Editorial

Peajes pagos con efectivo: ¿Hasta cuándo?

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Por Emiliano Cotelo///

Este fin de semana tuvo lugar un nuevo asalto a un peaje. El hecho ocurrió en el Peaje Solís de la Ruta Interbalnearia en la madrugada del sábado. Los ladrones se llevaron un millón de pesos, la mitad del botín que habían embolsado otros delincuentes (o ellos mismos) el 2 de enero en un robo similar, en aquel caso en el peaje de Pando.

En ambos casos los empleados de los peajes reaccionaron movilizándose. Dejaron de cobrar los boletos en horarios críticos para llamar la atención de las autoridades; reclaman mayor seguridad y mejores condiciones de trabajo.

Yo entiendo a esos funcionarios cuando exigen contar con custodia permanente, ya sea de Policía o de Policía Caminera. Debe ser muy embromado para ellos trabajar en plena madrugada, cuando hay poco tráfico, casi solos en medio de la oscuridad, sin saber cuándo aparecerá un loco que les apuntará con un revolver y los obligará, a los gritos, violentamente, a entregar la recaudación. Yo los entiendo. Pero me pregunto: ¿Tiene sentido seguir agregándole costos al sistema de peaje? ¿Tiene sentido seguir corriendo riesgos?

Los peajes son un sistema muy rudimentario destinado a cobrarles a los usuarios de las carreteras una tasa, a cambio de la circulación por esas vías de tránsito. ¿Para qué es esa tasa? Para obtener fondos para invertir en esas rutas, en mantenimiento o en obras nuevas. Ese debería ser, en teoría, el destino único del pago de los tickets. Sin embargo, una parte de la caja no va a las obras en sí, sino a financiar el andamiaje burocrático de la empresa que gestiona esas carreteras, en este caso Corporación Vial del Uruguay, una institución pública que opera en el derecho privado.

Algo de burocracia siempre se necesita. Pero debe ser lo más chica posible, por una cuestión de respeto elemental al contribuyente.

Por eso vuelvo a la pregunta: ¿Tiene sentido que, debido a esta nueva moda de robos, ahora tengamos que agregar más costos, contratando policías extra para los peajes?

En pleno año 2015, y cuando la informática y las telecomunicaciones han avanzado tanto, ¿no hay soluciones más inteligentes a disposición? Concretamente: ¿No debimos haber eliminado hace años el uso del dinero en efectivo en los peajes?

Ya existe un instrumento que funciona bien: el telepeaje. Muchos automovilistas lo tienen instalado. Es un sticker, colocado en el parabrisas, que, al pasar por el peaje, es leído por un dispositivo óptico que automáticamente carga el importe del ticket a la tarjeta de crédito del dueño del vehículo.

¿Por qué no se vuelve obligatorio este servicio? Hoy todo conductor tiene una tarjeta de crédito o una tarjeta de débito. Y también existe la posibilidad de usar una tarjeta magnética recargable. Hay tantas posibilidades… Sobre todo cuando, además, está implementándose la ley de inclusión financiera.

Y, si no se quiere llegar al extremo de la obligatoriedad, ¿por qué, al menos, no se promociona más este sistema? Eventualmente  podría subsidiárselo por unos meses…

Si se masifica el telepeaje, no sólo se quita el dinero de las cajas y se reduce casi a cero la tentación de los asaltantes. También se defiende mejor el aporte de los contribuyentes. Y, además, hasta se consigue mayor agilidad en el paso por los peajes.

¿Cuántas veces escuchamos las quejas por los embotellamientos que se producen en peajes de la Interbalnearia en fines de semana de verano o en las fechas críticas de Noche Buena, Fin de año, etc.? Enseguida aparece la demanda facilonga de que hay que ensanchar los peajes agregando más cabinas de cobro. No, señor. No es necesario. Buena parte de las colas se debe a que la mayoría de los automovilistas pagan con billetes y monedas, lo que genera una enorme pérdida de tiempo antes de que se los deje seguir su camino. Si todos los autos tuvieran telepeaje, la circulación ganaría enormemente en velocidad, sin tener que agregar cabinas ni, mucho menos, cobradores.

Se me dirá: ¿Y cómo hacen los turistas extranjeros, que no tienen telepeaje? La respuesta ya está inventada. Como en cantidad de países en el mundo se habilita a que el conductor pague con tarjeta de crédito o débito, simplemente pasando el plástico por un lector automático, en pocos segundos, casi tan rápido como si tuviera el sticker de telepeaje.

Yo creo que no es descabellado pensar en peajes totalmente electrónicos, sin empleados. Pero, sin llegar a ese extremo, está claro que un sistema que no manejara dinero permitiría reducir la plantilla. Y ese sería un cambio hacia la racionalidad, o sea: el máximo rendimiento posible de lo que se le saca al automovilista, camionero o compañía de ómnibus.

Pero, aunque ni eso pasara, aunque la dotación de funcionarios se mantuviera, estas medidas elementales sin duda quitarían a los peajes de la mira de los ladrones y, además, permitirían un flujo más rápido y ágil por las carreteras.

No entiendo por qué se sigue demorando esta decisión. ¿No ha sido suficiente con la experiencia frustrante de los taxis, donde hace años se discute qué hacer, se sigue pagando con efectivo, proliferan las rapiñas y cada tanto hay que lamentar un asesinato?

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