Agro

La Mesa Agropecuaria: El campo y la variabilidad climática

Facebook Twitter Whatsapp Telegram

Cuando comenzó este mes de agosto todavía estaba vigente una resolución del MGAP que establecía la “emergencia agropecuaria” por el déficit hídrico que venía afectando al campo uruguayo desde el verano. Pero a los pocos días se largaron las lluvias que nos han acompañado casi permanentemente. Hoy, por lo tanto, aquella larga sequía parece un recuerdo del pasado y ya muchos empiezan a pedir que pare de llover.

En pocos días se han ido multiplicando los evacuados en todo el país que ya superan las 2.000 personas, como consecuencia del desborde de ríos y arroyos. Pero no solo en las ciudades se ven los efectos del exceso de agua. Si observamos hacia el agro son varios los sectores que ya están muy preocupados.

Cómo impactan al campo estos escenarios tan contradictorios: hasta hace poco, un déficit hídrico grave y, pocos días más tarde, exceso de agua, fue el tema principal de La Mesa Agropecuaria de En Perspectiva emitida el martes 18 de agosto.

Además, la última parte de esta Mesa trató sobre el alza del precio de la carne, que en un contexto en el que varios productos del agro uruguayo han bajado considerablemente aparece como una noticia alentadora para los productores.

Participaron en La Mesa Agropecuaria:

Ma. Inés Rovella, de Lascano, Rocha
Guillermo Villa, de Flores y Soriano
Gonzalo Urioste, de Florida
Fernando Indarte, Young, Río Negro

Coordinación: Rosanna Dellazoppa

EN PERSPECTIVA
Martes 18.08.2015, hora 9.09

EMILIANO COTELO (EC) —Presentamos a quienes nos acompañan en La Mesa Agropecuaria.

ROSSANNA DELLAZOPPA (RD) —María Inés Rovella, ingeniera agrónoma, asesora agrícolo-ganadera en la zona este del país, productora agrícola radicada en Lascano, Rocha.

Guillermo Villa, ingeniero agrónomo, integrante de esta mesa, productor agrícolo-ganadero, radicado en Flores, trabaja en Flores y Soriano.

Fernando Indarte, ingeniero agrónomo, consignatario de ganado, presidente de Plaza Rural, radicado en Young, Río Negro.

Gonzalo Urioste, ingeniero agrónomo, asesor técnico, productor lechero en la zona de San Gabriel, Colonia Treinta y Tres Orientales, Florida.

EC —Cuando comenzó este mes de agosto todavía estaba vigente una resolución del Ministerio de Ganadería que establecía la emergencia agropecuaria debido al déficit hídrico que venía afectando al campo uruguayo desde el verano. Pero a los pocos días se largaron las lluvias, que nos han acompañado desde entonces de manera casi permanentemente. Hoy, por lo tanto, aquella larga sequía parece un recuerdo del pasado y ya muchos empiezan a pedir que pare de llover.

Todos conocen las noticias, la multiplicación de evacuados en todo el país, más de 4.000 personas en este momento, como consecuencia del desborde de ríos y arroyos. Pero no solo en las ciudades se ven los efectos del exceso de agua. Si miramos hacia el agro, varios son los sectores que ya están preocupados.

De eso queremos charlar: cómo impactan en el campo estos escenarios tan contradictorios: el salto del déficit hídrico grave al exceso de agua.

GUILLERMO VILLA (GV) —Estaba previsto que esto podía suceder, que empezara a llover para compensar el promedio, pero todos los gurúes del clima anunciaban que iba a ser a partir de octubre y no de agosto.

Uruguay tiene un régimen de lluvias promedio de más o menos 1.200 mm por año, que es parecido a lo que llueve por ejemplo en Nueva Zelanda. El problema es la distribución de esa agua. Generalmente los promedios se dan, a veces los superamos un poco, a veces estamos por debajo, entonces cuando vemos que en un período grande no llueve, sabemos que en algún momento se va a venir.

Este año lo diferente de otros años es que se dio una seca en un momento atípico; generalmente son en verano. Este año, para que tengan una idea, en mi departamento, Flores, en enero llovió 260 mm; entre el 1º de febrero y el 31 de julio, seis meses, llovió 200 mm, y en la primera quincena de agosto llevamos 250 mm. Y no fue de las zonas donde llovió más.

Para graficar los 1.200 mm por año, si los dividimos entre las 52 semanas son 22 mm, 23 mm por semana. Si eso sucediera seríamos el paraíso, no precisaríamos regar, no tendríamos erosión… El problema es que no es así. La constante nuestra es que lo que pasó este año se repite cada poco tiempo.

EC —Veamos otras realidades representadas en esta mesa.

FERNANDO INDARTE (FI) —Hay un dicho que dice que Uruguay es un país seco donde llueve mucho. El gran tema del Uruguay es la variabilidad, porque esos 1.200 mm son una cantidad de lluvia muy correcta para producir todo lo que producimos. A la audiencia de la ciudad le cuesta entender y nos transformamos bastante en llorones; si no se explica cómo se va a explicar acá, es fácil concluir que no nos sirve nada. Pero el aprovechamiento del agua cuando llueve de más no es tan fácil como se cree –incluso lo dijo Vázquez en el gobierno pasado–, no es tan fácil acumular el agua para los momentos de seca después.

RD —¿Por qué?

FI —Hay zonas que son más aptas, que tienen cuencas más grandes, que son planas, donde con poca inversión juntás mucha agua, y hay otras zonas donde directamente no lo podés hacer por la pendiente, etcétera. Además el cultivo de arroz necesita mucha agua, mientras que para otros cultivos, por ejemplo los cultivos de verano de secano, si llueve mucho, contrariamente a lo que uno piensa, es perjudicial. La soja no resiste el anegamiento.

EC —¿Qué pasó en tu zona en materia de lluvias?

FI —Por ahora no mucho, porque hay muy poco cultivo de invierno, trigo, que sufre mucho el anegamiento.

EC —¿Pero qué paso en materia de lluvias?

FI —No fue tanto como en el sur, y la seca tampoco fue tan pronunciada como en el sur. Ahora obviamente hay exceso, bastante exceso, pero no tenemos el drama que hay en el centro y en el este.

RD —Ahí ayuda el tipo de suelo.

FI —Ayuda el tipo de suelo y ayuda que llovió menos. Van 200 mm en 15 días, contra otros lugares donde llovió 370 mm, a 100 km en línea recta; 200 mm en un lado, 370 mm en otro.

EC —¿Cuál es la experiencia de María Inés en Lascano, en Rocha?

RD —Era uno de los peores lugares.

MARÍA INÉS ROVELLA (MIR) —Sí, venía de una seca, desde febrero hasta julio venía lloviendo en el entorno de los 60 mm, y en el eje de estos 15 días cayeron 400 mm. La costa del campo nuestro queda sobre la represa de India Muerta, que estaba con una capacidad de 40 % de agua; o sea que hace 15 días todavía no había agua para poder regar el cultivo de arroz y en menos de 15 días llegamos, con esos 400 mm, a la capacidad máxima de la represa, el agua volcando por el vertedero –por donde sale el exceso hídrico– y unas 100.000 ha están crecidas y bajo agua. Todos los días cambia la cifra de campos inundados, y cambia también el escenario en el que uno trabaja. Porque si bien podemos percibir que tenemos una capacidad para almacenar el agua muy eficiente, que con solo 400 mm ya estamos en condiciones de volver a ser productivos, lo que nos pasa es que tenemos que prepararnos tanto para los momentos de falta como para los de exceso. Los campos del este están todos bien canalizados, cualquier campo al que uno vaya en el este tiene un canal, tiene una represa. El manejo del agua es muy eficiente. El tema es que no podemos capturar el exceso de agua, porque nuestros suelos tienen una capacidad limitada de retención y eso hace que todo lo que sobra se escurra. Y ese escurrimiento es la erosión.

EC —Gonzalo, ¿cómo han sido las cosas en Florida?

GONZALO URIOSTE (GU) —Florida fue uno de los departamentos más afectados por la seca. Desde febrero hasta julio llovió un promedio de 100 mm, 120 mm, lo que realmente afectó muchísimo. Sobre todo las producciones como la lechería fueron gravemente afectadas en una época que es clave para todo el tema de producción, de siembras y de administración de alimentación de los ganados. Nos vimos gravemente afectados en esa zona y eso redundó en problemas grandes económicos, financieros, que hoy estamos sufriendo en la lechería.

EC —Problemas económicos, financieros, porque había que comprar alimentos.

GU —El productor lechero tiene que darle de comer a la vaca sí o sí todos los días. Eso lleva a que, al no haber pasturas, tengamos que empezar a dar todas las reservas y comprar concentrado sea como sea. Entonces el productor dio lo que tenía y después entró a endeudarse. La producción de leche se ha mantenido bastante estable con respecto al año anterior, ha estado un punto arriba que el año pasado, pero todo a base a financiar la alimentación.

EC —¿Y ahora cuando llovió?

GU —Estas lluvias han cortado la sequía, se han llenado todas las cañadas y los tajamares, y obviamente en la lechería cuando llueve mucho tenemos el problema del barro, pasamos al otro extremo. Tenemos problemas en las caminerías, en la administración de ganado…

EC —¿Cuál es el problema del barro? ¿Qué inconveniente genera?

GU —El problema del barro es básicamente que no se pueden echar los ganados a las pasturas –cosa que recientemente habíamos empezado a hacer, habíamos empezado a echar los ganados a los primeros verdeos a los que se podía ir accediendo– porque está muy blando. Las concentraciones en corrales de los ganados hacen mucho barro. Hay problemas de sanidad, sanidad de ubre, problema de calidad, puede haber problemas en el suministro de los alimentos… Se complica un poco toda la operativa. Nada que no conozcamos los productores lecheros. Pero contentos, porque se ha cortado la seca y ahora hay que ver cómo afrontamos la primavera que se viene provisoriamente por ahora.

***

EC —Vamos a ver cómo incidieron las lluvias en la producción. Gonzalo detallaba el impacto en el caso de la producción lechera.

RD —Fernando mencionó apenas el tema de cultivos de invierno, hablamos de trigo, cebada. Si bien ya se sabía que era año de El Niño, y en cierta manera los productores disminuyeron el área de siembra de cultivos de invierno, ¿cómo afecta los cultivos de invierno todo este exceso?

FI —Se disminuyó a la mitad este año, se pasó de unas 500.000 ha a 250.000 ha a nivel de país. Hay un tema de precio en el trigo y el año pasado hubo problemas también problemas sanitarios. Al trigo y a la cebada, que son los cultivos de invierno por excelencia, lo que más los complica es el exceso hídrico, sobre todo en la primavera, en octubre y noviembre.

EC —¿Previendo eso fue que se redujo la siembra?

RD —Entre otras cosas.

FI —El precio, principalmente.

EC —¿O por el tema precios?

RD —Las dos cosas.

FI —El precio en primer lugar.

GU —Pero El Niño también hizo tomar decisiones.

MIR —Tres zafras de mala calidad. Tuvimos tres zafras de trigo, de cultivos de invierno, de mala calidad.

EC —¿Por qué?

MIR —Porque llovía en la primavera, al llover bajaba la calidad del grano, entonces el grano en vez de ser grano para industria pasaba a ser forrajero y perdía su valor.

GU —Sí. Entonces al cultivo de invierno lo afecta negativamente. A cada producción la afecta de distinta manera. En Uruguay tenemos varias explotaciones. Ahora las ovejas están pariendo; te agarra un temporal de tres, cuatro días y la mayoría de los corderos mueren. Al productor de ovino le viene pésimo. Al ganadero le viene bien, porque estamos en el inicio de la primavera y le asegura un rebrote y una buena disponibilidad dentro de un mes. Al tambero a medias, le complica la operativa, pero también lo provee de forraje más adelante. A los arroceros los ayuda a juntar agua en la represa. Por eso a veces cuesta entendernos, porque hay gente a la que le viene bien y gente a la que le viene mal. Pero yendo en concreto a cultivos de invierno, el exceso es muy negativo, los estadios críticos recién empiezan ahora a fin de mes, pero hay gente que en cuanto se pueda entrar a los campos va a tener que empezar a fumigar sobre todo con fungicidas, para hongos.

RD —¿Y en lo que tiene que ver con el ganado vacuno? Hablaste de ovinos, ¿pero ganadería en general?

GV —Me gustaría resaltar que el balance de la situación que se dio, independientemente del problema de las inundaciones, de los casos puntuales de gente que tuvo que retirarse de su casa, es absolutamente positivo desde todo punto de vista.

EC —El balance…

GV —Que haya llovido, porque la situación era realmente desesperante y se estaba complicando absolutamente todo. En todos estos meses sin lluvia la materia orgánica del suelo y todos los rastrojos se van mineralizando, van generado nitrógeno, ese nitrógeno está en el suelo pero no se utiliza porque no hay agua. La respuesta al otro día de que llovió fue un cambio de color, todo cambió de color, sobre todo las pasturas mejoradas. El aumento de productividad, ya sea para un tambo, para una oveja, para lo que sea, fue brutal. Y si a eso le agregamos que a nivel de la sociedad permitió recuperar todo el tema agua; en Montevideo estaba extremadamente complicado, y el Santa Lucía mejoró su disponibilidad y su calidad, porque se llevó todo lo que venía con problemas; las represas. El balance es muy positivo. Si no, quedamos como siempre, que estamos llorando y que no sé cuánto y nos llegan los mensajes de llorones…

EC —¡Ya vi que estabas abriendo el paraguas!

RD —No estamos llorando, estamos diciendo cuál es la realidad.

GV —No, no estoy abriendo el paraguas, soy realista. No nos sorprende, tenemos que convivir con una variabilidad de nuestro régimen de lluvias, y a la gente le cuesta entender lo de los volúmenes de agua, cuando decimos “llovió 300 mm”. Un milímetro equivale a un litro de agua por metro cuadrado. Que llueva 300 mm en una semana implica que llueva 30 cm de agua en toda la superficie del Uruguay. Nos gusta comparar con el fútbol, una cancha de fútbol son más o menos 7.500 m2; te llovió 300 mm en 10 días, son 2.250.000 l de agua arriba de la cancha de fútbol, equivale a 90 camiones cisterna de 25.000 l. Cuando cae todo eso, para que se vaya, una posibilidad es a través del suelo, pero el suelo está muy limitado en su capacidad de absorber agua, y todo el resto, que debe de ser más del 90 %, se va por escurrimiento. Ahí vienen los problemas de erosión, de desborde de los arroyos, los desbordes de los ríos. Eso es la consecuencia natural de nuestro régimen de lluvias, no tenemos solución.

FI —Siguiendo con tu razonamiento, a cualquier productor si le dan para elegir un extremo, elige la lluvia.

RD —Obvio.

GV —Sin duda.

FI —Entre la seca y la lluvia, elige la lluvia.

MIR —Depende del momento, me parece que todo depende del momento. Tanto el exceso como la falta son situaciones críticas. Lo que nos está pasando es que en esta última década venimos de tres períodos extremos, pasamos por un exceso hídrico en la zafra 2014-2015, que terminó en agosto y que tuvo consecuencias en la seca que vivimos este verano. Los cultivos no habían desarrollado el sistema radicular porque veníamos con suelos que estaban totalmente saturados, con un problema de compactación que impedía la exploración radicular, y con problemas en el desarrollo de los cultivos que había arriba. Pasamos de ese extremo al otro extremo que fue que no lloviera nada. Y ahora volvemos a la situación cambiante. Entonces es muy difícil producir y trabajar en ese escenario de regímenes hídricos tan variables, a lo que a su vez le tenemos que sumar que nos incide el precio. ¿Cuáles son nuestros componentes de margen? El rendimiento y el precio. Entonces tenemos un rendimiento que está impredecible y que está tendiendo a la baja, y un régimen de lluvias que tampoco nos está ayudando. Se hace difícil.

EC —Faltaba ver el caso del arroz en Rocha. ¿Cómo se ve impactado por esta lluvia excesiva?

MIR —Depende del momento. En este momento, como venimos de una seca impresionante, todos los laboreos y los trabajos de la tierra ya se habían hecho aprovechando la oportunidad que nos había dado la seca. Entonces los campos están prontos para sembrarse.

EC —En este momento se está preparando para sembrar el arroz.

MIR —Exactamente. El arroz se siembra en setiembre, octubre y se cosecha en marzo, abril. Es el único cultivo que no depende del agua directa que llueva, porque almacena el agua en las represas y riega a través de canales para llegar a los campos. Entonces este año el único cultivo en el que la seca no impactó en cuanto a rendimiento fue al arroz, porque lo que hubo fue más luz y más temperatura, y eso permitió aumentar los rendimientos. No se vio acompañado de un mejor ingreso porque los precios no fueron del todo favorables o porque el costo de equilibrio está muy alto. Ese es otro tema.

EC —Pero el arroz podría haberse visto perjudicado si la sequía hubiera continuado, porque para la próxima no iba a haber agua almacenada.

RD —En el norte sí, en el este no.

MIR —Exactamente, veníamos sin agua almacenada, pero a ningún arrocero lo preocupaba ese tema. Porque somos muy eficientes en el almacenaje del agua, con poquito que llueva ya juntás el agua necesaria para regar los millones de hectáreas que se riegan con esa agua. Como decía, el espejo de agua de la represa de India Muerta es de 1.000 ha, riega 10.000 ha y precisa 400 mm para poder regar esas 10.000 ha. Hablo de un concepto de eficiencia en el uso del agua.

EC —Entonces ahora los campos están preparados para sembrar y con esta lluvia se acumuló agua en las represas.

MIR —Está todo pronto para sembrarse. Para el arroz está maravilloso, solo falta que en setiembre venga un período de falta de agua o que no llueva con este régimen.

FI —Una ventana sin lluvia.

MIR —Una ventana sin lluvia, que en aquellos campos es bastante poco plástica, porque si te llueve 10 mm te quedás a capacidad de campo y si te llueve 0 se te seca en dos minutos, entonces tenés que tener esa ventana. Con esa ventana el cultivo de arroz se podría decir que está en carrera.

EC —Pero tú hacés ganadería también. Entonces, esos campos inundados de los que hablabas recién… ¿100.000 ha?

MIR —Son 100.000 ha hasta el momento.

EC —¿Qué ocurre en ese campo inundado?

MIR —Eso es lo que pasa. El tema es que tenemos campos que son de alto valor –gracias al arroz, que ha permitido hacer productivas hectáreas que eran improductivas–, por tanto todas las inversiones que hagamos son de alto riesgo. Hoy en día las praderas están recién implantadas, recién empezando a pasar de ser algo negro a ser algo verde, y eso verde pasó de estar verde a estar abajo del agua. O sea que toda la inversión que se hizo arriba de un cambio con riesgo de inundación se perdió.

EC —¿Se perdió, directamente?

MIR —Y sí.

EC —Y cuando baje ahora, ¿qué pasa?

GV —Demora varios días en bajar.

MIR —Demora varios días, y es probable que muchas de las praderas y de la inversión que se haya hecho arriba de esos campos tengan pérdida total. Hablamos de inversiones de US$ 500 por hectárea que se pueden perder. Entonces la producción a cielo abierto y en campos de crecientes tiene la ventaja de que nos ha permitido valorizar y producir sobre ellos, pero no podemos eliminar el riesgo. Sí podemos hacer –que es lo que se hace en la mayoría de los campos arroceros– lo que se llama ronda; con esas rondas se protege el agua que llueve y se la saca rápidamente a través de bombas. Pero cuando del otro lado de la ronda –porque todos los campos están rondados– empieza a llover en exceso, el agua vuelve a entrar y se transforma en lo que se llama piscina.

GV —La ronda es una represa, un dique que se hace alrededor del río para proteger determinada área. Le pasa lo que le pasó a Nueva Orleáns cuando el huracán Katrina: pasó el dique, se inundó la ciudad y el agua no salió.

***

EC —Dice un oyente: “No somos buenos en el agro para hacer que los urbanos entiendan cuán dependientes de clima somos como país”.

RD —Estamos haciendo el esfuerzo.

EC —¡Guillermo hizo un esfuerzo fenomenal ¡Se vino con el ejemplo de la cancha de fútbol y todo!

***

RD —Le pido a Fernando, que está en la zona núcleo agrícola, que nos comente muy brevemente cómo afecta esto a nuestro principal cultivo de verano, la soja.

FI —Es el mismo razonamiento que para el arroz. Las tareas de preparación, que en realidad no es laboreo mecánico, sino que es siembra directa, que implica usar un herbicida, empiezan la primera quincena de setiembre –así que esto no fue perjudicial– y se siembra por el 15 de octubre. Como el arroz, tiene que dejar de llover o permitir, pero los laboreos son mucho más fáciles de hacer porque las máquinas son más grandes y no tocan la tierra, etcétera, entonces rendís mucho más con unos pocos días.

RD —O sea que es buena noticia para la soja.

FI —Es buena noticia para la soja, porque ya vas a entrar con lluvia. Incluso porque para usar el herbicida tenés que tener las malezas y lo que no te interesa que crezca en actividad para poder fumigar y matarlo, para después sembrar el cultivo que te interesa. Así que para la soja en particular y el resto de los cultivos de verano es buena noticia.

RD —Gonzalo, terminamos con el panorama de la lechería con una pregunta: finalmente, ¿nos podemos preparar para excesos, o solo para falta de agua?

GU —En la lechería la situación fue bastante dispar. En la cuenca lechera norte, Salto, Paysandú, Río Negro, no hubo mayores problemas con la sequía, pero hacia el este el drama más grande estuvo en la zona centro-sur, en la cuenca tradicional, Florida, Canelones, San José, algo de Flores, Lavalleja. Ahí la situación es contrastante con la del año pasado, cuando llovió 2.000 mm en lugares donde el productor lechero sobre todo tuvo que lidiar con el barro todo el invierno. Es una realidad totalmente distinta la que vivimos este año. ¡Si tendrá que estar preparado el productor para trabajar en cualquier condición! Esa es una de las grandes fortalezas del productor uruguayo, que es muy adaptable.

En cuanto a qué pasa hoy, hoy nos encontramos con que para la lechería estas lluvias vienen muy bien para cortar la sequía, tenemos que recuperar la base forrajera, que se perdió mucho con pérdida de plantas…

EC —¿Qué quiere decir “recuperar la base forrajera”?

GU —La lechería en el Uruguay se basa en las pasturas sembradas, en las praderas, los verdeos. Y cuando viene un período de sequía de estos realmente un porcentaje importante de esas áreas que precisamos para alimentar los ganados se pierde.

EC —Esa es la “base forrajera”.

GU —Esa es la base forrajera, que es la base de la alimentación del ganado. Cuando perdemos eso o se desestabiliza totalmente, perdemos la principal fuente de alimentación del ganado. Por lo tanto el productor enseguida tiene que recomponer esa situación volviendo a sembrar lo que está perdido y encarando toda una planificación en las siembras. Ahora se viene toda la parte de cultivos de verano, que en el Uruguay es fundamental, y toda la planificación de sorgo forrajero, de las siembras para reserva forrajera. Entonces contar con una base en el suelo con esta agua que ha caído es fundamental para entrar en una primavera que nos permita eso: repensar en los predios cómo recomponer esa alimentación forrajera, las pasturas, recomponer las siembras –quedan muchas pasturas todavía sin sembrar– y planificar los cultivos de verano, sorgo, materiales para silo, para enfardar. Todo eso es la etapa que se viene en los próximos meses, que va a ser fundamental para poder revertir una situación que ha sido realmente dramática en materia de alimentación de nuestros ganados.

RD —Entonces, ¿son manejables las situaciones de exceso?

MIR —Me parece que las situaciones de falta de agua sí son manejables mediante represas, canales, lo que sea, para almacenar el agua en los momentos de exceso y poder utilizarla eficientemente cuando falta.

Hay una ley de inversiones que promueve que se hagan este tipo de inversiones, ya sea pivot o sistemas de riego, que permiten tener agua en los momentos de seca. Esa ley de inversiones puede ir apuntando hacia productores que tributan por IRAE, descontando los impuestos que pagan de esa inversión. En cinco años le descuentan gran parte de la inversión. ¿Por qué no se hace? Me parece que lo que falta, para mi gusto, son señales claras de precios de mercado que den una estabilidad de manejo productivo.

Pero para el exceso hídrico creo que no hay soluciones más que cuidar el suelo, que es el patrimonio más rico que tenemos. Y la manera de cuidarlo es teniendo buenas coberturas arriba y evitando que las erosiones sean elevadas.

EC —¿Cómo se logra tener buenas coberturas arriba?

GV —Después de una seca, imposible.

MIR —Después de una seca es difícil, pero no es imposible. Hay que planificar bien, trabajar en tiempo y forma y conservar el recurso suelo evitando por ejemplo ahora que hay excesos hídricos sobrepastorear las pasturas. Hay que cuidar nuestro patrimonio. Para cuidarlo hay que saber manejarlo. De esa manera se logra una mejor estabilidad en cuanto al impacto de la lluvia tanto en exceso como en falta.

FI —Estoy de acuerdo, pero hago un matiz, porque en la zona tuya, que es una zona arrocera, es estrictamente así, tenés una gran eficiencia en acumular agua y en manejarla.

EC —¿Qué pasa en la zona del litoral?

FI —Y en el este también, el tipo de suelo tiene una característica que permite manejar mejor el agua. Allá, como tenemos grandes pendientes, si bien cabe eso y está la ley de inversiones, con lo errático que es [el régimen de lluvias], vos plantás un cultivo de verano, el más nombrado que es el maíz, y si llueve mucho en el verano el riego no tuvo tanto sentido porque no lo usaste mucho, por lo tanto ese año no lo amortizaste. Si llueve poco es así. Es un cultivo que tiene los problemas de precios que citaste, ese es el gran tema. Entonces lo podés descontar de impuestos si tenés ganancias, se descuenta el impuesto de las ganancias, que es una gran cosa que se ha tenido en los últimos años, pero en los años en que tenés pérdida no descontás nada. Entonces creo que el riego es el escalón productivo –lo dice el ministro– que le falta al Uruguay. Pero para que se extienda masivamente necesitamos precio.

EC —¿Y cómo se logra precio?

FI —Todos somos tomadores de precios.

RD —Somos tomadores de precios.

EC —Entonces no hay solución.

FI —En el largo plazo tal vez sí. Pero es muy variable, tenés que tener cintura financiera, no cualquier empresa lo puede hacer. Y la eficiencia de manejo de agua en ese sistema de riego…

EC —Pero pregunto, no sé, ¿la instrumentación de créditos a muuuy largo plazo para este tipo de inversión no es una solución que permita amortiguar el problema con los precios?

FI —Sí, esos créditos son de 10 años. Ahora incluso hay un dinero que es del BID, que maneja el Banco República, a tasas muy bajas. Es una solución, obviamente. No podés hacer una inversión de esas, hacer un cheque en un año es totalmente imposible porque con esa plata le comprás el campo al vecino.

GU —En lechería el área de riego es ínfima, no llega a 3.000 ha en total, un 3 %, 5 % del área lechera. Porque la mayoría de los predios son chicos, no tienen acceso a la fuente de agua, entonces solo podés hacerlo en zonas donde hay aguas subterráneas –caso de San José, Raigón– o que están sobre un arroyo o un río con permisos para riego. Después viene todo el tema de precio de equipos y de gastos operativos; hasta hoy la ecuación no ha sido favorable. Pero es un tema que el Uruguay va a tener que encarar en estos 10, 15, 20 años que vienen, la situación climática lo amerita.

EC —Y en esas zonas complicadas, por ejemplo de la lechería, ¿qué ocurre con esa solución de la que se ha hablado tantas veces, los embalses colectivos o de uso colectivo?

RD —Las multiprediales.

GU —Teóricamente son una muy buena solución. Después hay que ver si en el Uruguay estamos preparados para hacerlo. Hay que estudiar las topografías, no en todas las zonas lecheras hay una topografía adecuada. Pero hay zonas donde se puede hacer, yo conozco un caso, en Colonia del Timote, en Florida, hay una represa; todavía no se ha logrado el riego, pero está pensada de antemano para hacer riego en los predios. Eso se hizo de antemano con un proyecto de Colonización. En muchos lados se podría hacer, creo que en un futuro puede ser una herramienta. No es fácil hacerlo en Uruguay, pero en otros países hay muy buenas experiencias y aquí se puede hacer.

GV —Nos fuimos de tema, el riego ya llevó varias tertulias. Pequeños comentarios. En el arroz, en la zona de María Inés se riega por gravedad, pero cuando vamos a zonas que no son planas hay que levantar el agua. Hacer una inversión de riego en la zona de Young, en Flores, en cualquier zona donde hay que levantar el agua, cuesta US$ 2.500 por hectárea que se va a regar. Voy a regar 100 ha en un predio, me cuestan US$ 2.500 por hectárea los equipos, la instalación de UTE, la represa y demás. Cuando los campos valían US$ 10.000 tomar la decisión de invertir US$ 2.500 era una cosa; hoy, cuando esos mismos campos valen US$ 5.000, es otra historia.

Aparte de eso, tiene que haber un proyecto país. Para levantar el agua, que es lo que hacemos en las otras zonas, precisamos energía barata, sin embargo cuando baja el petróleo en el mundo subimos el combustible. Llevar la luz, porque la mayor parte del Uruguay de que estamos hablando tiene luz monofásica, para regar hay que poner bombas trifásicas y cualquier inversión de 10 km, 15 km, 20 km para llevarla a trifásica cuesta US$ 150.000, porque UTE lo único que pone es la voluntad. Entonces si hay un proyecto país vamos a hablar, pero no es soplar y hacer botellas.

EC —Dice Luis de Mariscala que “la única política de riego que tuvo el país fue el programa de Prenader, con sus pros y sus contras, más allá de los discursos”.

RD —Sí.

***

EC —Llegan también elogios.

GV —¡Al fin!

RD —¡Sí, después de 10 años!

EC —Dice otro de los mensajes: “Buen día. ¡Qué sencillo logran explicar todo! Me hacen viajar en los recuerdos de mi niñez. Hace años que vivo en la capital, pero sigo siendo Laura de Artigas”.

En los últimos meses los precios de varios productos del agro uruguayo han bajado de manera considerable. En particular, la leche ha sufrido una caída importante y las perspectivas de ese sector parecen difíciles todavía, no son muy alentadoras si miramos hacia adelante. Pero no todas son malas noticias. La madera y, en especial, la carne están escapando a esa realidad.

RD —Exacto. Nos interesa ver qué es lo que está pasando en esta época con el precio del kilo de ganado gordo, que es el que ha estado a la suba –a pesar de que bajó 3 centavos de ayer a hoy–, qué hay detrás de eso y cómo el consumidor final ve reflejado eso. O sea, cómo diferenciamos el kilo de precio de ganado gordo que recibe el productor de cuando voy a la carnicería y pago como consumidora.

FI —El precio del ganado es un mercado de oferta y demanda. La producción de pasto en este país se da en primavera, verano y otoño el 80 %, el campo natural, la base forrajera, que es el pasto, en el 90 % del país es pastura natural. Entonces tenés zafra y poszafra como en cualquier cosa. Zafra cuando hay mucho y baja mucho, engordaste el animal de setiembre a marzo, en marzo tenés muchos animales, y ahí baja. Después hay que plantar pasturas –quiere decir plantar artificialmente distintas variedades que no vienen al caso–, engordás con pasturas plantadas o a grano, los famosos feedlots, que tienen un costo superior, y vendés en este momento cuando hay poco y vale más. Entonces al consumidor le sube con la lógica de que el producto que está comprando hoy es mucho más caro porque hay menos. Muy simplificadamente es oferta y demanda: en otoño hay mucho, vale menos; en invierno hay poco, vale más. La diferencia para un productor este año entre otoño y ahora es más o menos de 20 %. O sea, subió un 20 %.

RD —Pero vende la mayoría de su ganado cuando es más barato.

FI —La gran mayoría del ganado se vende en la zafra.

EC —Más allá de ese ciclo, que es rutinario, ¿este año los precios que hay en este momento son de algún modo especiales?

FI —Este año, como referencia, están un 6 %, 7 % por encima de la misma semana del año pasado. Para mi gusto, se dio una zafra más marcada este año. Se faenó muchísimo de la mano de la seca, se concentró muchísimo en marzo, abril y mayo, entonces esos animales que en general se faenan un poquito después no estaban, por lo tanto este año también se agudizó la falta y la zafra fue más puntual, fue más drástica que el año pasado.

GV —Una cosa es cuando hacemos el análisis con el corazón en el bolsillo y otra cosa es cuando analizamos la información estadística para saber dónde estamos parados. Voy a hablar con datos oficiales de INAC (Instituto Nacional de Carnes), que están en la página de INAC a disposición de cualquier persona del Uruguay. El 70 % de la producción de carne se exporta, se exporta en dólares, se transa en dólares, pero al productor se le paga el 100 % en dólares. Y hay una particularidad: el 30 %, que es lo que se vende en el mercado interno, se vende en pesos. Cuando uno va a comprar una casa en Uruguay no existen los pesos, son dólares, cuando va a comprar un auto son dólares, cuando va a comprar un televisor, un frízer, una cocina son dólares. En la carne el problema es que se le paga al productor en dólares, se exporta el 70 % en dólares y al consumo va en pesos. Esto hace a lo que vamos a ver después cuando hablemos de la carnicería.

Si comparamos la historia, en los últimos ocho años y pico de estadística –el INAC tiene estadísticas desde el 2007– el productor recibió el 76 %, el costo de pagar un novillo fue el 76 % del volumen de venta del frigorífico, ya sea para el mercado interno o para afuera. Ese 76 % es un valor que consideramos promedio en los últimos años. Cuando el productor está recibiendo menos que eso se dice que es el momento en que el productor ajusta sus márgenes, pudiendo llegar a perder, y cuando estamos por encima de eso es cuando al frigorífico le sucede lo mismo, ajusta sus márgenes y puede llegar a perder.

Desde hace 18 meses el ganado al productor está por debajo del 76 %, o sea el productor hace 20 meses, precisamente desde octubre de 2013, que está recibiendo menos que el porcentaje. Siempre estuvo por debajo, recibiendo menos que lo que dice la historia.

RD —¿Por qué viene recibiendo menos? O sea, fiesta para la industria…

GV —No me gustaría hacer calificativos. Estoy hablando de datos estadísticos. Está recibiendo menos. Quiere decir que es el momento en que el productor está recibiendo menos, su margen es menor y el mejor margen lo está recibiendo la industria.

RD —¿Por qué?

GV —En mi opinión personal, a los momentos de zafra, cuando hay mucha oferta, se sumó que la industria, en el momento en que tenía que demandar, no demandó ganado, bajó su demanda…

RD —¿Eso es porque la industria maneja engorde a corral?

GV —Ayuda. Si yo tengo ganado propio y soy industrial lo puedo utilizar en el momento que considere. Pero no es el tema. Recién hace un mes que el precio al productor pasó por encima del promedio histórico. Y si comparamos con ese promedio, hoy el novillo que está recibiendo el productor está un 3,5 %, 3,6 % por encima del promedio. Datos concretos: el promedio es 76 %, los picos de baja en que el productor recibe menos han llegado a ser 67 % de lo que se vende; en el momento de máxima, cuando el frigorífico trasladó lo máximo al productor, fue más o menos 84 %, 85 %.

En este momento estamos en el 78 %, un 3 % por encima del valor promedio. Entonces lo primero es que el precio que está recibiendo el productor es absolutamente correcto y razonable para el momento del año en que estamos, y si lo comparamos con la historia debería ser mucho mayor.

RD —O sea que es correcto para la poszafra que estamos viviendo. Esa es la primera conclusión.

GV —Exacto. Y si nos vamos al tema de la carne en el gancho, que es el tema de sensibilidad de la gente, hay la percepción de que estamos pagando la carne más cara. Vuelvo a la misma fuente, INAC, datos oficiales. Por la media res que se cuelga en la carnicería –que ya fue faenada, ya se distribuyó, ya hay gastos de traslado, impuestos incluidos, todo, llegó al gancho, el único margen es lo que le gana el carnicero– el promedio de la tonelada en dólares de julio de 2015 –porque ahí lo que se hizo fue convertirlo a dólares para hablar el mismo idioma– fue US$ 4.066. A ese precio le quedó al carnicero la media res de novillo colgada en el gancho.

En la misma fecha, el promedio en el 2014 fue US$ 4.211. El consumidor pagó la carne 3,56 % más cara en dólares el año pasado que este año. Y en el 2013 el promedio fue US$ 4.337, 7 % más que lo que está pagando hoy. ¿Dónde está el problema?

FI —En los pesos-dólares.

GV —Exacto, en la conversión de pesos a dólares. Si tomamos el tipo de cambio del 15 de julio del Banco Central, la cotización del 2015 fue $ 27,5, la cotización de 2014 fue $ 23 y la cotización de 2013 fue $ 21.

RD —Aterricémoslo ahora para el oyente.

GV —Lo aterrizamos a pesos. Algo por lo que el productor recibió 7 % menos en dólares al consumidor le significó pagar 15 % más en pesos que el año pasado. Hoy si trasladamos el precio del gancho, al consumidor le cuesta $ 112.

EC —Al productor en dólares le llegó menos dinero, pero al consumidor la carne le cuesta más cara.

GV —Le costó muchos más pesos. La diferencia está en el tipo de cambio.

FI —Totalmente de acuerdo. De todas maneras, en invierno siempre vale más, por lo que hablábamos de zafra y poszafra.

GV —Pero estamos comparando el mismo mes de los tres años.

FI —Pero la gente ve que hay otras épocas del año en que también baja.

GV —Claro. El consumidor va a la carnicería y dice: “¡Pah, me subió la carne! ¡Estos productores están ganando…!”. No, el valor en dólares, al cual compra el consumidor, hace tres años que viene bajando.

FI —Y los insumos del productor son todos en dólares.

GV —Claro, y después la gente cuestiona por qué suuube el dólar, que tanto reclamamos. En el fondo lo que se pide es que el dólar suba para mejorar la competitividad, para que no pase lo que pasó en Fripur, para que no pase lo que pasó en las plantas lecheras que cerraron, porque eso mejora la competitividad de la industria en general, no solo del agro.

RD —Marcelo, otro integrante del equipo, dice: “El negocio ganadero tiene que cerrar con el precio de zafra, que es el 80 % de la producción”. Ahí está haciendo un análisis de competitividad del propio subsector.

FI —Yo quería hablar del negocio ganadero, de uno de los grandes cambios de los últimos años, que es el tema del corral, y cómo incide hoy. Tengo entendido que hoy en la faena andan en cerca de 20 % los animales que están…

GV —De la faena total un 10 %, de los novillos un 20 %.

FI —Entonces es importante la incidencia que están teniendo los corrales…

EC —El engorde a corral.

GU —Se faenan dos millones de cabezas por año en Uruguay, y 200.000 salen de los feedlots, que son todos novillos.

FI —Ese es un cambio que se ha dado en los últimos años en el Uruguay que es importante tener en cuenta.

EC —¿Por qué?

RD —¿A favor o en contra?

FI —Por ejemplo para el manejo de poszafra y el manejo de los frigoríficos, el momento en que compra o no el ganado, con sus corrales propios, es un tema que incide.

El otro tema es que tenemos que seguir ampliando mercados en el exterior. Mejorar las ventas, el tema comercial es todo un tema, no tanto en la carne, pero en otros productos agropecuarios, en la lechería, por supuesto. Y ahí entramos en todo el tema de la comercialización y todo el tema Mercosur y negocios que el Uruguay precisa, para lo cual se necesita otra mesa, sin duda.

EC —Nos reencontramos con estas mesas en el Prado.

RD —En el Prado, miércoles 16 de setiembre.

***

Transcripción: María Lila Ltaif

Comentarios