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Entrevista central, lunes 9 de octubre: Daniel Sturla

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EC —Hay un foco puesto en eso, no sé cómo llamarlo, ¿militancia?, ¿participación?

DS —Sí, con un sentido muy fuerte de oración y de servicio. Esos dos elementos son claves en este momento para los jóvenes nuestros. Hay un sentido fuerte de espiritualidad y también hay un fuerte sentido de servicio a los más pobres, en ese sentido que al papa Francisco le gusta decir de “tocar la carne de Cristo en los pobres”. No se trata solo de hacer un acto de caridad, sino de ir, de compartir, de mirar a los ojos, de abrazar, de acompañar y de rezar.

EC —Ese es un ejemplo. Por eso digo: ¿qué está pasando? ¿Es algo programado?

DS —No, hay cosas que surgen en forma espontánea y otras que sí están programadas. Por ejemplo este Encuentro Mariano, la comunicación social de la Iglesia está dando pasos adelante importantes con un canal web, con la radio, con la movilización del Club Católico. Hay cosas que están programadas y hay cosas que surgen de la gente. Esto de los grupos que salen a dar de comer surgió de un hombre extraordinario de Villa Española que fue el que comenzó hace años con esta actividad.

EC —Algo de esto habíamos conversado con usted el año pasado a raíz de la campaña de las balconeras antes de la Navidad. Eso también llamó la atención.

DS —Eso fue algo más pensado, pero no pensamos que fuera a tener tanta repercusión como la que tuvo.

EC —¿El papado de Francisco ha favorecido esta reanimación?

DS —Creo que sí, porque el papa tiene muy claro esto de una Iglesia en salida, Iglesia hospital de campaña, que sale a curar heridas, a sanar a los que necesitan, a tender una mano, y al mismo tiempo con un gran amor a Cristo, que es el centro de la Iglesia.

EC —Recuerdo, por ejemplo, una de las primeras actividades del papado de Francisco, aquel encuentro con los jóvenes en Río de Janeiro, cuando les pidió que salieran a hacer “lío” en sus parroquias. Esa frase fue muy expresiva.

DS —Y fue un lío traducir esa palabra a muchas lenguas, las traducciones eran complejas, según me han contado. Tuvieron muchos problemas para traducir una palabra que si uno la ve no es positiva.

EC —Y estaba el llamado a los sacerdotes a que se acercaran más a la gente.

DS —Sí, el papa invita a eso, a estar más cerca, a hablar un lenguaje comprensible.

EC —En este mismo mensaje del fin de semana…

DS —Ayer lo dijo el papa, porque tiene muy en su corazón eso: una Iglesia que hable un lenguaje solo para iniciados quedará reducida cada vez más.

EC —Usted está preocupado por la duración de las misas y sobre todo de las homilías.

DS —El sermón, las homilías de los sacerdotes, que tienen que ser breves, claras y con un lenguaje llano.

EC —Es interesante eso, hay una autocrítica importante metida ahí…

DS —Sin duda, y creo que eso va llegando al corazón de los sacerdotes. Creo que a todos nos hace muy bien escucharlo y mucho más todavía llevarle el apunte.

EC —Volviendo a la pregunta, ¿existe una especie de reorganización de la Iglesia católica?

DS —Sí, creo que sí existe, pero eso mismo apunta también a que surjan de forma espontánea una cantidad de actividades y grupos que dan vida a la Iglesia, es muy positivo.

EC —En algún momento estaban preocupados incluso por las finanzas de la Iglesia católica. ¿También se ha trabajado en ese frente?

DS —Se ha trabajado. Eso ha sido importante, porque ha habido una respuesta de la gente. Es muy difícil porque en Uruguay hay muchos prejuicios sobre la Iglesia, y algunos de esos prejuicios entran también en los católicos uruguayos. Por ejemplo, el pensar que el Vaticano da plata a las iglesias, lo que no es cierto, cada iglesia tiene que tratar de tener su propia subsistencia. Para la Iglesia en Uruguay ha sido siempre algo muy problemático, porque en otras iglesias hay otras posibilidades que la nuestra no tiene.

EC —Lo que cobran los curas, el ingreso que tienen asignado mensualmente, es una cifra casi simbólica en Uruguay.

DS —Estamos hablando de los curas de Montevideo que viven en las parroquias populares. Cuando yo llegué estaban cobrando $ 1.500, ahora logramos llegar a $ 5.000, la idea es llegar al salario mínimo. Obviamente el sacerdote no vive solo con eso, tiene a su vez una actividad extraparroquial, en general en los colegios católicos como capellanes, etcétera, y son los colegios católicos los que ayudan a subsistir al sacerdote, o sacerdotes de barrios populares que son invitados a realizar actividades en parroquias con mayores posibilidades y que los ayudan.

EC —Es un buen brete ese para los sacerdotes, el papa les exige pero al mismo tiempo resulta que las condiciones en las que se desempeñan son muy justas.

DS —Sí, y si bien los sacerdotes son excelentes, por supuesto en su inmensa mayoría, y no quiere decir que no sean personas con fragilidades, pero el sacerdote en el Uruguay es un hombre que trabaja mucho, que no recibe mucho no solamente en el sentido económico, sino también a veces en el sentido de que no hay na respuesta como la que existe en otros países, porque esa es la realidad del Uruguay, y eso a veces puede ser un poco desanimante. Entonces se la juega, suda la camiseta con todo en la cancha y no siempre gana, no siempre mete el gol.

Video de la entrevista

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Transcripción: María Lila Ltaif

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