistarme con empresarios de la construcción para hablar de estas cosas.

EC – Se lo pregunto porque hay un punto delicado allí, que es si estos montos de dinero se computan o no en el presupuesto de la educación, sobre el cual hay tanta polémica, si se llega o no se llega, y de qué manera, contando qué, al 6% del PBI.

RM – Aquí hay un doble juego, hay uno que nos favorece y uno que puede ser complicado. Como en lo inmediato no va a haber ninguna inversión estatal no va a contar para ningún lado. Parece un poco raro, pero precisamente ese es el llamado problema fiscal del cual tanto habla el ministro Astori. Está claro que va a ser una inversión considerada de salud, me pareció claro. En esa discusión, que fue una discusión muy rica, muy sana, con la que quedé muy contento, el ministro de Salud Pública fue claro en decir que integrar el hospital SNIS implicaba mejorar el hospital como tal.

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Transcripción: María Lila Ltaif

Documentos
Avances del proyecto arquitectónico de re-funcionalización del Hospital de Clínicas "Dr. Manuel Quintela" y del Predio de la Salud (formato PDF)

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