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Entrevista central, lunes 16 de mayo: Helen Clark

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EC —¿Podemos interpretar esa última respuesta como una crítica a la gestión de Ban? Se lo pregunto porque desde aquí muchas veces tenemos la sensación de que en la gestión de Ban hay demasiados comunicados de prensa lamentando situaciones de crisis, pero poca acción desde lo más alto de la ONU.

HC —A mí nunca me oirán criticar al secretario general. Ban me visitó cuando él estaba haciendo su campaña, como yo visité hoy a su canciller [Rodolfo Nin Novoa], y Nueva Zelandia lo iba a respaldar. Él me designó en mi tarea actual, tiene una larga carrera de diplomático…

EC —¿Pero qué piensa de su gestión?

HC —Creo que tiene una determinación muy firme en la agenda de cambio climático a largo plazo y del desarrollo, eso va a llevar a más paz y estabilidad. Nadie hubiera podido trabajar más duramente. Pero yo traigo otro tipo de habilidades, como la de liderazgo, obtenida en mi largo trabajo político tratando de llegar a un consenso con diferentes posiciones políticas. Son diferentes habilidades.

EC —Déjeme preguntarle a propósito de un tema que usted ya mencionó: ¿cómo evalúa lo que las agencias de la ONU han hecho hasta ahora en Siria? Pienso, por ejemplo, en la Agencia de la ONU para los Refugiados, ACNUR. ¿Cuál es su evaluación?

HC —Mi evaluación es que la ONU ha trabajado en diferentes niveles. Por el lado político comenzó con [el ex secretario general de la ONU] Kofi Annan como enviado especial y no tuvo éxito. Luego mandó a [Lakhdar] Brahimi, que es uno de los top, pero también terminó frustrado. Ahora tenemos al tercer diplomático, [Staffan de Mistura], un italiano, que también ha dado todo lo que podía. La tarea política es muy difícil, pero él está trabajando.

Yo estoy en el brazo del desarrollo y con los organismos humanitarios como ACNUR. En primer lugar, en el PNUD nosotros pedimos durante muchos años que, por favor, nos concentráramos primero en la gente en Siria. La mayoría de la gente no se ha ido de Siria, todavía quedan 19 millones de sirios con la esperanza de que las cosas mejoren. Nosotros vemos que la gente a veces se va de Siria porque los chicos no pueden ir al colegio, no porque haya guerra en su barrio sino porque las cosas no funcionan. En la última conferencia sobre Siria, en Londres, se escucharon nuestras voces. Ahora oímos a los que podrían aportar fondos para los trabajos de desarrollo para que los sirios, en Siria, tengan un empleo, tengan servicios de agua y luz, y para que los niños puedan ir a la escuela.

En segundo lugar, estamos trabajando muy de cerca con las comisiones de refugiados en Turquía, en Líbano, en todos los países vecinos para sacarles presión, ellos están recibiendo un número extraordinario de refugiados. Estamos apoyando a los refugiados para que puedan trabajar, es algo que ahora Turquía permite, y tener la dignidad de poder apoyarse a sí mismos. Hemos sido muy activos y creo que después de cinco años y medio la comunidad internacional finalmente entendió qué tipo de ayuda necesitaban los sirios.

EC —Pero la crisis de los refugiados también está instalada en Europa. Desde aquí tenemos la impresión de que la ONU no tiene influencia, no logra influenciar a los gobiernos europeos dándoles directivas a propósito de cómo manejar esa situación.

HC —Bueno, los gobiernos europeos respetan el derecho internacional, tenemos establecido muy claramente cómo se tiene que tratar a los refugiados, uno a veces escucha al alto comisionado, Filippo Grandi, diciendo qué es lo que se espera, cuáles son las expectativas. Es claro que algunos países en Europa han recibido una carga desproporcionada. Allí se destacan Alemania y Suecia, que continuamente han trabajado para tratar de que el resto de la Unión Europea compartiera [el recibimiento de refugiados], pero está muy duro. Tengo esperanzas en que el acuerdo entre la Unión Europea y Turquía tenga éxito, que arranque, de manera que no veamos esos flujos enormes [de refugiados] de gente que cruza esos mares peligrosos desde Turquía. El verano [europeo] nos va a mostrar qué es lo que pasa. Dar un mayor apoyo en Siria, por parte de la gente y de los países vecinos, y la capacidad de que los refugiados trabajen, se puedan sostener a sí mismos y a sus familias, va a aliviar mucha de la presión que hace que la gente se vaya. La gente se va a Europa portando hasta el último centésimo que puede gastar porque no tiene ninguna esperanza en absoluto donde estaba.

EC —Uno de sus competidores en esta carrera es António Guterres, ex primer ministro de Portugal y ex alto comisionado de la ONU para los refugiados. Él tiene, obviamente, una gran experiencia en el manejo de esta crisis, que es la más importante que hoy por hoy tiene el planeta. ¿Usted piensa que él está bien preparado para el cargo de secretario general, incluso, eventualmente, mejor que usted en este aspecto?

HC —Es un oponente de gran valía y es un muy buen amigo también. Fuimos primeros ministros en la misma época, lo conozco desde hace muchísimos años y ha sido un excelente colega. Yo diría que mi experiencia es mucho más amplia, trabajé como primera ministra en una región muy diversa, guié a un país cultural y étnicamente muy diferente y trabajé en un organismo de desarrollo enfrentando muchos desafíos en muchos países, mucho más que el alto comisionado para los refugiados.

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