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Entrevista central, lunes 28 de diciembre: Mario Bidegain

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Entrevista con Mario Bidegain, coordinador del Grupo de Perspectivas Climáticas.

EN PERSPECTIVA
Lunes 28.12.2015, hora 8.00

EMILIANO COTELO (EC) —Este año más de 160.000 personas debieron pasar la Navidad fuera de sus casas si sumamos Argentina, Paraguay, Brasil y Uruguay. En nuestro país, las inundaciones han dejado más de 11.000 desplazados.

El responsable de este desastre vino escondido detrás de un nombre inocente: El Niño.

Los meteorólogos de la región comentan que este podría ser uno de los cuatro episodios más fuertes de El Niño desde 1950.

Pero ¿qué sabemos sobre este fenómeno? ¿Por qué golpeó con esta severidad en esta ocasión? ¿Qué perspectivas hay para las próximas semanas?

Vamos a conversarlo con el meteorólogo Mario Bidegain, máster en Ciencias de la Atmósfera y coordinador del Grupo de Perspectivas Climáticas que reúne a la Universidad de la República (Udelar) y el Instituto Uruguayo de Meteorología (Inumet).

¿Este fenómeno que hemos visto en los últimos días y que ha tenido consecuencias tan serias en la región es efectivamente debido a El Niño o su vez es una consecuencia del cambio climático?

MARIO BIDEGAIN (MB) —El concepto del fenómeno de El Niño hace ya varias décadas que está presente en la comunidad científica y que se conoce su origen. El origen de este fenómeno está en el calentamiento anormal de las aguas del Pacífico tropical, lo que sería el centro del Pacífico. Ese calentamiento, que se da en forma intermitente, no de forma regular, provoca un cambio en los patrones de circulación de la atmósfera y por lo tanto cambios en los patrones de lluvias en varias partes del mundo.

Más recientemente, a raíz del cambio climático, del calentamiento global, se está investigando qué efectos puede tener el calentamiento global sobre el fenómeno de El Niño. Pero en primera instancia es bueno aclarar que estas lluvias que se dan por ejemplo acá en el sur de América del Sur están asociadas fundamentalmente a un fenómeno de variabilidad climática que es El Niño propiamente dicho.

EC —¿Cómo es que un fenómeno originado por corrientes oceánicas en el norte de Perú puede llegar a tener efectos por ejemplo en nuestro país? Alguna pista.

MB —Cuando uno habla del norte de Perú, no es exactamente eso. Nosotros hablamos de un calentamiento muy extendido sobre el océano Pacífico, que abarca prácticamente todo el centro de ese océano, que es la mayor cuenca oceánica del mundo. O sea que hablamos de una región con un calentamiento, pero cuando hablamos de calentamiento decimos que tiene en este momento presente temperaturas que están por encima de sus valores normales.

En este momento en el centro del Pacífico tenemos temperaturas de hasta 3 ºC por encima de los valores normales, de los valores que debería tener. No es solamente un calentamiento en las costas de Perú o de Ecuador, es una gran extensión, de millones de kilómetros cuadrados, que está con temperaturas muy por encima de sus valores normales.

EC —Yo hacía la referencia a Perú porque cuentan las crónicas que el fenómeno de El Niño, la corriente de El Niño fue inicialmente identificada por pescadores peruanos que percibieron que en el entorno de la Navidad cada tantos años ocurría eso, la temperatura del agua se elevaba y eso a su vez repercutía en los cardúmenes disponibles para la pesca, etcétera.

MB —Es verdad. Si uno está en la costa de Perú o Ecuador, el fenómeno más visible es la aparición de la corriente de El Niño que se da en esta época, hacia fin de año. Por eso se la denominó corriente de El Niño, por el niño Jesús. Pero 30 años atrás comenzó lo que sería la era de monitoreo por satélite de esas temperaturas en el Pacífico, se vio que este calentamiento no solo se daba en las costas de Perú, sino en una gran extensión del océano Pacífico.

EC —Vuelvo a la pregunta: ¿cómo es que un fenómeno tan “lejano” puede impactar de manera severa acá entre nosotros?

MB —Es un fenómeno de variabilidad climática, es una asociación que se produce entre el océano y la atmósfera, una interacción océano-atmósfera. El calentamiento que se produce en las capas superficiales del océano no solo calienta la atmósfera baja, también le inyecta humedad y provoca una anomalía o un cambio en los patrones del viento por ejemplo sobre el océano Pacífico. Eso no está asociado solo a lo que ocurre en el océano Pacífico, sino que también cambia las circulaciones en ambos hemisferios, produce anomalías de circulación en ambos hemisferios. Así, regiones tan remotas como EEUU, el sureste de EEUU, Australia, la propia costa de Perú y Ecuador, el sureste de América del Sur son afectadas directamente por este fenómeno.

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NASA/JPL/PODAAC, NOAA

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NASA/JPL/PODAAC, NOAA

Fotos: Imágenes de "anomalías en la temperatura de la superficie del mar", SSTA por su sigla en inglés (Sea Surface Temperature Anomalies), El Niño 1997 (arriba) y El Niño 2015 (abajo). Crédito: NASA/JPL/PODAAC, NOAA.

EC —Usted decía que una cosa es el fenómeno de El Niño y otra cosa es el cambio climático. Pero ¿el cambio climático puede influir en El Niño? ¿Puede estar ocurriendo que El Niño, cuando se manifiesta, con esa frecuencia irregular que tiene, cada tres o cinco años, venga más fuerte, por ejemplo?

MB —Sí, no tenemos que descartar eso. Es bueno saber que uno cuando habla de calentamiento global, habla primeramente del calentamiento de la atmósfera, pero el océano también se está calentando. De hecho la medida que tenemos de los últimos 30 o 40 años así lo indica.

Cuánto está influyendo el calentamiento global en el calentamiento de los océanos es todavía materia de discusión, de mucha discusión. En el último informe del IPCC (Comité Intergubernamental de Cambio Climático) hay un capítulo dedicado a ese tema. Pero sí, se cree y se estima que el calentamiento global podrá exacerbar o incentivar la fase cálida del fenómeno de El Niño.

La fase cálida es lo que estamos viviendo hoy en día. Hoy en día estamos viviendo uno de los mayores calentamientos en el seno del Pacífico, por lo menos de los últimos 50 años. Hemos tenido eventos importantes en los últimos años, los más importantes en la región tal vez hayan sido los de los años 97-98, y 82-83. Ambos siempre con un impacto muy notorio de desplazados por el alto nivel de lluvias en toda la región.

EC —Usted acaba de decirlo claramente: este de este año podría ser uno de los cuatro episodios más fuertes de El Niño desde 1950.

MB —Exactamente, sí. Hablamos del 50 porque es desde cuando tenemos información más certera sobre las temperaturas del océano Pacífico. Antes de esa fecha las mediciones eran muy esporádicas y no permiten un monitoreo adecuado de lo que sucedía en el océano Pacífico.

EC —¿Desde cuándo estaba claro que El Niño esta vez iba a venir con esta severidad?

MB —De hecho prácticamente todo este año 2015 venimos con un proceso de calentamiento del océano Pacífico. Pero diría que a partir de la primavera de 2015, sobre agosto, setiembre, a nivel internacional se comenzó a percibir que este calentamiento o esta fase cálida iba a ser una de las más importantes de que tenemos registro, por los modelos climáticos.

EC —Un informe del Inumet de setiembre señalaba eso: “La intensidad máxima de este episodio de El Niño, que se prevé que se alcance entre octubre de 2015 y enero de 2016, podría ser que se convirtiera en uno de los cuatro episodios más fuertes de El Niño desde 1950”.

MB —Exactamente. Desde agosto, setiembre ya estábamos viendo que este fenómeno iba a ser uno de los más importantes. Repito, eso está basado en modelos de predicción climática.

EC —¿Esa previsión que ya existía desde hace tres o cuatro meses implicaba que había un riesgo alto de que tuviéramos este tipo de inundaciones?

MB —Obviamente sí. Este tipo de fenómenos, por lo menos esta fase cálida, en general afectan mucho más el norte de nuestro país. Eso lo hemos observado históricamente, afecta los departamentos fronterizos con Brasil y el norte, básicamente Artigas, Rivera, Salto son siempre los más impactados por este fenómeno. No tanto los que están al sur del río Negro, donde este fenómeno de El Niño no afecta en la misma manera. Obviamente también es afectado el sur de Brasil, lo que provoca un desborde de los tributarios del río Uruguay y del propio río Uruguay, que termina afectando también al propio lago de Salto Grande.

EC —La pregunta apuntaba sobre todo a saber qué pudo haberse organizado. Ahora con el diario del lunes y viendo las consecuencias muchos oyentes consultan si las intendencias de Artigas, Salto, Paysandú ya sabían que esto se venía.

MB —La información de previsión climática que elabora el Inumet es inmediatamente enviada al Sistema Nacional de Emergencia (Sinae). El Sinae es el que coordina con los centros coordinadores de emergencias departamentales (Cecoed) de todo el país las medidas preventivas y paliativas ante este tipo de fenómenos y otros. Las intendencias tienen una gran tarea ahí, a través de estos Cecoed, de tomar medidas de precaución, de repente de limpieza de ríos o arroyos, y también en cuanto a posibles damnificados por inundaciones y lo que sería el traslado y alojamiento de los desplazados. Pero sí, nosotros enviamos este tipo de información al Sinae, que toma las medidas en coordinación con las jefaturas departamentales, con los Cecoed en particular.

EC —O sea que esto no fue sorpresa. La pregunta viene porque para mucha gente, capaz que en el sur, en zonas alejadas, estuvo esa sensación: qué horrible lo que pasó, qué impresionante, no me lo esperaba. Usted dice que de algún modo esto estaba “programado”.

MB —Exactamente. Lo habíamos anunciado, en el Grupo de Perspectivas Climáticas elaboramos un informe que se actualiza mensualmente pero en el que pronosticamos tres meses en adelante. Y ya desde setiembre veníamos anunciando estas anomalías de precipitaciones que muy posiblemente iban a alcanzar el norte de Uruguay. La coordinación no corresponde en este caso a Inumet sino al Sinae y las jefaturas departamentales, tener todo listo ante la eventualidad de estos fenómenos extremos.

EC —Que efectivamente han sido extremos acá. Su gravedad se compara con la de las famosas inundaciones de 1959. No es que hayan sido exactamente iguales, han estado cerca.

MB —Sí, el 59 fue un año muy particular por las lluvias que se dieron en abril de ese año, que fueron muy excesivas, tanto en la cuenca del Uruguay como en la del río Negro. En Rincón del Bonete las aguas superaron la presa, lo que determinó su cierre por inundación de la sala de máquinas. El Uruguay en ese momento estuvo varias semanas y meses sin energía eléctrica a raíz de esa grave situación.

Cabe aclarar que el evento del año 59 no se debió al fenómeno de El Niño, sino al pasaje de perturbaciones atmosféricas. No todas las lluvias se deben al fenómeno de El Niño.

EC —Ahora estamos hablando de inundaciones y lluvias copiosas a fines del año, a comienzos del verano.

MB —Exactamente. En el caso de nuestro país el último trimestre del año es el más afectado por el fenómeno de El Niño, entre octubre, noviembre y diciembre. Luego hay cierto parate en enero y febrero, y hacia marzo, abril retornan las lluvias excesivas básicamente en el norte del país. Ese es el patrón típico del impacto de la fase cálida del fenómeno de El Niño en nuestro país.

Cabe aclarar también que estas lluvias no afectan solo a Uruguay, obviamente, afectan el sur de Brasil, la región oriental de Paraguay. Por lo tanto a veces, a pesar de que no tenemos lluvias excesivas en Uruguay, la inundación que viene, los altos niveles de ríos, básicamente del río Uruguay, nos afecta a posteriori, tenemos inundaciones y desplazados en la zona del litoral del Uruguay hasta de repente muy entrado el año, hasta mayo, junio, pero por lluvias fuera del país.

EC —¿También hay que atribuir al fenómeno de El Niño ese baldazo de agua tremendo que sufrió la ciudad de Rivera hace muy pocos días, que provocó una inundación repentina? ¿Forma parte del mismo fenómeno lo ocurrido en algunos lugares de Argentina, con granizadas o turbonadas? ¿Son todos hechos que se atribuyen también a El Niño?

MB —El Niño es una condición general climática que favorece la ocurrencia de mayor cantidad de tormentas y la intensidad de cada una de ellas. No es que las tormentas que normalmente se presentan no se habrían presentado si no estuviera El Niño, pero estando la condición de El Niño, esta favorece que esas tormentas sean más intensas o de más larga duración. Ese es el principal aspecto. Por ejemplo, de repente si no hubiera estado la condición de El Niño no se habría dado el evento de granizo, sí habría estado la tormenta, pero no el granizo. O una lluvia de 100 mm en un día, si está la condición de El Niño muy posiblemente sea de 140 mm, 150 mm. El Niño es una condición climática que favorece la ocurrencia de tormentas, precipitaciones y otros eventos extremos como vientos o granizo.

***

EC —¿Hasta cuándo vamos a padecer los efectos de El Niño acá en Uruguay?

MB —Hemos actualizado nuestra perspectiva climática para el trimestre diciembre-enero-febrero y pronosticamos lluvias por encima de los valores normales al norte del río Negro. Este pronóstico lo hemos hecho en acuerdo con los climatólogos de la región en el último Foro de Perspectivas Climáticas, que se realizó en Porte Alegre. Estamos todos de acuerdo en que la región oriental de Paraguay, sur de Brasil, norte de Uruguay y este de Argentina van a continuar con lluvias por encima de lo normal.

Particularmente en Uruguay hay muchas chances de que el mes de enero y comienzos de febrero nos den un respiro en cuanto a las lluvias excesivas, por lo menos en el norte del país, porque históricamente cuando tenemos fase cálida de El Niño tenemos esa pérdida de señal o de disociación entre el fenómeno de El Niño y las lluvias sobre el Uruguay. Pero lamentablemente después, a partir de mediados de febrero y marzo, se retoma esta relación y tenemos un otoño húmedo sobre nuestro país, básicamente también al norte del río Negro, por efectos de El Niño.

El Niño es un fenómeno de origen oceánico y va a ir desapareciendo lentamente en el correr de los próximos meses. Estimamos que a finales de otoño del año 2016 este fenómeno ya estaría en franca desaparición.

EC —De modo entonces que la situación se normalizaría en el norte de nuestro país por un par de meses, ¿o podría complicarse porque las lluvias fueran fuertes aguas arriba?

MB —Eso quería mencionar: que las lluvias sean normales en nuestro país, por ejemplo por un mes, un mes y medio, no quiere decir que el río Uruguay vaya a descender sus niveles, porque las lluvias van a continuar siendo excesivas por ejemplo en el sur de Brasil. Lamentablemente esa es la situación.

Es importante señalar que el pronóstico que se elaboró hace unas pocas semanas indica que las temperaturas medias prácticamente en todo Uruguay van a estar algo por debajo de sus valores normales también por efecto de la fase cálida del fenómeno de El Niño. La numerosa nubosidad que vamos a tener va a implicar que las temperaturas máximas por ejemplo diurnas no alcancen sus valores normales e incluso estén algo (1 ºC, 1,5 ºC) por debajo de sus valores normales. Un verano que puede ser lluvioso en el norte y con temperaturas incluso por debajo de sus valores normales.

EC —Está hablando especialmente del norte. Pero en una época como esta, también hay otro foco de interés: qué va a pasar con el tiempo, qué va a pasar con las lluvias y con la temperatura en el sur, en la costa, teniendo en cuenta el turismo. ¿Qué es lo que, en este contexto de El Niño, cabe aguardar para enero, febrero?

MB —En las discusiones que hemos tenido en el Grupo Perspectivas Climáticas y en el Foro Perspectivas Climáticas a nivel regional, en el caso de Uruguay hemos dejado toda la zona costera desde Colonia hasta Rocha con condiciones normales de precipitación, porque históricamente el fenómeno de El Niño no afecta o no llega a afectar el sur de nuestro país. Pero en el caso de las temperaturas es diferente, en el caso de las temperaturas sí hemos colocado todo el Uruguay con temperaturas algo por debajo de lo normal para este verano, enero, febrero, marzo, por efecto de la abundante nubosidad que puede haber en estos meses.

EC —O sea que en materia de precipitaciones en la costa tendríamos un verano normal.

MB —Sí, básicamente normal. Es bueno mencionar que en los últimos tres meses, que son los de mayor afectación por el fenómeno de El Niño, octubre, noviembre y diciembre, en el sur del país hemos tenido condiciones prácticamente normales de precipitaciones. Hemos tenido gradiente de precipitaciones muy importante entre el norte del país y el sur: en diciembre 500 ml en Rivera y aquí en Montevideo valores en el orden de los 90 ml, 100 ml, normales para esta época.

EC —Hemos hablado especialmente del norte y le he preguntado algo sobre el sur. Una vez que pase el fenómeno de El Niño, una vez que se vaya licuando, ¿qué cabe esperar? ¿Vendría La Niña?

MB —No, no es lo más probable. Lo más probable es que al salir de una fase cálida entremos en una fase neutra o neutral, con condiciones de normalidad desde el punto de vista del fenómeno de El Niño. Repito, no es la mayor probabilidad que venga una fase fría, por lo menos los modelos climáticos no le asignan probabilidad a esa posibilidad. Lo más probable sería que luego de la desaparición de la fase cálida se pase a una fase neutra desde el punto de vista del fenómeno de El Niño.

EC —Se lo pregunto porque he escuchado a gente especular: ¿no será que después de las inundaciones tendremos sequía?

MB —En el primer semestre de este año tuvimos una sequía importante en algunas partes del país, tal vez no en el norte, pero sí en el este y en el sur. Este año 2015 vamos a tener, con ese tipo de fenómeno, una sequía en el primer semestre e inundaciones lamentablemente en el segundo semestre.

EC —¿Y en el 2016?

MB —No creemos que eso sea así, porque si los modelos mostraran la proximidad siquiera de una fase fría ya la estaríamos monitoreando. La mayor probabilidad va a ser que entremos en una fase neutra desde el punto de vista de El Niño.

EC —¿Quedó algún punto importante por mencionar?

MB —No, mencionar eso de la temperatura del aire, que va a estar algo por debajo de sus valores normales, o sea que vamos a tener un verano, por lo menos en el sur, normal desde el punto de vista de las lluvias pero algo más fresco en cuanto a temperatura.

EC —¿Qué quiere decir eso en números?

MB —Estamos hablando de 1 ºC, 1,5 ºC por debajo de los valores normales y va a afectar básicamente las temperaturas máximas, los mediodías o las tardes van a ser algo más frescos de lo normal. Pero como es el verano tal vez no lo notemos en demasía, porque cuando hablamos de temperaturas de verano, estamos hablando de promedios de 24 a 25 grados. Es muy difícil para la persona común tener la sensibilidad para detectar esa anomalía de que tengamos 1 ºC menos.

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Transcripción: María Lila Ltaif

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