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“Hay niños que no reciben alimentos en cantidad y calidad suficiente”

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En entrevista con En Perspectiva la directora de Uruguay Crece Contigo, Mariela Solari, y la responsable del área de gestión del conocimiento de ese programa, Florencia Cerruti, destacaron la importancia de la Encuesta Nacional de Salud, Nutrición y Desarrollo de niños menores de 3 años, a la cual calificaron como un “hito histórico” porque permite poner foco en los principales problemas de la primera infancia.

EN PERSPECTIVA
Viernes 15.5.15, hora 8.20

EMILIANO COTELO:
“Cuatro por ciento de los niños pasan hambre en Uruguay. Pero nos cuesta decirlo.” La frase, textual, fue disparada este martes por el director de Salud de la Intendencia de Montevideo, Pablo Anzalone, a raíz de la Encuesta Nacional de Salud, Nutrición y Desarrollo de Niños Menores de 3 años, realizada por el programa Uruguay Crece Contigo, del Poder Ejecutivo.

La advertencia precipitó una polémica con la ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi, que negó que exista hambre en Uruguay. Desde la oposición, la senadora Verónica Alonso convocó a la ministra Arismendi al Parlamento para que explique qué está fallando en los planes sociales que están en curso.

¿Cómo hay que leer estos datos? ¿Qué otras conclusiones arroja el informe? Vamos a conversarlo con Mariela Solari, magíster en Educación y Evaluación y directora de Uruguay Crece Contigo, y con Florencia Cerruti, magíster en Nutrición con Énfasis en Salud Pública y responsable del Área de Gestión del Conocimiento de ese programa.

Para empezar, ¿qué es el programa Uruguay Crece Contigo?

MARIELA SOLARI:
El programa Uruguay Crece Contigo inició sus actividades en el año 2012 como una de las prioridades del Gobierno que pretende dar atención y respuesta a los principales problemas que se vienen detectando en la primera infancia, en niños menores de 4 años. El programa tiende a fortalecer un sistema de protección integral a la primera infancia. Esto habla de la complejidad que requieren las respuestas a los problemas que aún tenemos en la primera infancia, y además tiene un componente focalizado.

El programa Uruguay Crece Contigo tiene dos antecedentes fuertes, Chile Crece Contigo, del que toma la experiencia de protección integral a la primera infancia, y Canelones Crece Contigo, del que se toma la experiencia de un componente que llamamos focalizado, porque atiende las situaciones de mayor vulnerabilidad y mayor exclusión que viven las mujeres embarazadas y los niños menores de 4 años. Esa parte del programa que se focaliza trabaja con técnicos en duplas sociosanitarias, alguien del área psicosocial y alguien de la salud, que trabajan en el hogar con las mamás y los papás y con los niños hasta los 4 años. Trabajan en las principales variables detectadas ya en el período pasado que afectan el desarrollo y la salud integral del niño.

EC – ¿Cuáles son esas variables?

MS – La nutrición, las pautas de crianza, el cuidado de la mamá desde el embarazo, en su nutrición, en su salud, en los controles del embarazo. Eso ha permitido que el programa haya trabajado con casi 10.000 niños, con resultados claros, con números que dan cuenta de que se redujo la anemia de los niños, se redujeron los problemas de alimentación de las mamás y de los niños, se bajó la mortalidad infantil, a partir de lo que hace Uruguay Crece Contigo y otros programas sociales que vienen trabajando.

En este período de Gobierno, Uruguay Crece Contigo, por una de sus prioridades, que tiene que ver con el trabajo que se desarrolla en esa franja de edad, pasa de la órbita de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) a la órbita del Mides. El programa preserva su forma de trabajo y enfatiza aún más las metas a las que debemos llegar para cubrir las situaciones de los más vulnerables socioeconómicamente, en quienes se concentra la exclusión, porque todavía, si bien hemos bajado la pobreza y la indigencia, siguen concentrándose en la población de 0 a 3 años. Eso permite trabajar también otras vulnerabilidades.

EC – A partir de esta descripción del programa Uruguay Crece Contigo, ¿por qué esta Encuesta Nacional de Salud, Nutrición y Desarrollo de Niños Menores de 3 años y qué es?

FERNANDA CERRUTI:
La encuesta se enmarca en un momento del país que pone en agenda con fuerza a la primera infancia. Uno de los elementos que nos faltaban era un estudio de nivel nacional que diera cuenta de los aspectos prioritarios que tienen que ver con la primera infancia, como son la salud, la nutrición y el desarrollo infantil. Hasta el momento había estudios fragmentados de un área específica, de algunos sectores de la población, de algunas regiones geográficas.

Esta es la primera vez que se hace a nivel nacional. Se realizó un estudio coordinado con el INE, la Universidad de la República y la OPP a través de Uruguay Crece Contigo, para conocer en profundidad cuál es la situación, cuáles son los problemas, dónde están los problemas, cómo debemos orientar las políticas de primera infancia. Es la primera vez que esto se hace en Uruguay y con ese objetivo de orientar políticas para primera infancia. Para quienes trabajamos con primera infancia es un hito histórico que nos va a permitir analizar en profundidad, seguir analizando un poco más. Este informe es apenas una primera aproximación a los resultados de una encuesta que es sumamente profunda y que tiene dos características que cabe resaltar. Una es que está diseñada como una encuesta de panel, es decir que estos niños que ahora fueron encuestados van a seguir siendo encuestados a lo largo de su vida, por lo menos ya hay dos olas más comprometidas, una este año. Eso permite explicar los fenómenos que se encuentran. La segunda característica es que los datos van a ser de libre disponibilidad, los microdatos van a estar colgados en la página del INE, para que se pueda seguir profundizando la investigación a partir de esta encuesta.

EC – En rigor, el informe a partir de la encuesta todavía no se ha difundido de manera oficial.

FC – Lo que se ha difundido de manera oficial es la presentación que el 29 de abril hizo el equipo de investigadores en Presidencia. El texto completo del informe va a ser publicado en estos días.

EC – La producción de En Perspectiva accedió al texto provisorio. Vamos a tomar como base esa información para ver algunos de los puntos que han generado discusión en estos días y otros que vale la pena tener en cuenta. Es un trabajo muy detallado y muy profundo, son 200 páginas, de letras y números bastante chiquitos, mucha tabla.

Yendo al tema que saltó esta semana, el de los niños menores de 3 años, el 4,3 % padece inseguridad alimentaria severa, el 9 % presenta inseguridad alimentaria moderada y el 28 % inseguridad alimentaria leve; un 56 % tiene seguridad alimentaria. Más allá de los números, ¿qué es “seguridad alimentaria”?

FC – Se entiende por seguridad alimentaria el hecho de que los hogares puedan acceder a alimentos de calidad y en cantidad suficiente para llevar una vida saludable y activa. Tiene que ver con una serie de dimensiones que gradualmente van evolucionando hacia la inseguridad alimentaria severa.

Lo primero que se afecta en la seguridad alimentaria es la preocupación por que llegue un momento en que los alimentos en el hogar no alcancen o no sean de la calidad que uno quisiera. Cuando eso se afecta y existe preocupación, estamos frente a la inseguridad alimentaria leve, que puede obedecer a diferentes razones. Es importante destacar que las familias contestan lo que perciben, es una autopercepción de la inseguridad alimentaria. En la inseguridad alimentaria leve esta preocupación de las familias puede deberse a que salieron recientemente de la pobreza y esta todavía esté latente.

El siguiente escalón, la inseguridad alimentaria moderada, se da cuando la familia no puede acceder a comprar alimentos de la calidad que quisiera de acuerdo a sus patrones culturales y a sus conocimientos.

En tercer lugar, después de que se afecta la calidad de la alimentación se llega a afectar la cantidad de los alimentos. Esa es la inseguridad alimentaria severa.

EC – Entonces, ¿tener inseguridad alimentaria severa equivale a pasar hambre? Anzalone manejó ese porcentaje, 4 %, y de la encuesta surge que 4,3 % de los niños menores de 3 años padecen inseguridad alimentaria severa.

FC – La categoría de inseguridad alimentaria severa corresponde a una batería de preguntas que recomienda aplicar la FAO, que es quien promueve el uso de esta escala. Las cifras expresan los porcentajes de niños que viven en hogares en los cuales algún menor de 18 años padece algún tipo de inseguridad alimentaria. Las preguntas que contemplan la inseguridad alimentaria severa son: si algún menor de 18 años salteó alguna comida por falta de recursos; si no comió durante todo un día; si se achicó la porción de lo que comía, o si dejó de comer y pasó hambre.

EC – Pero según la FAO, en la fase severa de la inseguridad alimentaria “se presentan situaciones de hambre en adultos y finalmente niños”.

MS – Queda claro que hay niños y familias que no perciben o no reciben alimentos en cantidad y calidad suficientes, que están incluidos en ese porcentaje. El punto es dónde se concentra eso y cuál es la gravedad. Lo grave es que según estos datos la pobreza se concentra en el tramo de 0 a 3 años. La encuesta fue hecha en los hogares donde hay niños menores de 4 años, por eso esto se concentra en esa franja, pero lo que nos tiene que quedar claro es dónde se están concentrando las mayores vulnerabilidades.

Por eso una de las prioridades de este Gobierno y del programa de este Gobierno es seguir trabajando con esa franja de la pobreza más dura que nos está quedando, donde se presentan estas situaciones. Situaciones que dieron lugar a programas como Uruguay Crece Contigo, Cercanías, Jóvenes en Red, que mostraron la evidencia en el terreno de que todavía hay situaciones que exponen a las familias a vulnerabilidades muy importantes.

EC – Exponen a las familias a tener niños con hambre.

MS – A niños que no reciben alimentos en cantidad y calidad suficientes.

EC – El ministro Danilo Astori dijo el miércoles en el Parlamento que en Uruguay sigue habiendo niños que pasan hambre.

MS – Si tenemos familias en las que se concentra la pobreza, en las que están los niños menores de 4 años, vamos a tener que seguir trabajando en eso. Justamente, cuando se hizo la presentación de la encuesta, en la que estaban la presidenta del INAU, la ministra Arismendi, la subsecretaria de Salud, Cristina Lustemberg, que fue quien estuvo a cargo de Uruguay Crece Contigo en el período pasado, se presentaron todos estos datos con esa preocupación. Además la encuesta surge de la preocupación de Uruguay Crece Contigo de ver estas situaciones en muchas de estas familias y tener mayor información de están estos problemas y qué características tienen.

EC – Una precisión: “inseguridad alimentaria” no es lo mismo que desnutrición crónica.

FC – No, la inseguridad alimentaria refiere a la percepción de las familias con respecto al acceso a alimentos en cantidad y calidad adecuadas, es una forma de aproximarse al problema. Otra cosa es medir la desnutrición. Para medir la desnutrición se evalúan el peso y la talla de los niños, si tienen sobrepeso, retraso de crecimiento. Es importante destacar un dato que surge de la encuesta y que ya conocíamos: en Uruguay se presentan las dos caras de la malnutrición, la desnutrición, sobre todo en su fase de retraso de crecimiento, niños que crecen menos de lo que genéticamente deberían crecer –y no es porque genéticamente en el Uruguay seamos bajitos, algo que se sigue repitiendo–, y la obesidad. Eso es un desafío a la hora de diseñar políticas de nutrición, porque uno tiene que abordar simultáneamente la desnutrición y la obesidad.

La desnutrición aguda, que es la que acompaña el proceso y la situación de dificultad de acceso en cantidad a los alimentos, no es la que se presenta mayoritariamente en Uruguay. Por el contrario, cuando uno ve las cifras globales, menos de un 2 % –que sería lo esperable en una población de referencia– presenta un peso menor del esperado para la talla. Son los niños flaquitos, adelgazados por falta de alimentos.

Lo que vemos en este país es el retraso en el crecimiento, los niños que tienen una historia nutricional deficitaria que llega a afectar la talla y que compromete su crecimiento y su futuro.

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EC – De la audiencia alguien pregunta por qué la encuesta se hace solo hasta los 3 años, “¿después de esa edad no interesa, o desaparece la posibilidad de que haya hambre?”.

FC – La encuesta se hace a menores de 4 años porque es la población objetivo de Uruguay Crece Contigo y porque nunca se había puesto el foco en la primera infancia. Los primeros años son los más importantes del ciclo de la vida, porque se relacionan no solo con lo que pasa durante la primera infancia, sino con lo que nos pasa y nos sucede cuando somos adultos.

EC – Otro mensaje: “Hay una realidad: el costo de la alimentación está muy mucho, tremendamente alto. A la clase media nos cuesta un montón tener un menú balanceado en calidad y precio. Me imagino que a la gente de más abajo debe resultarle algo trágico”.

MS – Sí. En cuanto a por qué esa franja de edad, me parece muy importante destacar que tenemos como sociedad un compromiso con esa franja de 0 a 3 años, que es a la que tenemos que apostar, porque es la base del desarrollo de las personas. En ella se nos juega el partido para muchas cosas que tienen que ver con el desarrollo del niño en lo cognitivo, en lo relacional, en su desarrollo como ser humano.

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EC – Veamos otros datos que surgen del informe. Por ejemplo, el 6,9 % de los niños nacieron con bajo peso, con menos de 2.500 gramos. ¿Qué lectura se hace de esta situación?

FC – Es algo que hay que trabajar desde el embarazo, incluso desde antes. Pero, como también surge de la encuesta, la mitad de los embarazos no son planificados, lo cual reduce las oportunidades de trabajar desde antes con las mujeres que quieren iniciar una gestación en las mejores condiciones.

El bajo peso al nacer se relaciona fundamentalmente con la prematurez y con el estado nutricional previo al embarazo y durante el embarazo. De vuelta, igual que en los niños, en las mujeres embarazadas tenemos la doble carga del problema, tenemos mujeres que empeoran su estado nutricional durante el embarazo, que lo inician bien pero no aumentan lo que tienen que aumentar y terminan adelgazadas, y mujeres que por el contrario durante el embarazo aumentan demasiado de peso y terminan con sobrepeso u obesidad. Eso y la duración de la gestación se relacionan directamente con el bajo peso al nacer. El aumento excesivo de peso durante el embarazo se relaciona con la macrosomía, los niños que pesan más de 4 kilos al nacer.

Por eso el embarazo es una etapa tan importante para lograr que el niño nazca con las mejores oportunidades. Si nace con bajo peso va a tener mayores probabilidades de morir y de tener enfermedades durante los primeros años de vida. Pero además un bajo peso al nacer está asociado con las enfermedades crónicas en la vida adulta. El feto dentro del útero se adapta a la restricción de calorías, privilegia el crecimiento del cerebro en desmedro del crecimiento y el desarrollo de los otros órganos. Entonces son niños que de adultos tienen más problemas cardiovasculares, más hipertensión, más resistencia a la insulina. Por eso volvemos al tema de la priorización de esta etapa de la vida, porque lo que ocurre durante el embarazo tiene relación con lo que somos de adultos.

EC – Otro dato: entre el 9 % y el 11 % de los niños de 0 a 3 años sufren obesidad. De hecho Uruguay es de los países de la región que muestran mayor incidencia de esta enfermedad, junto con Chile. ¿Cómo se explica?

MS – Estos son algunos de los datos que nos tienen que hacer pensar que la inseguridad alimentaria se concentra, con algunos temas más, en las situaciones de pobreza extrema, pero otros tienen que ver con toda la sociedad. Estos datos tienen que ver con la calidad de la alimentación de los niños, con la selección de lo que toman como alimento, con qué comen y cómo lo comen. Es muy importante destacar los datos que la encuesta plantea respecto a las pautas de crianza, que también tienen que ver con la alimentación, si los niños comen mirando la televisión o comen en un ambiente en el que se pueden alimentar saludablemente también en cuanto a la forma en que se alimentan. Por eso Florencia insistía en que no es solo la cantidad; la calidad es qué se come y cómo se come. Eso impacta directamente en el desarrollo del niño.

Y lo que tiene que ver con pautas de crianza no afecta solo a las familias de nivel socioeconómico más bajo, sino que atraviesa a toda la sociedad. Me refiero a cómo se ponen límites y cómo se relacionan las mamás y los papás, los adultos de referencia de estos niños, para ponerles límites a niños de 0 a 3 años o menores de 4 años, que implican muchas veces pautas violentas.

EC – ¿Cómo es eso de los límites y lo de las pautas violentas?

MS – En la encuesta y en los datos que tenemos de Uruguay Crece Contigo, del trabajo con las familias, aparecen situaciones en que la forma de poner límites a un niño de 3 años, menor de 3 años se relacionan con pautas violentas. Desde el sacudón hasta a veces el golpe físico, el maltrato psicológico que tiene que ver con intimidar, gritar, humillar a un niño de menos de 3 años. Pasa en todas las clases sociales y tiene que ver con las pautas de crianza violentas en forma activa y con las que no son por acción sino por omisión, como ignorar al niño, no darle un lugar, en el sentido de que existe, de reconocerlo. Tiene que ver con si el niño se sienta a la mesa, si le hablamos, si lo miramos, si lo mimamos, si tenemos un espacio para jugar con él.

Este es un tema de la primera infancia que nos tiene que ocupar como sociedad, porque no son los hijos de los otros los que tienen problemas y no los míos, entonces yo estoy bien. Son los niños de nuestro país, que dentro de pocos años van a ser adolescentes y van a ser los adultos que van a convivir en esta sociedad. Entonces la primera infancia tiene que ser una preocupación de toda la sociedad, porque son los niños que viven en nuestro país.

EC – Dice un mensaje que llega de la audiencia que es más barato comprar una bolsa de papitas fritas que hacer un refuerzo. El problema de la comida chatarra, el de los snacks, está permeando fuerte cuando analizamos factores como la obesidad.

MS – Exacto. Es importantísimo hablar de prevención de obesidad infantil, porque cuando la obesidad se instala las tasas de éxito en la posibilidad de combatirla tienden a cero. Las recomendaciones de la OMS para prevenir la obesidad infantil se resumen en tres medidas fundamentales: reducir el consumo de bebidas azucaradas, que vimos cómo se instala, el 20 % de los niños en lugar de tomar agua toman refrescos o jugos azucarados; reducir el consumo de alimentos ricos en grasas y sal, como los snacks, que están desplazando a la meriendas saludables, y promover la actividad física. En estos niños tan chiquitos la actividad física se instala a través del juego. Otra cosa importante que se debe promover desde que los niños son chicos es la reducción de la exposición a pantallas (televisión, videojuegos). Se ha visto que una exposición superior a las dos horas por día se relaciona con la obesidad. Son tres medidas no muy complicadas y efectivas a la hora de prevenir la obesidad.

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EC – Pasemos a lo que dice el estudio a propósito del alcance de los planes sociales que se están implementando. Un dato señala que de estos niños menores de 3 años que padecen inseguridad alimentaria severa el 83,8 % recibe una asignación familiar, de lo que se desprende que el 16,2 % no la reciben, cuando, en el marco del Plan de Equidad, debería alcanzar a todos los hogares de bajos recursos con menores a cargo. Son unos 1.300 niños que estarían en esta situación. ¿Cómo se entiende esto?

MS – En primer lugar, es prioridad para este período de Gobierno y es una de las líneas del Mides, donde ahora se inscribe Uruguay Crece Contigo, alcanzar las vulnerabilidades que persisten. Desde el 2005 el Gobierno, y específicamente el Mides, junto con otros ministerios, viene trabajando en el combate a la pobreza, y eso ha permitido bajar la pobreza y la indigencia. Pero hay un núcleo duro de esa pobreza más extrema en el que todavía tenemos que seguir trabajando.

EC – Pero aparte de que exista un núcleo duro, la pregunta es cómo es que a ese núcleo duro o a una parte de él no se está llegando con las políticas.

MS – La pregunta es cuál es la dificultad. Hay múltiples dificultades, muchas que tienen que ver también con el diseño y otras que tienen que ver también con las características de estas situaciones; a veces no es tan sencillo como decir “le digo que haga tal trámite”.

Para Uruguay Crece Contigo y los programas del 2012, como Cercanías, y Jóvenes en Red, trabajar con estas familias tiene que ver con ir a las casas y trabajar con ellas para lograr que accedan a estos recursos, a la Tarjeta Alimentaria, al Plan de Equidad, a las asignaciones familiares. El 55 % de las mamás con las que trabaja Uruguay Crece Contigo son adolescentes, que además, según la encuesta, dejaron de estudiar antes de tener su primer hijo. Muchas de estas mamás vienen de generaciones y generaciones de exclusión, de no permanecer en el sistema educativo, de trayectorias de empleo muy débiles. Entonces justamente, los programas que se están desarrollando implican trabajar con los niños y trabajar fundamentalmente con estos adultos para generar posibilidades de inclusión. Es lo que se ha venido haciendo en todos estos años. La pregunta que tú hacías es el desafío que tenemos pendiente y en el que vamos a poner todas las baterías en estos cinco años.

EC – Yo hablaba recién de la asignación familiar, pero también queda “cuestionada” la tarjeta Uruguay Social, porque cubre al 13 % de los niños incluidos en la muestra. En el primer quintil cubre el 40 %, en hogares bajo la línea de pobreza llega al 34,1 % y en hogares bajo la línea de indigencia alcanza al 48,8 %, no al 100 %, y da la sensación de que tendría que llegar al 100 % de estos hogares.

MS – A eso tenemos que apostar, a llegar al 100.

EC – ¿No los preocupa no haber llegado?

MS – Nos preocupa enormemente. Como decía Florencia al principio, esa es la intención de este estudio, sabemos que hay una parte de esta pobreza a la que nos está costando llegar, los datos nos explican varias de estas cosas y tenemos que poner todas las baterías en estos cinco años para que todos los niños y todas las personas tengan los mismos derechos y las mismas oportunidades.

EC – La pregunta puede ser un poco más exigente todavía: ¿cuándo van a quedar corregidos los programas sociales para que cubran estos agujeros que por lo visto están presentando?

FC – Yo diría que no es solo corregir los programas sociales. Los programas sociales vienen dando respuestas a problemas que no son estáticos. Los problemas que tienen que ver con las situaciones de pobreza extrema son dinámicos, por lo tanto los diseños de los programas tienen que estar pensados con las características de los problemas a los cuales tenemos que dar respuesta. Justamente, este estudio, en este momento en que todos los ministerios estamos abocados a la planificación y presupuestación para este quinquenio, permite poner el foco en los principales problemas de la primera infancia.

Tenemos por lo menos tres o cuatro problemas que sabemos que hay que combatir. Uno es la inclusión educativa de estas mamás y papás. Otro es el empleo, en el que se viene trabajando pero hay que seguir focalizando en las situaciones más complejas, porque para muchas de estas familias es muy difícil sostener parte de estas estrategias. Otras líneas prioritarias tienen que ver con el sistema de cuidados, que también va a venir a colaborar en estas situaciones de estas familias.

Tú decías corregir. Uruguay Crece Contigo va a continuar trabajando en conjunto con el Plan CAIF, con INAU, con el INDA y con el Ministerio de Salud Pública. Insisto en que esto requiere repensarnos, porque los problemas son dinámicos y necesitan respuestas ajustadas a sus características.

EC – La senadora Verónica Alonso ha dicho que va a trasladar al Gobierno una propuesta que ha formulado para crear 150 nuevos centros maternales en zonas vulnerables. ¿Esa puede ser una solución?

MS – Todas las respuestas y las soluciones que intentemos son bienvenidas. El punto es: tenemos centros, pero yo tengo que tener familias que valoren la educación inicial como algo que aporta a sus niños, y que esas mamás se sientan incluidas en esos centros, y que esas mamás y esos papás tengan una trayectoria de vida en la que puedan ejercer sus derechos y tener sus oportunidades. Si no tenemos mamás y papás que puedan estudiar, que puedan trabajar y que puedan colaborar en la crianza de sus hijos con otro capital social y cultural, es muy difícil de sostener.

Insisto, el trabajo que hace Uruguay Crece Contigo junto con otros programas en la intervención en el hogar nos muestra que el acompañar a estas familias tiene resultados. Es verdad que todavía nos queda y en eso tenemos que enfocarnos, pero los programas de inclusión laboral que ha desarrollado el Mides, los programas de inclusión socioeducativa, el trabajo que hace la educación y lo que venimos haciendo desde el Mides muestran que hay resultados. Tenemos que seguir avanzando porque, como tú decías, nos sigue quedando una parte.

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Transcripción: María Lila Ltaif

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