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Entrevista central, lunes 26 de diciembre: Eduardo Blasina

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EC —Dice Ruben: “Antes del teflón, los sanitarios usaban el cáñamo en las conexiones”.

EB —Sí, y creo que se está volviendo a usar para solucionar goteras. Las cuerdas de cáñamo han tenido miles de usos. Las alpargatas, las bolsas de arpillera… convivimos con el cáñamo sin ningún problema hasta hace unos pocos años, la humanidad convivió con el cáñamo sin problemas durante miles de años, hasta que vino este lapso prohibicionista. Shakespeare usaba cannabis para inspirarse, por ejemplo, y a nadie se le ocurría que era algo demasiado complicado.

***

EC —Las plantaciones que se han habilitado ahora para el uso recreativo son muy acotadas, muy controladas, muy vigiladas. ¿Cómo serían las otras?

EB —Antes permitime decirte cuál es para mí un uso clave que me gustaría ver desarrollado en Uruguay. Como parte del sueño me gustaría ver Uruguay vanguardia en cannabis medicinal y por otro lado Uruguay vanguardia en bioplásticos. Creo que ahí hay un camino para valorizar el cannabis y los restos de maíz, de sorgo, de trigo, lo que queda después de cosechar. Imaginate lo que sería que Uruguay hiciera bolsas de bioplástico y botellas de bioplástico que se pueden compostar. Y si no somos los primeros, otros serán los primeros, porque hay mucha gente trabajando en cannabis para hacer bioplásticos, que tienen la misma función que los plásticos actuales pero que, al revés que estos, que son derivados del petróleo y que quedan miles de años sin poder incorporarse al suelo, se incorporan al suelo. Sería maravilloso para mí si llego a verlo en Uruguay, me encantaría.

EC —Teniendo en cuenta la variedad de destinos posibles que tiene el cáñamo, ¿de qué volumen de plantaciones estaríamos hablando? Estas que ahora se habilitaron tienen una hectárea, una cosa por el estilo.

EB —Sí, una cosa así.

EC —En total.

EB —Y son en invernadero y con una vigilancia supersevera.

EC —Están localizadas en el penal de Libertad.

EB —En el terreno que tiene el penal de Libertad.

EC —Para todo esto otro, ¿cuántas hectáreas habría que plantar? ¿Cómo sería el fenómeno?

EB —Sería un cultivo más. Lo podemos pensar como el maíz, como el sorgo, como cualquier otro cultivo. Lo primero que hay que aclarar es que es la misma especie, pero no tiene efecto psicoactivo. La ley de Uruguay además en eso tiene una virtud, que es que para que algo se llame cáñamo tiene que tener menos de 1 % de THC, que es el componente psicoactivo. Nada que tenga más de 1 % califica para ser llamado cáñamo. De todos modos, las variedades que se usan para fines industriales o textiles tienen menos de 1 %, eso no es ningún impedimento.

EC —¿Quiere decir que desde el punto de vista de los controles de seguridad no habría las mismas exigencias?

EB —Quiere decir que si alguien ve la plantación y dice “voy a robar esto para fumármelo”, es lo mismo que si robara maíz o sorgo para fumárselo, no le va a pasar nada.

EC —¿El aspecto es el mismo? Porque puede haber lugar a confusión, y puede haber problemas de robos, violencia, etcétera, a partir de un equívoco.

EB —La forma clásica de la hoja en forma de mano es la misma. En las plantas sembradas para textil lo que interesa es que la fibra sea larga, por lo tanto se siembran con una densidad importante para que busquen el sol. Son plantaciones muy altas, en ese sentido la forma de la planta es diferente de la de las psicoactivas, que suelen ser más como un arbolito de Navidad, más robustas. Son plantas de unos 4 metros.

EC —¿Entonces el factor seguridad no es un obstáculo para que esto se extienda como producción?

EB —Me parece que no es un obstáculo. Como la planta no tiene ningún efecto, no tendría ningún interés robarla; simplemente habría que controlar que lo plantado sea efectivamente todo de menos de 1 % de THC, que es algo no muy difícil de controlar.

EC —¿De qué volúmenes estamos hablando, de qué espacios?

EB —Creo que en esta primavera deben de estarse sembrando unas 300 hectáreas ya en Uruguay por empresas que están iniciando este recorrido.

EC —¿Ya hay empresas sembrando?

EB —Ya hay empresas sembrando.

EC —¿Para este uso?

EB —Para este uso industrial. En realidad, mientras tengan menos de 1 % de THC, hay variedades que pueden usarse como multipropósito, pueden ser de uso industrial, pero además se les puede extraer el CBD, que es uno de esos componentes que tienen potencial médico interesante.

EC —Son empresas que han hecho los trámites correspondientes ate el IRCCA.

EB —Son empresas que han hecho los trámites correspondientes ante el IRCCA y ante el Banco Central, que es sumamente estricto, lo cual por supuesto está bien. A pesar de que lo han encontrado extremadamente engorroso, han avanzado en ese camino y están sembrando.

EC —Es un dato interesate porque no sé si es muy difundido: ya hay unas 300 hectáreas sembradas con este destino. ¿Qué más? ¿Cuánto más interés hay, cuánto podría crecer este sector?

EB —En general la restricción es que requiere riego. Es un poco el huevo y la gallina: nadie se instala a producir textiles, por ejemplo, porque todavía no ha habido un volumen importante sembrado, y nadie siembra demasiado porque no había demasiada certeza en cuanto a que alguien lo quisiera procesar. Sin embargo hay por lo menos dos empresas que están empezando a importar cáñamo para hacer tela y ropa aquí, un poco por virtudes propias de la fibra y otro poco supongo que por la curiosidad que genera en los consumidores. Uruguay tuvo una industria textil con vegetales hasta los años 60, 70, a través del lino, y esa industria se cayó. Sería lindo que se levantara con lino, con cáñamo o con lo que fuera. Y se está empezando a trabajar en ello.

EC —O sea que hay una oportunidad de desarrollo de agroindustrias vinculadas con el cáñamo y el cannabis. No solamente plantaciones, sino después agregado de valor.

EB —Sí, la cooperativa Puerto Sauce, que está en Juan Lacaze, está empezando a importar de China porque tiene demanda de ropa y entonces importa la fibra y produce la tela. Ya está ocurriendo eso, incipientemente.

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