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Entrevista central, lunes 17 de octubre: Graciela Bianchi

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EC —¿Cuáles son los problemas más graves que usted identifica en la educación pública uruguaya? Es un tema del que ya se ha hablado mucho.

GB —Sí, hay que empezar a ejecutar.

EC —Está hiperdiagnosticado. Pero en su visión en particular y a partir de su trayectoria propia con el trabajo del equipo de asesores y de técnicos del sector Todos, ¿dónde ubica los puntos más críticos?

GB —La calidad de la educación…

EC —Cuando habla de educación, ¿de qué educación habla: primaria, secundaria, terciaria?

GB —De toda, toda funciona mal. No digo que todo esté mal, porque después me dicen que soy catastrofista. Para nada, reconozco lo que funciona bien, pero es poco con relación a los miles de millones de dólares que le hemos inyectado a la educación.

Entonces la calidad, el valor académico de la educación, tenemos que formar gente con un altísimo nivel académico y eso no es excluyente, eso es inclusivo. El otro problema grave es la gestión; les molesta la utilización del término gestión, incluso lo descalifican. Lo lamento, pero es una cosa muy importante para poder hacer funcionar a la academia. En definitiva ese combo que se armó hace que no retengamos a los chicos; no cambiamos el currículo, no reformamos la educación media superior desde hace más de 70 años, también se atacó la reformulación 2003, que iba a la integración de la educación tecnológica con la general, se bajó por una resolución del Codicen, sin analizar las razones, solamente porque estaba financiada por el BID. Entonces, o sacamos esta contradicción interna que tiene el FA de la variable educativa o no vamos a avanzar.

Yo escuchaba hoy a la señora ministra, como la escuché en la interpelación, y estoy aburrida de escuchar a las autoridades de la educación diciendo que estamos ante el desafío de incorporar a los chicos a la educación media. ¿Perdón? Uruguay empezó ese desafío, ya en la Constitución de 1966 la educación media era obligatoria.

EC —La ministra dijo en determinado momento: “Creemos que solo manipulando malintencionadamente los datos se puede construir un relato que querría implantar la idea de que todo está mal, y que está mucho peor que antes, en nuestra educación”. Ella –y otras autoridades que hablaron reconocieron que hay problemas pero destacaron por otro lado una serie de avances y de logros.

GB —Yo también.

EC —¿Cómo vio esos datos en particular?

GB —Yo también. Destaqué fundamentalmente el desarrollo de la educación tecnológica superior, la descentralización, la llegada de nuevas carreras al interior, que se empezó a profundizar. No es nuevo en el país, pero el espíritu fundacional les impide ver que antes había cosas que se hacían bien, que yo también rescaté, para que la gente las recordara. La gente no tiene por qué saberlo, las autoridades de la educación sí. Reconocí la extensión a la educación inicial, la incorporación, terminar el proceso de nivel 4, que es fundamental, que todavía cuesta bastante.

EC —Está mencionando puntos que la propia ministra también presentó: la oferta educativa se extendió a todo el país y sectores sociales, se logró la universalización en 4 y 5 años y se avanza en 3, secundaria pasó de 170.000 a 340.000 estudiantes…

GB —No, eso no es cierto, esa es la manipulación. Yo no manipulo cifras. Por ejemplo, el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed), que se creó con la nueva ley; yo lo reconocí, después en los discursos decían que yo no lo reconocía. Claro, si yo traigo los discursos hechos no saben, porque una verdadera interpelación es tener claro qué hay que contestar. No, primero, las cifras no son esas, pero además el problema de la incorporación a la educación media, si se toma en cuenta solo la matrícula… Para empezar, que bajó la matrícula, cualquiera puede entrar a las páginas webs, incluso a la del Ineed, que está trabajando muy bien. La matrícula bajó y tuvo una fuga a la educación privada. Lo mismo pasó con la educación primaria y se lo adjudican a la demografía. Además de la demografía, hubo una fuga grande a la educación privada, coincidiendo con que la gente ganaba más.

El tema es que si yo tengo solamente en cuenta la matrícula, puedo decir determinadas cosas, pero el problema es que desertan. No se ha frenado la deserción, están tratando de frenar la repetición no haciendo que los chiquilines repitan. No digo que sea lo ideal que los chicos repitan, pero vamos a hacer estrategias serias de una buena vez para ver qué hacemos con los chicos que no aprenden. No pueden hablar de la universalización de la educación primaria cuando la terminamos en los primeros 30 años del siglo XX.

EC —¿El aumento de los recursos, por ejemplo? Ese es un dato claro.

GB —En la educación secundaria no retenemos, somos el país de América del Sur que retiene menos, solamente el 37 % tiene educación secundaria superior en el Uruguay, con las ventajas comparativas que teníamos. Esa variable la envié junto con la moción, o sea que ellos sabían hacia dónde iba yo.

Miles de millones de dólares, US$ 2.000 millones por año en el último quinquenio, US$ 1.500 millones en el quinquenio anterior. Tenemos que retrotraernos a la primera mitad del siglo XX…

EC —En términos del PBI, según lo que manejó Netto, se pasó de destinar 3,15 % a la educación en 2004, a 4,57 % en 2015, el año pasado.

GB —Yo empecé con esas cifras. Entré al capítulo de los resultados, empecé con esas cifras y eran US$ 460 millones en el 2004, US$ 430 millones, primero porque salíamos de la crisis del 2001, segundo porque el PBI era mucho menor, se pasó a un PBI de miles de millones de dólares que ni el gobierno este tenía pensado. Lo grave es la gran contradicción, es imperdonable que hayamos perdido estos 10 años de bonanza económica, en los que podíamos habernos recuperado en términos de educación –que es lo que yo sé, porque en este país hay mucho todólogo, yo opino de lo que yo sé–. Eso es lo que no le perdoné al Frente, habiendo formado parte de su gobierno, de los primeros cinco años, ni después, ¿por qué perdieron tanta plata y los resultados son realmente preocupantes? Las investigaciones lo dicen, el Ineed, los propios monitores educativos de la ANEP, el propio Ministerio de Educación y Cultura (MEC). Ni que hablar de las investigaciones internacionales, nos están llamando la atención, tirándonos de las orejas literalmente. La Unicef, en el Informe de la infancia 2016.

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