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Campaña “voto a voto”: Entretelones de una estrategia que contribuyó a la remontada del FA

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Producción: Rodrigo Abelenda y Gastón González Napoli

El 28 de octubre no fue un día fácil para el Frente Amplio.

El 39% de los votos que el oficialismo había obtenido la noche anterior, en la primera vuelta de las elecciones nacionales, iba en línea con lo vaticinado por las encuestas pero estaba muy lejos de lo que los referentes y militantes del partido pensaban que podían lograr.

En los días previos, algunos incluso habían imaginado un escenario de victoria directa, pero la foto marcó que el FA quedaba muy lejos de los 47 puntos de 2014, y por lo tanto de la mayoría parlamentaria.

No solo había que ir al balotaje: los partidos de oposición sumaban más de la mitad de los sufragios, y la perspectiva aparecía muy complicada. De todos modos, la coalición de izquierda comenzó a trabajar para intentar el “maracanazo”, como repetía el candidato Daniel Martínez.

La estrategia se llevó a cabo en las calles, con el título de “voto a voto”.

El domingo pasado, 24 de noviembre, el resultado fue sorprendente: Martínez quedó a sólo 1.2 puntos de su rival Lacalle Pou, algo que no había previsto ninguna de las consultoras de opinión.

Tan cerca de la fecha, no es posible saber a ciencia cierta hasta qué punto impactó esta movida de las bases frenteamplistas en la cifra final de votos. Pero desde la dirección del partido de gobierno hay bastante coincidencia en que sí hubo impacto.

¿Cómo se orquestó, entonces, el “voto a voto”?

Cercanía

Para entender esta estrategia hay que mirar, en realidad, antes de octubre.

Luego de las elecciones internas, las bases del FA comenzaron un trabajo para reactivar a su propia militancia. Con el nombre de Campaña Cercanía, se instaló una suerte de call center para apuntar a los adherentes menos participativos, aquellos que no iban rutinariamente a los comités de base; tratar de motivarlos y que se sumaran a actividades de la campaña rumbo a la primera vuelta. En aquella etapa el trabajo se redujo solo a Montevideo.

El cierre de la Campaña Cercanía fue la jornada denominada”100 mil visitas”, que tuvo lugar el 5 de octubre. Ese día se realizaron recorridas barriales que apuntaban a un público genérico y que estaban organizadas por los comités de base. Durante la jornada se repartieron unas 20 mil banderas del FA cuya confección fue financiada por la coalición de izquierda.

Luego, una semana antes de la primera vuelta de octubre, los coordinadores de la campaña del FA, incluyendo a la vicepresidente Blanca Elgart, se reunieron con integrantes del comando de Daniel Martínez, para trasmitirle que la Campaña Cercanía había tenido éxito para reactivar a la militancia. Allí se empezó a valorar la posibilidad de profundizar esa estrategia para la segunda vuelta de noviembre.

El 28 de octubre, literalmente con el diario del lunes, golpeados y en cierta forma mareados por el revés de la primera vuelta, se entendió que ampliar la Campaña Cercanía era la mejor opción para intentar el desafío gigante que había quedado planteado. Ahí apareció el nombre de “voto a voto”.

La dirigencia evaluó que una campaña cara a cara, casa por casa, se adecuaba perfectamente al objetivo de pasar por arriba de las directivas de los líderes partidarios de la oposición que ya se habían encolumnado detrás de Lacalle Pou. Aunque hubo discrepancias en la interna, se resolvió priorizar las recorridas barriales y hacer pocos actos, porque estos suelen atraer básicamente a los votantes que ya están convencidos.

La maquinaria que se había puesto en movimiento antes volvió a andar, y esta vez a toda marcha: ya no se apuntaría solo a la capital, sino a todo el país. Y ya no serían solo los militantes: los principales dirigentes de la izquierda saldrían a la cancha.

Puerta a puerta

La Unidad de Estrategia del FA estudió los datos de octubre para presentarle al partido mapas con las áreas del territorio nacional donde la votación había sido menor, de manera de ordenarse, no dispersarse y enfocarse donde sabían que no iban a encontrarse con un montón de votantes frenteamplistas ya decididos.

Se buscaba sobre todo a los desencantados, a quienes habían votado en 2014 a la izquierda y pero no en octubre último.

El mismo lunes 28, la Unidad de Estrategia presentó un documento al comando de campaña que establecía una “pecera” de votantes que no habían optado ni por el Partido Nacional ni por el FA en la noche anterior. El análisis llegaba a dos conclusiones: La primera era que si el FA conseguía uno de cada cuatro de esos votos, alcanzarían la victoria con seguridad. La segunda, que si conseguían poco más del 20%, es decir algo más de uno de cada cinco votos de esa “pecera”, también tenían chances de ganar aunque con mayor dificultad.

A partir de esos estudios, desde el comando de campaña se enviaron los lineamientos sobre las zonas a las que había que ir, pero la ejecución quedaba a cargo de las bases. Cada zona armó su equipo y solicitaba la visita de determinado dirigente según el territorio y el perfil de los votantes a los que se apuntaba. Todos los legisladores salieron al interior e iban puerta a puerta. La consigna era pedir cinco minutos de conversación.

Incluso Daniel Martínez y su compañera de fórmula Graciela Villar tocaban el timbre.

15 razones

Desde el FA se repartieron folletos a los militantes para que tuvieran en qué apoyarse.

Había un material general que estipulaba 15 argumentos por los cuales consideraban que había que votar a Martínez, donde se destacaban su experiencia en gestión, su intención de apostar a un crecimiento del salario real y de transformar la educación.

Entre esas razones aparecían por ejemplo: “Porque va a hacer un gobierno para la gente, no para los poderosos. No va a aplicar un ajuste fiscal en el que muchos pierdan y pocos ganen”. O, por tomar otro punto: “Porque es una persona como vos y como yo, que sabe lo que es el trabajo, el esfuerzo y la responsabilidad. Y a la lista de argumentos se agregaba: Una duda: ¿podría gobernar un candidato sin esas características?”.

Según las particularidades de cada zona se realizaban ajustes. Había también material vinculado con trabajo y seguridad pública, además de elementos que se iban sumando dependiendo de cada caso.

Con los días se fueron incorporando a la movida varios colectivos sociales que fueron fundamentales para el "voto a voto". Por ejemplo, el grupo de “Médicos con Martínez” se sumó a militar puerta a puerta. En general los equipos encargados del "voto a voto" estaban formados por una veintena de militantes, pero el último fin de semana se llegó a unas 200 personas en la Coordinadora J, que abarca Maroñas, Bella Italia, Punta de Rieles y aledaños.

En las peinadas por los barrios, eran muy común que los referentes gritaran a sus compañeros cuando encontraban a un vecino indeciso. Al escuchar el grito todo el grupo se dirigía a esa persona en masa para convencerlo.

Además, no sólo hubo barriadas. En Punta Carretas, dirigentes del FA concurrieron a cenas para convencer a votantes del Partido Colorado que reclamaban por la carga impositiva y el poder que se le ha concedido a los sindicatos. También se realizaron cenas con votantes del PERI, que reclamaban contra UPM2 o por el caso Sendic.

La movida terminó saliéndose de la orgánica del FA. Gabriel Mazzarovich, militante comunista e integrante de La Tertulia de En Perspectiva lo contaba así este lunes:

Mujica recorrió todo el norte y todo el costado del país con reuniones muy importantes. Y Óscar recorrió el litoral con muchísima fuerza. Pero lo decisivo, yo voy a rescatar una imagen: en muchas plazas del Uruguay y en particular en Montevideo, hubo gente que se sentó en una plaza con un cartel que decía: “¿Vas a votar a Lacalle? Te debato”. Eso no fue instrucción del FA ni plan de nadie, para abrir el debate y la discusión. Yo creo que eso fue muy importante.

En otros barrios, votantes frenteamplistas se organizaron para invitar a jugar a “la Conga” a los vecinos de mayor edad que adhirieron en primera vuelta al Partido Colorado, y de paso aprovecharon para convencerlos.

En algunas empresas, empleados frenteamplistas colocaron en los baños materiales que llamaban a votar por la fórmula Martínez-Villar. Para su sorpresa, los folletos permanecieron varios días pegados en las paredes.

Disputa con Cabildo Abierto

La movida "voto a voto", vale decirlo, no estuvo exenta de tensiones, sobre todo por la disputa de votos que se produjo entre el FA y Cabildo Abierto.

El senador electo y líder de ese partido, Guido Manini Ríos, se refirió a esa pulseada ayer, durante una entrevista en el programa Buen Día Uruguay.

Allí comentó que militantes del FA llevaron a cabo "una campaña de miedo que se fue poniendo en todos los niveles amenazando o haciéndole ver a la gente, sobre todo a los más frágiles, que iban a perder esto, a perder lo otro”.

Fueron a la puerta de muchísimos integrantes de la institución militar. Ahí le agregaban algún aditamento como la manija del personal subalterno contra el personal superior. Hubo una tarea muy hombre a hombre en toda la semana, pero sobre todo en los últimos días.

Efectivamente, el voto militar estuvo en disputa y fue parte del objetivo de la campaña "voto a voto" del FA.

Luego de la primera vuelta, en la coalición de izquierda llegaron a la conclusión de que se habían perdido votos a manos de Cabildo Abierto en barrios pobres de Montevideo, Canelones y el litoral, donde vive mucho personal subalterno de las Fuerzas Armadas. En esos barrios, que muchas veces son asentamientos próximos a las unidades castrenses, se hicieron presente equipos de la campaña "voto a voto". Además, cerca de edificios militares aparecieron pintadas en las paredes que rezaban: “Los soldados del pueblo votan al FA”. En redes sociales circularon fotos de stands del FA en los que se habían desplegado pancartas que tenían un comparativo de los sueldos que gana el personal subalterno y el salario de los oficiales.

De hecho, dirigentes de la coalición de izquierda consultados por En Perspectiva interpretaron que el polémico video que grabó el jueves pasado Manini Ríos en el que le pide a los militares que no voten a la fórmula Martínez-Villar se originó porque en Cabildo Abierto habían notado que estaba en curso una fuga de votos de integrantes de las Fuerzas Armadas hacia el FA.

Resultado

En resumen, ¿qué conclusiones se saca de la campaña "voto a voto"?

En general, desde el FA destacan que este tipo de campaña rescata el trabajo “cara a cara” y matiza el poder que tienen las redes sociales, los actos y las entrevistas en medios.

Sin el escrutinio departamental finalizado, todavía es pronto para asegurarlo, pero los estudios preliminares que ha hecho la Unidad de Estrategia del FA hacen pensar que la campaña tuvo éxito.

La comparación que realizan es entre noviembre de 2019 y octubre de 2014: por la definición del voto en las zonas donde fueron a buscarlo, consideran que los votantes de la primera vuelta anterior que se habían ido este año regresaron en buena medida para este balotaje.

En particular, la recuperación se dio en el litoral y en el sur. En Maldonado fue la mayor en términos absolutos: 11.000 votos de octubre a noviembre. En términos porcentuales, el salto fue mayor en Rivera: creció 50% de un mes al otro (aunque la cifra de votos en sí es menor: unos 8.000).

El estudio inicial de la Unidad de Estrategia encontró que para ganar el FA precisaba poco más del 20% de aquellos votos que en primera vuelta no habían ido ni para el Partido Nacional ni para la izquierda. En el ballotage del domingo, el oficialismo alcanzó ese 20% y quedó a las puertas del “maracanazo” que a priori parecía tan lejano.

¿Hay antecedentes de una campaña así?

La politóloga e investigadora Verónica Pérez dijo a En Perspectiva que la campaña del FA en 1971 fue muy similar a esta. Por ejemplo, Pérez dijo que ese año la coalición de izquierda consiguió financiamiento conversando con vecinos uno a uno.

Pérez dijo que en esta campaña el "voto a voto" fue complementario a las estrategias más clásicas de campaña como los actos o las entrevistas. De todas maneras, destacó que el FA sacó ventaja de una estructura de militantes ya armada. “Hay que tener en cuenta que esa estructura el FA ya la tenía armada, no tuvo que invertir en ella”, dijo Pérez.

La politóloga explicó, por ejemplo, que el trabajo de los colectivos de profesionales que adhirieron a Martínez, no hubiera sido efectivo sin la organización territorial que brindan los comité de base. “Los médicos, uno de los grupos más activos, hicieron barriadas, hicieron voto a voto; pero los médicos no se organizaron solos sino que fueron organizados por los comités”, apuntó.

Pérez sostuvo que el FA tiene características únicas para armar una campaña de este estilo.

Este tipo de campañas solo pueden realizarlas partidos políticos que tienen presencia territorial sistemática como el FA. Según la Ciencia Política el FA pertenece a los partidos orgánicos de masa y las características que tienen son: tienen una organización extensa de militantes en el territorio y la otra es que desarrollaron fuertes lazos con los movimientos sociales. Esas características son visibles en el FA.

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Foto: Graciela Villar con militantes en la calle el domingo 24 de noviembre. Crédito: Mauricio Zina/ adhocFOTOS

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