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Entrevista central, lunes 23 de enero: José Amorín Batlle

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Cuéntenos el análisis que ha hecho en estos días.

JOSÉ AMORÍN (JA) —Lo primero que uno ve en este tema es que las industrias en general –el sector agropecuario lo ha dicho desde hace mucho tiempo– tienen dificultades con el costo de la energía en Uruguay. El precio al que reciben la energía es el más caro de la región, por lo menos, eso es un hecho bien claro.

Cuando uno ve la situación de la empresa Fanapel, que es muy importante para el desarrollo y el funcionamiento de Juan Lacaze, ve que ahí había una dificultad importante. Y ve que hay una ley en Uruguay, de fines de la década del 90, la ley del marco regulatorio, que desmonopoliza algunas de las actividades de UTE. UTE tiene varias actividades, y una en la que tenía monopolio era la generación de energía. Esa ley fue muy discutida, el Frente Amplio (FA) hizo un recurso de referéndum contra ella, pero quedó firme y por lo tanto producir energía está liberado a la competencia. Esa ley permitió la instalación de cientos de molinos a lo largo y ancho del país; esta cuestión de energía limpia tan importante que ha ocurrido, de la cual el gobierno hace mucha publicidad, es permitida por una ley del año 90 y pico contra la cual el Frente hizo con mucha firmeza un recurso de referéndum que no funcionó. Esa ley permitió que empresas privadas construyeran y administraran estos molinos. Y la misma ley permitía que esas empresas privadas generadoras de energía les vendieran electricidad a otras empresas. Eso funcionaba a través de un ente, que se llamaba Administrador del Mercado Eléctrico (ADME).

Entonces hace aparentemente seis, siete, ocho meses, una empresa que se llama Ventus empieza a conversar con Fanapel a ver si le puede vender directamente energía mucho más barata de lo que se está vendiendo. Aparentemente llegaron a un acuerdo, pero la ADME empieza a trancarlo y UTE se mete en el tema, para de hecho mantener el monopolio de la venta a la industria. Eso es bastante claro.

Hoy en el mercado eléctrico la energía se está vendiendo a aproximadamente US$ 16 el megavatio/hora, y UTE se lo vende a la población en general a US$ 267 el megavatio/hora y a la industria a US$ 124 el megavatio/hora. Claro, UTE tiene costos importantes por encima de los US$ 16, tiene el costo de trasmisión –que eso sí es monopolio, la única que puede trasmitir la energía es UTE– y tiene su costo de funcionamiento. Pero aparentemente los generadores privados están en condiciones de vender mucho más barato a la industria que UTE. Entonces la pregunta es por qué no los dejan competir, si entienden que de hecho –como lo entendió la señora Carolina Cosse en una cantidad de cosas– son buenos los monopolios estatales, y están intentando impedir que esta ley se aplique, que es lo que está pasando de hecho.

De hecho no se permite que la ley que autoriza que los privados vendan a privados se aplique, todo tiene que pasar por UTE. ¿Por qué solo le hacen esta rebaja a Fanapel, que la está necesitando, sin duda, y se olvidan de los miles de tamberos que están con enormes dificultades, o de los arroceros o de otras industrias cuyo costo básico o muy importante es el de la electricidad y no les hacen esta rebaja? ¿Por qué no permiten que los privados les vendan directamente a esas industrias o a empresas que están con dificultades? ¿Por qué el precio a que se compra la energía es de US$ 16 y –agregando todos los costos de UTE– se vende a US$ 267 o US$ 124 para la industria? ¿Cuánto se lleva Rentas Generales? ¿Cuánto de esto es la falta de previsión o el error de cálculo del Ministerio de Economía, que hace que Uruguay tenga un déficit fiscal importante y que tengamos tarifas públicas mucho más altas de lo que deberíamos tener, para cubrir ese déficit?

Esas son cosas que quiero saber y que me da la impresión de que mucha gente quiere saber, porque este planteo ha tenido enorme repercusión. Así que vamos a citar a la ministra, no a una interpelación ni a una comisión general, simplemente a la Comisión de Industria del Senado, para que venga con la gente de ADME y de UTE y nos explique qué están haciendo, qué visión tiene y por qué pasan estas cosas que están pasando.

EC —Por lo visto, usted tiene varios cuestionamientos a partir de este hecho en particular, a partir de la situación que se está viviendo en Fanapel. Pasando en limpio, lo primero que se pregunta es por qué UTE salió a ofrecer a Fanapel el mismo precio que le había ofrecido Ventus, y eventualmente algo más bajo todavía. Por qué UTE se aferra, dice usted, a mantener en los hechos el monopolio de provisión de energía eléctrica a las industrias. ¿Percibe eso?

JA —Sí, esa es la primera pregunta, la más clara. La ley de marco energético permite la competencia y es claro que UTE –o el Ministerio de Industria– está intentando que de hecho eso no funcione. Yo personalmente quiero empresas públicas fuertes, pero las quiero en competencia, porque la realidad me ha demostrado que cuando compiten bajan los precios. Los casos más notorios son la telefonía celular y los seguros de automóviles. En competencia bajan los precios y mejora la calidad. Y al final, el objetivo o la razón de ser de una empresa pública tiene que ser, desde mi punto de vista, dar buenos servicios a buenos precios. Y es notorio que esto no es lo que está pasando con UTE en este momento.

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