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Entrevista central, jueves 30 de junio: Washington Corallo

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EC —¿La alternativa para quienes no acepten es el seguro de paro?

WC —Vuelvo a repetir, esto es un borrador. La alternativa puede ser el seguro de paro o que la empresa directamente le diga “usted en este momento no tiene cabida”… O de repente puede ser un sector que precisa trabajar todos los días… póngale que fuera generación de vapor, y la caldera, aunque no se trabaje los viernes, tiene que estar prendida, por decir algo. Bueno, esa persona específica para esa actividad de repente sí trabaja toda la semana. Vuelvo a repetir: la adecuación y la flexibilización de la jornada laboral va de acuerdo a lo que se pacte en cada uno de los distintos sectores, rubros o ramas que componen no solo esa empresa sino empresas similares o empresas de otras características.

EC —Veo en el documento, en esta parte relativa a los acuerdos, un punto que dice: “La modificación y reducción horaria no se considerará un despido indirecto, lo cual deberá estar previsto en la reglamentación”. Parece que aquí tenemos un punto clave, ¿no?

WC —Claro, lógico, porque alguno podría decir “yo me siento despedido en forma indirecta”. Está claro que esta es una propuesta que se hace como en otras partes del mundo, es una propuesta que toma en cuenta esos aspectos, porque habría alguna persona que diría “ah, me bajaron la jornada laboral, yo me siento despedido en forma indirecta”. Del mismo modo en que, por ejemplo, la propuesta también contemplaría que si usted pacta y arregla que va a trabajar de lunes a jueves y cae un pedido extra —que bienvenido fuera para una empresa— que requeriría trabajar un viernes, a usted le dicen “bueno, esta semana —después de que usted firmó el convenio— tiene que venir a trabajar” “Y no, discúlpeme, nosotros pactamos que por seis meses vamos a venir de lunes a jueves, si tuviera que venir a trabajar el viernes debería ser pago como hora extra”, y nosotros entendemos que es correcto.

Los reglamentos, las obligaciones, tienen que ser obligaciones y derechos para ambas partes. Una vez que uno acepta que está con problemas, bueno, está con problemas, y si en un momento dado está la posibilidad de trabajar, perfecto. Ese día que aparece un trabajo puntual específico, se realiza, a la empresa le sirve, y también le sirve al funcionario, que ve el esfuerzo que está haciendo compensado y recompensado de otra manera, porque no hay duda de que la gente trabaja porque le gusta pero también por una necesidad que tiene el ser humano, para tener un estilo de vida digno y acorde, y lo que queremos en Uruguay es elevar el nivel de vida y tener un país con efecto derrame y positivo sobre toda la economía.

EC —¿Qué tipo de empresas entiende usted que recurrirían a un mecanismo de este tipo a corto plazo? ¿Dónde están hoy las mayores dificultades?

WC —Yo creo que el 100 % de las empresas de Uruguay. La semana pasada publicamos los datos de la encuesta industrial nuestra y la capacidad utilizada. En este momento la capacidad utilizada de la industria pasó de un promedio de 70 % a 60 %.

EC —El 60 % es el porcentaje más bajo desde que se realizan estos relevamientos.

WC —No es el más bajo pero es de los más bajos, arrimándose ya a los valores pre 2002-2003; o sea, si bien la situación del país es distinta, no hay duda de que lo que nosotros tenemos que hacer es prever que este efecto se siga produciendo, porque si uno ve que tiene una entrada de agua en el barco y es chiquita, bueno, usted la puede achicar, pero si ve que la entrada de agua se empieza a agrandar y la bomba de achique no da abasto, hay que tomar otras medidas. Lo que nosotros no queremos es que la pérdida de puestos de trabajo sobrepase a la capacidad de esa industria después de volver a generar esos puestos de trabajo.

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