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Entrevista central, lunes 25 de abril: Antonio Pascale

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EC —¿Por dónde pasa, para usted, el combate al consumo de estas drogas?

AP —Siempre puede haber cierto equilibrio entre la reducción de la oferta y la reducción de la demanda. En nuestra labor en reducción de la demanda, que tiene que ver con el tratamiento de los problemas relacionados con el consumo de drogas, para mí como toxicólogo es fundamental que se conozcan los riesgos, que los usuarios sepan lo que están consumiendo. Puede ser frustrante para algunos, pero nosotros no podemos incidir en la voluntad del otro. Si una persona lo quiere hacer, lo va a hacer; yo puedo incidir en la prevención, en informarle los riesgos que puede tener.

EC —¿No están faltando campañas educativas más fuertes sobre estos fenómenos? Me refiero a campañas que apunten a los jóvenes por un lado, pero también a las familias, a los padres de los jóvenes. Mi sensación es que este mundo de las drogas de síntesis en particular ha estado muy escondido, de él se ha hablado menos que de otros problemas de la droga, como por ejemplo la marihuana o la pasta base.

AP —Probablemente haya pasado eso porque el impacto en otras áreas es menor. No me refiero al impacto biológico, la intoxicación, el riesgo de muerte; pero el otro impacto, la repercusión psicosocial que ha generado el tema de la pasta base, la problemática social, todo eso ha llevado quizás a dirigir las baterías o las campañas preventivas a otro lugar. Es fundamental, sí, como usted lo dice. Incluso la JND y nosotros desde la Facultad de Medicina, siempre, en cada instancia en que trabajamos formamos a residentes de toxicología una de nuestras clases es sobre las drogas estimulantes y las drogas de síntesis. Para nosotros como toxicólogos es un tema muy importante.

Con respecto a cómo se puede hacer la prevención, en Europa son ampliamente utilizados unos test, los kits colorimétricos, que se usan en la puerta del boliche para detectar si una pastilla tiene un adulterante, por ejemplo.

EC —¿Cómo es eso?

AP —Se coloca la pastilla, se tiñe un panel y a partir de esa tinción se puede ver, de acuerdo al color que salga, si esa pastilla está adulterada con otros componentes de riesgo como los que yo mencionaba hoy.

EC —Es un servicio que se les ofrece a los asistentes a una fiesta para que comprueben un mínimo de calidad de la droga que van a consumir.

AP —Forma parte de las medidas de reducción de riesgos y daños.

EC —¿Quiénes organizan esos servicios?

AP —Son organizaciones, en algunos casos gubernamentales y en otros no gubernamentales, hay ONG que trabajan mucho en este tema en otros países.

EC —¿Eso se hace fuera de la fiesta o adentro también?

AP —Se hace afuera, antes de entrar; algunos lo hacen adentro.

EC —Se lo pregunto porque es claro que algunos de los asistentes a estas fiestas van con la droga ya comprada; es más, de esa manera entienden que están más tranquilos. Pero hay otros que la compran adentro mismo; hay quienes dicen que la venta de drogas dentro de una fiesta electrónica forma parte de la ecuación económica de esos eventos.

AP —Hay lugares donde se hace adentro también. Es una estrategia para mitigar o para reducir el daño.

EC —¿Y eso en Uruguay se hace?

AP —En forma general diría que no, como una pauta, pero algunos usuarios han comprado esos kits para uso personal.

EC —¿Podría extenderse esta costumbre? ¿Debería extenderse?

AP —Hay que seguir los ejemplos de buenas prácticas. Las medidas de reducción de riesgos y daños forman parte de la terapéutica en el uso problemático de drogas. Nosotros queremos que no consuman, está claro, pero si hay consumo, que el impacto para disminuir la probabilidad de enfermedad o de muerte sea el mínimo.

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