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Entrevista central, lunes 31 de octubre: Susana Pereyra

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EC —En agosto la entrevistaron en el portal ProPeñarol.com. Allí usted dijo: “A mí me encanta ir a la Ámsterdam, pero no puedo ir mucho porque siempre termino teniendo problemas”. ¿Cuáles son los “problemas” que ha tenido?

SP —Uno de los que hubo, que salí a la prensa y además hablé con la gente del MI, con los responsables, fue cuando se gaseó dentro del estadio. Hay un protocolo internacional por el que no se permite gasear o reprimir con gases en un estadio.

EC —¿Usted estaba en la Ámsterdam ese día?

SP —Estaba en la Ámsterdam ese día, que Peñarol salió campeón. Se rompió un protocolo internacional que establece que no se puede gasear en los estadios porque se pueden generar avalanchas, etcétera. Lo hablé con Guarteche, lo hablé con el ministro y dije que yo iba a salir a la prensa a decir que eso no se podía hacer. Yo tengo potestad para definir lo que voy a hacer, antes lo hablé con ellos y entendieron, incluso se sancionó a quienes lanzaron los gases porque no estaba permitido.

EC —¿Otros problemas que haya tenido y que la llevan a ir no tanto o no ir como querría a la Ámsterdam?

SP —No, en general es eso.

EC —Usted señalaba recién que si ve situaciones de apariencia delictiva tiene que denunciarlas, usted está en contacto permanente con el ministro del Interior. ¿Eso no la vuelve sospechosa para algunos de los integrantes de esas barras?

SP —Es posible. Pero no para los integrantes, sino para la gente que va a hacer lo que no debe hacer en el estadio, a delinquir. Puede ser, nunca se me presentó, nadie nunca me agredió, ni me dijo nada, ni me reclamó. Todo lo contrario.

EC —¿Cuánto hace que fue por última vez?

SP —Hace bastante, a la Ámsterdam hace mucho, hace más de dos años, tres.

EC —Usted y el propio ministro Bonomi han reconocido que cuentan con custodia personal porque la familia ha sido amenazada. Las veces que ha ido a la Ámsterdam, ¿ha ido con esa custodia?

SP —No, no voy con esa custodia. Hace mucho tiempo que cuando voy al estadio voy al palco oficial.

EC —¿Por este motivo?

SP —No, por todos los motivos, porque está bien ir a la Ámsterdam en algún momento, pero después uno se va dando cuenta de que hay cosas que no puede hacer. En los últimos tiempos decidí no ir a la Ámsterdam.

EC —Usted ha estado explicando cómo tomó contacto por primera vez con las barras de Nacional y de Peñarol y cómo a partir de una invitación que le hicieron referentes de la barra de Peñarol comenzó a asistir, lo hizo algunas veces a la Ámsterdam.

SP —No digo que antes no hubiera ido, pero no es la tribuna a la que iba siempre. Antes iba a la Olímpica, ahora voy al palco.

EC —Usted ha reconocido una vinculación muy cercana con algunos sectores de la barra de Peñarol. ¿Hay algo de política mezclado en eso?

SP —Usted una vez me entrevistó porque yo era la directora del Programa Integración de Asentamientos.

EC —Sí, el PIAI.

SP —Ahora se llama Programa de Mejoramiento de Barrios. Es un programa muy bueno, excelente, me enamoré de ese programa. Y trabajo desde antes, porque cuando estuve en la Junta Departamental fui la presidenta de la Comisión de Asentamientos y mi inserción es en los barrios periféricos, es los barrios irregulares. Cuando uno va a esos barrios se encuentra con gente que es hincha de esos cuadros, tiene sentido de pertenencia y como única ropa por ahí tiene la camiseta del cuadro de sus amores, de Peñarol, de Nacional, de Danubio. Muchas veces uno va y escucha, le toca actuar, le toca hacer, y cuando no puede hacer escucha, siempre he estado muy sensibilizada o en empatía con los vecinos de allí. Y ahí hay mucha gente de Peñarol, y de Nacional también, pero de Peñarol creo que hay más. Uno se vincula, uno entra a una casa, habla en una casa, se vincula y va y habla, y de Peñarol. Yo voy al supermercado y me hablan de Peñarol, porque me identifican. El vínculo se establece ahí, y a veces alguno que está en algún barrio después está en alguno de los grupos de los barrios que van al estadio como hinchas de Peñarol.

EC —Pero según se ha informado, esa vinculación con la política de su relación con algunos de los referentes de las barras va más allá, va a lo político partidario. Según Búsqueda, varios dirigentes del propio MPP han manifestado alguna molestia por esa relación, ya que después ese mismo grupo vota por usted en las elecciones internas del Espacio 609.

SP —No sé quién se ha quejado, no tengo conocimiento de que los compañeros se hayan quejado. Eso es muy claro, en las elecciones internas del MPP votan los que sienten afinidad, hacen adhesión simultánea. Hoy nadie sale corriendo a votar por uno o por otro, lo vemos en las internas del Frente, si no hay obligación o si la gente no siente que le cambia la vida o que hay propuestas en serio, como en las elecciones nacionales. Entonces creo que los que me votan a mí me votan por confianza política, por el trabajo que hago en los barrios, por las distintas cosas que hago. Y si van con la camiseta de Peñarol es porque es lo único que tienen o porque les gusta.

EC —¿Usted tiene algún movimiento organizado por ejemplo en esa zona de la que hablaba recién, un movimiento que a su vez tiene que ver con una parte de la barra de Peñarol?

SP —Hay un grupo de compañeros en un barrio que es una agrupación y algunos de ellos son hinchas de Peñarol.

EC —Se mezclan unas cuantas cosas.

SP —La vida se mezcla, ¿cómo puede separar “acá lo de Peñarol, acá lo del MPP, acá lo del FA”…? La vida se mezcla.

EC —Hasta se le puede cuestionar que por su actividad como gobernante con el PIAI después terminara armando un esquema de afinidades político-partidarias para que la sigan, para que la voten.

SP —No… Hay que estar trabajando en esos lugares, la gente ni se pelea por formar agrupaciones ni está… Digo más, en esos lugares lo que prima es la desconfianza, porque muchas veces se promete, se va, se dice o se va en las elecciones. Cuando uno trabaja permanente con la gente, cuando uno está allí, a veces para escuchar, a veces para resolver, porque uno no siempre puede resolver las cosas, pero entonces para escuchar, a veces una señora que tiene problemas con el hijo, que se está acercando a la droga, qué sé yo, y está con esa impotencia, “Susana, ¿no hablás?”. Y uno, sabiendo que no va por ese lado, que tiene que acercarse a lo técnico y todo lo demás, va y habla con el hijo y la madre se queda más tranquila. Pero después la hace entender que no es otra palabra más allá de la familia lo que necesita, sino que tiene que acercarse a los técnicos, que no se resuelve así. Pero esa señora ese día se sintió más tranquila porque hizo algo por su hijo, y bueno, yo estaba ahí. Uno puede tener el esquema de ver desde afuera y decir “esto se hace así”, pero cuando va a esos barrios tiene que saber qué es lo que pasa, no cualquiera entra en esos barrios en una empatía, en un trabajo social y político.

EC —Se parece a juegos políticos que la izquierda les criticó durante años al Partido Colorado o al Partido Nacional.

SP —Sí, seguramente. Cada vez que hago una cosa de esas me cuestiono y pongo en la balanza. Y también pongo en la balanza que tengo responsabilidad de gobierno y tengo que resolver. Entonces trato de resolver, pero lo más importante en esos lugares, desde mi punto de vista, ideológicamente pensando, es que la gente genere cosas para tratar de cambiar, de ser ella la protagonista del cambio. Si yo estoy cerca para dar una mano y para facilitar, lo hago.

EC —¿Después eso se traduce en votos?

SP —Eso se traduce en confianza política, cada uno de mis actos es político y cada una de las acciones que yo pueda tomar se puede traducir en votos. Pero uno no va por la vida contando votos. Y menos en esos lugares.

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