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Entrevista central, lunes 17 de octubre: Graciela Bianchi

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EC —Vamos a los hechos de estos días, a la actividad política de estos días. ¿Con qué expectativas llegaba a esta interpelación?

GB —Yo llegaba con la expectativa de poner los puntos que para mí son fundamentales en la agenda parlamentaria y en la agenda de la sociedad, decir por qué la educación está trabada desde hace prácticamente 30 años en el Uruguay, que el Uruguay en el 2005 no encontró un campo minado en educación, teníamos ventajas comparativas también –obviamente las dictaduras fueron un freno para todo, no solamente para la educación–, decir cuáles son para mí los problemas en la educación más importantes que hay que resolver, reconocer lo que se hizo bien desde el 2005 para acá, cosa que hice, y llamar la atención a la población sobre la incidencia directa que tiene en el mundo del conocimiento, de la tecnología, de la robótica la cantidad de años de escolarización que tienen nuestros niños y nuestros jóvenes, de calidad además –porque no solo tienen que ser formales–, en el mercado laboral, o sea, las perspectivas de trabajo para los niños y jóvenes si no tienen una excelentísima formación académica.

EC —El oficialismo la criticó porque durante la intervención inicial, que fue de unas tres horas, no le hizo preguntas a la ministra, como se acostumbra, como está previsto en una interpelación casi por definición. ¿Por qué eligió ese camino?

GB —Fue una estrategia elegida con asesores y compartida por mí. Con asesores técnicos, porque yo soy una docente que hace política. Le hice una pregunta, sí, le hice una gran pregunta al oficialismo, cuando terminé mi intervención dije: “Este es el panorama”, que nadie puede discutir, no es cuestión de opiniones, me manejé con cifras y con investigaciones científicas nacionales e internacionales, públicas y privadas. “Esta es la situación. ¿Qué medidas están dispuestos a tomar a partir de mañana, porque necesitamos trabajar ya en los cambios en estas áreas en las que venimos fracasando? Acá está el PN, acá están los técnicos, yo no voy a hablar por el resto, pero los técnicos de la oposición estamos de acuerdo”. Hice la pregunta que para mí tenía que hacer, no iba a volver a las preguntas que hice el 16 de junio cuando fueron a la comisión, que hice dos preguntas y no me constataron ninguna.

EC —Hizo una pregunta un poco amplia y le contestaron en ocho horas.

GB —En realidad no me contestaron, todos vinieron –eso es habitual, no digo que esté bien, digo que es habitual– con textos redactados para tratar de dormir la interpelación.

EC —Eso se ha hecho en todos los períodos de gobierno, en todos los llamados a sala.

GB —Sí, no es privativo del Frente Amplio (FA), vamos a entendernos.

EC —¿Y por qué ingresó en esa dinámica? Para empezar, ¿por qué habló tres horas?

GB —Tal vez tendría que haber hablado dos horas, menos no podía. Hice un trabajo de síntesis que para mí fue muy costoso, quedaron muchas cosas para decir. Tenía que hacer una introducción que dejara en claro que no era un problema personal con la ministra Muñoz ni con Netto, porque ese era el juego de la prensa antes, “choque de trenes”, “dos potencias se enfrentan”…

EC—… “mujer contra mujer”.

GB —Me parecía de cuarta eso y no era por ese lado. Además para mí todo lo que está pasando en educación es responsabilidad del FA, cuando era oposición y ahora que es gobierno. Entonces además había que explicar políticamente por qué. Después las cifras, no di ni la décima parte de las que hay, porque el diagnóstico está hecho pero el oficialismo lo niega. Y finalmente el problema de la calidad de la educación y el impacto en el futuro de nuestros niños y jóvenes ante la clara y definitiva robotización de los trabajos no calificados.

EC —Durante la presentación usted dijo: “Hasta ahora, lo que las autoridades de la educación pública lograron no fue mover las raíces de los árboles, sino quebrar el tronco que se venía construyendo desde el siglo XIX”. ¿Por qué? ¿A qué se refería?

GB —Nosotros estuvimos juntos en el 2011 en este programa cuando yo empecé aquella cosa y me llamaban “la directora rebelde”.

EC —Cuando empezó a hacer declaraciones públicas muy llamativas desde su condición de directora del liceo Bauzá.

GB —Y cuando me fui de los cargos de confianza lo decía de adentro; cuando uno ocupa un cargo de confianza tiene que ser éticamente correcto. Para mí la educación pública uruguaya tiene un tronco muy fuerte, con muy buenas raíces, que ha crecido muy bien, con mucho follaje. Pero después le empezaron a colgar adornos, chirimbolos, que quebraron ese tronco. En consecuencia ahora las autoridades pretenden justificar el fracaso en que han convertido la educación pública uruguaya. Todos estamos de acuerdo –empresarios, rectores, la población en general– en que en las grandes líneas fundamentales estamos fracasando, tenemos la tasa de retención más baja de América Latina.

EC —Dijo “quebrar el tronco”…

GB —Lo quebraron, para tratar de justificar el fracaso, que es producto de la contradicción interna que tiene la fuerza de gobierno, que tenía también cuando era fuerza de oposición y yo formaba parte de ella. Después de la dictadura, después de haber armado el Codicen de la democracia con el profesor Pivel Devoto, cuando ingresaron los destituidos, a partir del 90 empezó una modificación. Por ejemplo las escuelas de tiempo completo, la extensión del tiempo pedagógico, con todos los componentes técnicos que corresponden. Después vino Rama, con su impronta, y el FA y los sindicatos trancaron la reforma sin proyecto de alternativa; los sectores más radicales –que habían ingresado al Frente en el 89, el MLN, el MPP, la 711 ahora, el Partido Comunista, pero sobre todo el ingreso del MLN, que no formaba parte del Frente– y el liderazgo de Tabaré Vázquez, minando el liderazgo de Seregni, a través de pactos con estos sectores radicales y tratando de hacer surf, de hacer la plancha, con los sectores moderados, seguramente con los que él más se siente identificado, con la política económica astorista, con un país con una economía que para mí es una continuidad de lo que ellos llaman política neoliberal.

¿Qué quedó en el medio ahí? Quedó la educación. Porque tenemos dos modelos de país, cuando yo integraba la oposición en el Frente y hoy seguimos en lo mismo, todos los días hablamos de ese tema, no solamente en educación. Vázquez no puede firmar el TLC, Vázquez no puede tener una política internacional coherente… todo lo que ya sabemos. No se puede tener dos modelos de país, uno que va hacia el socialismo –los sectores radicales lo dicen– y otro que mantiene el statu quo. Con dos modelos de país no se puede tener un modelo de educación.

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