Entrevistas

Pablo Da Silveira (PN): El conflicto entre gobierno y sindicatos de la enseñanza “no es por el presupuesto sino por el poder”

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Luego de que el gobierno declarara la esencialidad en la Educación, el senador nacionalista Luis Lacalle Pou aseguró que la decisión es exagerada para un reclamo que entendió “justo”. Su asesor, Pablo Da Silveira dijo a En Perspectiva que antes de una declaratoria de este tipo se podían haber tomado medidas intermedias como descontar efectivamente las horas de paro. Para el experto “una de las razones por las que hay tantos paros en la enseñanza es porque son gratis”.

Da Silveira además aseguró que “los sindicatos se han acostumbrado a decidir qué pasa y qué no pasa en la educación, a partir de que el presidente Tabaré Vázquez en su primer gobierno les abriera la puerta de manera formal”. Para el experto el mandatario “se asustó de la dinámica que él mismo puso en marcha y ahora quiere recuperar control sobre la vida educativa”.

EN PERSPECTIVA
Miércoles 26.08.2015, hora 10.16

EMILIANO COTELO (EC) —El ex presidente José Mujica imploró anoche a los gremios docentes “que levanten las medidas y trabajen”, al tiempo que le rogó al gobierno “que abra una mesa de negociación con los sindicatos y el PIT-CNT, anunciando un impasse en la declaración de esencialidad” de los servicios de la educación pública.

Es una de las reacciones que surgen desde adentro del oficialismo. ¿Otra, por ejemplo, Romina?

ROMINA ANDRIOLI (RA) —Lo que dijo el subsecretario de Economía, Pablo Ferreri, quien señaló que respalda a [el presidente, Tabaré] Vázquez. “Estoy en el Poder Ejecutivo, formo parte de él y respaldo personalmente a Tabaré, es lo que corresponde y lo que siento. Yo mando a mis hijos a la escuela privada, esto no me afecta, pero esta medida [por el decreto de esencialidad] fue pensada para los más humildes que necesitan de la escuela", subrayó Ferreri.

EC —Por su lado, el Partido Comunista, en un comunicado que emitió a última hora del lunes, pidió al Poder Ejecutivo que deje sin efecto el decreto de servicios esenciales. Claro, además de la discusión que está planteada en el seno del partido de gobierno, el tema interesa, y mucho, a los otros partidos políticos, a los que se encuentran en la oposición.

RA —Estamos en línea con el profesor Pablo da Silveira, quien fuera coordinador de la campaña de Luis Lacalle Pou, del PN, y que además fue nombrado como eventual ministro de Educación en caso de que Lacalle Pou ganara las elecciones.

EC —¿Cómo se está observando desde su sector, y a partir de su propia especialización en los asuntos educativos, una crisis como esta?

PABLO DA SILVEIRA (PdS) —Con extrema preocupación, creo que como todos los uruguayos. Como si no tuviéramos suficientes problemas en la educación, que tenemos muchos y muy graves, ahora se ha armado una tormenta perfecta, gravísima, y además probablemente innecesaria. Realmente es un momento muy difícil y un momento muy cargado de consecuencias potenciales. Según como se salga de esta situación tan compleja las cosas que pasen en los próximos cuatro años y pico, lo que queda de este gobierno, que pueden estar muy condicionadas por eso.

RA —¿Concretamente cómo ve el decreto de esencialidad?

PdS —Creo que lo primero que hay que tener en cuenta es que esto no es una pelea por el presupuesto, ni los sindicatos ni el Poder Ejecutivo están peleando por el presupuesto. La prueba es que cuando apenas se conoce una cifra general, todavía no se sabe bien en qué va a consistir la propuesta y el Poder Legislativo -que es el que vota finalmente el presupuesto- todavía no ha dicho una palabra, ya estamos en esta batalla feroz entre los dos bandos.

RA —¿Y entonces qué es?

PdS —Esto no es una batalla por el presupuesto sino por el poder. Lo que acá está en juego es quién va a manejar la educación en los próximos años. Los sindicatos se han acostumbrado a manejarla porque es lo que han venido haciendo desde que el propio Vázquez en su primer gobierno les abrió la puerta, a tal punto que promovió una Ley de Educación que debilitaba fuertemente la presencia de los representantes de la ciudadanía en los órganos de gobierno de la enseñanza e introducía a los representantes corporativos. Fíjense que antes de esa ley los cinco miembros del Consejo Directivo Central [de la Administración Nacional de Educación Pública, Codicen] eran propuesto por el Poder Ejecutivo pero necesitaban una venia con una mayoría especial en el Senado, quiere decir que eran nombres que llegaban con un fuerte respaldo del sistema político. A partir de la ley Vázquez dos de los tres miembros del Codicen son directamente votados por los docentes y no requieren venia del Senado. Entonces los sindicatos desde hace tiempo, pero muy especialmente a partir de que el presidente Vázquez en su primer gobierno les abriera la puerta de manera formal, se han acostumbrado a ser quienes deciden lo que pasa y, sobre todo, lo que no pasa en la educación.

El presidente Vázquez aparentemente, tarde, se asustó de la dinámica que él mismo puso en marcha y ahora quiere recuperar control sobre la vida educativa…

EC —Vázquez ya había advertido sobre su intención de utilizar, si era necesario, un decreto de esencialidad de los servicios de educación pública. Lo mencionó en la campaña electoral.

PdS —Es así, no digo que se haya asustado la semana pasada, digo que lo que hay es un brutal cambio de rumbo propio de quien maneja estas cosas delicadas sin tener una visión de largo plazo ni una evaluación de los impactos institucionales de lo que uno hace. Lo patético es que estamos ante una lucha por el poder puro entre dos bandos, ninguno de los cuales tiene una propuesta clara para sacar a la educación de la situación en la que está. Los sindicatos se limitan a pedir plata y no han hecho una sola propuesta de cambio positivo; más bien las propuestas que han impulsado en los últimos años han sido muy negativas, como el hecho de que se elijan las horas docentes en la educación media todos los años, cosa que no pasaba en el pasado y que tiene unos efectos muy malos sobre el funcionamiento de los centros educativos. Y al gobierno hasta ahora no se le ha caído una sola idea acerca de lo que se propone hacer para mejorar la educación.

Estamos ante un conflicto encarnado por el poder entre dos mandos que quieren mandar pero no tienen proyectos claros que presentar ante la ciudadanía. Lo peor de todo es que esta batalla se libra sobre las espaldas de los alumnos y sus familias, que son los que realmente pagan el pato de este desastre en el que estamos metidos, especialmente los alumnos que provienen de los sectores más débiles en términos económicos, educativos y culturales.

EC —Ahora, supongamos que gobierna Lacalle Pou y que usted es el ministro de Educación y Cultura, y se planteara esta sucesión de paros que ha venido afectando a escuelas, liceos públicos, UTU, institutos de formación docente… Con los elementos que se han venido configurando, y con la perspectiva de nuevas paralizaciones, ¿usted habría solicitado la declaración de servicios esenciales?

PdS —No, seguramente no. Creo que hay muchas cosas previas a hacer, medidas mucho menos destructivas que estos gobiernos se han opuesto a tomar. Por ejemplo, una medida que deberían haber tomado estos gobiernos y no toman es descontar efectivamente las horas de paro. Una de las razones por las que hay tantos paros en la enseñanza es porque son gratis. Si usted empieza por efectivizar los descuentos a rajatabla y al contado por cada día de paro que hay en la enseñanza, le aseguro que no se va a abusar tanto de esta medida como se está haciendo en la actualidad.

Con esta falta de claridad estratégica, que está caracterizando a los gobiernos frentistas, por un lado no hacen eso, que es indiscutiblemente legal y que está dentro de lo que han sido siempre las mejores tradiciones del país, y en cambio tiran este bombazo.

Aparte de eso, el gobierno tira la bala más pesada que tiene sin haber hecho ninguna medida intermedia, sin haber consultado a la oposición -porque si estaban convencidos de que había una crisis brutal al menos podrían haber convocado a la oposición y decir: “Señores, acá hace falta una decisión del conjunto del sistema político para salir de esto, veamos qué se puede hacer”-, y además, por lo que se sabe, sin plan B. ¿Qué va a hacer el gobierno ahora que la decisión ha sido desacatada? Hoy mismo hay docentes parando, ¿los va a destituir?, ¿los va a procesar?; se supone que mañana van a haber muchos más, ¿qué va a hacer con ellos?

EC —El planteo que surgió ayer fue el ofrecimiento de levantar el decreto de servicios esenciales a cambio de que, desde el lado gremial, se dejen sin efecto los paros que están programados.

PdS —Eso podría evitar el problema de mañana, ¿pero qué pasa con los docentes que paran hoy? Porque si yo me mando un gesto monstruoso, declaro la esencialidad de los servicios educativos y después no tomo ninguna decisión frente a los que me desafían y paran, estoy quedando en una posición de extrema debilidad. El gran gesto que acabo de mandarme y que anuncié durante la campaña resulta que no significa nada. En cambio, si voy ferozmente contra ellos, para ser coherente con la posición de firmeza que anuncié, vamos a tener una escalada muchísimo más grave de la que tenemos. ¿Qué va a hacer el gobierno, cómo va a salir de este lío en el que se metió?

Creo que en este momento el que está corriendo más riesgos es el gobierno: hay un riesgo alto de que el gobierno salga de eso terriblemente desautorizado -por haber hecho las cosas de una manera intempestiva, apresurada, por no haber pensado los siguientes pasos-, y que vuelva a pasar lo que ha pasado en los 10 años anteriores, que es que no se pueda tomar una sola decisión durante lo que queda de este gobierno que recién está empezando en favor de una mejor educación para los uruguayos. Esa es la tragedia que estamos bordeando.

RA —Nos llega un mensaje que dice: “Soy maestra y tengo mi recibo de sueldo para que lo vea quien quiera. Los paros los descuentan todos”.

PdS —No, eso no es así, los paros originalmente los descuentan todos, después se conversan, se arregla. Hay parte de las horas de paro que se descuentan y hay muchas que no. Pero no nos centremos en el ejemplo, lo que quiero decir es que hay muchas medidas que se pueden ir tomando si usted quiere evitar una escalada de este tipo, hay muchas medidas previas antes de llegar a una declaración de esencialidad. Hay que tener claro que esto de la declaración de esencialidad de la enseñanza es una cuestión sin antecedentes en la historia, ni [Jorge] Pacheco, ni [Juan María] Bordaberry declararon la esencialidad de la enseñanza en las épocas más terribles de los conflictos educativos. Nunca ocurrió. Estamos haciendo una cosa de un tamaño que, por su propio tamaño, es evidente que hay muchas cosas que se pueden hacer antes de llegar a esto. El gobierno decidió no hacerlo.

EC —Políticamente, ¿cuáles pueden ser las repercusiones? Usted hace minutos destacaba que el presidente de la República, el Poder Ejecutivo, han optado por no convocar al diálogo a propósito de lo que está ocurriendo a los líderes de la oposición. La primera posibilidad es que desde la oposición se reclame ese ámbito, la segunda es que se lleven a cabo acciones parlamentarias… ¿qué es lo que usted sabe en esta materia?

PdS —Evidentemente en este momento la iniciativa está en el campo del gobierno, que es el que creó esta situación. Una posibilidad es que se llegue a ese acuerdo que se está manejando que es: levantamos la esencialidad a cambio de que se levanten los paros. Creo que eso es una derrota, chica pero derrota, para el gobierno. Primero porque no va a haber reaccionado ante la gente que hoy está desafiando la medida de esencialidad, segundo porque, todos sabemos cómo es esto, se levantan los paros pero dentro de unos meses la cosa va a volver, como pasó en experiencias anteriores: convenios salariales que se han acordado con los sindicatos de la enseñanza en cierto plazo y antes de que termine ese plazo se inician movilizaciones para revisar lo que ya estaba acordado… El resultado va a ser que en un período no demasiado largo vamos a volver a las interrupciones de los cursos, a los paros, con un gobierno que ya no se va a animar a usar de nuevo esta alarma que ha usado hoy porque ha visto que le trae demasiado problemas. Si se hace ese acuerdo se resolverá coyunturalmente esta crisis en la que estamos hoy pero el gobierno habrá salido más débil y los sindicatos más fuertes.

Si, en cambio, el gobierno se mantiene en la posición, no hay acuerdo y los sindicatos no aceptan no parar durante lo que queda del debate presupuestal, es bastante imprevisible lo que puede pasar. La situación puede degradarse enormemente y llegar a una situación en la que haya destituciones masivas o cosas difíciles de imaginar y, por supuesto, absolutamente indeseables.

O bien puede pasar que finalmente el gobierno declare que sigue en la posición en la que está y en los hechos no lo haga. Eso sería ya no una derrota chica sino una tremenda derrota para el gobierno.

En definitiva es una de esas situaciones a las que es muy difícil encontrarles salida que sean buenas para el país y que no dejen heridas profundas entre las partes involucradas. Yo creo que lo más lamentable, insisto en lo que decía al principio, es que todo esto es innecesario porque… Hace tres o cuatro días si nos hubieran dicho a alguno de nosotros que hoy íbamos a estar en esta situación teniendo esta conversación, creo que todos hubiéramos dicho que era muy poco probable que algo así ocurriera.

EC —¿Para usted es imprescindible intentar de nuevo un diálogo multipartidario sobre la educación, o directamente no tiene sentido?

PdS —Un diálogo multipartidario en este contexto…

EC —No digo en este momento, hoy, digo a partir de cómo se resuelva, de que se encause en uno u otro sentido este conflicto en particular, de ahora en adelante.

PdS —De este conflicto tiene que salir el gobierno como pueda. Después de haber chocado el Titanic contra el témpano, desoyendo todas las advertencias y peligros, decir “Venga a agarrar el timón conmigo”, no sé… En este momento el gobierno tendrá que encontrar la manera de desactivar esta situación que él mismo creó sin quedar desautorizado y desprovisto de todo poder hasta que termine su mandato…

EC —¿Y después?

PdS —Después me parece que realmente estamos llegando a un punto en el que algo va a haber que hacer y sería bueno que el gobierno tratara de, en lugar de encerrarse en negociaciones a puertas cerradas con los sindicatos o en la interna del Frente Amplio, convocar al sistema político para encontrar soluciones. Lo que creo que no hay que hacer es volver a la experiencia de esos acuerdos educativos declarativos que después quedan en tinta y papel. En todo caso el gobierno tendría que buscar el apoyo para medidas muy específicas con plazos muy específicos y con criterios de evaluación respecto a la ejecución y los resultados de esas medidas. Algo así, como se ha hecho en otras partes cuando hay grandes crisis en el orden que sea, podría intentarse.

Ahora, si la idea es: “Convoquemos al gran diálogo educativo a todos los partidos y a todos los que tienen algo para decir y firmemos un documento que dice que todos queremos lo mejor para la enseñanza”, no.

Espero, como esperamos todos, que esto se solucione de una manera que sea buena para la enseñanza, para el gobierno –porque nadie quiere un gobierno que en sus primeros meses termine desautorizado y debilitado– y para los trabajadores de la enseñanza –porque no hay ningún motivo para verlos como un enemigo al que hay que destruir, son un protagonista esencial de la vida educativa del país–.

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Transcripción: Andrea Martínez

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