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Entrevista central, lunes 3 de abril: Rodrigo Morosoli

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EC —¿Por qué se hace el traspaso del expediente a Crimen Organizado?

RM —Es lo que digo en el dictamen. En el transcurso de la investigación en Maldonado se detectaron indicios de la existencia de delitos cuyo juzgamiento corresponde en forma exclusiva a la sede de Crimen Organizado. Por eso, para que Crimen Organizado conozca esos indicios y tome las medidas del caso, se […] testimonio y se remite a Montevideo. Prefiero no decir de qué indicios estoy hablando para no perjudicar la posición de la Fiscalía.

EC —Lo que ha trascendido es que estaríamos hablando de lavado de activos.

RM —Lavado de activos es un delito cuyo juzgamiento corresponde en forma exclusiva a Crimen Organizado.

EC —Tengo preguntas también de los oyentes. Por ejemplo, dice este mensaje de un celular terminado en 795: “Falta la pregunta del millón o la respuesta del millón: ¿dónde está el dinero de toda esta operativa fraudulenta?”.

RM —Buena pregunta. Buena parte de las sumas desviadas fue a parar a las empresas y a su funcionamiento –por eso no quiero hablar de lo que pueda eventualmente ocurrir en Crimen Organizado–. Y de otra parte del dinero todavía se continúa investigando, rastreando su destino. Estamos trabajando en eso. No olvide que fueron apenas 40 días de instrucción. Parece que fueran más, pero esto arrancó el 23 de febrero con este señor tomándose el avión intempestivamente y culminó el sábado prácticamente a la media noche.

EC —Pregunta Jorge, del Buceo: “¿Qué sucederá con los títulos universitarios de los profesionales procesados?”.

RM —Eso es una decisión administrativa que no le compete a la Fiscalía, sino a la Universidad de la República y a las colegiaturas correspondientes en todo caso. Yo no tengo por qué expedirme al respecto.

EC —Después me quedan a mí –y a algunos oyentes también, por lo que veo– preguntas o dudas a propósito del comportamiento de Francisco Sanabria. En primer lugar, usted dijo al pasar que durante los interrogatorios en el juzgado en Maldonado fue “muy verborrágico”. ¿Qué más? ¿Qué había?, ¿qué actitud veía en Sanabria?

RM —Más allá de la verborragia que relaté, estaba calmo, no hubo ninguna situación particular que merezca destaque. Era una persona que tenía mucho para decir o que sentía que tenía mucho para decir y habló mucho y ante cada pregunta se ramificaba la respuesta. Pero nada más que sea destacable, más allá del contenido de sus declaraciones, obviamente, que nos interesa para la causa. Pero en cuanto al comportamiento humano, muy tranquilo, no tuvo ningún comportamiento díscolo ni desafiante, una persona normal.

EC —Lo último, que quizás tenga que ver con esto: ¿por qué volvió Sanabria? ¿Dio alguna explicación? Hay oyentes que tienen interpretaciones a propósito de algún tipo de acuerdo que sus abogados habrían hecho con la justicia a esos efectos.

RM —Lo que dijo él fue que vino para dar la cara. En cuanto a algún eventual acuerdo, vi en algún matutino una tapa que hacía referencia a un acuerdo con la Fiscalía, una tapa que no se condecía en absoluto con lo que estaba en el interior del matutino, que no tenía nada que ver, no mencionaba de ninguna manera ningún acuerdo. La Fiscalía no puede hacer acuerdos en este proceso penal vigente y tampoco los puede hacer la justicia común, sino la de Crimen Organizado. No hubo ningún tipo de acuerdo con ningún indagado, de hecho todos los procesamientos fueron pedidos en tiempo y forma y conforme a derecho, y en el caso de Sanabria con prisión. Eso avienta cualquier tipo de suspicacia al respecto.

Mi opinión es que lo que al principio parecía una fuga premeditada, planificada con antelación, razonada, en el transcurso de la investigación se demostró o pareció demostrarse que no fue tan así, sino que fue más bien abrupta y desprolija y permitió en definitiva investigar, trabar embargo sobre sus bienes, incautar información valiosa. Creo que todo eso lo fue “acorralando” –no sé si es la palabra correcta–, haciéndole ver que a mediano plazo no tenía un futuro tan venturoso como parecía en un momento y optó por volver.

EC —Llama la atención el hecho de que se haya fugado, haya anunciado muy pocas horas después que iba a volver, que se encontraba cerca, que estaba en algún país del Mercosur, a dos o tres horas de distancia de Montevideo, luego pasara el tiempo que pasó en Miami y finalmente resolviera el regreso. Es una conducta llamativa.

RM —Sí. Cuando se publicitaron esos mensajes de WhatsApp tanto la sede como la Fiscalía como Interpol sabíamos su ubicación precisa, que era Estados Unidos. Fue una cortina de humo, claramente.

EC —En cuanto a su actitud, su disposición a hacer frente con su patrimonio a las presanos perjudicadas, ¿qué más surgió en el juzgado?

RM —Obviamente fue una estrategia de la defensa intentar hacer ver que estaba en condiciones de afrontar sus deudas. Pero la realidad del expediente indica otra cosa. Más allá de su voluntad de cumplir y dar la cara, como dijo, la realidad manifiesta que no tiene en el momento herramienta para afrontar todas las deudas que posee con sus acreedores.

EC —El doctor Barrera sostuvo, según veía hoy en el diario El País, en la defensa de Sanabria que “no existió intención de cometer ningún ilícito, sino que todos los actos se realizaron a efectos de poder generar ingresos económicos que permitieran honrar las obligaciones patrimoniales de los hoy damnificados”.

RM —Con todo respeto hacia el doctor Barrera, a quien aprecio mucho, discrepo rotundamente con esa afirmación. Porque esa situación compleja desde el punto de vista económico se generó por el propio comportamiento del indagado en cuanto a tener un nivel de vida que no se condecía con su realidad empresarial, y por el desvío liso y llano de fondos hacia empresas de su propiedad.

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Transcripción: María Lila Ltaif

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