Agro

La Mesa Agropecuaria
Edición especial desde ExpoPrado celebró diez años acercando campo y ciudad

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EC —¿De dónde vienen los mensajes que estás recibiendo, Rosanna?

RD —De la Colonia Rossell y Rius, familia […] Gastambide; de Urioste de Florida; de Zorrilla de Treinta y Tres.

EC —Básicamente del interior.

RD —Sí.

EC —Los que llegan al 55511 y a [email protected] vienen variados, Montevideo e interior. Y vienen variados en cuanto al tema, hay varios a propósito de lo que veníamos discutiendo, qué ha ocurrido con el agro en estos últimos diez años, y hay otra tanda a propósito del décimo aniversario de La Mesa Agropecuaria.

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EC —La Mesa Agropecuaria surgió en 2006, cuando este formato de tertulia llevaba cinco años consolidado entre la audiencia de En Perspectiva. Las noticias del campo a cada rato se colaban, figuraban en la agenda de algunas de aquellas mesas, pero terminaban siendo debatidas básicamente por miradas montevideanas, porque de ahí o de ciudades es que provienen la mayoría de los integrantes de nuestros paneles. Si queríamos acortar la brecha entre campo y ciudad, esa que en el Uruguay es un hecho, parecía buena idea organizar otro tipo de tertulias, una que estuviera especialmente dedicada a aportar información sobre el agro. La iniciativa fue de Rosanna, la discutimos, le dimos vueltas y finalmente, justo acá, en la Expo Prado, inauguramos este espacio en el año 2006.

Por eso, ya que estamos de festejo, no vendría mal intentar un balance de esto, de esta forma de comunicación. ¿Qué dicen ustedes? ¿Qué les ha dejado la experiencia a los que están desde el arranque, como Guillermo, como el Catalán? ¿Qué les parece que ha hecho en materia de aportes? ¿Qué dicen los más nuevos, como Daniel o el presidente de la ARU, que hoy es nuestro invitado?

RI —Voy a hacer una referencia personal, que explica mi visión actual. Hasta el año 2014 me dedicaba a criar corderos y terneros, pero hoy me reconvertí y me especialicé en la cría de nietos. O sea, tengo bastante menos autoridad que el resto de los compañeros para opinar de la evolución, de la situación actual.

GV —¿No son compatibles? Creo que son compatibles.

RI —Usted hable cuando le den la palabra. [Risas]

EC —¿Qué dejó a ti este intercambio a través de la radio, de los mensajes que recibías, de la interacción con los […]?

RI —Cuando empezamos hace diez años yo tenía expectativas bastante más optimistas que las actuales respecto a que a través del cambio de ideas y la comunicación y mejorando la comunicación podían mejorar muchas cosas. Hice la aclaración porque quizás sea producto del paso de los años y de mi edad actual, pero soy bastante más escéptico. Yo he visto a nivel global, a nivel de instituciones, discutir durante medio siglo los problemas de comunicación y al final uno termina convenciéndose de que la cosa no va por ahí. Estoy pensando mucho más en dos culturas diferentes, de poca porosidad mutua, que no se entienden porque tienen mecanismos de pensar diferentes. Lamentablemente es así porque los países de base agropecuaria, que son muchos, que han tenido un desarrollo muy importante han superado esas dificultades. Uno ve avances, ve miles de audiciones, las comunicaciones se han multiplicado por ene veces, y sin embargo aparecen las preguntas, como lo que se decía hoy, “¿qué hicieron con la plata?”. Acabás de aceptar, suponete, en una discusión, que una producción se multiplicó por cuatro, la otra por dos, la otra por tres, ¿y después preguntás qué hicieron con la plata? Eso no cae del cielo, es todo inversión, es todo tecnología, son todas cosas que cuestan. Entonces yo sigo sintiendo una falta de comunicación muy importante y lamentablemente, disculpen, pero bajé mis expectativas de los resultados de este tipo de actividades.

EC —¿Otro pesimista?

GV —Realista.

EC —¿Cómo te definís? El planteo del Catalán era más general, era cómo ve él que está dándose o no está dándose la relación campo-ciudad, la comunicación, el intercambio. Podemos proponernos un objetivo más concreto, qué ha pasado con este espacio, con La Mesa Agropecuaria en ese sentido. Nosotros no somos los únicos responsables de acortar la distancia campo-ciudad. ¿Cómo nos ha ido en el intento?

GV —Creo que no nos ha ido todo lo bien que esperábamos. Cuando arrancamos tenía la percepción de que esto era un problema de falta de información y que se podía revertir con información, con debate y demás. Pero me decepcioné al poco tiempo. El caso tuyo, sos una persona que está inmensamente por encima de la media del ciudadano en cuanto a información, y en las primeras tertulias permanentemente nos preguntabas “¿eso qué significa?”, “expliquen qué es eso”.

EC —Ojo, lo hacía porque quería ayudar al oyente, yo sabía todo, yo tenía totalmente entendido.

GV —No me cabe la menor duda, pero acordate de que tuvimos un periplo, en las primeras nos íbamos al interior, recorríamos producciones, corrales, eso contribuía. Entonces de mi objetivo primario creo que se cumplió una parte, que es que vos entiendas mucho más de esto. Eso se cumplió.

EC —Doy fe de eso.

GV —Pero al tiempo me di cuenta de que el problema no pasaba por la información, es cultural. La gente que vive en el campo cuando la mandás a la ciudad se enferma y a la gente de la ciudad le cuesta entender cómo funcionan las rutinas del campo. Hay un problema cultural. Si me preguntás hoy qué haría, yo acotaría mi objetivo mucho, sería tratar de que quienes nos gobiernan entiendan cuál es la importancia que tiene el agro en el país. Tengo la esperanza de que cuando logremos eso, que no va a ser sencillo, empiece a haber un derrame sobre la sociedad.

EC —¿Qué? ¿Hacemos una Mesa Agropecuaria para funcionarios de gobierno?

GV —Para jerarcas sería, porque si no convencemos a los jerarcas, con los funcionarios no hacemos nada. Creo que pasa por nuestro sistema político, la toma de decisiones.

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