EC —Ustedes hablaban de las actividades de difusión. Una línea en ese sentido son las visitas de escuelas y de liceos. ¿Cómo es eso de que está cerrada la agenda de 2017?
FB —Tenemos mucha demanda, eso está bueno. Y como decía, eso también es un legado de Clemente Estable, el trabajar con los niños. Abrimos cada 15 días y ahora estamos agregando más horarios los viernes para que vengan ya sea liceales del ciclo básico o escolares. Ni bien se hizo la convocatoria, se cerró ese mismo día, porque se saturó literalmente. Vienen, se hace una charla introductoria a toda la clase, después se dividen en grupos y se van a distintos laboratorios donde los investigadores les cuentan de primera mano, en lenguaje común, qué es lo que se hace, por qué se hace, y hacen una pequeña práctica, muy básica, para que se lleven al lugar donde estudian. Eso se hace desde hace ya mucho tiempo y el número de pedidos ha ido incrementándose. No damos abasto literalmente.
EC —¿Ustedes confían en que esas actividades sean una especie de “evangelización”? ¿Están procurando vocaciones?
SG —Exacto. Como Clemente Estable bien decía, queremos mostrar lo que se hace para ver si captamos más personas. Porque la transferencia del conocimiento es muy importante, no es quedarnos nosotros solos con lo que hacemos acá, sino también subir a este barco a más personas que quieran investigar y ver otros aspectos que de repente nosotros no vemos, se nos pasan.
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EC —Rosario, describinos algunas de las otras atracciones, de las singularidades que tiene este local.
RC —He estado recorriendo la magnífica galería porticada que rodea el patio, que tiene una forma de trapezoide. Allí lo notable son las plantas, algunas de ellas plantadas por el propio Estable. Hay una con flores, hay una santa Rita que lamentablemente en este momento no está en flor, que es parte del encanto de este lugar, sobre todo cuando brilla el sol. Hacia delante, el sector del lado de la galería porticada da hacia avenida Italia. Y al frente tiene un estanque que si bien ahora tiene muchas plantas acuáticas, también tiene el fantástico búho que tanto me ha impresionado y que conocí hace años con un yacaré –que por supuesto con mis ojos infantiles para mí era un cocodrilo–. Y hoy existe todavía una tortuga que dicen que ha sobrevivido al propio Estable, pero no he podido verla. Otra de las particularidades es que a lo largo de estos corredores hay una especie de duchas con palanganitas para enjuagar los ojos en caso de que se produzca un contacto que pueda afectar al investigador.
EC —El jardín es precioso, es un lugar notable, supongo que una fuente de inspiración para el equipo que trabaja acá.
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Transcripción: María Lila Ltaif
