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Entrevista central, lunes 25 de abril: Antonio Pascale

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EC —¿Efectivamente la persona puede autorregularse, puede decir “yo consumo esta droga solamente una vez por mes”, “una vez por mes voy a una fiesta electrónica, ese día me reviento con Superman y el resto del mes no voy a sentir esa necesidad”? ¿Pasa eso?

AP —Pasa. Pero voy a explicar dos cosas. En primer lugar, probablemente, si uno habla del concepto de uso problemático de drogas, un usuario de éxtasis o de estas pastillas puede no tener tantos problemas en lo que tiene que ver con su área académico-laboral, sociofamiliar, legal. Los problemas están en ese momento, en esa vez por mes, los mayores problemas están relacionados con el efecto tóxico agudo de la sustancia.

EC —Mencionaba esa frecuencia de una vez por mes porque es una de las costumbres.

AP —Pero algo que también caracteriza a estas sustancias es que con el correr del tiempo se va desarrollando tolerancia, es decir, necesidad de aumentar la dosis para obtener el mismo efecto. Eso es muy importante, porque hace que en cada consumo la dosis pueda ser mayor, y eso puede promover una sobredosis.

EC —Por lo tanto, lo que puede ocurrir es una crisis de intoxicación grave.

AP —Sí, porque todo tiene que ver con dosis, a mayor dosis mayor riesgo, pero también con adulterantes, como sucede con estas pastillas Superman. En el Reino Unido pasó a fines de la década del 80, también en Australia, llamadas por otros logos –porque no es solo Superman–. En esas pastillas el principal adulterante era un compuesto metoxianfetamínico que se llama PMMA, distinto del MDMA, que tiene un efecto distinto, no tiene el efecto empatógeno, promovedor de empatía que tiene el éxtasis. Además tiene una latencia en su acción, el efecto no se obtiene a los 20, 25, 30 minutos, demora más, y tiene a su vez un rango mucho más estrecho entre el efecto buscado y el efecto tóxico. Eso hace que el usuario ingiera una pastilla en ese contexto y no tenga efecto, por tanto a los 20, 25 minutos ingiera otra, y así puede ingerir tres, cuatro pastillas y eso llevarlo a la sobredosis y a las complicaciones de este tipo de consumo.

EC —Yo le preguntaba por las diferencias entre los efectos de estas drogas de síntesis y otras, por ejemplo la cocaína, a propósito de algo que ha sido motivo de comentarios y de perplejidad en estos días tanto en Argentina como acá cuando se ha hablado de la fiesta electrónica en Costa Salguero en Buenos Aires. La pregunta es si las familias, los amigos se dan cuenta o no de que un joven tiene estas costumbres. Porque aparentemente una persona consume esta droga supongamos un viernes, un sábado, queda algo golpeada en lo inmediato, pero el lunes ya puede ir a trabajar normalmente y en la semana sus compañeros de oficina no perciben nada, no muestra las características de lo que uno tendería a calificar como un drogadicto. ¿Pasa eso?

AP —Sí, pasa. Por eso mencionaba que quizás el principal problema sanitario para los jóvenes en ese caso no es la adicción, porque ese consumo no lleva a romper otros vínculos, y al no romper otros vínculos hay menos signos de alarma. La alarma está en el contexto de consumo.

EC —¿Cuánto dura la resaca de este tipo de drogas?

AP —Dura unas horas; en algunos contextos se le llama blue al bajón, a esa disforia, esa sensación desagradable que puede ocurrir en las siguientes dos horas. Pero el riesgo mayor está en el consumo agudo, con el agregado de que la persona puede adquirir tolerancia y en esos momentos tener que consumir mayor dosis.

EC —Ni que hablar de lo que ocurre si combina el consumo de una droga de síntesis con alcohol, por ejemplo.

AP —Con alcohol, con cocaína…

EC —Y eso termina ocurriendo.

AP —En algunos contextos sí. Hay usuarios de éxtasis que solo consumen éxtasis o pastillas –ahora decimos éxtasis porque se refiere a esa sustancia que mencionaba, pero puede tener otros adulterantes– y hay otros que antes o después también consumen otras sustancias en ese contexto, que pueden ser cocaína, ketamina, alcohol.

EC —¿Por qué se insiste en la importancia del agua como complemento del consumo de estas drogas?

AP —El tema es que estas sustancias, desde el punto de vista de su mecanismo de acción intrínseca, de su mecanismo de acción tóxica, al estimular ese sistema, ese neurotrasmisor que mencionaba, generan un aumento de la temperatura corporal. El aumento de la serotonina aumenta también el riesgo de convulsiones, y a su vez aumenta la actividad de los músculos: acelera la frecuencia cardíaca, aumenta la presión arterial, genera un estado de gran consumo de oxígeno. Eso puede llevar a destrucción muscular y la destrucción muscular lleva a que las proteínas del músculo filtren a través del riñón, lo que puede producir una falla renal. Para reducir esos riesgos de deshidratación, de falla renal, estas personas tienen que estar bien hidratadas. Y ellos muchas veces lo saben.

Por otra parte, no tenemos que dejar de lado el contexto de consumo, eso es fundamental también. Muchas veces se trata de ambientes que en toxicología llamamos confinados, que están mal ventilados, donde hace mucho calor. Y allí también incide la condición física, están bailando, hay condiciones de baile intenso. Las condiciones de baile y el propio efecto de la sustancia hacen que haya riesgo de deshidratación, de aumento de la temperatura o de falla renal. Por eso la persona tiene que ingerir agua.

Lo que se recomienda en estos contextos de consumo de éxtasis es que haya ingesta de agua con sales minerales, por ejemplo sodio, o sea bebidas rehidratantes, no solo agua. El miso éxtasis o estas pastillas derivadas de anfetaminas de síntesis o incluso la ingesta excesiva de agua sin sales minerales pueden llevar a complicaciones. No es solo agua, es importante saberlo.

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