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Jing-Jin-Ji, la ciudad más grande del mundo

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En China, un proyecto urbanístico inédito pretende fusionar a la capital, Beijing, con la ciudad de Tianjin y la provincia de Hebei, creando así la ciudad más grande del mundo.

Esta megalópolis comprenderá una área metropolitana de 215.000 km2 –20 % más grande que la superficie de Uruguay– que albergará a 130 millones de habitantes –algo más que la población de Japón–. De esa forma se busca generar un nuevo polo de desarrollo económico en la rezagada región norte y descongestionar a la capital. El nombre de esta megalópolis corresponde a Jing por Beijing, Jin por Tianjin y Ji por el símbolo con el que se conoce a la provincia de Hebei.

La integración de Beijing con sus vecinos es una ambición de larga data que el gobierno del presidente Xi Jing Pin ha adoptado como su proyecto insignia. En febrero de 2014, Xi llamó a un desarrollo “integrado y coordinado” de las tres áreas y puso en marcha este ambicioso proceso. La administración de Xi considera esta fusión un modelo para el futuro de la urbanización de otras regiones en China.

Una extensa nota del New York Times, firmada por el periodista Ian Johnson y publicada el pasado domingo 19 de julio, ha puesto el tema en los principales medios de occidente. En el sitio web del diario, el artículo está acompañado de un mini documental que muestra las condiciones en que millones de personas viajan diariamente desde ciudades dormitorio hacia Beijing, en trayectos de ómnibus que a veces llegan a las tres horas. El reportaje cuenta el caso de Qi Wang, quien todas las mañanas espera más de una hora en una fila para que su hija, una maestra que trabaja en Beijing, pueda “dormir un poco más” y viajar con asiento en un trayecto de casi dos horas.

El principal objetivo de esta fusión es impulsar la rezagada economía de la región norte de China y convertir a la región de la Bahía de Bohai en un tercer polo de desarrollo, al estilo del delta del Río de las Perlas, en el sur (alrededor de las ciudades de Guangzhou y Shenzhen), y el delta del Yangtze, al este (alrededor de Shanghai y Nanjing). Además se busca descongestionar a Beijing, que hoy cuenta con casi 22 millones de habitantes, y poner un tope a su crecimiento, fijado en 23 millones de habitantes.

El plan prevé áreas de actividad específicas para cada región: Beijing mudará buena parte de su administración local hacia el suburbio de Tongzhou y tendrá el foco en la cultura y la tecnología. Tianjin tendrá como principal cometido el desarollo y la investigación para la industria manufacturera, mientras que la provincia de Hebei aguarda por una definición de su papel, aunque se especula que podría acoger industrias de menor porte y comercio mayorista.

La espina dorsal de este conglomerado urbano es una red de trenes de alta velocidad, aún sin construir, que prometen interconectar toda la región en menos de una hora. Una línea que ya está en funcionamiento conecta Tianjin con Beijing en 37 minutos, pero no da abasto. Una segunda línea está en construcción.

La integración de Jing-Jin-Ji demandará una inversión estimada en US$ 6.400 millones.

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Foto: Autos en una calle de Beijing, el 24 de julio de 2015. Según datos de Greenpeace, la calidad del aire en la capital china mejoró en la primera mitad de 2015 pero se mantiene por debajo de estándares de calidad locales y globales. Crédito: Greg Baker/AFP Photo

Fuentes: The New York Times, The Wall Street Journal, BBC Mundo, Quartz, South China Morning Post, China Daily, Beijing Review

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