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Entrevista central, jueves 25 de enero: Diego Barcia

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RA —Esta herramienta se manejó mucho durante la campaña de Donald Trump.

DB —Ahí hay otro tema. Obviamente, seguro que tanto Hillary Clinton como Donald Trump tenían toda la batería tecnológica digital a disposición, la rareza de la campaña, por lo que hemos leído y por lo que se dice, fue la utilización poco ética de noticias falsas. La diferencia ahí fue que el insight lo tenían, pero una cosa es que uno le diga a un candidato que se posicione sobre determinado mensaje y otra cosa es que se distribuyan noticias que uno sabe o puede llegar a pensar que favorecen la motivación de los votantes republicanos pero que no sean ciertas. Eso es otro mundo, si eso sucedió me parece que no es ético.

DS —Se ha generado toda una discusión sobre ese tema.

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DS —Volvamos al tema de Durazno, que es el que nos convocó, precisamente por la reacción importante y el seguimiento importante de la opinión pública en redes sociales, en Twitter, en Facebook, las discusiones que se generaron, los hashtags que se impusieron, desde el humor, como #Agropalooza, que hace mención a unos recitales de rock importantísimos que se realizan en diversas partes del mundo, que congregan a multitudes en campos abiertos, o los más en serio, producto de la propia organización, como #UnSoloUruguay y #YoEstoyConElCampo. Vamos al surgimiento, cómo nace y qué reflexión hacen ustedes.

DB —Me tocó la licencia en la primera quincena de enero y estaba disfrutado de la playa cuando me empezaron a circular audios de WhatsApp, de alguien que no decía quién era, convocando a una marcha concentrada en Paysandú de los productores agropecuarios. Como todos cuando recibimos audios de WhatsApp, no sabía si era verdad, si era mentira, si venía un chiste en el siguiente audio. Entonces no nos llamó tanto la atención. Cuando me empiezan a llegar, empiezan a llegar al equipo y empezamos a hablar ese mismo audio por muchos lados, vimos que era algo que se podía llegar a realizar. Pero todavía no existía en redes sociales.

RA —Solo estaba en los grupos de WhatsApp.

DB —Particularmente para mí WhatsApp es una red de comunicación privada, no es una red social, porque salvo los grupos personales que uno puede crear o descrear, la información no se puede compartir entre desconocidos, no trasciende los grupos. Entonces existió en WhatsApp primero, ahí no estaba latiendo en redes sociales, las redes sociales empezaron a moverse recién cuando el tema tomó relevancia dentro de la opinión pública, determinadas autoridades del gobierno y políticos respondieron a eso y la prensa lo tomó.

RA —Si no me falla la memoria, nosotros empezamos a mirar el fenómeno cuando se conoció y se viralizó el audio de la ministra de Turismo, Liliam Kechichian, en el que advertía a un grupo de trabajo del propio ministerio “miren que hay una movilización que genera cierta alarma porque pueden llegar a cortar las rutas”. Decís que a partir de ahí el fenómeno tuvo otra dimensión.

DB —Totalmente, ese es uno de los hechos que disparan la atención o validan que está sucediendo algo real. Me parece que es ese el punto. ¿Qué habría pasado si el gobierno o la gente del oficialismo no hubiesen respondido o no se hubiese circulado ese audio? No lo sé, no sé si la gente habría validado que […], me parece que le dio mucha más fuerza. Cuando eso le da fuerza, cuando escuchamos a una ministra mandar un audio, ahí decimos “esto viene en serio”, porque el gobierno responde con esa firmeza y está viralizado por todos lados. Ahí es que la prensa levanta el tema. Y la prensa es el combustible de las redes sociales. Muy rara vez aparecen en redes sociales causas de las que la prensa se desentiende. Por lo general es al revés, las redes sociales se alimentan de la prensa tradicional que levanta una noticia y la viralizan o no.

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