EnPerspectiva.uy

Entrevista central, jueves 1 de diciembre: Ernesto Talvi

Facebook Twitter Whatsapp Telegram

EC —Ese es uno de los puntos.

ET —La razón fundamental es que no tiene ni la flexibilidad ni la posibilidad de lidiar con las complejidades que tiene, es un paradigma distinto. Por supuesto que va a haber que trabajar en coordinación con la ANEP, porque de allí salen los docentes y los directores en el Impulso, en el Jubilar, en Los Pinos, en el liceo de Espigas de Punta de Manga, en el liceo Providencia de Cerro Casabó, en el liceo Ánima –que acaba de abrir en el centro–. ANEP está llena de gente extraordinariamente vocacional, pero va a precisar entrenarse para trabajar en contextos vulnerables y, por ende, usar técnicas pedagógicas para estimular la concentración y los aprendizajes en jóvenes que llegan con enormes dificultades para aprender.

EC —Estamos hablando de un conjunto de liceos que se ubicarían por fuera de la ANEP, pero que serían públicos y que según usted ha dicho costarían unos US$ 200 millones anuales. ¿Cómo se financiarían entonces? ¿De dónde saldrían esos recursos? ¿Es viable hoy una inversión de ese estilo cuando, al mismo tiempo, se le exige al gobierno austeridad?

ET —Esos US$ 240 millones son algo más del 1 % del presupuesto nacional, es lo que perdió Ancap en cada uno de los últimos cuatro años por mala gestión. Dejando eso de lado, en estos liceos, que tienen 10 horas diarias, de 8 a 18, los jóvenes toman el desayuno, almuerzan, toman la merienda, se hacen chequeos médicos, físicos, odontológicos, oftalmológicos, psicológicos para asegurarse de que están en condiciones alimentarias y de salud para realizar los aprendizajes. Se hace un entrenamiento continuo de los docentes para ir desarrollando técnicas de manejo de aula en contextos vulnerables, donde los estudiantes no llegan en las mejores condiciones.

Al Impulso –conozco perfectamente los datos– llegan con cuatro años de rezago en lectoescritura, con problemas físicos, con intolerancia a la frustración, problemas de atención y de conducta porque no han tenido tratamiento psicológico en tiempo y forma. El barrio es complejo, hay mucha violencia, las familias de las que vienen en muchos casos son monoparentales, desintegradas, en las que abunda la violencia doméstica, en las que muchos miembros han pasado por prisión o han traficado pasta base. Se tiene que trabajar en un ambiente y un ámbito muy distintos.

Pero son extraordinarios los resultados que se generan cuando la gestión se cambia, cuando el currículo se adapta, cuando las técnicas pedagógicas se adaptan. Los proyectos de este tipo de paradigma son proyectos de educadores que tienen el respaldo de una organización que les da los recursos financieros, pedagógicos, logísticos necesarios para realizar su tarea, con estímulo, con motivación, por más dura que sea esa tarea.

EC —La pregunta venía a propósito de la inversión que requieren. ¿Cómo se mete esa inversión en el presupuesto con las complicaciones que hoy tiene el tema fiscal?

ET —Decía esto porque todo esto, que obviamente cuando uno hace la cuenta es costoso –son 10 horas, liceo de verano, solo tienen tres semanas de vacaciones, se les dan el uniforme, las mochilas, se hacen un montón de cosas que no se hacen en un liceo habitual–, tiene un costo por alumno de US$ 4.800 por año. Si uno mira el costo de la ANEP así nomás, el que anda por ahí circulando, es de US$ 2.300 por año. Entonces parece que esto cuesta muchísimo por alumno. Y aun si así fuera valdría la pena, porque esto es una inversión fundamental para empezar a terminar con el fenómeno de la fragmentación, la marginalidad y todas las escuelas de delito, de violencia y de droga que trae atrás.

Pero si hacemos bien las cuentas, ¿cuánto le cuesta a ANEP graduar un estudiante de cuarto año de liceo? Dado que hay un nivel de repetición, a un estudiante promedio de la ANEP le lleva seis años terminar cuatro. Quiere decir que está dos años más de lo que debería, cuando en liceos como Impulso la repetición es 2 %, prácticamente no existe. Y hay una enorme deserción, o sea que solo 6 de cada 10 llegan a cuarto. Eso es para el promedio de la ANEP, en los barrios vulnerables es mucho peor.

O sea que ANEP tiene jóvenes en el sistema, en los que utiliza recursos, que nunca llegan a graduarse en cuarto, mientras que la tasa de retención en liceos como Impulso es de 96 %, o sea que de los 100 que empezaron en primero, 96 terminaron al final del primer ciclo.

Cuando uno ve el costo por alumno egresado de cuarto a la luz de que ANEP gastó un montón de recursos en los que no llegaron y un montón de recursos en los que repitieron, es de US$ 4.500.

Quiere decir que prácticamente por la misma plata que hoy gastamos por alumno les estaríamos ofreciendo a los estudiantes un programa curricular que tiene el triple de horas de estudio, mucho más versátil, mucho más moderno, que incorpora un proyecto de contención social, de integración de la familia y de la comunidad y que los termina graduando en tiempo y forma y preparándolos para la vida.

Entonces realmente esto estrictamente no cuesta plata, simplemente podríamos hacer las cosas distinto y mucho mejor con exactamente los mismos recursos. Por eso para nosotros es tan importante que los ciudadanos tomen conciencia de esto, porque son los recursos de los contribuyentes los que esta organización colectiva que llamamos Estado está utilizando para proveer educación no solo para todos, sino para los contextos vulnerables. Y los ciudadanos debemos exigir, debemos demandar, porque no somos súbditos, somos ciudadanos, que con nuestros impuestos, que pagamos con mucho esfuerzo, el Estado haga lo que se necesita hacer en beneficio de la comunidad.

Comentarios