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Informe: ¿Qué hacía Alberto Fernández en la residencia del embajador uruguayo en Madrid?

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Producción: Emiliano Cotelo

Alberto Fernández, el candidato presidencial del Frente de Todos de la República Argentina, pasó su reciente estadía en Madrid alojado en la residencia del embajador uruguayo en España, Francisco Bustillo. 

Esta situación, protagonizada por el líder opositor “ganador” de las elecciones primarias del 11 de agosto en el país vecino (*) y socio en la fórmula con Cristina Fernández de Kirchner, dio pie a comentarios en la prensa (**) y generó controversia en las redes sociales.

Por ejemplo, el editorial de ayer del diario El Observador se centró en ese tema, con el título “Una invitación inadecuada”. En la nota, entre otras, cosas se sostuvo lo siguiente:

Lo que más nos inquieta no es que Fernández pernoctara en la casa temporal de Bustillo o que este le organizara una velada para escuchar al cantante Jorge Drexler, sino la cena del pasado jueves 5 en la residencia diplomática uruguaya a la que fueron convocados principales referentes de "las empresas más fuertes de los sectores más sensibles de la apuesta española: telefonía, energía, autopistas, bancas" y un empresario de una pyme, según información de La Nación.

"En esa misma casona, donde se alojó en muchas de sus recurrentes visitas a España, Fernández encuentra la libertad para decir lo que quiere y siente. Y exponer su visión al puñado de comensales", escribió Silvia Pisani, la corresponsal del diario argentino, la semana pasada.

Es por lo menos inadecuado desde el punto de vista diplomático que Fernández haya fundamentado sus ideas políticas y plan de gobierno, y explicado el papel de Cristina Fernández de Kirchner en una eventual administración de la coalición Frente de Todos, en la residencia de un embajador de Uruguay.

La noche del jueves 5, una residencia en Madrid que jurídicamente es territorio uruguayo, fue el lugar de una actividad proselitista de un candidato de un país extranjero, un hecho que trasciende una cándida invitación a un amigo.

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Entrevista no

En Perspectiva se contactó con el embajador Bustillo para gestionar una entrevista sobre lo ocurrido y sus argumentos.

Bustillo prefirió no conceder el reportaje; no quiere alimentar por esa vía una polémica que –entiende- no resultaría saludable. De todos modos, sí aceptó hablar con nuestro programa para dar su versión de los hechos y nos autorizó a citar sus dichos. 

Esta no es una crónica periodística de lo que sucedió, sino la narración realizada por Bustillo, incluyendo sus aclaraciones.

La historia

Francisco Bustillo (Pancho, como le dicen todos, sus amigos y los colegas de la Cancillería) fue embajador de Uruguay en Argentina entre 2005 y 2010, en la primera presidencia de Tabaré Vázquez. Conoció a Alberto Fernández en medio del conflicto entre los dos países por la instalación de la planta de celulosa de Botnia en Fray Bentos. 

En 2005 Fernández era jefe de gabinete de Néstor Kirchner y luego, a partir de 2007, ocupó ese mismo cargo bajo la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner.

Por lo tanto, la primera época de esa relación estuvo pautada por la tensión y el enfrentamiento. “Yo padecí aquellos contactos con Aníbal Fernández”, dice hoy Bustillo.

Fernández dejó la Casa Rosada en julio de 2008. Después de aquella fecha, ya con agenda más tranquila, se encontraron algunas veces mano a mano con Bustillo, a partir de las cuales fueron consolidando una amistad.

Bustillo remarca que se trata de una amistad personal, no política. Él es un diplomático de carrera pero desde siempre conocido por su vinculación con el Partido Nacional.

Por eso, desde 2012, cuando fue nombrado embajador en Madrid, invitó a Fernández a quedarse en su casa durante sus viajes a España. De hecho, eso ha ocurrido un par de veces al año, cuando Fernández concurre a desarrollar actividades académicas, en la Universidad Camilo José Cela. Fernández es abogado y profesor de Derecho Penal y Civil.

Un detalle anecdótico: en varias de esas ocasiones, Fernández ha cohabitado en la residencia del embajador Bustillo con dirigentes políticos uruguayos que también se encontraban de paso en la capital española, por ejemplo el canciller Rodolfo Nin Novoa, el ingeniero Daniel Martínez (hoy candidato a la Presidencia por el Frente Amplio), el expresidente Luis Alberto Lacalle y el senador Luis Lacalle Pou (hoy candidato a la Presidencia por el Partido Nacional). Por supuesto que en esas ocasiones se han producido reuniones y conversaciones entre el argentino y esas figuras uruguayas.

Setiembre 2019

En esta oportunidad, si bien Fernández estaba en el centro de la atención por su “triunfo” en las primarias frente al presidente Mauricio Macri, no llegó a Madrid como político, sino en el mismo plan académico de las veces anteriores: para impartir una clase titulada "Cómo acercar la política a la ciudadanía, una perspectiva desde las campañas electorales", en el Máster de Comunicación Política en la Universidad Camilo José Cela; y, convocado por el Parlamento español, disertar sobre la relación “Unión Europea y Mercosur”. Además, se proponía descansar.

La invitación a pernoctar en la residencia fue realizada por Bustillo, como en las veces anteriores, a título personal y amistoso, no al dirigente y, aparentemente, futuro presidente de la República Argentina. En su estadía en la casa, Fernández no iba a desarrollar actividad política ni mucho menos proselitista; lo que hiciera en esa plano ocurriría fuera de esa residencia. Como todo se limitaba al terreno amistoso, Bustillo no solicitó autorización a la Cancillería, porque no era necesario; simplemente informó.

Al mismo tiempo Bustillo le informó al embajador de la República Argentina en Madrid, Ramón Puerta, que fue, de hecho, el primero en enterarse. Puerta, que no tiene buena relación con Fernández, no planteó ninguna objeción. Él, que es muy buen amigo de Bustillo, sabía de todas las veces anteriores en las que Fernández se había quedado en la casa del diplomático uruguayo.

Por supuesto, y como era de esperar, Fernández terminó desarrollando una agenda política; por ejemplo, enterado de su presencia en Madrid, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, lo invitó a una audiencia. Pero ninguna de esas actividades se vincularon con la residencia del embajador uruguayo.

El asado

Lo que sí ocurrió en la casa de Bustillo fue un encuentro con líderes de compañías españolas con inversiones en Argentina. 

¿Cómo fue eso?

Bustillo cuenta que recibió la llamada de uno de ellos, que le manifestó su interés, y el de otros colegas, de encontrarse con Fernández para despejar dudas sobre las perspectivas en Argentina. Ante esa inquietud, y luego de consultarlo con su húesped, Bustillo organizó un asado, que tuvo lugar el jueves pasado, al que asistió la plana mayor del empresariado español con operaciones en Argentina. Entre otras firmas allí estaban, según La Nación: “Telefónica, Iberia, el grupo Insud y, sobre todo, representantes de la banca. Entre ellos, de los principales bancos españoles y con intereses en la Argentina: BBVA; Caixa, que también opera en energía, y el Santander, con cuya presidenta, Ana Botín, Fernández conversó días atrás. Asistió también una representación de empresarios pymes con proyectos de internacionalización”.

Bustillo describe el intercambio como “muy provechoso”: Fernández no incurrió en proselitismo; no se refirió a la situación actual de argentina ni en lo político ni en lo económico; tampoco opinó sobre la gestión de Macri. A partir de la curiosidad de los empresarios, lo que Fernández hizo fue explicar cuál sería el rumbo económico que tendría un eventual gobierno suyo. Y –dice Bustillo- su exposición llevó tranquilidad a quienes lo escuchaban, que pudieron descartar grandes preocupaciones con las que habían llegado, por ejemplo sobre el eventual incumplimiento en el pago de la deuda pública o la posibilidad de expropiaciones. 

De acuerdo con este relato, lo que Fernández expuso esa noche sirvió para calmar inquietudes y para que esos hombres de negocios mantuvieran su confianza en Argentina, un mensaje que con las horas llegó al propio mercado de Buenos Aires, donde se necesitan señales de madurez y responsabilidad. 

Por todo eso, e insistiendo en que en ese asado no hubo nada parecido al proselitismo, Bustillo entiende que no puede cuestionarse para nada esa cena, que resultó útil para la República Argentina, llevando tranquilidad a un sistema económico y financiero muy castigado, y, por lo tanto, también fue beneficiosa para Uruguay, que necesita de que el país vecino se reordene cuanto antes para reducir los impactos negativos de sus cimbronazos.  

Guitarras

Otro aspecto que dio que hablar sobre la estadía de Alberto Fernández en la residencia del embajador uruguayo fue un encuentro con Jorge Drexler, el músico compatriota que ha desarrollado buena parte de su carrera en España y Europa.

Bustillo lo explica así. El gran hobby de Alberto Fernández es la música: él mismo toca la guitarra y compone canciones; es, por otra parte, amigo de artistas de su país, entre ellos Lito Nebbia; y, por más datos, bautizó a su perro “Dylan”, en homenaje al cantautor estadounidense. Por esa razón, hacía tiempo que le comentaba al representante oriental que le gustaría conocer a Drexler y conversar con él. 

Bustillo llamó a Drexler, de quien también es amigo y le propuso una velada en su casa junto con el huésped argentino. Drexler, que sabía de la inclinación musical de Fernández a través de algunos colegas del otro lado del Río de la Plata, buscó una fecha y aceptó sin darle al hecho ninguna connotación política, porque tampoco tiene un afinidad en ese plano con Fernández. Concurrió con otros músicos, se encontraron con Fernández y Bustillo y pasaron una noche de charla y guitarreada que se extendió hasta las 3 de la madrugada.

***

(*)  El 11 de agosto, Alberto Fernández se ubicó primero en las elecciones primarias abiertas y obligatorias (PASO), con el 47,78 % de los votos, frente al 31,79 % del presidente Mauricio Macri.
(**) El 2 de setiembre, en un primer artículo, El Observador consignó:
El artículo 1 de la Convención de Viena de 1961 establece que la "residencia del jefe de misión" forma parte de los "locales de la misión", lo cual implica que la residencia oficial es parte del territorio uruguayo. Tanto es así que el artículo 31 de dicha convención establece que "la residencia particular del agente diplomático goza de la misma inviolabilidad y protección que los locales de la misión" y el artículo 20 permite colocar la bandera.
La residencia -que puede ser un inmueble propio o alquilado- no solo es territorio uruguayo sino que generalmente es propiedad del estado uruguayo, y cuyo usufructo por parte del jefe de misión de turno lo vuelve su casa de forma coyuntural.

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Foto: Alberto Fernández. Crédito: Alejandro Pagni / AFP Photo

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