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Entrevista central, lunes 19 de junio: Leonardo Borges

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EC —Las bicicleteadas que ustedes organizan son dos por mes. En Montevideo salen del Obelisco (bulevar Artigas y avenida 18 de Julio) el segundo domingo de cada mes a las 4 de la tarde, y cada noche de luna llena a las 9 de la noche. ¿Por qué estas dos variantes?

LB —Primero surgió lo de segundo domingo de cada mes para que sea fácil saber cuándo es la Masa con solo ver un calendario. Porque tenemos en la Masa desde niños hasta adultos y adultos mayores, de más de 80 años, gente que capaz que no se maneja por redes sociales, entonces para que con solo ver un calendario ya sepa cuándo es. Salimos el segundo domingo de cada mes a las 4 de la tarde, o sea, un domingo.

EC —El recorrido no está previsto.

LB —El recorrido nunca está previsto. Cada domingo, cada pedaleada visitamos un barrio distinto. Nunca vas a encontrar a la Masa en el mismo camino que el anterior.

***

EC —No podemos decir que tú seas dirigente de Masa Crítica, no hay dirigentes.

LB —No, es un movimiento totalmente horizontal. Yo estoy acá porque tengo cuatro años andando en la Masa, dentro de todo capaz que puedo dar contexto a lo que está pasando y hablar con cierta propiedad.

EC —Es una cuestión de antigüedad.

LB —Podría decirse.

EC —¿Cómo interactúan con el tránsito en las bicicleteadas?

LB —Partimos del Obelisco, la Masa nunca se separa, actúa como si fuera un vehículo, como si fuéramos un tren, somos un vehículo que no se separa. No cruzamos los semáforos en rojo, cuando la punta de la Masa llega a un semáforo en rojo para, y cuando el semáforo da verde la Masa avanza, pero es muy probable que mientras está avanzando el semáforo vuelva a cambiar a rojo. Ahí los compañeros que están adelante hacen lo que nosotros llamamos “los tapones”, se ponen en la calle por donde van a venir los autos y le hacen una seña al conductor: “por favor, espere 5 segundos, pasamos todos y usted circula normalmente”.

EC —Eso ya es polémico. Entiendo la razón por la cual tomaron esa decisión, pero ahí ya hay un punto de fricción.

LB —Sí, es un punto de fricción. Es lo que se estila en todas las masas del mundo, se hace así, porque además una de nuestras principales banderas es el tema del metro y medio. Si dejamos libre el carril de la izquierda los autos nos empiezan a pasar a toda velocidad por la izquierda y eso que estamos pidiendo tampoco se cumple. Además es un peligro para los compañeros que están haciendo tapón del lado izquierdo. Todo esto lo hacemos por una cuestión de seguridad. Tratamos de bajar un poco la pelota al piso: “señor, señora, son 5 segundos lo que tiene que esperar”, tiene que esperar un semáforo como mucho, no cambia demasiado el tránsito en Montevideo. Cuando hay una emergencia, cuando viene una ambulancia o la policía, siempre se deja pasar, hacemos una maniobra improvisada para dejar pasar, pero siempre ha salido bien, no hemos tenido incidentes.

EC —¿Y qué pasa con el espacio que ocupan en la calzada?

LB —¿Cómo qué pasa?

EC —Claro, ¿cumplen con el Digesto Municipal en ese sentido?

LB —No…

EC —Digesto Municipal, Volumen V, artículo D 690: “Forma de circulación. Las personas que transiten en bicicleta por la vía pública están obligadas a circular junto al borde derecho de la calzada, una detrás de la otra, es decir de una en fondo, salvo en las sendas o partes de la calzada destinadas exclusivamente para bicicletas”.

LB —Imaginate 700 bicicletas en fila india en la calle… No tiene sentido con relación a lo que queremos conseguir, que es visibilidad.

EC —Está bien, ustedes dicen que no tiene sentido, pero ¿no hay que pactar esto con las autoridades, en todo caso? ¿No habría que gestionar algo parecido a la autorización que pide un sindicato o una organización no gubernamental que organiza una manifestación?

LB —Yo soy de los que opinan que para lograr un impacto no hay que pedir permiso.

EC —¡Mmm! Seguimos con los planteos discutibles…

LB —Sí, soy consciente de que lo que estoy diciendo es polémico. También es a lo que nos gustaría llegar, lograr esta confrontación de ideas. Yo sigo repitiendo: lo que hacemos es una manifestación.

EC —Pero si es una manifestación, hay que pedir permiso, si se van a utilizar las calles, se van a utilizar avenidas…

LB —Al ser un movimiento horizontal no tiene líderes, y es muy difícil llegar a la Intendencia y decir “vamos a hacer esto, esto y aquello”, porque no lo sabemos, nadie lo sabe. Llegamos al Obelisco y recién ahí planteamos por dónde nos movemos. En la que se hizo el viernes, que fue en respuesta al accidente, o en repudio a la violencia, se llamó a policía motorizada y –disculpame el lenguaje– hicieron cualquier cagada. Lo primero que hicieron fue agarrar 18 contramano, a toda velocidad, dos motos, para “ayudarnos” a que no hubiera incidentes, e hicieron todo lo contrario. Es un tema a plantearse si deberíamos tener autorización. Lo que se vio el viernes fue lamentable. Tenemos siete años circulando y por lo general no tenemos ningún inconveniente.

EC —Te lo pregunto en otro sentido: en esa misma movilización, la del viernes, ustedes reclamaban convivencia en el tránsito. ¿No suena contradictorio pedir convivencia y al mismo tiempo desplazarse de manera tal que impiden a otros circular?

LB —No le impedimos a nadie circular. Por ahí alteramos un poco el tránsito, pero nadie puede decir que está trancado en el tránsito, porque perfectamente puede agarrar cualquier otra calle y sobrepasarnos, es algo que le va a tomar dos segundos.

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