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Entrevista central, jueves 1 de diciembre: Ernesto Talvi

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EC —Pasemos al tema seguridad. Sobre todo se concentran en la rehabilitación de adolescentes infractores que están recluidos. ¿Por qué van por ese lado, por qué allí es importante generar una nueva infraestructura, una nueva institucionalidad incluso?

ET —Porque hay jóvenes que ya no vamos a poder captar para la educación. Se nos pregunta por qué arrancamos la propuesta por los liceos, por qué no arrancar en la primera infancia. Ojalá se pudiera hacer todo de manera simultánea, pero simplemente porque a la escuela, aunque hay graves problemas en los aprendizajes, los niños van, casi el 100 % de los niños que están en edad de ir a la escuela van. Es en el liceo donde tenemos unas tasas de deserción gigantes, donde los jóvenes se pierden. En los contextos vulnerables terminan el liceo menos de dos de cada 10 que empiezan. Pero no a todos uno los puede agarrar allí, con los que ya cayeron en el delito se requiere un trabajo muy importante de rehabilitación para reinsertarlos como ciudadanos dignos en la sociedad.

EC —Esta inquietud no es solo de ustedes, en el sistema político se habla de ella desde hace tiempo y se han dado pasos. Hace poco se creó el Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (Inisa), que sustituye al Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente (Sirpa). ¿Por qué para ustedes eso no es lo apropiado? ¿Por qué van por otro modelo?

ET —No decimos que no es lo apropiado. Decimos cuál es nuestro ideal, que creo que no difiere mucho del ideal de las actuales autoridades; simplemente queremos que los ciudadanos tomen conciencia. En todo caso es apuntalar a quienes desde adentro están trabajando en aras de algo parecido. Así como existe hoy la tecnología de gestión de liceos de contextos vulnerables que genera resultados extraordinarios allí donde parece que no hay más esperanza. Nos vanagloriamos de Bill Gates y de Steve Jobs, pero no reconocemos que hubo gente que dedicó su vida a explorar nuevos paradigmas de gestión para generar resultados en comunidades muy deprimidas y que después de muchos años de prueba y error eso se ha logrado.

Lo mismo ocurre en los centros de rehabilitación. Hay una experiencia en Panamá absolutamente extraordinaria, que fue financiada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en la que se están logrando resultados increíbles. No son lugares de castigo, no son infiernos humanos de los que estos jóvenes salen peor de lo que entraron, más conectados a redes criminales, más violentos, sino que reciben –de vuelta– educación, disciplina de trabajo, valores, se los prepara para la libertad de maneras únicas. Y reciben tratamientos de primer nivel para todo lo que sea trastornos psiquiátricos y sobre todo para el tratamiento de adicciones, que la mayoría o una parte no menor las padece.

Si no resolvemos el problema de la adicción, no importa cuánta disciplina de trabajo les inculquemos, cuántos valores les inculquemos, cuánto los preparemos para la libertad, si quedan enganchados con las adicciones la reincidencia en el delito es casi una certeza. Estos centros modelo –también modelo– están logrando bajar la reincidencia a prácticamente cero. El 62 % de los jóvenes salen de este centro con empleos, por ende hay un trabajo con la empresa privada y con el Estado para lograr que estos jóvenes tengan un destino antes de salir y se los prepara para salir hacia esos destinos. A otros se los apoya para iniciar emprendimientos propios y a otros para retomar el estudio. Prácticamente ninguno ha reincidido. Es tan exitosa la experiencia que hasta organizaron una exposición de pintura porque muchos tenían cualidades artísticas bastante notables.

Nosotros proponemos la instalación de tres centros modelos. En nuestra opinión, a diferencia de los liceos, que tenemos una estructura armada capaz de transformarse y movilizarse, porque tenemos la riqueza mayor, que son 40.000 docentes, directores y personal no docente, una gigantesca estructura nacional que nos permite movilizar recursos para poner en marcha un nuevo paradigma de educación en los contextos vulnerables, al viejo sistema de rehabilitación penal adolescente habría que tirarlo abajo y hacer tres centros modelo, uno en Montevideo, otro en Canelones y otro en Florida. Esto lo estudiamos sobre la base de algoritmos de cercanía de donde vive la familia nuclear de los reclusos, porque el contacto asiduo con la familia es una pieza muy importante en la recuperación de estos jóvenes.

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