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Entrevista central, jueves 22 de junio: Ernesto Talvi

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EC —El gobierno el año pasado introdujo una medida parecida a esta con la rendición de cuentas.

RA —El Ministerio de Economía el año pasado, cuando anunció las medidas de consolidación fiscal, planteó limitar los ingresos a la administración central “dos por tres”, que cada tres cargos que quedaran vacantes solo se incorporaran dos. Y también en el caso de las empresas públicas planteaba que en los presupuestos 2017 se incorporara el criterio de completar dos de cada tres vacantes generadas.

ET —Eso no es lo que ocurrió. Acaban de salir los datos y el empleo público siguió aumentando, menos, a menor ritmo de lo que lo que venía aumentando en la administración anterior, pero siguió aumentando. Esto hay que tomárselo en serio, es como el alcohol cero: por seis años vamos a tener que tener una política de no reposición de 8.000 vacantes para volver a los niveles de empleo que teníamos al final de la primera administración Vázquez, que son niveles de empleo razonables y que son los que la economía puede financiar, y habrá lugares donde se necesita más y lugares donde se necesita menos. Esto es una propuesta prudente, que no echa a nadie, no le baja el salario a nadie, los derechos adquiridos son respetados. Esto se hizo en el país, hay antecedentes. Entre 1995 y 2004 se bajó la plantilla en 30.000 funcionarios. Quiere decir que es viable.

EC —Sobre aquel período hay discusiones, hay quienes sostienen que se bajó, pero estaban entrando por la ventana, por otras formas, pasantías, becas…

ET —Esto incluye todo.

EC —Usted dice que efectivamente hubo en ese período una rebaja.

ET —Sí, eso ocurrió. No hablemos del pasado, que el pasado a veces tiene esto que dice […], que es pura conjetura, porque siempre lo podemos reinventar a nuestro gusto, entonces finalmente no sabemos qué ocurrió, qué pasó, de acuerdo a cómo lo contemos es cómo fue. Vamos a hablar del presente. El intendente Daniel Martínez dijo hace tres o cuatro días que iba a hacer exactamente lo mismo con el servicio de transporte de la Intendencia. Y dijo “yo no soy mago”, y tiene razón, acá no hay magia. Dijo: “no vamos a reponer vacantes por siete años a los efectos de poder reducir la plantilla respetando los derechos adquiridos de los trabajadores”. En este caso la tecnología permite reducir la platilla porque los guardas ya no van a ser necesarios en los ómnibus por el uso de las tarjetas. Me parece absolutamente razonable lo que está planteando y es algo que tenemos que hacer, porque lo necesitamos. El país no puede, en las actuales condiciones, financiar ese aumento enorme de empleo público que se generó durante la administración anterior. No lo puede financiar y hay que corregirlo sin traumas, gradualmente, a lo largo de los próximos seis años.

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RA —Junto con estas medidas para achicar gastos, usted insistió en la necesidad de que el Estado lleve a cabo un ambicioso plan de infraestructura. ¿Cómo se lograría financiar eso? ¿Cómo lograríamos que ese otro gasto no incidiera en el déficit fiscal?

ET Cuando uno gasta en un viaje, eso da mucho placer, pero lo que uno gastó se esfuma; si uno va a cenar a un restaurante, da mucho placer, pero lo que gastó se esfuma. En cambio el gasto de inversión crea capacidad productiva a futuro. Si uno separa una parte de su ingreso y lo gasta en construirse una habitación en el fondo de la casa para luego alquilarla, eso no es un gasto, es una inversión que va a generar futuros ingresos. De hecho ya hay experiencias, en la medida en que tengamos credibilidad en la trayectoria de nuestras finanzas públicas, no de la manera que lo estamos haciendo ahora, sino definiendo que de aquí en adelante vamos a reacomodar gradualmente, sin traumas, sin afectar la calidad de servicios, la plantilla de funcionarios a un nivel acorde con nuestras posibilidades y necesidades; vamos a gestionar de una manera distinta las empresas despolitizando la gestión, profesionalizándola y ahorrando en el proceso sobrecostos de producción muy importantes mediante medidas de mejoras de eficiencia; vamos a darnos una ley de responsabilidad fiscal que implica que en las futuras bonanzas no vamos a cometer excesos, no vamos a gastar como si no hubiera mañana y las cosas no fueran a cambiar. Con toda esa credibilidad perfectamente podemos ir a los bancos de desarrollo, que tienen la virtud –por eso insisto con los bancos de desarrollo– de que pueden monitorear la calidad de las inversiones.

EC —Habla de tomar nueva deuda.

ET —De tomar deuda con los bancos de desarrollo, o capital, porque los bancos de desarrollo también aportan capital, según el proyecto, a los efectos de invertir en capacidad productiva futura, en algo que nos va a permitir generar empleo, generar ingresos en el futuro. Eso no es déficit fiscal, eso es cambiar una forma de ahorro, que sería tener el dinero líquido en un banco, por otra que es construirse una piecita en el fondo para alquilarla. Esto se ha hecho muchas veces y este tipo de inversiones se pueden empaquetar de tal manera que no se computen como déficit fiscal. Hay experiencias muy concretas, Colombia ha hecho una muy interesante. Pero para poder hacerlo se necesita mucha credibilidad.

EC —¿Cuándo entiende entonces que se podría hacer, por qué monto y para qué? Porque cuando usted habla de un plan de inversiones, señala que en sí mismo ese plan sería reactivador de la economía y mejoraría las condiciones del país para el futuro en cuanto a su desarrollo.

ET —Tiene esa doble virtud…

EC —¿Y cuándo podríamos estar en condiciones de dar ese paso?

ET —Creo que ya estamos en condiciones de dar este paso. La Oficina de Planeamiento y Presupuesto y el Ministerio de Transporte han venido trabajando en el tema, sabemos que tenemos unos déficits enormes de infraestructura vial… De hecho, lo que le pide UPM al gobierno para la nueva planta –para poner un ejemplo concreto–, entre otras cosas, es una mejora en las rutas de acceso de la madera para que llegue del campo a la planta, de manera que no tenga que pagar costos de transporte prohibitivos que conspiren contra la rentabilidad del proyecto. Y después una vía férrea que permita llevar la pulpa de celulosa de la planta, que estría en el medio del país, al puerto de Montevideo. Eso es inversión en vías férreas, en infraestructura vial, para que una empresa de gran porte se instale en el país. Si uno recorre el país, ve el estado de las carreteras y habla con la gente que está en la actividad productiva, los costos de transporte de este país, en parte por el estado de las carreteras, en parte porque tenemos un gasoil a precios de oro, le imponen unos sobrecostos tremendos a esa actividad. Si mejoramos nuestra infraestructura, si mediante la mejora en la eficiencia de la gestión de las empresas del Estado podemos bajar el precio de insumos importantísimos en los procesos productivos, como el gasoil, la energía eléctrica, eso es reactivador.

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