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Entrevista central, lunes 5 de febrero: Eduardo Blasina

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EC —Aclaraba recién cómo lo llamaron y qué pactó en cuanto a cuál sería su participación. Usted redactó su texto, su discurso, por su propia cuenta.

EB —Por mi propia cuenta, y jorobaba con algún amigo que 10 minutos antes de subir nadie me preguntó qué iba a decir. Cuando llegué dijeron: “Vamos a tomarnos unos mates”, pensé que me iban a preguntar por dónde iba a encarar, pero no, estaba Dire Straits y nos pusimos a hablar de música con la gente de Durazno. Yo podía subir ahí y decir “viva la marihuana”, nadie me lo había chequeado antes, ese era el chiste que hacíamos. Me pareció un acto de confianza muy fuerte, porque si yo hubiera sido el organizador habría preguntado por dónde lo iba a encarar. Jamás, es todo de mi autoría.

Simplemente siento que mi papel es tratar de explicarle al conjunto de la sociedad que tenemos un problema con las exportaciones, que tenemos un problema con la inversión, que uno de los motores importantes del barco está en problemas. Y que no es una conspiración, no es un enfrentamiento. Me parece que mi papel es tratar de propiciar un diálogo y de ordenar esa discusión, que hay un problema que tenemos que analizar como sociedad y que si lo desagregamos en diez factores –que pueden ser nueve, once, doce– capaz que la discusión avanza más ordenadamente y más rápido. Eso es lo que percibo que es mi papel, proponer tratar de arreglarlo conversando, no partidizarlo, que no nos contamine la proximidad de las elecciones, que no les demos manija a las barras bravas de cada tribuna y que tratemos de encauzar la discusión para que Uruguay recupere competitividad, las inversiones vuelvan a crecer, la gente vuelva a contratar gente, porque hoy hay una parálisis que me asusta.

EC —Usted escribió su discurso por su cuenta, no lo negoció con los líderes, con quienes venían encabezando el grupo, la movida, pero sabía, intuía que tenía muchas coincidencias con ellos.

EB —Coincido en que el sector exportador está ante una presión muy muy fuerte y si se cae repetimos la historia de la tablita de los 80. Ya tropezamos dos veces con esa piedra: una moneda superfuerte, la gente consumiendo feliz de la vida electrodomésticos y viajes y llega un día en que decimos: “Vaya, ¿y ahora qué hacemos? Nos bajaron la calificación, tenemos un déficit fiscal alto, los exportadores están ahogados, qué problema que tenemos”. No quiero un 2022 que sea repetir por tercera vez, estoy muy esperanzado con los 15 años de crecimiento de Uruguay y me parece que es importante que generemos la conciencia de que hay que sostener eso aliviando al sector exportador, que es el que está sufriendo porque tenemos una moneda superfuerte. Capaz que es inevitable porque en el mundo el dólar cae, pero entonces hay otras diez áreas en las que trabajar para tratar de que no se nos caiga el dinamismo exportador. Me parece que ese es el mensaje que tiene que cuadrar en la sociedad.

Y también: pagamos impuestos, pagamos BPS, etcétera. ¿Qué se hace con ese dinero?, ¿cómo se gasta? ¿Se obtienen resultados? Como ciudadanos, ¿nos preocupamos del gasto público, de qué calidad de gasto público tenemos, controlamos algo o es simplemente “te pago y hacé lo que quieras”? Ahí también esto puede generar un cambio cualitativo ciudadano de verificar cómo se gasta el dinero, porque estamos perdiendo US$ 2.000 millones todos los años, estamos gastando mucho más en educación, que está bárbaro, pero los resultados por ahora no se ven demasiado claros. ¿En qué se puede mejorar?

Y por otro lado me parece que está bueno decir que tenemos que tener una política de tener el precio de energía más bajo posible, en base al cambio tecnológico, en base a la eficiencia, pero es clave en la competitividad en el mundo. La energía solar, las energías limpias van avanzando a una velocidad enorme, los costos de generación están avanzando a una velocidad enorme, hay uruguayos en Israel que están montando plantas de energía solar gigantescas. Tenemos que tener una estrategia para bajar el precio de la energía. Son un montón de cosas que para mí no son de derecha o de izquierda, es qué país le queremos dejar a la generación que viene atrás.

EC —Acaba de enumerar varias de sus inquietudes, que coinciden con planteos de ese movimiento de los autoconvocados o Un solo Uruguay. ¿Usted integra el movimiento?

EB —Para nada.

EC —¿Participa en reuniones?

EB —No, para nada.

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