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Entrevista central, lunes 24 de octubre: Mario Bergara

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EC —El BCU viene interviniendo en el mercado de cambio comprando dólares para que suba en la medida de lo posible o pare de bajar. Usted mencionó un número, US$ 200 millones en lo que va de octubre, esa es la cifra que ha adquirido el BCU, más precisamente US$ 198. ¿Cuál es el criterio? ¿Por qué $ 28 parece ser el piso?

MB —El BCU no fija un número, ni piso, ni techo en su momento. Lo que hacemos es ir monitoreando, el criterio de ir siguiendo la evolución del dólar según lo que esté pasando a nivel global. Los criterios de intervención del BCU hoy no son distintos de los que hemos manejado en todos estos años, a la hora de comprar y a la hora de vender dólares. En primer lugar, estamos en un régimen de flexibilidad cambiaria, ni el BCU ni el gobierno desean definir un tipo de cambio, ni una banda, ni una tablita, ni nada por el estilo, no desean administrar valores puntuales del tipo de cambio. En segundo lugar, esto está condicionado por la evolución global del dólar, que se desvalorizó hasta 2013, se refortaleció a partir de 2013 hasta principios de este año y ahora vuelve a debilitarse. Factores, reitero, que están dominados por las decisiones de la política monetaria de los EEUU y las expectativas que esas decisiones generan. Después intervenimos a la hora de comprar y a la hora de vender para evitar volatilidades excesivas.

EC —Pero ¿hay un tema de volatilidad solamente, o es que $ 28 es el límite para la competitividad de la producción nacional?

MB —No, como decía recién, no manejamos números puntuales. Porque hoy podrá ser $ 28 como en otro momento fue $ 19, como en otro momento fue $ 33. Eso está condicionado por lo que pasa en el fortalecimiento o debilitamiento del dólar a nivel global. Reitero dos factores más que son los que condicionan nuestra intervención. Primero suavizar volatilidad. Genera demasiado ruido, demasiada incertidumbre, demasiada angustia cuando el dólar se mueve alocadamente en el mercado doméstico, sube, baja, sube, baja. Suavizar un poco esas volatilidades es uno de los objetivos, porque genera nerviosismos que después se traducen en primas de riesgo. El otro factor es evitar apreciaciones o depreciaciones excesivas del tipo de cambio en nuestra economía, es decir que el dólar suba o baje “demasiado”; y cuando decimos “demasiado” lo pensamos en función de factores de fundamentos de la economía.

EC —Ese parecería ser el criterio que está primando últimamente, ahora, en esta semana de octubre.

MB —Exacto, como primó antes del 2013…

EC —No es un tema de volatilidad ahora.

MB —… cuando evitamos que el dólar bajara a $ 14 –por poner un número arbitrario, podía ser $ 15 o $ 12, no sabemos ni queremos saber– cuando entraban una enorme cantidad de capitales por factores más circunstanciales, en la búsqueda de rentabilidad de corto plazo. Eso pasó en los años 2012, 2013, ahí intervinimos comprando cantidades muy importantes de dólares.

Después también por factores que no eran de fundamentos económicos. El ruido de Brasil, por ejemplo, a principios de este año, ahí intervinimos para suavizar la subida. Y ahora estamos interviniendo para suavizar o para evitar la bajada, para evitar apreciaciones fuertes de nuestra moneda, porque entendemos que en un mercado muy pequeño como el de Uruguay el ingreso de unos pocos capitales ya comienza a hacer ruido. Eso es lo que hemos estado percibiendo en las últimas semanas, así como entraron muchos capitales en 2012 y 2013, lo que después se revirtió un poco en 2014 y 2015, ahora nuevamente están entrando capitales por los factores que están pasando en los mercados internacionales y a nivel global, que es que la perspectiva es que el dólar no se fortalezca tanto en el horizonte, que la Reserva Federal va mucho más despacito de lo que la gente pensaba. En ese contexto nuevamente los capitales comienzan a fluir hacia los países emergentes. En las últimas semanas eso comenzó a pasar y es en buena medida la principal justificación de nuestra intervención en el mercado de capitales.
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EC —Algunos economistas, entre ellos Javier de Haedo, resaltan que esas compras de dólares que realiza el BCU no son con pesos propios, porque hay déficit, por tanto a efectos de comprar dólares, el BCU debe realizar emisiones de letras, por las cuales tiene que pagar tasas altas en pesos, que son las que han ido consolidándose debido a la política monetaria que se está siguiendo. Entonces, ¿no son demasiado costosas esas intervenciones en el mercado para contener la caída del dólar?

MB —Si nos retrotrajéramos al año 2013, antes de que se revirtiera el ingreso de capitales, probablemente usted haya hecho exactamente la misma pregunta y la respuesta va a ser esencialmente la misma. Porque estos eran temas de discusión hace tres y cuatro años.

El BCU claramente está pagando un seguro vinculado a los movimientos cambiarios. Decididamente tenemos que ver, porque si no sería ignorar lo que decía al principio, que estamos viendo varios objetivos de manera simultánea, si nos desentendiéramos del mercado cambiario. Antes el dólar más o menos paraba en $ 19 porque el BCU intervenía, ahora está parando más o menos en $ 28 porque el BCU está interviniendo; la alternativa era que el dólar fuera más abajo, y eso no le hace bien a la economía y no les hace bien a los equilibrios macroeconómicos.

EC —Pero usted admite que es una política “cara”.

MB —Admito que uno paga un costo, pero más costoso sería no hacerlo. Eso en primer lugar. En segundo lugar, porque por suerte la vida también nos llevó a la situación contraria, que es la de no tener que comprar, sino ver cómo el dólar sube. Que el BCU compre dólares significa por un lado que coloca letras de regulación monetaria en moneda nacional a ciertas tasas de interés, que hoy están en órdenes del 12 %, 13 %, que con una inflación del 9 % tampoco es una cosa tan costosa. Pero la contracara de eso es la acumulación de reservas. Acumulación de reservas que fue fundamental para sostener la estabilidad en momentos en que los capitales comenzaron a irse; acumulación de reservas internacional que es fundamental también como señal de fortaleza financiera cuando nos analizan los organismos multilaterales, las calificadoras de riesgo, los inversores. No es que la recomposición o el fortalecimiento financiero mediante el aumento de las reservas internacionales no tenga un corolario positivo.

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