EC —Les proponemos un cambio, poner la mirada en el mercado ganadero, un sector fundamental para nuestras exportaciones.
RD —Según datos divulgados por el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) el miércoles pasado en INIA Treinta y Tres –una jornada ya histórica y reconocida en el sector–, el porcentaje de preñez vacuna sufrió una caída por cuarto año consecutivo.
GV —Son datos de todo el país, no solo de Treinta y Tres.
RD —En 2016 este indicador se ubicó en 70,6 %, la tasa más baja desde 2011. Es una jornada que se realiza desde hace 15 años, por lo menos, la realiza INIA Treinta y Tres con muchos veterinarios, con datos de todo el país, y el índice de porcentaje de preñez es el resultado final entre el número de vacas que se entoran y las que efectivamente quedan preñadas. INIA maneja como relevante este dato porque refleja la eficiencia reproductiva del rodeo, que depende de herramientas que maneja el productor, como nutrición, sanidad, genética, durante todo el año, y de alguna manera colabora a fortalecer al vínculo entre producción e investigación y es un insumo para los diseños de políticas de Estado..
EC —Estamos en 70,6 % de tasa de preñez, el año anterior estuvimos en 73,9 %.
GV —En 75 con algo el anterior, 81,6 % antes…
EC —Viene bajando, hay una tendencia preocupante a la caída, y ahora estamos en el piso hasta ahora. ¿Qué pasa con este número?
GV —Lo que importa es la cantidad de terneros logrados. Cuando uno mira la historia dice “Uruguay está en 63 %, 64 %, 65 % de terneros por vaca entorada”. Hoy estamos en la etapa en que se hace el diagnóstico de preñez, como decimos en campaña, no hay que vender los lechones en la panza de la chancha, tenemos que esperar a que los tenga. La historia indica que cuando convertimos ese resultado en terneros vivitos y coleando para producir es 10 puntos menos, ese 70 se convierte en 60 terneros cada 100 vacas entoradas.
RD —La idea era compartir con los oyentes qué significan este número y esta tendencia a la baja.
PC —Lo primero que pregunto es: ¿eso es bueno o es malo? Porque yo tengo dos sombreros para ponerme. Me pongo el sombrero de criador, que es lo que somos, pusimos terneros, y como con los zapallitos o con las zanahorias, cuando hay pocos nos gusta mucho, quedamos muy contentos.
EC —¿Cómo es eso?
PC —Lógico, a cualquiera que venda algo que pasa a ser escaso le conviene. La otra forma es mirarlo como país o como político, y ahí me parece que el único que tiene derecho es Andrés, si bien todos los agrónomos en general lo miramos como políticos, todos lloramos por los terneros que faltan, que muchas veces es una tragedia para el criador.
EC —Hay un conflicto ahí.
PC —Sí; para mí ningún conflicto, a mí me encanta que haya pocos terneros.
EC —¿Eso puede llevar a que un criador incentive hacia abajo la tasa de preñez?
PC —No, no, yo tengo que tener muchos. Al que le tiene que ir mal es al vecino, el granizo tiene que caer en la zanahoria de enfrente, no en la mía. Uno tiene la tentación –pero mis padres me criaron con honestidad– de utilizar esta bajada de la preñez para cosas del gobierno estructurales. Pero no creo que se relacione en nada con eso. Y quiero hacer una explicación.
EC —No hay connotaciones políticas acá.
PC —No, lamentablemente, porque yo siempre vengo a pelearme con Andrés y nunca puedo.
AB —No va a faltar ocasión.
PC —Los productores tienen los terneros que la madre naturaleza concede cada año. Yo sé que esto que estoy diciendo es políticamente bastante incorrecto, pero es así.
EC —No es así, hay mucha tecnología puesta para que la tasa de preñez sea la más alta posible.
PC —La tecnología está toda, pero no está puesta, está en la portera. Hay que saber que la vaca que tiene un ternero y la vaca que falló producen bastante parecido.
EC —¿Cómo es eso?
PC —Porque la vaca que tiene un ternero te va a dar un ternero de US$ 250 cuando tenga 6, 7 meses, y la vaca que falló, que es una vaca flaca que no vale nada, va a valer más que una vaca preñada comprada en el mercado.
GV —Si la engordás.
PC —Así que si a esa vaca la vendés en US$ 600 –porque acá lo que interesa es la relación entre la vaca que engorde y las vacas preñadas, esos son los números que juegan–, hacés los números y te da. Eso ha sido muy difícil de entender, entonces la gente cree que el productor está haciendo lo posible y lo imposible por tener más terneros y no es así. No es que al productor no le guste tener más terneros, lo que no le gusta es gastar para tenerlos. Todos quedamos felices si tenemos el 100 % de preñez si no hicimos nada.
GV —Ahí discrepo. Vos decís que la tecnología está en la puerta; pero si yo tengo 70 % de diagnóstico de preñez, voy a tener un 60 % de terneros logrados y para que los números sean iguales tengo que engordar el 40 % de mis vacas, preciso tecnología. Entonces no tengo tecnología para preñar pero sí tengo que tener tecnología para engordar. La realidad es otra, la realidad es que algunos productores engordan esas vacas, la mayoría las venden flacas hoy a US$ 1,10, US$ 1,05, como está la vaca invernada, para que otro las engorde…
EC —¿Qué es lo que vale US$ 1,05?
GV —Dólares el kilo en pie. Y otros, lamentablemente, que es donde está la pérdida, se la quedan en el campo, la vaca come, factura todos los meses y no produce nada hasta el otro año. Por eso no es tan claro tu planteo.
AB —Voy a agarrar el guante, porque soy el que tiene que tener la mirada estratégica. Estos cortoplacistas de los empresarios son insoportables. Veamos algunas cosas importantes. Creo que hay un efecto climático; cuando iba a facultad me decían “la reproducción es una función de lujo, tiene que estar todo el resto bien para que pueda haber una buena parición”. Si bien me dediqué a lo forestal, eso lo aprendí. Y cuando tenemos un problema de seca justo cuando tenemos que tener un aumento en el forraje o un aumento del agua que nos hace bajar los picos forrajeros, cualquiera de las dos instancias hace que las vacas no estén bien para entrar en celo y por lo tanto la preñez es menor de lo esperado. Ojo, hubo algún motivo por el cual si no se llegó a los 3 millones se anduvo arañando, creo que se llegó a los 3 millones de terneros y se superó el 80 %. Hay un motivo por el cual en la lechería la preñez no es la preñez… porque estamos hablando de la preñez de la ganadería de carne. Y hay efectos climáticos, pero hay también estímulos económicos, creo que hay estímulos económicos.
